Partida Rol por web

- Mi señor, quiero mantener mi papel de verme forzada a señalar a alguien en las votaciones del Senescal Alfredo solamente por verme obligada a ello, no por tener nada en contra de nadie -aclaro a Enzo tras su requerimiento- Los invitados tienen nuevos dones, así que, ¿qué nos asegura que nuestra labor sigue siendo útil? Señalamos a Giusseppe y a Fionna, pero sin embargo todo ha sido en vano, además de poner nuestra labor en peligro ahora parece que sea todo inútil. ¿Cómo nos aseguramos que no regresen? ¿Que no nos eludan con sus nuevos dones? ¿Y quién se los está dando? -les pregunto a ambos, tanto a Enzo como a Salvatore. Luego me dirijo a él- Las señoras Lucrezia y Chiara están inmersas en el juego; quizás señalando a una como objetivo la otra esté condenada por su propio peso. Pero pensad en mis preguntas anteriores por favor, ¿cómo sabemos que nuestra labor no cae en saco roto?

- Mi señora, en mi humilde opinión lo que debemos hacer s tratar de ajusticiar a los invitados con los dones más peligrosos, es odbio que alguien puede traer a los que se han ido, también hay quien tiene el don de la protección, Fionna puede hablar con los caidos y... parece ser que Lucrezia puede ver cosas... no se como identificarlos a todos... pero puede que Nicola sea el sanador y que Lucrezia una especie de visionaria... Giusseppe me desconcierto y los demás... todavía no se que pensar. Lo que nos lleva a elegir sabiamente. Lucrezia me parece una buena opción... pero no me llega a gustar del todo que se fude de Chiara, quería reservarla para el final...- se encogió de hombros-pero si así ha de ser no me opondré.

-Algo me ha pasado, he... he sentido la muerte sobre mi. -levanté ambas manos, mirándolas. Mis manos se han teñido de rojo por un momento y me encontraba muy muy muy mal, pero de repente todo ha desaparecido ¿Sabéis que ha ocurrido?

Enzo mira con mucha preocupación a Salvatore.

- Salvatore.. ¿Como es eso posible? nosotros ya estamos infectados.. me temo que alguno de los invitados te ha elegido para que caigas... o quizas sea posible que Lucrezia te haya designado para que caigas con ella.. en cualquier caso.. seria conveniente que no te delataras con esos ataques de pánico... ellos poseen dones muy adecuados... es mejor ser prudentes...Con respecto al voto del.. Senescal, creo que me voy a decantar por Fausto o tal vez por Fabbiano

- ¿La señora Lucrezia con poder para hacerle esto a Salvatore? Bien cierto es que una mujer despechada es un nefasto enemigo, pero me reservo mis dudas. Aunque hay algo en ella distinto. Lo importante es que esteis bien -digo mientras miro a Salvatore- No lo hagais público. Sí es posible que alguno de ellos tenga el don de desvelarnos, pero debemos ser cautos. En cuanto a mi votación para con el Senescal, creo que me decantaré por el señor Nicola. Está muy interesado en salir de la sala y explorar por su cuenta desde su paseo con la señora Chiara.

- Salvatore... Chiara es mía, me gustaría que al final de todo y si conseguimos nuestro objetivo La Muerte Roja me la entregara... por favor respeta mi deseo, eres mi aliado y me caiste bien desde que te conocí. Yo por mi parte, mi señora Patricia, votaré a Fausto... no me gustan sus cuentos, y sería contraproducente que lo votara a él delante de todos. Es bueno que sigan sospechando entre ellos, si se matan a sí mismos pronto podrán perder la oportunidad de ganar esta batalla...

- Salvatore ha caido mi señora... al final ha sido como sospechaba, Lucrezia sabedora de que la muerte roja se la iba a llevar ha decidido no hacerlo sola...debemos ser muy cautos.

- Ha sido... más sangriento de lo que imaginaba. Creo que si la señora Lucrezia se ha excedido ha sido por la naturaleza promiscua del señor Salvatore. Le dan demasiada importancia a eso. Como si el resto de la corte fueran unos santos... Siguiendo ese camino, no pongo en duda que la siguiente en caer sea yo. Cuando llegue el momento, podemos hacer dos cosas: una, tergiversar las palabras del portador de la verdad y conseguir que el resto se ponga de mi parte, o dos, que yo me quite la vida aterrada de que el resto piense que soy la herramienta de la Muerte Roja. Quizás así no os descubran a vos, la pista se enfríe y mi señor pueda concluir con la tarea que nos han encomendado. ¿Qué opinais?

