escuche con atención y en silencio las palabras del caballero. Ya están todas las cartas sobre la mesa y no hay mucho para decir, sino actuar... Mire hacia mi grupo, y confirmando con la mirada que seguiría con la misión "siempre les cubrire las espalda, camaradas" diciendo esto, señalo mis flechas, para dar seguridad...
Me quede en silencio mientras desayunaba tranquilamente, de nuevo junto a mis compañeros de viaje en la misma mesa. Me habia acostumbrado a ellos, como supongo ellos a mi.
Al rato aparecieron aquel hombre y su hijo, ambos con buenos ropajes y cierta cara de preocupacion.
Escuche los comentarios de la gente, pues yo era mas bien de escuchar o actuar, si algo no me gustaba. Explicaron los pormenores de la mision y aun asi el cuento para niños o meter miedo a algunos no me hizo levantar la mirada de mi plato.
Con alguna pregunta gruñia, pues que mas daba a quien enfrentarse, el caso era ser diez mil piezas de oro mas rico y eso me habia convencido antes de llegar a esta taberna.
Quiza el tema de magias y brujerias me hacia rechinar los dientes, pero hasta ahora todo lo que sangraba podia morir y con eso me valia.
Mire a mis compañeros de mesa, una vez acabe el desayuno pues no me gustaba matar sin tener el estomago lleno.
Yo no tengo ninguna duda y a mi no se me quitan las ganas con las historias de viejas que esta contando ¿Y vosotros?- Deslice una medio sonrisa, pues me estaba cansando de preguntas estupidas y de que esto se convirtiera en un debate y no un alistamiento.
Tras eso me levante y golpee con el mango del hacha en la mesa para que se me prestara atencion.- Soy KORN, de Grawbear, ¡Contar con mi Hacha!....¿Cuando empezamos o vamos a pasarnos toda la mañana hablando?
Mire fijamente al Sr Ambery, mientras me acercaba hasta el y me colocaba a un lado esperando que me dijera por donde se entraba- Podria ir diciendome por donde entrar, pues cuando acabe de responder a las preguntas yo seguro que estare aqui a la hora de cenar.- Sonrei a los Ambery.
Los demás hacen un poco de barullo como para que escuches, pero no parecen comentar nada malo por sus expresiones.
La mayoría de las preguntan eran las que él mismo hubiera hecho, aunque claro, quizás no de la forma en la que se habían formulado, por lo que intentó ser de lo más sutil a la hora de responder, intentando no ofender a nadie, aunque para sus adentros, hubiera deseado darle una patada en el culo a alguno.
- Cada uno de los grupos entrará por una zona. - Asintió mirando a uno de los pequeños hombrecillos. - Eso sí, lo que no os puedo decir es a lo que os vais a enfrentar, porque no ha habido quien haya salido de allí para contarlo.
Por unos segundos se vio su gesto de preocupación. Los que mirasteis su cara pudisteis ver que casi estaba preocupado por mandaros a un sitio así.
Las palabras de la pícaro la hicieron mirarla, pero no las respondió por el claro motivo de que no habría dinero antes sólo para que por él no corriera la sangre más de lo imprescindible, pero... no todo el mundo podía verlo.
- Si nadie tiene ninguna duda más podemos partir tras el desayuno. Mi hijo y yo os acompañaremos allí. Irán algunas personas más que hay en la otra posada.
La muchacha que había desayunado en la mesa de la que se había levantado Korn se levantó tras las últimas palabras de señor. Su plato ya estaba vacío.
- Pues por lo que a mi respecta.- Y dió un vistazo al resto de sus compañeros que también habían desayunado añadió.- Al igual que mis compañeros. Ya puede mostrarnos la zona por la que deberemos entrar nosotros.
La mujer vestía un vestido de tela, entallada, de tonos cálidos, rojos, naranjas y tostados suaves, con hilo de oro dibujando fligranas en su extensión. De un lado de su cadera colgaban un par de espadas cortas envainadas.
Cuando el mayor de los Ambery respondió de aquella forma tan escueta a nuestras dudas cerré los ojos y sonreí al tiempo que asentí a su propuesta de continuar con el viaje que habíamos comenzado y dirigirnos de una vez por todas al lugar por el cual estábamos allí.
Alzando de nuevo la vista miré tanto a maese Ambery como a su hijo y, entrecerrando los ojos exclamé con tono cordial:
-Sea pues, Lord Ambery, vuestras palabras, al igual que la de alguno de los presentes...- ,dije mirando a algunos de los otros aventureros, -...denotan que la demora siempre es algo a evitar, así pues, considero que por nuestra parte cuanto menos podemos dirigirnos al lugar que nos compete y no perder más de nuestro valioso tiempo.-
Diciendo esto aguardé a que nuestro contratante se pusiera en marcha o que alguien se detuviera pese a todo a comer algo de desayuno. Lo cierto era que apenas tenía ánimo para sentarme a comer nada y, tras tanto tiempo aguardando el momento de aventurarme en aquella tierra maldita, quizá necesitaba de una vez por todas comenzar con la empresa que nos habíamos propuesto concluir. Diez mil piezas de oro era recompensa más que suculenta por la misión exigida, sin embargo había intereses aún mayores para mi persona en toda aquella historia. Sin apenas darme cuenta, una media sonrisa se dibujó en mi rostro ante la inminente aventura que se nos presentaba.
