Partida Rol por web

Una vez que llegamos al interior de la taberna y tomamos asiento, pareció como si nuestro querido compañero medio metro entrara en trance y se convirtiera de nuevo en el animal de campo que acostumbraba en combate. Al entablar conversación con el otro pequeño ser, sus comentarios y gestos comenzaron a llamar la atención de forma que tanto Leira como Aaron, disgustados con el mediano, tomaran cartas en el asunto. 

Mientras Aaron reprendía a nuestro compañero yo tan solo me limité a observarlo hasta el momento en que el buen clérigo me nombró para amenazar con mis artes a Reijar. Sonriendo por el comentario, al ver que el mediano me observó durante un instante, agaché la cabeza apoyando las palabras de Aaron al tiempo que exclamaba:

-Ya sabeis que un mediano puede ejercer perfectamente de antorcha si se prende su testa debidamente.-

Sonriendo ampliamente, busqué con la mirada a alguna de las dos camareras de las cuales pasó junto a mi la de mayor edad. Cogiendo con suavidad su brazo, le dirigí unas palabras de forma cordial y amable para evitar que se enojara aun más por la situación:

-Buena mujer, si sois tan amable de servir cuatro jarras llenas para mi y mis compañeros, os estaría enormemente agradecido, mi señora.-

Una vez dicho esto, le sonreí de nuevo y me crucé de brazos viendo como Raijar seguía en su actitud impertinente:

-Maese Reijar, dejad ya de molestar por los dioses os lo ruego. ¿Acaso habeis retro-cumplido vuestras primaveras y debeis comportaros como un infante? Bebed y tranquilizaos buen mediano y dejad las provocaciones para los que las merecen.-

Tomtom - digo acercandome a donde están los dos medianos - no estamos en un lugar para discutir, todos los aqui presentes hemos venido con una intención común y no sacariamos ningún beneficio en llevarnos mal, atacarnos, tanto física como verbalmente. Pedid un par de jarras, corren de mi cuenta, intercambiad historias y vivencias, amenizad vuestra estancia y disfrutad, porque puede ser la última vez que podamos hacerlo, no hace falta palabras más altas, y los gritos no dan la razón. Pasadlo bien, ¡Por favor, Traed un par de jarras para los medianos, yo las pagaré! - el tono de voz y las palabras del enano, distan muchisimo al trato que normalmente dispensan los de su raza, por naturaleza hoscos y cabezones.

Qué cansinos que sois, que no nos estamos peleando, ¡carajo! respondió ya un poco harto el mediano. Todos los presentes parecía querer meterse entre su primo y él. Aunque ahora que lo pienso no se parece en nada a mi primo...

¿quereis invitarnos a cerveza, no? Pues ale, que corra, que corra...

Aliviado de que se hallan calmados las aguas en la taberna, comencé a disfrutar de la cerveza, mas tranquilo, con mi grupo, esperando noticias sobre el asunto que me trajo a esta parte del mundo...

Creo que se ha mosqueado... y que mi comportamiento ha sido más infantil que el suyo con creces, mañana pedires disculpas... ahora si me disculpais iré a dormir...creo que estoy algo cansado...

Me levanto de la mesa y con gesto sonriente les digo a mis compañeros: Hasta mañana... que disfruteis de la noche...

Avanzó hasta Reijar y le susurró algo al oido antes de subir las escaleras hasta mi alcoba.

Me acerco hacia Reijar y le digo al oido: Yo me retiro ya... disculpa por lo de antes... creo que estamos todos nerviosos... disfruta de la cerveza, por cierto puedes beberte mi jarra ni siquiera la he tocado... doy una palmada a Reijar en la espalda y subo las escaleras hacia mi alcoba...

Aaron ascencdió las escaleras hacía su habitación por porte tranquilo y sosegado mientras la fiesta seguía abajo...

Permaneci todo el camino en silencio, simplemente diciendo mi nombre cuando lo solicitaron, miraba a mis compañeros que parecian mucho mas relajados que yo. Pero al entrar en la posada sonrei de oreja a oreja y me quite la capucha de mi capa dejando mi pelo casi blando a la vista.

Me acerque a la barra mientras terminaba de quitarme la capa, pues con tanta gente alli el ambiente estaba mas que cargado.

