Partida Rol por web

Cuando Kerinan se disculpa por su tardanza me encojo de hombros, para mi no tiene la menor importancia -pero no me vuelvas a llamar querido- puntualizo tranquilamente, escupiendo virutas de pan y queso ya que en ningún momento dejo de comer

Cuando Aaron nos presenta me limito a asentir cuando habla de mi, desde luego sabe hablar, y supongo que este es el momento en que eso es útil

Si tenían que venderse ante aquellos dos señores, Aaron ya lo había hecho y con creces. Leira se limitó a asentir con la cabeza cuando éste la nombró y se cruzó de brazos, a la espera de que les informaran qué era exactamente lo que esperaban de ellos. 

Torció ligeramente el rostro cuando Reijar le advirtió a Kerilian que no volviera a llamarlo querido. Se mordió el labio, una púa ya salía de ellos, pero prefirió mantenerse en silencio. No quería provocar nuevamente al mediano y menos delante de aquellos señores...

Una cena pintoresca , una noche agradable , pero quizás hubiera faltado el solaz de una bella dama , aunque con el clima de tensión quizás hubiera sido demasiado. Con todo ha sido una buena noche a la que esperaba que siguiera una mejor mañana , la cual comienza una sencillo pero contundente trozo de queso que no puede hacer mas que una enorme sonrisa cruce mi rostro. Poco tiempo después , mientras acabamos de desayunar por fin aparece nuestro mecenas acompañado de su hijo , y me junto con los demás impaciente por escuchar cuales iban a ser las condiciones de este trabajo.

Susurré para mis compañeros.

-El padre parece fuerte y regio... pero el hijo no le sucederá, es flojo y débil... cualquiera podrá arrebatarle la jefatura de la tribu...

Desde luego, Raknor no comprendía bien los pequeños matices del gobierno hereditario. Sin embargo el líder ofrecía oro y ahí estaban para obtenerlo, así que se cayó enseguida y se preparó para escuchar lo que tenían que decir.

Algunos grupos se presentaron, pero el nuestro era más práctico y esperó a que dijeran lo que tenían que decir.

Sanider bajó con las primeras luces del alba, una de las ventajas de no beber era que a la mañana siguiente no tenía que preocuparse por la resaca. Antes de llegar a la mesa tomo una jarra de agua, un poco de queso y un pedazo de pan. Y buscó la mesa de sus compañeros. Tomtom ya estaba allí, con su costumbre de hurgarse los pies en la mesa. Si no me quita el apetito deshollar un orco nada mas levantarme no me lo vas a quitar tu, pequeño compañero Le dijo en un susurro.

De pronto entró un hombre y el que después sería presentado como su hijo. Parecía que el motivo de su viaje estaba frente a ellos. Sanider simplemente inclinó su cabeza ante el anciano, las cicatrices que cubrían su cuerpo daban cuenta de todos los seres que había matado a lo largo de su vida. El joven por su parte no parecía demasiado belicoso, pero nunca había que juzgar un libro por la portada por lo que Sanider le hizo también un gesto como saludo. No dijo ni una palabra, su lengua no era lo que aquel hombre iba a recompensar, seguramente para eso tuviese su propia corte, aquel hombre quería hechos y eso era lo que Sanider le iba a ofrecer.

 Sianna había bajado esta mañana con unas ropas bien distintas, no vestía el cuero de su armadura, ni portaba el arco o el morral, en si lugar portaba unas prendas cómodas, ceñidas a su esbelto cuerpo pero sin constreñirlo, dándole libertad de movimiento, de tela coloreada en tonos cálidos.

 Estaban los cuatro desayunando cunado llegaran los contratadores, los miró con cierta curiosidad al inicio, pero sin darle más importancia, pues al fin y al cabo no sería más que otro trabajo. Miró a Raknor y comentó.

 - Tal vez saliera más a su madre, o su padre le quisiera procurar... otra educación que no la de las armas.

El señor de aquellas tierras escuchí vuestras palabras y sobretodo, guardó silencio prestando atención a muchas cosas más que no eran palabras hacia él o presentaciones, pues era un gran obervador y se podía aprender más del silencio de las personas que de sus palabras.

Por su parte, Raknor recibió una mirada del heredero de Ambery, cuando no debía de haberle oído, lo que le hizo tener claro que sí que le había escuchado y que quizás, medir todo por la apariencia que tenía fuera un error.

- Os hablaré del pago de la misión y de los peligros que entraña antes de nada y aún estaréis a tiempo de decidir que no queréis seguir con ello. Ninguno de los presentes estará obligado a ir si no cree que el pago sea justo o que la misión no se puede llevar a cabo. No pretendo llevar a nadie a la muerte. - Eran las palabras de un paladín, de un hombre de bien, aunque a alguno de vosotros os sobrara parte de la palabrería.

- Veréis. Hay una vieja leyenda que surgió del lugar maldito en cuestión. Se cuenta que hubo un hombre que quería gobernar estas tierras a costa de la sangre de aquellos que no estaban de acuerdo con él y así, ese lugar pasó a ser su cementerio particular. - Su rostro y su expresión era sombrío, pues creía fervientemente en lo que os entaba contando. - La cosa es que como siempre, hay quien es más poderoso que uno mismo y bueno, aquel hombre se topó con la horma de su zapato. Mató a la hija de una hechicera de oscuras artes y por eso fue maldecido el lugar y el hombre el cuestión.

