Partida Rol por web

Saber que un armario como Ronan estaba tan descompuestos por ver a niños fuera le hizo saber con certeza que no iba a asomarse. Ya había visto el estado de Karl cuando le encontró deambulando por las calles, antes de refugiarlo en su casa, y aquella extraña experiencia sobre niños que jugaban con cuchillos… no quería vivir también eso.

No dejes que nadie entre Ronan. ¡Nadie! – No sabía muy bien a qué se estaban enfrentando, pero si era cierto que personas de cualquier edad estaban armadas esperando en la entrada, había que proteger como pudiera a los de dentro.- Ellen, ¿recuerdas cómo conociste a Karl? Seguro que estabas en la misma situación que Liz.- Sonrió por obligación intentando la misma técnica que su amiga, aunque en realidad también fuera en distracción para ella.- Y miraos ahora, abierta de piernas para darle un hijo. Espero que me dejéis estar en el bautizo como mínimo.

 Todo aquel despliege de secretos y misterios de Sonnelitch dados por una mujer infantil y uno de los hombres más importantes de la ciudad, realmente golpeaban a Wilson. Él, historiador y político, jamás se hubiese imaginado que existía todo aquel entramado de túneles y aquel extraño grupos de personas allí abajo. Tampoco pensaba que aquella persona que lo había salvado de morir calcinado había sido su adversario político.

- ¿Usted me salvo? Pues... gracias, Andrew. Todo lo que cuentan es... increíble. Apenas sé que hacer con tanta información. Lo de los túneles suena como lo más imperioso a investigar. Aunque no me queda muy claro que es esto del Corruptor.

 En ese momento, el alcalde se percata de que al sheriff le suena el walkie; siendo Tucker el que pedía por la respuesta de Strarrosa. Suspirando hondamente, el alcalde refriega sus manos en su rostro.

- Sheriff, respóndale a ese hombre. Me consta que necesitamos toda la ayuda posible... incluso si viene de reporteros. No es momento de dejar que los prejuicios me nublen las decisiones. En este momento, si no tenemos clara la mente... terminaríamos como los más locos de este pueblo.

Lara estaba confusa, agotada y porque negarlo... asustada. Asustada de lo que iban a traer al mundo. - ¿Qu... qué? - arrodillada de nuevo ante la parturienta, giró el rostro confusa hacia Ronan al escuchar lo que decía. Un nudo enorme se instaló en su pecho y buscó los ojos de Evelyn.

Se apartó de donde estaba - Karl, Elizabeth, humedecerles los labios - les instó para mantenerlos ocupados y así poder coger a la enfermera por el brazo para poder apartarla un poco

- Evelyn... esto no me gusta nada - tragó saliva con dificultad mientras echaba una mirada asustada a las abultadas barrigas y luego al cristal de la ventana sin llegar a mirar. Sus manos temblaban - habrás visto que las constantes de los pequeños son irregulares y se escucha... algo raro... esto no es normal - la soltó para abrazarse a si misma. - Tenemos que salir y llevarlos al hospital si queremos... hacer algo - no dijo salvarlos pues realmente no sabía si habría algo que salvar.

Buscó a ver donde había dejado el walkie y abrió la frecuencia de nuevo aunque la vez anterior no había obtenido respuesta - Aquí Lara. Vamos a intentar trasladar a dos parturientas al hospital pero... pero tenemos problemas. Hay... hay.... ufff. hay niños armados y ensangrentados fuera... necesitamos ayuda, por favor - las dos últimas palabras sonaron a pura súplica preñada de auténtico miedo.

Miró a todos los de la casa para ver que opinaban de aquello y si se les ocurría algo para salir de aquel lugar.

¿Tuneles? ¿Sacrificio? ¿El corruptor? Las piezas empezaron a encajar, y por fantasioso que sonara, a estas alturas estaba dispuesto a creer cualquier versión que explicara los sin sentidos que habíamos estado viviendo. Las preguntas se agolparon una tras otra en mi cabeza.

-¿Es este… corruptor el causante de que las personas vuelvan tras morir? ¿Todo esto tiene algo que ver con el motivo de tu dimisión, Andrew?

Y, a la vez, un término, una palabra recurrente en lo que llevábamos de día, se abrió paso en mi cabeza.

-¿Les suena el termino Verkoruvalec? Estoy seguro de que está relacionado con todo esto de alguna manera.