- ¡Una jarra de cerveza!- Pedi a una de las camareras mientras comenzaba analizar la sala y a todos los presentes ¿Habra alguien con algo de valor...? Pense observandolos a todos, viendo el tamaño de sus bolsas.

Leira siguió con la mirada a Aaron. Quizás me he pasado... Se la podía ver preocupada por su compañero. Suspiró y se levantó de la silla.

- Disculpadme... Enseguida vuelvo... - Les dijo tanto al hechicero como al mediano, y se alejó siguiendo los pasos de su compañero. 

Casi se puede oir chirriar mis dientes tras el último comentario de TomTom, de modo que cuando su amigo enano interviene le señalo

-tu, mantén a buen recaudo a tu amigo o acabará muy mal, pero como el ha dicho si queréis invitar a cervezas adelante, ¡pero que no se me acerque!-

Con tanta bebida a la que me han invitado al menos podre entretenerme

Después de un primer buen trago lanzo una mirada torva a Kerinan -y tu deja de decir tonterias, ni soy maestre ni me retronada, y los medianos pueden ser tan buenas antorchas como picadillo los hechiceros-

Un nuevo y largo trago y ya sonrio nuevamente -sois taaan blanditos-

Aaron pudo escuchar unos pasos presurosos detrás suyo. Al volverse vio a su compañera Leira que estaba apunto de alcanzarle.

- Aaron, espera... - Le dijo poniendo una mano de forma cariñosa sobre su brazo. - No te vayas así... El viaje ha sido largo y todavía no has llenado el estómago. Necesitas recuperar fuerzas y... - La joven se mordió el labio y bajó la mirada grisácea. - No te portaste como un chiquillo, más bien te comportaste como un padre gruñón... - Le dijo levantando nuevamente la mirada y sacándole la lengua...

Raknor no se encontraba a gusto entre tales masas de gente así que se centró en la comida y la bebida, ya se encargaba Korn de evitar ataques con su actitud vigilante.

Todos los aventureros se dedicaron a charlar y armar pero el norteño tenía cosas pendientes. Sacó una especie de piedras de una bolsita que llevaba sujeta al cuello y las arrojó varias veces sobre la mesa. En sus caras las piedras tenían labrados símbolos.

Movió la cabeza varias veces cuando contempló los resultados. 

No todos los que estamos aquí sobreviviremos a las cuevas...

La pobre chica a la que le había tocado aguantar las palabras y alguna que otra mano larga siguió sacando tragos y todo lo que la estabais pidiendo, cobrando al momento como había dicho nos e fuera a ir alguno sin pagar.

Además, por unos momento temieron lo que se pudiera liar debido a los dos medianos que habían empezado a tener una especie de conversación que muchos creyeron que sería el principio de una increíble bronca.

El humano que había llamado la atención a su compañero mediano y una de las hermosas mujeres que había en aquella posada desaparecieron escaleras arriba, no sin que antes la dijeran que podía darse el baño que había pedido cuando gustase.

Un rato después un aroma agradable comenzó a llegaros a la nariz, pues el camino había sido largo y lo de comer cuando estás viajando se nota en el paladar. Poco a poco os fueron llevando a todos unos platos bien llenos de patatas con alguna clase de verdura y quien tenía suerte, con un cacho de carne que se había desprendido de alguno de los huesos que se habían servido para dar algo de gusto a la comida. Al menos, la comida acababa de terminar de hacerse y no estaba recalentada.

También os pusieron abundante pan del día, más bien poco tostado pues se veía incluso blandito.

Lo único que parecía es que no contaríais con ningún entretenimiento como un bardo o una bonita bailarina, aunque por lo que se veía, estaba claro que era mejor así.

Sonreí a Leira... siempre sabía sacarme la sonrisa a pesar de haberme decepcionado a mi mismo...

Gracias, Leira... pero precisamente como tu dices el viaje ha sido largo, y debo descansar... Mientras hablabamos en el entrepiso la camarera de más edad no indicaba que el baño de Leira esta listo, y además nos traia dos pequeños platos con carne y verduras, al parecer como bien decia Leira nos habíamos marchado antes de que la comida se hubiese servido...

Agarré los dos platos y agradecí a la camarera el detalle, y di unas monedas de platas en señal de gratitud por el gesto.

Una vez la camarera se hubo marchado le dije: Por lo que veo tu baño esta listo, si quieres disfruta de él... yo guardaré tu comida en mi alcoba mientras difrutas de él...

