Partida Rol por web

Mensaje sólo para ti:

Puedes leer claramente "Soy el fin y el principio y como tal me comportaré. Quien cruce éstas puertas será devorado para hacerme pervivir eternamente. A no ser que traiga la ofrenda líquida que beberé."

-¿Oyes eso...? Parece un arrolluelo, o algo así. ¡Qué raro! -La guerrera escudriña el fondo de la abertura, intentando ver qué hay más allá. -¿Entiendes esas marcas? Tenemos que tener cuidado, no me gusta esto... no me está gustando nada de lo que nos rodea. Demasiada magia.

Con prudencia pero sin poder tomar otra decisión, espada en mano y alerta, Grundha se dispone a internarse en el pasadizo que desciende. A menos que su compañera, o algo de lo que ella vea, le indiquen lo contrario.

Animo compañero cada vez quedan menos y pronto tendremos dificultades para encontrar alguien a quien golpeardigo riendo mientras sigo entonando una sinfonía de muerte y acero a mi alrededor

Por Elrik que acabaré con todos vosotros, malnacidos. Ginair, encárgate de los soldados, que yo desmembraré a esos arqueros.

Digo mientras cargo hacia los hijos de perra que tensan sus arcos, con el firme propósito de cercenar cabezas y destrozar rodillas.

Sira se rasco el menton y dijo Bueno dice algo asi como que necesita una ofrenda liquida y asi podremos pasar. Zoltak porque no pruebas en llevar agua de ese arroyo y mirar si asi podemos pasar. Igual ofreciendole el agua cristalina nos dejara pasar. No pasara nada si no lo es por lo menos lo hemos intentado.

Sira miro con decision a Zoltak esperando una respuesta rapida.

Zoltak asiente.

Por Istar que si eso dicen las runas, así lo haremos. Aunque no me fío de esa magia impura. Qué ironía que después de haber derrumbado esa catarata, éste lugar esté seco.

Agarra su zamarra y echa algo de agua en la runa. La puerta de la entrada está abierta y os deja pasar hacia el túnel. El agua resbala sobre la runa y parece que no pasa nada. Pero la entrada al túnel sigue abierta.

Ginair y Daaron saltan sobre sus víctimas. Ginair baja su espada haciendo un movimiento que tensa todo su cuerpo desde su espina dorsal hasta los talones. La espada golpea la piedra tras el soldado que ataca. Daaron salta hacia los arqueros con los dientes apretados. Los arqueros lo miran con cara de terror y el más aterrado suelta la tensión de su arco y dispara la flecha que se clava en el hombro de Daaron en una escena peripatética.

Se escucha un temblor en el suelo y la muralla se desprende por trozos. Daaron logra saltar a un lado antes de que el suelo se hunda bajo sus pies y logra ponerse en la parte interior de la muralla sin daños. Ginair ve como la muralla va desprendiéndose pedazo por pedazo y se prepara para cuando llega su turno. Se acuclilla y salta sobre uno de los trozos que se desprende delante de él y resbalando sobre ese trozo de muralla logra ponerse a salvo mientras el resto de la muralla se desprende. Las piedras matan a la mitad de los soldados. Quedan los 4 arqueros que se levantan entre la humareda y antes de que les dé tiempo a miraros, podéis ver cómo son despedazados en apenas un par de zarpazos. Detrás suyo aparecen 3 osos gigantescos que parecen reclamar su puesto en la ciudad destruida. Miran con unos ojos mezcla de colores rojizos y caramelo. Abren sus fauces y gruñen, disponiéndose a atacaros.

rendios la ciudad ha caído y no se debe fidelidad a los muertosdigo mientras sigo moviendo de un lado a otro la cimitarra y el brazo comienza a pesarme por el cansancio- morid por nada o uníos a nosotros

Aun conmocionada con la muerte de los guerreros que acompañaban a los generales,mira derredor en busca de quien pagara con su sangre la muerte de tan valerosos soldados

Visto que con la cimitarra estoy haciendo un ridículo espantoso, saco mi arco hyrkanio y lanzo flechas contra los arqueros enemigos. Los osos no me interesan de momento, es un problema que se solucionará después.

