¿No marchas con ellas? -Preguntó a Vicnan con los ojos entrecerrados y un atisbo de sorna en la entonación.
- Por mucho que prefiera estar ahora con ella - respondió con amargura - mis relaciones nunca han afectado mi enfoque en la misión. Me quedo. -
- Además - dio otro largo trago de cerveza. Hizo señas para pedir otra ronda - ella dejó muy en claro sus sentimientos, no hay nada más que decir o hacer -
"Salvo beber, y enfocarse en la misión", pensó.
- Una triste despedida para un triste inicio, pero Vicnan si logramos nuestro objetivo será un nuevo principio, una oportunidad para una vida donde haya romance, familia y las cosas que merecen la pena. Si tenemos éxito claro.
Estaban en un cambio, una transición, la semilla de algo que puede ayudar a la sociedad o que se tuerza y vaya a peor.
Tras varios segundos de silencio incomodo, Marcus se levantó de la mesa y se marcho, no sin antes observar con cierto desprecio al alquimista. Poco después Mercer y Cylina se marcharon. En sus miradas no había ni odio ni resentimiento, solo frustración y culpabilidad.
—No podemos dejarlos solos— fue la única explicación que dieron antes de partir.
Aunque la separación era lo mejor para el grupo, lo cierto es que era un hecho que provocaba un sabor amargo en sus bocas. Una situación indeseada, difícil de tragar y digerir. Ahora estaban mas unidos que antes, pero en menor numero. No pudieron preguntarse mientras comían, si aquella noche supondría el fracaso o el éxito de la cruzada contra la vampiresa. Tan solo quedaban seis miembros: Agatosh, Abelgos, Caidus, Vicnan, Balthor y Aerin. Los fundadores de la Hermandad Oscura, el azote de Lilith y la venganza de los Vigilantes.
Fin de la escena