Fui a darme la vuelta y antes de ello y de forma carnosa di un beso en la mejilla a Leira y le dije: De nuevo gracias...

Me dirigí a mi cama y con una sonrisa despedia a Leira...

A Leira no le gustaba ver así a Aaron. Era la única persona que tenía, su único amigo, y era el único en el que podía confiar en aquel mundo. Pero sabía que si le insistía para volver al comedor tan sólo recibiría una negativa tras otra. Hacía tiempo que la joven no estaba en una posada tan concurrida, y deseaba poder mezclarse con los demás para escuchar chismorreos. Aunque no le dijo nada a su amigo, tan sólo sonrió y asintió con un leve gesto de cabeza. Él la necesitaba y no quería dejarlo solo...

Suspiró. El baño caliente la estaba llamando... - Bueno, voy a darme ese baño y vuelvo enseguida... - Le dijo tras sonreír al sentir su beso en la mejilla. Dio media vuelta y se dirigió a donde le indicaron, deseando quitarse aquellas ropas húmedas y sentir la calidez del agua...

Por fin llegaba la comida... Sanider ni siquiera había pedido una jarra de cerveza, el alcohol solo enturbiaba el ansia de combate y hacía disfrutar menos de este.

Con toda la calma del mundo había observado el incidente entre los medianos, estaba claro que aquello no iba a ser más que un encontronazo de taberna. Si alguno hubiera ido en serio las armas ya estarían sobre la mesa y de los veinte que entraron en la sala seguramente no seguirían en pie mas de quince.

Tomando en su mano el cubierto probó la comida, despues levantó la vista hacia su compañero. Tomtom, sientate, no querras comer esto frio.

Hummmm, pues no, a ver a qué sabe... dijo el mediano sentándose de nuevo sobre la mesa, y comenzando a saborear la pitanza. Parecía haberse calmado por completo, como un perro cuando se le tiraba un hueso, feliz y contento por tener algo que llevarse a la boca... por el momento...

Aquel alboroto de gente me gustaba mientras no se metieran conmigo, aun asi seguia con mi semblante serio y vigilante. Observando a las bellas mujeres que alli habian congregadas.- Primero saciar mi sed y mi hambre....- Observe a la camarera de cabellos rubios y de generoso escote y la deslice una media sonrisa mientras colocaba la comida y bebida.

No me habian pasado desapercibido la mujer de cabellos blancos o aquella encapuchada de ojos de hielo- Luego saciare otro hambre...

Antes de que terminara de dejar la comida, cogi na jarra de cerveza y la di un buen sorbo, para despues limpiarme la espuma con mis muñequeras de piel.- ¡Buena cerveza y buena vista!- Dije mirando el escote de la camarera que al agacharse a dejar la comida pude ver hasta su ombigo.- Gracias mujer...- Volvi a sonreir de medio lado y sin esperar a nadie cogi un gran cacho de carne por el hueso y le di una gran bocado.

El hambre y el ver tremendo plato provocó que saque el orco mi parte de orco y comience a comer desaforadamente, pero disfrutando cada bocado, aunque atragantándome de vez en cuando, pero con un golpe en el pecho se solucionaba.

En uno de sus tantos mordiscos, balbuceo con la boca algo llena. -Esto está sabroso!- comento, mientras miro a mi plato con extasis en mi rostro. Seguía dejando de lado a mis compañeros, ya que solo miraba lo que había sobre mi parte de la mesa y la boca estaba demasiado ocupada como para emitir una larga secuencia de palabras.

De vez en cuando, chistaba y me acomodaba en mi asiento, ya que este y la mesa eran algo pequeñas para mi porte. Espero que en el cuarto haya una cama en la que pueda caber y descansar tranquilo.

Tras un baño relajante, Leira se vistió con rompas limpias y se dirigió al cuarto de Aaron. Seguro que la comida ya se habría enfriado, pero al menos había conseguido quitarse aquella sensación helada del cuerpo.

La joven no había parado de pensar en él. Sentía en el estómago una extraña sensación, no sabía qué era, pero la dejaba bastante molesta... Suspiró y se apartó el cabello mojado, haciendo que cayera por la espalda. 

Llegó a la habitación y llamó a la puerta con unos suaves toques. - Aaron, soy yo... - Le dijo antes de abrirla.