Partida Rol por web

Pronto escuché la voz de Leira llamandome, y rápido me moví hasta su lado..

Algo había levantado un cierto malestar en el estomago de la pícara... y conociendola no sería nada común...

¿Que es lo que te ocurré? Digo posicionandome a su lado y buscando con la mirada aquello que reveló angustia en el vientre de Leira...

No tardasteis en poneros todos a la par de la muchacha, quién esperaba que la pudierais decir algo al respecto de lo que la estaba dando tanto asco. Eso sí, Kerinan se mantuvo un poco al margen, siendo un poco más precavido que el resto.

Ahora, desde más cerca todos pudisteis ver qué era lo que preocupaba a Leira. El cuervo estaba pelado a cachos, le faltaban plumas y uno de sus ojos colgaba de un hilillo de carne seca, quizás algún nervio, mientras que un gusano se retorcían en esa cuenca.

El cuervo se movía, pues todos erais conscientes de que os iba mirando a todos, pero hacía ya tiempo que había dejado la vida.

-puajj, no muertos- es lo único que digo mientras mi mano, mas rápida que la vista, va hasta mi cinto y arrojo una daga al cuervo

Leira se había quedado tan anonadada viendo el gusano que sobresalía de la cuenca del ojo vacía, que no había llegado a reaccionar.

Fue cuando sintió pasar por su lado la daga de Reijar, que la joven parpadeó un par de veces y empezó a empezó a ser consciente, una vez más, de lo que había a su alrededor. Se llevó la mano a la espalda y sacó el arco corto que tan celosamente guardaba. Con la otra mano cogió una flecha de su carcaj y la colocó apuntando hacia el cuervo. Estiró de la cuerda, tensando el arco y entrecerró los ojos para poder apuntar mejor. 

Pero su mirada se volvió una vez más hacia aquel gusano, que recorría, ajeno a lo que ocurría a su alrededor, la cuenca vacía del ojo del cuervo. 

Soltó la cuerda, pero una vez más se había quedado tan obsesionado con aquel gusano, que la flecha erró, yendo a parar a varios metros de su objetivo. 

- Mierda... - Murmuró mientras cogía otra flecha y empezaba a alejarse unos pasos del árbol.

La reacción de Reijar no me extraño, pues aquí estaba demostrando su valía...

Al parecer aquel cuervo había levantado los animos de Leira... pero no me preocupaba eso sino más bien me preocupaba que algún congenere más le siguiera de cerca...

Así que mire alrededor en busca de aquello que nos rodeaba y pudiera ser visto desde nuestra posición...

A ninguno os gustó demasiado aquello que veíais por lo que el primero en reaccionar fue el mediano, quien instintivamente lanzó la daga al cuervo e impactando en el hizo que se convirtiera en polvo literalmente.

Leira también lo había intentado, pero perdió su flecha al observar cómo caía al suelo la daga de Reijar. El sonido del metal al golpear las ramas secas curiosamente había sacado hasta eco en aquel lugar.

Por su parte, Aaron echó un vistazo a su alrededor, pero no sucedió nada más. Ahora sin cuervo, seguíais sintiéndoos igual de observados.

Siempre es agradable vencer a un enemigo, pero eso de que se conviertan en polvo....

-puaj, odio a los no muertos- murmuro mientras voy a recuperar mi daga, una vez la recojo la examino detenidamente, por si acaso, antes de guardarla

-creo que ya saben que estamos aquí, deberíamos avanzar rápidamente antes de que tengan tiempo de prepararnos algo serio-

Leira asintió ante las palabras de Reijar. Pero no guardó el arco, lo mantuvo en la mano, con una flecha preparada y ligeramente tensado. Aquel lugar le daba muy mala espina, y eso que tan sólo acababan de entrar.

Piensa en todo el dinero que conseguirás... Se dijo, intentando darse ánimos. No, no iba a flaquear. Empezó a caminar, internándose en aquel paraje muerto...

- A mi tampoco me gusta este sitio... - Comentó con un tono de voz bajo y áspero. - Pero venga chicos, Reijar tiene razón... No nos entretengamos y continuemos - . ¿Qué más sorpresas les depararía aquel lugar?

Así el arma mi arma entre mis manos y dige con gesto serío y centrado...

Avancemos... no debemos de detenernos... o seremos una presa fácil...

Mi mirada buscaba en todas direcciones mientras, esperaba que mis compañeros me acompañaran para avanzar..

Una vez decidido seguir adelante me apresuro en ponerme en cabeza, mis armas enfundadas pero listo para sacarlas en cuanto aparezca el menor indicio de peligro

El ambiente lóbrego de este sitio hace que ni siquiera me apetezca bromear o decir alguna grosería, es de lo mas deprimente

Aquel lugar daba escalofríos, sobretodo, pensando en lo idílico que parecía desde fuera.

La entrada de la cueva no tenía inscripción alguna. En realidad no tenía más que piedra un poco descascarillada por la erosión que producía aquel aire caliente, porque estaba claro que allí no llovía demasiado o habría alguna cosa verde. En los primeros dos metros de cueva, que era lo que se veía desde donde os hallabais, tampoco se veía nada más que piedra seca y arenilla y piedras más pequeñas que se habrían desprendido de la cueva hacía ya mucho tiempo.