Así nos conduce... como ovejas al matadero.
Raknor se encontró pensando como un sureño, pues no comprendía demasiado bien la expresión de "las ovejas y el matadero." La había escuchado bastante en sus trabajos como mercenario, y siempre cuando iban a una batalla difícil. Así que ahora se encontraba pensándo en ella. Sabía que las "ovejas" eran esos animales de los que sacaban la lana para ropa y el queso. Y el matadero tendría que ser algún sitio con mucha matanza. Pero... ¿Por qué iban a matar a unos animales tan útiles?. Nada tenía sentido.
Putos sureños, y puta lana, prefiero las pieles, el queso... queeeeeeso.-pensó guardándose un buen montón de los trozos que les habían dado para desayunar en su faltriquera.
-Si,-asintió a las palabras de Sianna.-Pero haz el favor de recordar a ese jefe que nosotros no nos dejamos esquilar.-Y así, con esas enigmáticas palabras, se dispuso a realizar otro difícil trabajo más.
"con razón nuestros patrones aprecian las palabras de Aaron, no sabe negociar" Leira y yo ya casi habíamos conseguido el doble de dinero y lo tira por tierra, tiene suerte que de caerme bien o le abriría las tripas aquí mismo
-vamos de una vez a ese sitio, tengo ganas de matar cosas- digo con la boca llena, soltando trocitos de pan, queso y cerveza conforme hablo
Me seco la boca con la manga y luego me guardo unos trozos de pan y queso en los bolsillos
Observo las reacciones de los demás , preguntándome cuantos de ellos no volverán. Todos parecen confiar en sus posibilidades , y eso es bueno , aunque me preocupa un poco la misión , trato de que no se note ya que fácilmente podría ser confundido el miedo con el respeto.
-No tengáis tanta prisa y aprovechad los últimos momentos de tranquilidad, puede que sean los ultimo , y ya os han dicho que se partirá después del desayunodigo mientras degusto mi queso con tranquilidad apoyado en una mesa.
Después del desayuno... Perfecto... Leira tenía una presencia tranquila. Se llevó un poco de queso a la boca y empezó a masticarlo pensativa, cuando las prisas de Reijar hicieron que casi se atragantara.
- Mierda... Estamos desayunando... - Comentó intentando calmar las ansias de su pequeño compañero. - No tengas tanta prisa, ese sitio no se moverá de allí... - Se llevó otro trozo de queso a la boca y lo rebajó con algo de vino.
Disimuladamente se guardó unos cuantos trozos en los bolsillos. Kerinan no había desayunado y no iba a dejar que se desperdiciara su parte.
Estaba comiendo mi último trozo de pan con queso, cuando escucho que el señor Ambery comenta que ya se puede comenzar. Luego veo que uno de los escandalosos medianos que habían llamado la atención la noche anterior quería hacer lo mismo en este momento. Que molesto es este "sujeto".
Termino de alimentarme y sacando un poco las migas de mi ropa y de la mesa, apoyo en la misma mis codos, entrelazo mis manos y las acerco a mi rostro, tanto que rozan mi nariz. Todo esto lo hago con los ojos entrecerrados.
-Por mi parte estoy listo. No puedo arrancar sólo, así que aguardo por ustedes.- digo, mirando a mis compañeros, de los cuales uno advertía al fastidioso ser de baja estatura de que se calme.
Me senté junto a Leira a desayunar ese preciado queso...
Y dije a Reijar llevando el queso a mi boca junto con un trozo de pan: Cuando tiene razón, tiene razón...
Saqué una silla para animar a Reijar a desayunar, antes de partir...
Como siempre me molesto la gente que le gusta llamar la atención o desubicada, Reijar no iba a ser la excepción... "por mi parte, también estoy listo, chicos/as" diciendo esto, termino de desayunar y empiezo a meditar sobre la misión.
Me llevo a mi ya atiborrada boca otro trozo de queso
-parece que no podáis comer y caminar- digo salpicando nuevamente de pan y queso
-pero vale, acabemos de desayunar- tras decir esto cojo una jarra de cerveza y empiezo a tragar ayudando a pasar todo lo que tengo en la boca
Cuando entraron aquellos dos hombres yo ya me habia comido practicamente lo mismo que mis compañeros varones, mientras habia analizado cada una de las cosas que portaban los alli presentes.
Mmm... su hijo... es mono... ¿Heredero? Seguro que poseen unas joyas preciosas...
Cuando comenzo hablar de leyendas, hechiceria y murmullos y alaridos en la noche puse cara de "pesadez" pidiendo una crveza y bebiendome casi la mitad de un trago, habia viajado lo suficiente como apra saber que de lo que se cuenta solo un porcentaje muy pequeño es verdad, y sobretodo, lo que mas aleja a alguien de un tesoro es el miedo...
Cuando dijo el premio gordo, levante la mirada ocmo un conejillo que escucha un ruido a su alrededor, casi se me elevaron hasta las orejas - Cuenten conmigo! - dije sin mas mirando a mis compañeros despues con cara de "mas os vale aceptar!" sabian que en temas de dinero era la peor sanguijuela que pudieran encontrar.