Partida Rol por web

Eres el primero en entrar al salón principal.

Una vez dentro miras a tú alrededor y lo primero que te llama poderosamente la atención es el acuario que hay en medio del salón sobre un mueble hecho a medida para él. El acuario tiene una medida aproximada de un metro de ancho por uno  de alto donde puedes ver unos peces de gran tamaño nadando y en el fondo hay  un viejo cofre del tesoro que permanece cerrado. Desde donde te encuentras no puedes distinguir el tipo de pez que hay dentro del acuario.

Centrando ahora tu vista en lo que te rodea puedes ver dos sofás de color beige junto al acuario, uno a su derecha y otro a su izquierda. El sofá de la derecha es de dos plazas y tumbado sobre él hay un pequeño perrito, el cual alza su mirada cuando te ve entrar. Puedes comprobar como el perro también lleva puestos un collarín y pulseras iguales que los que lleváis vosotros pero hechos a medida para él.

 El sofá de la izquierda es de tres plazas. Junto a los sofás puedes ver unas mesitas de época y junto a cada una de ellas una lámpara de pie, estas permanecen apagadas.

A mano izquierda del salón hay una puerta que permanece cerrada.

Las paredes del salón están pintadas de un color blanco roto nada agradable a la vista. Las paredes también están sucias, llenas de moho y humedad. Frente a la puerta por la que has entrado hay un gran ventanal que da al patio trasero de la mansión. Dicho ventanal está protegido por una fuerte reja forjada impidiendo la entrada o salida de la mansión por ahí.

En las paredes hay colgados varios cuadros monotemáticos, todos ellos relacionados con cámaras de tortura, instrumentos quirúrgicos y rostros de personas reflejando el terror  y sufrimiento que en algún momento de su vida debieron sufrir.

Una vez más la iluminación de la estancia es una triste bombilla colgada del techo.

Tras de ti puedes escuchar como el chirriar de la silla de ruedas de Dakota te dice que ella acaba de entrar al salon.

Eres la segunda en entrar al salón principal, justo detrás de Terry.

 Una vez dentro miras a tú alrededor y lo primero que te llama poderosamente la atención es el acuario que hay en medio del salón sobre un mueble hecho a medida para él. El acuario tiene una medida aproximada de un metro de ancho por uno  de alto donde puedes ver unos peces de gran tamaño nadando y en el fondo hay  un viejo cofre del tesoro que permanece cerrado. Desde donde te encuentras no puedes distinguir el tipo de pez que hay dentro del acuario.

Centrando ahora tu vista en lo que te rodea puedes ver dos sofás de color beige junto al acuario, uno a su derecha y otro a su izquierda. El sofá de la derecha es de dos plazas y tumbado sobre él hay un pequeño perrito, el cual alza su mirada cuando te ve entrar. Puedes comprobar como el perro también lleva puestos un collarín y pulseras iguales que los que lleváis vosotros pero hechos a medida para él.

 El sofá de la izquierda es de tres plazas. Junto a los sofás puedes ver unas mesitas de época y junto a cada una de ellas una lámpara de pie, estas permanecen apagadas.

A mano izquierda del salón hay una puerta que permanece cerrada.

Las paredes del salón están pintadas de un color blanco roto nada agradable a la vista. Las paredes también están sucias, llenas de moho y humedad. Frente a la puerta por la que has entrado hay un gran ventanal que da al patio trasero de la mansión. Dicho ventanal está protegido por una fuerte reja forjada impidiendo la entrada o salida de la mansión por ahí.

En las paredes hay colgados varios cuadros monotemáticos, todos ellos relacionados con cámaras de tortura, instrumentos quirúrgicos y rostros de personas reflejando el terror  y sufrimiento que en algún momento de su vida debieron sufrir.

Una vez más la iluminación de la estancia es una triste bombilla colgada del techo.

Entras al salón principal justo detrás de Terry y Dakota.

Una vez dentro miras a tú alrededor y lo primero que te llama poderosamente la atención es el acuario que hay en medio del salón sobre un mueble hecho a medida para él. El acuario tiene una medida aproximada de un metro de ancho por uno  de alto donde puedes ver unos peces de gran tamaño nadando y en el fondo hay  un viejo cofre del tesoro que permanece cerrado. Desde donde te encuentras no puedes distinguir el tipo de pez que hay dentro del acuario.

Centrando ahora tu vista en lo que te rodea puedes ver dos sofás de color beige junto al acuario, uno a su derecha y otro a su izquierda. El sofá de la derecha es de dos plazas y tumbado sobre él hay un pequeño perrito, el cual alza su mirada cuando te ve entrar. Puedes comprobar como el perro también lleva puestos un collarín y pulseras iguales que los que lleváis vosotros pero hechos a medida para él.