-Vuela flecha, y clávate en tu los corazones. Que escupan sangre y lloren orines, pues hoy es el día de su muerte.

Daaron carga su arco y dispara a los soldados, mientras Ginair carga contra los soldados y los tres osos. La escena termina muy rápido. La flecha de Daaron se clava en uno de los arqueros que quedaba con vida y antes de que Ginair llegue al combate cuerpo a cuerpo, los tres osos gruñen con salvajismo y mueven sus zarpas. Tan sólo uno de ellos impacta, partiendo por la mitad a todos los arqueros que quedaban vivos y lanzando restos humanos en todas direcciones. Los osos mira a Daaron y a Ginair como si fueran un tarro de miel.

Dentro del palacio, el resto del grupo (todos) se internan en las catacumbas. Al contrario que otras en las que ya habéis estado, como aquella en el Valle de los Difuntos; ésta no desprende ningún olor extraño. Todo huele como si lo hubieran bañado en flores y los pétalos se hubieran quedado pegados a las paredes perfumando el pasillo por siempre. Tampoco se ve oscuro. Hay una claridad constante a lo largo de todo el pasillo y en ningún momento sentís el frío húmedo que se suele sentir cuando se pasea por un lugar que ha sido perforado bajo el suelo.
Grundha, Mara, Sira y Zoltak caminan por los pasadizos que cada vez son menos terrosos y van apareciendo más y más baldosas con preciosos dibujos. Hasta que llegan al final del pasillo. Una corriente de aire sopla en vuestra cara y cuando llegáis al final del pasillo veis una gran sala. La sala tiene bordados con hilos dorados y plateados colgados por las paredes, que parecen ser unas paredes curvadas, como si la sala tuviese la forma de una pelota. En el centro de la sala no hay suelo y podéis ver como a decenas de metros hay lava burbujeando, tal vez por eso no sintierais el frío y la humedad en el pasillo. En medio de la sala hay cuatro puentes hechos con tablas de madera y cuerdas que llevan hasta un lugar central en el que está un hombre con túnica masajeando de forma sensual una piedra con tonalidades rojas y moradas y a su derecha hay otro hombre muchísimo más corpulento, también vestido con túnica observando.
En el momento en que aparecéis el hombre más menudo os señala y el otro hombre más corpulento gruñe, se arranca la túnica y podéis ver a un gigantesco especie de gorila que corre por uno de los puentes hacia vosotros.

Demasiado... bello.

Pensaba para sí, escamada, mientras se adentraba en lo que debería haber sido una lóbrega red de pasadizos malolientes, y era justamente lo contrario.

Y sus temores se multiplicaron cuando llegaron a la sala circular, con la lava gorgoteando en el fondo, abriendo y cerrando fauces escarlatas con cada latir de sus entrañas. Pero una extraña fascinación se desprendía de cada rincón al que mirara, muy a su pesar. Las paredes, los bordados, lo puentes. Y ese extraño monje, o lo que fuera, con su danza lasciva alrededor, encima más bien, de esa piedra tornasolada.

No tuvo tiempo de seguir admirándose, ni de pensar. Por fin algo que conocía, la fuerza bruta, esa especie de bestia deshaciéndose de la incongruente túnica, abalanzándose sobre ellos.

Grundha sujetó su espada con los dientes, calzó una flecha en su arco, y le disparó. No iba a dejar que cruzara el espacio que les separaba, si podía evitarlo. Y si lo hacía... su acero le recibiría.

Tras no encontrar ningún tipo de oposición a nuestro avance para descargar las espadas sedientas de sangre,llegamos a una sala que parece el centro de todo este maldito trozo de piedras.....

Una especie de mago,(otro mas,puagg),nos espera con su acólito dispuesto a desafiar nuestras armas.....que así sea....

El primero le hace un gesto al otro y este se desprende de sus vestimentas y salta hacia nosotros simiescamente....

Estaba mejor vestido....

Veo que Grundha apresta su arco para intentar detener el avance de la bestia.....yo mientras tanto,preparo un hechizo y mi acero que esta dispuesto a saborear la sangre de esa criatura y luego la de su amo.......