Se han atrevido. Han osado señalarte y ahora deberán pagar por ello.

Deseas que se haga Justicia, y la Muerte te escucha. Durante unos instantes, observas tus propias manos manchadas en carmesí. Un parpadeo, y eres capaz de sentirlo. Ahora portas contigo su semilla, y podrás esparcirla. Levantas la mirada, satisfecho, y descubres que no estás solo. 

En un rincón, apartadas del resto, dos figuras te observan. Lo saben, no entiendes como, pero lo saben. Y tú lo sabes también. Los tres portáis la semilla.

En medio de la confusión y la muerte, una figura resalta ante vuestros ojos. 

Por un momento, parece bañada en carmesí. Un parpadeo, y descubrís la mirada de Fabiano, el chambelán, posándose sobre vosotros. No tenéis duda de que se ha unido a vuestra causa.

Miro a los dos individuos que hay a mi lado, los miro con un gesto serio.

-Han despertado a la bestia, ese estúpido dramaturgo ha querido mi muerte, y será la suya la que encuentre.

Mi gesto es seguro, decidido y soberbio.

-¿Tenéis algún plan o estáis dando palos de ciego?

Enzo mira a Fabiano con gesto serio, su actitud no le ha gustado, pero debe de admitir que aquel aliado era algo tan inesperado como bien allegado.

- Palos de ciego... ¿acaso os parece que hallamos dado palos de ciego, Fabiano?... Llegas en buena hora, la muerte de Salvatore había mermado nuestro grupo y dado que Lucrezia señaló que tras Salvatore quedaban dos heraldos... tu nueva incorporación resultará útil. Me gustaría saber como ha ocurrido y que don poseías antes. Ahora mismos estábamos planteándonos la estrategia a seguir. Debemos de emitir dos veredictos. Uno ajusticiar a un candidato para que sea abatido por la muerte roja y dos, decidir a quien votar para que sea ajusticiado por los soldados... Con respecto a tu propuesta mi señora Patricia, deseo que sigas con nosotros, es cierto que has herrado a la hora de votar a Nicolai y que si lo votáramos ahora tu situación con respecto al resto de invitados empeoraría... De manera que quizás deberíamos intentar eliminar a Fausto o a Fionna. ¿Qué opinan vuestras mercerdes?

- Me sorprende vuestra pregunta, mi señor, creía que vos más que nadie sabe lo que uno debe hacer para llegar al lugar que me corresponde. Esperaba que las cosas simplemente siguieran su curso para salir de aquí pero Fausto ha despertado a la bestia que duerme en mi, si no quieren mi colaboración tendrán mi daga en su vientre. Me ha costado demasiado llegar aquí para que un simple dramaturgo me venza.
- Me gustaría acabar cuanto antes con él, no solo por lo que me ha hecho, sino porqje tiene una de las armas más poderosas, los votos del servicio, aunque lo más probable es que ahora yo saliese acusado si lo hiciésemos, pero si no, o conseguimos los suficientes votos o volverá a hacer lo mismo.Quizás Nicola sea buena idea, podríamos volver su ira contra si mismo y hacerle ver como un asesino.

Observo, no sin cierta grata sorpresa, la nueva presencia designada por Nuestra Señora.

- Bienvenido, mi buen chambelán - saludo al recién llegado y de manera inmediata me involucro en la conversación- Sigo sin entender cómo ha conseguido obtener el voto del servicio. Si supiéramos ése principio, tal vez lográsemos que se volvieran contra él y que él mismo probara de su propia medicina. De ésta manera, no sería tan evidente que ha sido obrado por vos -digo mirando a Fabiano- o por cualquiera que le odie lo suficiente como para comprar o convencer al servicio que tan bien le ha venido como aliados al señor Fausto. Aunque por otro lado, ¿por qué tiene valor el voto del servicio? Es decir, ellos no pueden ser votados porque la votación va "con nosotros",  ¿pero sí pueden votar? Esto es de lo más absurdo. Por esa regla de tres, podemos obtener el voto de los guardias, del senescal...