Al mismo tiempo que terminaba mi pregunta el walkie sonó, y la voz de Erik salió de él. Parecía urgente, y aunque la charla con Andrew estaba siendo fructífera, temía por la seguridad de mi compañero.

-Eric, aquí el Sheriff. Estoy con el alcalde en casa de Andrew Rot y tenemos información valiosa que compartir. ¿Todo bien por allí? 

Strauss se quedó mirando a Eric enarcando una ceja, ladeando la cabeza como si intentaba entender que estaba pretendiendo hacer el periodista. Su media sonrisa continuaba imperturbable en su rostro, como si estuviera contento de ver a toda esa gente ahí, listas para sumarse a la fiesta que se estaba montando.

-¿Llevarme a Susan? ¿Por qué haría eso? Se está divirtiendo en grande. Todos nos estamos divirtiendo- la niña asintió con alocado frenesí, como si quisiera desprender su cerebro con ese movimiento-. ¿Ven? El problema es que no se dejan arrastrar por la diversión- dio un paso al frente, moviendo su hacha de un lado a otro con aburrimiento, como si el tenerla sin estar clavada en algo fuera aberrante-. Algunos de ustedes solo necesitan un empujoncito…

La radio sonó, al fin, siendo la voz de Strarrosa la que rompió esa inquietante charla. ¿Cuanto tiempo habia pasado desde que hizo su pedido? Quizas un minuto, no mas. Pero parecia una verdadera eternidad.

-Eric, aquí el Sheriff. Estoy con el alcalde en casa de Andrew Rot y tenemos información valiosa que compartir. ¿Todo bien por allí? 

Casi al instante, otra voz, aun mas alarmada que la de Eric, se oyó del otro lado. La doctora Scofield parecia en verdad desesperada. De fondo parecia oirse algo mas, pero era dificil adivinar que era. Parecian jadeos o susurros ahogados.

Aquí Lara. Vamos a intentar trasladar a dos parturientas al hospital pero... pero tenemos problemas. Hay... hay.... ufff. hay niños armados y ensangrentados fuera... necesitamos ayuda, por favor

-No somos los unicos que nos divertimos- su sonrisa se hizo mas amplia.

Sus ojos iban de uno a otro, deteniéndose específicamente en Korper, sonriéndole con sorna cada vez que este parecía estremecerse con sus palabras o la situación actual.  Solo aferraba su diminuta y afilada arma con mucha fuerza, casi blanqueando su mano por la presión. Podría parecer irrisoria, pero en realidad, en sus manos y con su conocimiento, era un arma sumamente eficaz. Otra cosa era si estaría dispuesto a usarla.

-Al diablo con esto- dijo Swellson avanzando hacia sus enemigos, con las manos desnudas, dispuesto a detener a ambos. La niña fue su objetivo, quizás para quitársela de encima y acabar luego con Strauss. Solo pudieron imaginar que su intención era atacar con una patada o algo así, aprovechando su amplia ventaja corporal con la pequeña niña. Pero no contaba con que ella atacara a su vez.

Soltó una risilla, pegando un salto a una silla y luego al escritorio adjunto, para usar esta altura y caer sobre el capataz. El rostro normalmente aniñado pareció deformado con una mueca de locura, con la boca muy abierta y los ojos desorbitados, moviendo su cuchillo en busca de carne. Por suerte el golpe fue demasiado alto, pasando por encima del hombro de su víctima. Swellson no perdió tiempo y empujó a la niña tan lejos como pudo.

-¡Joder!- exclamó aun viendo como la pequeña rebotaba contra un archivero y caía al suelo con violencia.

Esto movilizó a Korper, quien atacó buscando el cuello de su oponente, para seccionar la arteria y desangrarlo con rapidez. Si su idea era acabar con ello rápido y luego darle asistencia era algo que no podían saber, sobre todo si tenían en cuenta el grito que pegó mientras atacaba, como si estuviera liberando algo que estaba profundamente enterrado en su ser.

Straus no se inmutó cuando el arma se clavó en su cuello, sino que aprovechó la cercanía para intentar partir en dos al médico. Pero, al igual que con su hija, el ataque no tuvo el efecto deseado. Eso sumado a la sangre que empezaba a perder con rapidez, auguraba un buen final para esa pelea demencial.