Al menos nos e sentía ni se oía nada amenazante y tampoco parecía que os hubieran " preparado " ninguna sorpresa desagradable, al menos, no por el momento.

De todas formas, aquella sensación de que había algo que no os gustaba nada no se os quitaba de encima.

Leira no podía quitarse aquella extraña sensación. De vez en cuando, miraba de reojo, esperando ver la sombra de alguien observándoles, preparándose para algo. Pero tan sólo veía aquel paraje desnudo y deprimente. 

Llegaron a la cueva, la joven iba a entrar cuando sintió una vez más que algo iba mal... Mierda... Levantó una mano para que sus compañeros se detuvieran.

- Dejadme comprobar antes la entrada... No quiero que nos llevemos ninguna sorpresa - . Comentó en susurros... ¿Por qué hablaba así, cuando estaban completamente solos? No podía evitarlo, si no quería que el aire robara sus palabras. 

Se acercó con cuidado y acuclillándose empezó a estudiar aquel terreno, que a simple vista no tenía absolutamente nada. Si sigo con estas paranoias no avanzaremos nunca... Se dijo mientras pasaba con suavidad su mano enguantada por la tierra reseca.

Hago un sencillo gesto a Leira indicándole que adelante, ahora estoy muy calmado y miro el interior de la cueva casi placidamente. Y eso para quien me conoce es una señal de peligro. Si no estoy bravuconeando o enfadado es que estoy listo para matar en cualquier momento, ya saben que no han de acercarse por mi espalda ahora mismo

En la entrada no vez ni que haya marcas de que haya pasado nadie por allí en mucho tiempo ni de que halla trampa alguna.

Tras unos minutos en los que Leira se dedicó a comprobar la entrada a aquella cueva, levantó la cabeza y negó con un suave movimiento. 

- No parece haber nada... - Dijo mientras se incorporaba con un movimiento ágil. - Es más, parece que no ha pasado nadie por aquí en mucho tiempo... Chicos, parece que el camino está libre... - Terminó diciendo, aunque no podía quitarse de encima aquella sensación de que les estaban vigilando... No le gustaba nada y guardando el arco cogió el estoque para empezar a internarse en aquellas cuevas. 

No debemos demorarnos más en estas tierras... Pero id con ojo a vizor, pues antes de la tormenta siempre reina la calma... Y pequeña... aquí veo demasiada mesura y silencio, para ser un lugar donde un cuervo no muerto descansa, a los pies de un árbol...

Mientras hablaba iba avanzando con mis compañeros por aquel paraje donde solo lo muerte reinaba por encima del silencio.

Miro al pequeño Reijar y le digo: ¿Ves algo?

Suspiro con impaciencia y empiezo a caminar en cuanto Leira indica que es seguro, o que lo parece al menos

-veo lo mismo que tu Aaron, un lugar muerto y miserable. Apesta a emboscada-

Con las manos en las empuñaduras de mis armas pero sin desenfundar nada de momento miro con sembalnte torvo a un lado y a otro sin parar, esperando el momento en que salte la trampa

Desde fuera, se veía un lugar oscuro, sin luz alguna, pero cuando había avanzado por su interior poco más de un metro algunas piedras de las paredes comenzaron a iluminarse con un tono rojizo, lo cual, os daba luz, pero tampoco resultaba demasiado agradable, pues ponía nervioso a cualquiera.

Al fondo, se veía como el camino comenzaba a descender, aunque al menos, la piedra estaba muy seca y no resultaría un camino peligroso si tomaba más pendiente, al menos, no por el momento.

Todo estaba tranquilo y los únicos ruidos que se seguían escuchando en aquel lugar eran los que vosotros mismos hacíais.

Leira empezó a introducirse en la oscuridad de aquella cueva. Sus pupilas se dilataron mientras avanzaba en silencio. 

- Voy a sacar algo de luz... - Comentó mientras deslizaba su mochila por el hombro. Pero en aquel momento, unas cuantas piedras empezaron a iluminarse. Leira se detuvo y miró extrañada hacia las paredes. La luz era rojiza, pero parecía que de momento les iluminaría el camino. La joven volvió a colocarse la mochila y miró a sus tres compañeros.

- Creo que no hará falta... - Dijo intentando sonreír, pero desde que había llegado a aquel lugar, cada vez le costaba más.Hablaba en susurros, intentando no levantar eco en aquel silencio opresivo.Siguió caminando, en silencio, e intentando poner todos los sentidos en el camino. No le gustaba aquel sitio, pero no paraba de repetirse lo rica que sería cuando saliera de allí...

Cuando aparecen las piedras que brillan rojas las miro con suspicacia, y rasco una con la punta de mi puñal

-que asco de sitio-

La atmósfera es opresiva, y me entran muchas ganas de chillar a lo loco

"ya habrá tiempo Reijar, ya habrá tiempo"

Sigo adelante alerta