Dejó un silencio tras aquellas palabras, pues imaginaba que como le había pasado a él, se os había encogido el alma a pensar en la matanza realizada por aquella persona.

- Ahora todo el que entra a ese lugar desaparece y no hay quien se quiera arrimar a él. Dicen que se escuchan alaridos por las noches, pero no todo el mundo tiene la suficiente entereza para poder acercarse cuando la noche ya ha caído. - Pasó la mirada por algunos de vosotros. - Como imaginaréis, quiero que ese lugar no sea la perdición de las personas que habitan estas tierras y para eso os ofrezco diez mil piezas de oro por cabeza, y disculpadme si tenéis que conformaros primero con mi palabra.

- No habrá anticipos, y ninguno de vosotros recibirá el dinero de quienes caigan en la misión. Ya sé lo que es la vida del aventurero y no será por mi culpa por lo que alguno de vosotros tenga una soga al cuello. - Estaba claro que a más de uno de vosotros se le hubiera pasado por la cabeza matar a alguno de vuestros compañeros por esa suma y así, repartir su parte.

Aguardó a alguna protesta.

Tomtom permaneció absorto en la mugre de sus uñas, hasta que el paladín comenzó a hablar de muertos, hechiceras y sobre todo de oro. En ese instante, el mediano loco alzó la cabeza y escuchó, como si realmente le intereara. Para cuando el señor del lugar terminó su discurso, a Tomtom ya le brillaban los ojs, claro signo de que quería embarcarse en aquella locur a toda costa.

Al abrir el turno de preguntas, el mediano fue el primero en hablar

¿Iremos todos juntos, toda esta gente, señor? preguntó timidamente. ¿O entraremos por distintos lugares? No quiero ir con chusma, soy un mediano muy disinguido, he viajado por todo el mundo, ¿sabe? aseveró, sacando una pelotilla de mugre de entre sus peludos dedos.

Me incorporo detrás de mi compañero y añado algunas dudas propias.

Sólo tengo un par de preguntas antes de ponerme en camino, a mayores de las de Tomtom, ¿Sabremos a que hemos de enfrentarnos, muertos vivientes, orcos, bestias o desconocemos tal dato? y otra ¿Se sabe en que se basa la maldición lanzada? Quiero decir, ¿el hombre fue maldito con una existencia eterna lastimera, simplemente murió y ahora sus tierras pagan por sus actos...?
Ah, se me olvidaba - digo a punto de sentarme - ¿Cuando podemos partir?

Dicho esto vuelvo a sentarme esperando las respuestas.

Escucho con atención al señor del lugar mientras describe la desoladora historia de esas tierras a las que nos vamos a encaminar, pero mi atención se trunca en ira cunado capto la alusión que hace de nosotros,pero rápidamente me sereno. Ciertamente algunas de las personas que habían venido al olor del oro no seria de fiar , y así lo había captado el señor , que seguramente había sido aventurero en sus tiempos y ahora vivía de la experiencia acumulada.
Luego lanzo una mirada evaluando a mis compañeros preguntándome si alguno se querría echar atrás mientras espero acontecimientos.

Respondí a la mirada del heredero con otra de lástima, yo comprendía perfectamente por lo que debería estar pasando al ser hijo de tan fuerte y noble guerrero y no poder llegar a la altura de lo que exigía su padre.

De todas maneras estaba contento de que el señor de las tierras fuera un paladín o un elegido de los dioses justos y nobles, eso significaría que sería justo con sus tratos, aunque tuviera todo tipo de extrañas normas con respecto al honor de las mujeres y la propiedad de las cosas.

Me perdí en mis pensamientos acerca de lo que nos había dicho el noble ¿Serían muertos vivientes? ¿Que otro enemigo tendríamo enfrente?

Por mi parte estaba listo para partir cuando nos lo dijeran.

Escucho con una siniestra sonrisa los cuentos sobre maldiciones y gritos en la noche, pero cuando al fin llega a lo importante, la recompensa, me inclino hacia delante con expectación

"diez mil de oro, esa es una cantidad interesante, y estos tipo paladinescos suelen cumplir su palabra, suelen"

-yo tengo una duda, ¿para que nos hace falta toda esta chusma?- digo señalando con un gesto a las otras mesas para luego ponerme en pie sobre la mesa con los brazos en jarra -yo y mi grupo somos perfectamente capaces de ocuparnos del problema solitos, solo has de pagarnos el doble a los cuatro y te ahorraras...- empiezo a hacer cuentas con los dedos pero desisto rápidamente -...mucho oro-

Leira se había mantenido en silencio mientras el señor Ambery relataba la historia de aquellas tierras. Una sonrisa sesgada asomó a sus labios al escuchar a aquellos que preguntaban sobre los peligros a los que deberían enfrentarse. Ella lo tenía claro y lo había hablado largo y tendido con Aaron. Era una oportunidad única, y como siempre había sido tan alocada, esta vez no iba a ser menos y no quería dejarla escapar. 