El agujero en la puerta se hizo mas grande, pero justo cuando creyò que iba a entrar en su refugio, los golpes se detuvieron. Pudo oir que hablaban afuera, pero los constantes latidos de su corazon impidieron entender palabras claras. No fue hasta que se asomò por le hueco que pudo ver el exterior y comprender lo que pasaba. Eric, Korper y Swellson estaban ahi, enfrentandose a esa maldita familia. Pudo ver, que justo detras de ellos, en el exterior del edificio, otra niña comenzaba a caminar hacia ahi. Parecia tener un vestido rojo... toda ella era roja...

Strauss se quedó mirando a Eric enarcando una ceja, ladeando la cabeza como si intentaba entender que estaba pretendiendo hacer el periodista. Su media sonrisa continuaba imperturbable en su rostro, como si estuviera contento de ver a toda esa gente ahí, listas para sumarse a la fiesta que se estaba montando.

-¿Llevarme a Susan? ¿Por qué haría eso? Se está divirtiendo en grande. Todos nos estamos divirtiendo- la niña asintió con alocado frenesí, como si quisiera desprender su cerebro con ese movimiento-. ¿Ven? El problema es que no se dejan arrastrar por la diversión- dio un paso al frente, moviendo su hacha de un lado a otro con aburrimiento, como si el tenerla sin estar clavada en algo fuera aberrante-. Algunos de ustedes solo necesitan un empujoncito…

La radio sonó, al fin, siendo la voz de Strarrosa la que rompió esa inquietante charla. ¿Cuanto tiempo habia pasado desde que hizo su pedido? Quizas un minuto, no mas. Pero parecia una verdadera eternidad.

-Eric, aquí el Sheriff. Estoy con el alcalde en casa de Andrew Rot y tenemos información valiosa que compartir. ¿Todo bien por allí? 

Casi al instante, otra voz, aun mas alarmada que la de Eric, se oyó del otro lado. La doctora Scofield parecia en verdad desesperada.

Aquí Lara. Vamos a intentar trasladar a dos parturientas al hospital pero... pero tenemos problemas. Hay... hay.... ufff. hay niños armados y ensangrentados fuera... necesitamos ayuda, por favor

-No somos los unicos que nos divertimos- su sonrisa se hizo mas amplia.

Sus ojos iban de uno a otro, deteniéndose específicamente en Korper, sonriéndole con sorna cada vez que este parecía estremecerse con sus palabras o la situación actual.  Solo aferraba su diminuta y afilada arma con mucha fuerza, casi blanqueando su mano por la presión. Podría parecer irrisoria, pero en realidad, en sus manos y con su conocimiento, era un arma sumamente eficaz. Otra cosa era si estaría dispuesto a usarla.

-Al diablo con esto- dijo Swellson avanzando hacia sus enemigos, con las manos desnudas, dispuesto a detener a ambos. La niña fue su objetivo, quizás para quitársela de encima y acabar luego con Strauss. Solo pudieron imaginar que su intención era atacar con una patada o algo así, aprovechando su amplia ventaja corporal con la pequeña niña. Pero no contaba con que ella atacara a su vez.

Soltó una risilla, pegando un salto a una silla y luego al escritorio adjunto, para usar esta altura y caer sobre el capataz. El rostro normalmente aniñado pareció deformado con una mueca de locura, con la boca muy abierta y los ojos desorbitados, moviendo su cuchillo en busca de carne. Por suerte el golpe fue demasiado alto, pasando por encima del hombro de su víctima. Swellson no perdió tiempo y empujó a la niña tan lejos como pudo.

-¡Joder!- exclamó aun viendo como la pequeña rebotaba contra un archivero y caía al suelo con violencia. 

Esto movilizó a Korper, quien atacó buscando el cuello de su oponente, para seccionar la arteria y desangrarlo con rapidez. Si su idea era acabar con ello rápido y luego darle asistencia era algo que no podían saber, sobre todo si tenían en cuenta el grito que pegó mientras atacaba, como si estuviera liberando algo que estaba profundamente enterrado en su ser.

Straus no se inmutó cuando el arma se clavó en su cuello, sino que aprovechó la cercanía para intentar partir en dos al médico. Pero, al igual que con su hija, el ataque no tuvo el efecto deseado. Eso sumado a la sangre que empezaba a perder con rapidez, auguraba un buen final para esa pelea demencial.