 El sofá de la izquierda es de tres plazas. Junto a los sofás puedes ver unas mesitas de época y junto a cada una de ellas una lámpara de pie, estas permanecen apagadas.

A mano izquierda del salón hay una puerta que permanece cerrada.

Las paredes del salón están pintadas de un color blanco roto nada agradable a la vista. Las paredes también están sucias, llenas de moho y humedad. Frente a la puerta por la que has entrado hay un gran ventanal que da al patio trasero de la mansión. Dicho ventanal está protegido por una fuerte reja forjada impidiendo la entrada o salida de la mansión por ahí.

En las paredes hay colgados varios cuadros monotemáticos, todos ellos relacionados con cámaras de tortura, instrumentos quirúrgicos y rostros de personas reflejando el terror  y sufrimiento que en algún momento de su vida debieron sufrir.

Una vez más la iluminación de la estancia es una triste bombilla colgada del techo.

Justo detras de vosotros no tarda en entrar Travis al salon principal.

Abro la puerta y observo la sala, y la cara de sorpresa que tengo debe de ser curioso. Veo un acuario, diverso mobiliario de hace tiempo, incluso un perro que se percata de nuestra presencia. Cuando mi mirada se fija en la ventana, voy corriendo directamente hacía ella.

Al llegar a su lado, observo que las rejas se encuentran fijas y que es imposible salir por esa vía. - Mierda, pensé que podíamos escapar por ahí. Dije al resto de mis compañeros.

En ese momento me fijo también en los cuadros de tortura, y se me hiela la sangre.

Hubiera sido un salón de lo más agradable si no estuviera, al igual que el resto de la casa que habían visto, lleno de suciedad, abandono y humedad. Lo primero en lo que se fijó Dakota fue en el acuario, y ni siquiera se atrevió a imaginar cuál sería su habitante. Y en ese momento vio al perro que los miraba fijamente sin moverse, el pobre tenía colocado el mismo collar que llevaban ellos y a Dakota le invadió la pena al comprobar que incluso el pobre animal estaba allí encerrado.

Mientras Terry corría hacia la ventana para ver si por allí podían escapar, ella siguió contemplando la habitación y, con un escalofrío que la recorrió de arriba abajo, se fijó en los cuadros colgados en las paredes. ¿Quién en su sano juicio podía tener tales cosas como adorno? Cada vez estaba más convencida que habían caído en manos de un loco cuyo mayor placer era infligir dolor a los demás.

- Esto es... espantoso...

Se movió con la silla de ruedas en dirección al perro que seguía tumbado en uno de los sofás.
 

El perro cuando ve que Dakota se acerca a él se pone de pie sobre el sofá. La mira fijamente y después centra su vista sobre la silla de ruedas. Entonces el perro se encoje como asustado y empieza a gemir y a tiritar de miedo.

Puede que el chirriar de la silla de ruedas no le guste lo mas minimo. O simplemente esa silla le recuerde algo desagradable.

Travis no podía esconder de manera muy eficiente el miedo que sentía al ver la ambientación de la habitación y el lugar en el que estaban. Miró hacia atrás abriendo la puerta buscando algo raro.

-Chicos quizás deberíamos ver todo lo que hay en las dos habitaciones antes de adentrarnos en esta, ya casi nos mata una lampara antes y esto no parece tener mejor pinta. 

Dakota se quedó paralizada al ver como el perro se asustaba de ella y los gemidos que lanzaba le traspasaron el corazón. Había algo que hacía que el animal se comportara de aquella forma, ¿sería la silla de ruidas y el ruido que hacía? No tenía ni idea, lo único que sabía era que no podría acercarse al perro si no quería que huyera despavorido.

- Creo que toda la casa va a ser por el estilo...

Travis tenía razón, lo mejor que podían hacer era recorrerla toda antes de tomar una decisión. Lo que más fastidiaba a Dakota era tener que estar sujeta a esa maldita silla de ruedas, eso lo único que conseguía era que su cabeza no funcionara al cien por cien por el pánico que sentía a verse para siempre atada a ella.

- Sí, igual es mejor que sigamos recorriendo el resto de la casa.

No tan rápido chicos… dice la voz por el pinganillo que lleváis puesto.

Veis ese acuario llena de pececillos?, pues bien…la voz hace unos segundos de inquietante silencio para continuar diciendo… si queréis salir de esta casa, dentro de ese acuario, en ese viejo cofre del fondo, está la clave para salir de aquí.