Cuando Reijar dio su opinión, la sonrisa de Leira se ensanchó. - Se ahorraría 120.000 piezas de oro... Si saliéramos todos con vida, claro está... Aunque seguro que ya cuenta con que no. Por eso no hay anticipos ni nada - . Comentó la joven enarcando una ceja y echando ligeramente su silla hacia atrás, para poder apoyarse sobre las patas traseras. Era una mala costumbre que tenía, siempre le había gustado sentirse al filo...

Si bien el lugar tenía sus cosas espantosas, no modificaba en nada mi decisión de ir por la recompensa. Además, iba a tener un rato de diversión si había alguna pelea. Tampoco tengo dudas o reclamos para hacerle al señor Ambery; estoy conforme con todo lo propuesto hasta el momento.

No presté atención a nadie más que mi equipo y a los recién llegados. Me di cuenta de como mi camarada de grupo, el de la espada, miraba a todos fijamente, a lo que respondí de la misma forma y siguiendo su vista.

Ante la respuesta intrepida de Reijar le digo: Vuelves a demostrar tu coraje, un día más Reijar... pero antes de demostrar tu valentía en el campo de batalla te diré, que el señor ya tiene pensado cuanto pagar, y ha calculado los riesgos, pues piensa Reijar, que si fuera tan sencillo, no hubiera llamado a intrepidos aventureros de cualquier punto del mapa.

La cuantía es más que valiosa, y se agradece... digo ahora mirando y agradeciendo tanto al paladin como a su hijo.

Nosotros nos presentamos candidatos a seguir esa senda y ayudar a cuantos lo deseen en la empresa que usted nos comparte, como bien a escuchado de parte de Reijar, el valor no nos falta, y lucharemos contra maldiciones, brujas o cualquier otro ser que se interponga contra la dignidad y seguridad de sus tierras...

Tras hablar con el paladin me volví hacía me grupo y les dije:

Si la recompensa es por persona, da igual que nos acompañen otros grupos, incluso sería de agradecer, pues el único requisito para cobrar esta tarea será sobrevivir, y cuantas más manos ayuden a disipar la tarea, más fácil será cubrir las espaldas y sobrevivir...

Vuelvo a girarme al resto de reunidos y digo dirigiendome a SteelHammer:

Sus preguntas son muy certeras, y adecuadas... yo tambien espero vuestras respuestas, y aúnque no quede duda, incido en el hecho de que Reija, Kerinan, Leira y yo mismo estamos dispuestos a comenzar esta empresa...

Como siempre, Aaron era nuestra voz cantante por su palabrería incesante aunque, todo había que decirlo, tan certera como una flecha bien lanzada. Su parlamento era elocuente y justo por lo que apenas tenía nada que comentar apoyando sus palabras o siquiera rebatiendo alguna de ellas. Siendo así, asentí al tiempo que exclamé aquello único que consideré oportuno cuando nuestro compañero hubo terminado:

-Cómo bien dice mi compañero, nuestro pintoresco grupo está más que presto a ponernos en marcha. Sin embargo, una cuestión ronda por mi mente pues de todos es bien sabido que un pago tan suculento requerirá muestra alguna del trabajo exigido....siendo así, qué será lo que reclamareis para comprobar que esta empresa ha sido llevada a buen fin como para reclamar por nuestra parte la recompensa ofrecida.....principalmente para tener en conocimiento si maese Reijar deberá recolectar una o varias testas seccionadas.-

Cuando concluí apoyé levemente mi mano sobre el hombro de mi compañero Aaron y le susurré algo al oído que bien era tan sólo para él y para mí.

-Vigilad vuestras palabras, maese Aaron. Os tengo por un hombre de razón y sospecho que viajar en compañía de alguno de estos supuestos aventureros podría traernos más desgracias que alegrías. No todos los peligros visten ropajes oscuros, la cortesía a veces suele mostrar nuestra espalda descubierta querido amigo.-

Al decirle esto me separé de él para volver a mi posición a su espalda mientras aguardaba que algo saliera en claro de aquel cónclave, pues, a decir verdad, siempre había preferido de lugares abiertos y aire fresco antes que el viciado aroma de la taberna en la que habíamos ido a parar.

Las palabras de Kerinan delataban su inteligencia, poco a poco cada uno estaba mostrando que mis palabras sobre ellos eran certeras... así el paladín podría divisar que no mentía en ninguna de mis palabras.

Afirme con mi cabeza las palabras de Kerinan esperando una respuesta e ellas, mientras el me susurraba algo al oido y lo le conteste.

Gracias, Kerinan, por lo que veo, tu inteligencia y perspicacia siguen estando alerta... mientras mis pasos vayan cercanos a los tuyos, puedo estar tranquilo, pues tu mente es la gracia que permites compartir con el grupo.

Pero gracias por el consejo, amigo.

No mentía, pues sabía que cualquier resquicio de sospecha o de artimaña extraña sería divisada por la lúcida mente de Kerinan...