Ronan reaccionó, quizá porque la orden que le dio Eve coincidía con su primer impulso, así que corrió tan rápido como pudo para comenzar a cerrar puertas y ventanas con suma violencia. Parecía en verdad desesperado de evitar que esas cosas entraran en la casa. Había tenido su buena dosis de horror.

Karl hizo lo que le pidió Lara, pero no dejaba de mirar hacia la entrada, apretando la mandíbula cada vez más, reaccionando abruptamente cada vez que oía alguna risilla en el exterior. Porque no dejaban de oír eso: risillas, algo rascando las paredes, correteos en distintos puntos del exterior, como si estuvieran intentando entrar pero antes de ello se divertían sembrando el terror en los habitantes de esa casa.

Casi al mismo tiempo en el que la doctora intentaba contactar con alguien, la voz clara de Strarrosa resonó en toda la casa:

-Eric, aquí el Sheriff. Estoy con el alcalde en casa de Andrew Rot y tenemos información valiosa que compartir. ¿Todo bien por allí? 

-Tranquila amor- dijo Karl de repente, luego el dio un beso en la frente y se levantó de donde estaba. Caminando con rapidez, mientras Lara intentaba contactar con alguien, se marchó a una de las habitaciones de la casa, volviendo luego con un arma en las manos-. Solo por las dudas.

Eso fue casi una invocación, pues los “niños” del exterior habían decidido que era el momento de entrar. Siempre con esa alegre risita de fondo, comenzaron a apedrear las ventanas y a aporrear la puerta trasera o la delantera. Por la intensidad de los golpes, uno creería que no eran una gran cantidad de niños, pero eso no dejaba de ser un dato tranquilizador.

-¿Doctora?- la angelical voz de una niña sobrepasó el estruendo, del exterior, logrando ser fácilmente audible por todos-. Aún tengo su dibujo- de una de las ventanas se pudo ver un yeso, totalmente nuevo y limpio, en donde se podía apreciar una flor dibujada, justo debajo de un enorme sol u ojo negro-. ¿Puedo pasar?

Se produjo un inquietante sonido, solo interrumpido por las pesadas respiraciones de ambas embarazadas, quienes incluso habían dejado de sentir dolor por el bizarro momento. Lara recordaba bien a esa niña, Sharon Dùha quien había ido con su madre esa mañana, por haberse quebrado el brazo. Aun recordaba su rostro inocente y sonrisa contagiosa. Incluso Eve podia recrear su rostro con facilidad, aunque la habia visto solo de pasada.

Karl  decidió acudir a esa ventana, con su arma en alto y la mirada seria. Nadie jamás le vio así, ni siquiera con un arma en las manos. Muchas veces salía a trabajar sin el revolver reglamentario, pues no le consideraba algo necesario. Ahora, con niños en el exterior, resultaba chocante verle apuntar con una, aunque tuviera sus razones. Quizas estaria intentando asustarles, por eso, cuando apuntó a algo en el exterior, todos creyeron que era solo una actuacion. Hasta que jalò el gatillo.

Tanto el estruendo del arma como la destruccion del cristal hizo que quedaran sordos por unos instantes, mientras el intenso olor a polvora quemada inundaba sus fosas nasales. Algunos incluso contuvieron la respiracion, sin saber que estaba pasando fuera. No habia gritos de dolor o susto, solo un siniestro silencio.

-¡Fallaste!- gritó la niña con una risotada divertida, como si estuvieran jugando a las escondidas. Karl continuaba apuntando, con el rostro blanco y perlado de sudor-. Espera… ¡Acertaste! jajajajaja

Karl se alejó de ahí, sin dejar de apuntar o cambiando un ápice su expresión. Entonces, con mucho esfuerzo, la niña debió usar algo del exterior para poder estar a al altura de la ventana. En cuanto les vio, sonrió, de la misma manera inocente de siempre, solo que el agujero en su cabeza y el color grisáceo de su piel arruinaba totalmente la estampa.

-¡DOCTORA!- pareció especialmente contenta de ver a Lara-. Creo que me tiene que atender- con su pequeño dedo, señaló el agujero en su cabeza, incluso metiéndolo un par de centímetros dentro, para luego sacarlo y mirarlo con curiosidad. Sus ojos fueron hacia las embarazadas y Eve-. Quiero que salgan todos a jugar…

Los otros niños corearon aquello, comenzando a gritar cada vez más fuerte: ¡Que salgan a jugar! ¡Que salgan a jugar! Siempre riendo y aplaudiendo, quizá saltando de alegría allí afuera. Karl continuaba apuntando a la niña, pero sería inútil volver a disparar. Ya estaban muertos. Todos lo estaban. Nunca morirían. No hasta que aquello se terminara.