Tras otros segundos de silencio dejando que asimilarais la situación dice… pero claro, todo no va a ser tan fácil. Esos pececillos son voraces pirañas, y… con una voz socarrona continua diciendo… llevan mucho tiempo sin comer.

Estoy escuchando la conversación entre Dakota y Travis, cuando el loco habla por el pinguanillo, y del susto no me caigo al suelo de milagro. Dice algo del acuario y de que dentro del mismo se encuentra la manera de salir de aquí.

Después de ver que no hay salida por la ventana me acerco al acuario para ver el cofre que antes no había reparado en él.

- Podemos intentar distraer a las pirañas si lanzamos al perro por ejemplo, pero antes hay que ver como accedemos al cofre. No me entusiasmaba la idea de que el perro fuera el alimento de esos carnívoros pero no veía otra opción.

Te acercas al acuario y puedes observar como en la parte de arriba del mismo hay un orificio lo suficientemente grande como para que quepa un brazo.

En el fondo del acuario un cofre del tesoro de decoracion de los que puedes encontrar en cualquier tienda de mascotas. Puedes ver que el cofre esta cerrado con un mecanismo simple. Se trata de un pequeño candado de atrezo.

Miró con pena al perrito que aún seguía en el sofá tiritanto y gimiendo de miedo. La idea de Terry le parecía atroz y ni por asomo dejaría que le hicieran daño.

- No, eso no. Tiene que haber otra manera de conseguir la llave.

Miró con asco el interior de la pecera, barajando distintas posibilidades.

- Podemos pescar con algo el cofre ¿no? O... o mejor... ¿Y si intentamos romper la pecera?

Después de analizar la pecera, miro a Dakota y le contesto.

- Si te das cuenta hay un agujero en la parte de arriba para meter un brazo, o eso parece, pero la posibilidad de conseguir el cofre ese de juguete que hay en el fondo puede ser posible, si tuviéramos algo que hiciera de anzuelo. Dije mientras miraba por el suelo para ver si veía algo parecido a un clip de papelería.

Travis se había cruzado de brazos mirando la pecera.

-Yo también he pensado en romper la pecera, pero seguro que el cabrón este ha puesto una blindada o vete a saber que. Si no conseguimos romperla siempre podríamos hacer algun gancho como ha dicho Terry con algun hierro fino de la silla de ruedas ¿no?

No encuentras nada util mientras realizas tu busqueda. Solo hay mugre y suiedad adherida al suelo.

Entras al salon principal y puedes observar a tus amigos manteniendo una conversacion.

Miras a tú alrededor y lo primero que te llama poderosamente la atención es el acuario que hay en medio del salón sobre un mueble hecho a medida para él. El acuario tiene una medida aproximada de un metro de ancho por uno  de alto donde puedes ver unos peces de gran tamaño nadando y en el fondo hay  un viejo cofre del tesoro que permanece cerrado. Desde donde te encuentras no puedes distinguir el tipo de pez que hay dentro del acuario.

Centrando ahora tu vista en lo que te rodea puedes ver dos sofás de color beige junto al acuario, uno a su derecha y otro a su izquierda. El sofá de la derecha es de dos plazas y tiritando y con una actitud de miedo sobre él hay un pequeño perrito, el cual alza su mirada cuando te ve entrar. Puedes comprobar como el perro también lleva puestos un collarín y pulseras iguales que los que lleváis vosotros pero hechos a medida para él.

 El sofá de la izquierda es de tres plazas. Junto a los sofás puedes ver unas mesitas de época y junto a cada una de ellas una lámpara de pie, estas permanecen apagadas.

A mano izquierda del salón hay una puerta que permanece cerrada.

Las paredes del salón están pintadas de un color blanco roto nada agradable a la vista. Las paredes también están sucias, llenas de moho y humedad. Frente a la puerta por la que has entrado hay un gran ventanal que da al patio trasero de la mansión. Dicho ventanal está protegido por una fuerte reja forjada impidiendo la entrada o salida de la mansión por ahí.

En las paredes hay colgados varios cuadros monotemáticos, todos ellos relacionados con cámaras de tortura, instrumentos quirúrgicos y rostros de personas reflejando el terror  y sufrimiento que en algún momento de su vida debieron sufrir.

Una vez más la iluminación de la estancia es una triste bombilla colgada del techo.

En un momento dado veis como el pobre perro atemorizado por la silla de ruedas de Dakota dirige su mirada rapidamente hacia la puerta por la que habiais entrado hace un rato. Os girais y veis a Dwight que aparece por ella.