Al mismo tiempo que Strarrosa hablaba, casi superponiéndose con su llamado, oyeron otra comunicación. Esta vez no era el periodista, era la doctora Scofield, la misma que había visto seguir al panadero junto con Eric. Por lo que decía en su corto mensaje, no la estaban pasando bien.

Aquí Lara. Vamos a intentar trasladar a dos parturientas al hospital pero... pero tenemos problemas. Hay... hay.... ufff. Hay niños armados y ensangrentados fuera... necesitamos ayuda, por favor

-Verkoruvalek es como le decían a Adam. Siempre se referían a él así y creo que a los demás le decían de la misma manera- la joven miraba la radio con el ceño fruncido mientras respondía, como si le sorprendiera que saliera voces de esa pequeña cajita negra-. Creo que podría llevarles por los túneles… aunque no estoy del todo segura.

Se encogió de hombros, sonriendo con impotencia. Se notaba que quería ayudar, aunque no supiera exactamente como. Incluso quizás no supiera lo que verdaderamente estaba ocurriendo en el pueblo. Las muertes que no terminaban en muerte, la locura que acampaba a sus anchas, que empezaba a anidar en sus mentes poco a poco.

La cara de Rot cuando oyó la radio se deformó en el mas absoluto horror. Comenzó a caminar hacia la salida, cuando fue interceptado por Lee. Bastó solo una mirada del ayudante del sheriff para hacerle detenerse. Se giró hacia los demás, como pensando en algo, luego buscó papel y una bonita pluma, para garabatear algo y tendérselo a Lee. Este miró el papel y arrugó el ceño, negando con la cabeza antes de marcharse de ahí, sin dejar de negar con su cabeza al tiempo que apuraba el paso.

-Los túneles no les van a dar nada. Tampoco el saber que es el Corruptor. Ni siquiera yo lo sé y… estuve involucrado en mucho de esto- aun con los nervios a flor de piel, Andrew volvió a tomar asiento-. Al ser alcalde, me llevaron a esos túneles, justo a donde estaba el chico…- miró a Rachel-. Un ser débil y desnutrido, con múltiples heridas, encadenado, durmiendo en sus propios excrementos- cerró los ojos unos instantes, recordando esa primera impresión-. “Ese es nuestro sacrificio, para poder sobrevivir”. Dijeron… Y yo lo acepté- se volvió a parar, casi pareciendo que saldría corriendo de un momento a otro-. Desde siempre, se entrega al Corruptor un Verkoruvalek. Este ser comienza a influenciar su mente, lentamente, mientras nosotros… le torturamos físicamente. Es una tortura doble, nosotros por un lado y ESO por otro- se frotó la barba, como si quisiera ocultar su rostro de ellos-. Una vez que ese chico o chica, sucumbe al poder del corruptor, volviéndose un ser malvado y horrible. Se le mata, cortándole la garganta en la base del gran árbol- se volvió a sentar, como si no supiera que hacer con su cuerpo-. Nunca presencié un sacrificio, pues Adam continuaba siendo “bueno”. Evitando la influencia de esta cosa- miró a Strarrosa-. El motivo de mi renuncia fue que estaba buscando la forma de evitar más muertes, mientras continuaban las torturas- Rot estuvo años en el poder, siendo reelegido incontables veces… ¿Todo ese tiempo Adam estuvo siendo torturado una y otra vez? ¿Por qué no le liberó? ¿Por qué no hizo algo más?-. Cuando Rachel le soltó, antes de completar el ritual, el Corruptor desató su furia contra nosotros. La única forma de aplacarlo es darle lo que quiere…

Dejó esa frase en el aire, mirando alternativamente a ambos sujetos. Su explicación no había sido del todo clara, sobre todo por tanto elemento sobrenatural. ¿Por qué no se negó en un primer momento? Sería el paso más natural si le muestran como torturan a alguien y le dicen que si no lo hace un ser misterioso acabará con todo.

Todo fue muy rápido, muy caótico, muy aterrador. No dió tiempo a impedir que Karl disparara. La carita de Sharon asomó y Lara sintió que el alma se le desgarraba - No, no, no... - murmuró mientras daba un paso atrás, sintiendo como el dolor le estrujaba el corazón. No lo entendía ¿Porque había muerto la pequeña si solo tenía un brazo roto? Aunque la pregunta era ¿porque había tantos niños en ese estado? ¿Qué había sucedido?

- Eve. Tenemos que sacarlas de aquí - dijo con voz apenas audible, temblorosa y desesperada - ¿Quizás por detrás? - preguntó desviando un segundo la vista hacia Karl - Yo los.... entretendré... -

Cogió aire y dió un paso a la ventana, sin poder eliminar la tristeza de su rostro, aún con el walkie en su mano, apretado para que el sheriff pudiera oirlo todo - Sharon cariño... ¿que te ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto? - dió otro paso, pero aún dejando cierta distancia con el cristal - Yo quiero salir con vosotros, pero esos cuchillos me dan miedo Sharon ¿Porque los llevais? ¿Quién os los ha dado? -

Justo en el peor momento posible, se escuchó la voz del sheriff a través del walkie talkie, preguntando si todo iba bien. Dadas las circunstancias, aquella pregunta habría sido el equivalente a preguntarle a una persona rodeada por las llamas si tenía mucho frío.

-En la comisaría tenemos a Jack Torrance e hija. Necesitamos ayuda -dije, en tono apremiante a través del walkie talkie, mientras escuchaba a Donald Strauss, quien había perdido completamente la cabeza.

Swellson estaba enfrentándose a la niña, pero afortunadamente ni uno ni la otra habían llegado a herirse. Mientras tanto, Korper hacía frente a Donald Strauss y había conseguido clavar su pequeña arma en el cuello del padre de familia. Tenía la sensación de que el forense también estaba muy próximo a la locura, pero aún se mantenía cuerdo, por lo que decidí lanzarme contra Strauss y darle un fuerte puñetazo en la cara. Le golpearía una vez tras otra en el rostro hasta que el hombre soltase el hacha y quedara inconsciente o muy magullado. El hacha era en esos momentos lo que más me preocupaba.

-En la comisaría tenemos a Jack Torrance e hija. Necesitamos ayuda -se escucha decir a Eric, en tono apremiante a través del walkie talkie.

 Las cosas empezaban a tener sentido. Un sentido que al alcalde no le estaba gustando nada. Las explicaciones de Rot simplemente mostraban el oscuro entramado que "protege" a la ciudad del Corruptor: un entramado de secuestro, tortura y asesinatos que en cualquier escenario normal sería motivo para encarcelar a todos los involucrados. Pero obviamente no estaban en un escenario normal.

- Un verkoruvalek... la nota que recibí... lo que decía aquella chica. Toda la seguridad de la ciudad gira alrededor de ese chico. Adam... ¿el que debe ser sacrificado? Es... es barbárico.

 Wilson mira con muy mala cara a Andrew. Era obvio que no compraba la inocencia y la complicidad pasiva del ex-alcalde tan fácilmente. La desconfianza se había vuelto una moneda de curso libre en Sonnenlitch.

- Esto es muy grave, Andrew... cuando todo esto acabe, los que estuvieron metidos en esto pagaran por cada verkoruvalek sacrificado. No habrá impunidad bajo mi gestión. Pero primero: debemos arreglar esto.

No sabía qué le daban de comer a los niños de ese pueblo, incluso empezaba a echarle la culpa a los videojuegos, pero lo que tenía claro era cuanto menos inquietante.

Tenemos… tenemos que salir de aquí.- Instó a las dos embarazadas a callarse, levantarse y aguantar las ganas de parir para salir de allí, pero complicado sería mantener el sigilo con dos mujeres gritando mientras miraba a Ronand o Karl para que las ayudara.

La radio volvió a oirse, resonando en cada lugar alejado de donde estaba siendo trasmitida. Otra vez era la voz de Lara, esta vez sonando calmada y tranquilizadora... Aunque se notaba la falsedad en su voz, como si estuviera intentando agradar a un enorme depredador.

Sharon cariño... ¿que te ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto?  Yo quiero salir con vosotros, pero esos cuchillos me dan miedo Sharon ¿Porque los llevais? ¿Quién os los ha dado?