Partida Rol por web

El paladín se encoje de hombros - "Eso es todo, creo. Tenga por seguro que haremos lo que podamos, Padre Dumas. Y si no..." - suelta una risita - "... los clérigos de esa diosa de metal tendrán nuevas cobayas con las que jugar". Toma la poción, que agradece con una amplia sonrisa, y se la guarda en su desgastado zurrón.

Mira a sus compañeros - "¿Algo que se nos olvide?"

 No había mas que hacer aqui, por lo que decidís ir hacia el muelle, con el objeto de conseguir un barco que os lleve rio arriba. Mientras camináis, observáis que la ciudad poco a poco, comienza a tomar de nuevo su color  habitual: los edificios que estaban en peor estado debido al ataque se encuentran prácticamente reconstruidos y las calles se encuentran ya limpias de escombros así como de algún que otro resto de esqueleto.

Os encontráis justo entrando en el muelle cuando un sucio niño vestido con harapos se abre paso entre los transeúntes y se aproxima hacia vosotros. En sus manos hay un  pedazo de papel cuidadosamente doblado.

A los guenos señoritos- dice el chico- diéronme esto pa ustés- su acentode los muelles es tan fuerte que os cuesta comprenderle, pero su significado queda bastante clarocuando os muestra  el papel y extiende su mano en busca de propina. El grueso y caro papel de escritura ahora está mugriento y  húmedo debido a que el chico la sujetaba con fuerza. En él  hay una nota, escrita con elegancia y tinta negra como la medianoche. En ella se lee:

Queridos Amigos:

   Tengo entendido que pronto saldrán en persecución de la encantadora Alexia. Les deseo la mejor de las suertes en su empeño.  Si recobrasen la espada que lleva, les quedaría mas que agradecido si me la entregaran. yo soy su legítimo propietario y sin duda recompensaría generosamente una discreta resolución del asunto por su parte.

Si su misión tiene éxito, pronto hablaremos de nuevo.

Deseándoles la mejor de las suertes,

O.

 Iris, con la nota en las manos repasa la nota un par de veces tras haberla leído para que la escuchen sus compañeros. Luego, mientras se guarda la nota pregunta.

 - ¿Quién te lo ha dado y cuando, qué te digeron para que nos identificaras?

 Pregunta a la vez que saca una pieza de plata de su falquitrera.

 El niño mira a la moneda, luego a ti, después a la moneda, luego a ti, otra a la moneda y finalmente queda observándote.

A mi dar esta nota un hombre- dice el chico- y decirme a mi: "tenes que dársela a  un grupo con un hombre que lleva un loro", y yo voy, os veo y pienso: éstos son. No se  quien era el hombre, no lo había visto nunca.

El paladín frunce el ceño y le pregunta al niño - "Al menos... ¿Qué aspecto tenía? ¿Algo destacable?" - examina la nota con interés y comenta - "No me gusta la idea de que estemos llamando tanto la atención ya antes de haber comenzado..."

 No se, un tio normal- responde mirando esta vez la moneda- ¿me la da ya?

Cita:

Chivas, así se llama el loro de Damarcus, comienzaa chillar y a agitar sus alas al escuchar semejante palabra...
LOROOO! LORO! LOROOOOO! LOOOORO! BRRRRRRRARRP!! LORO! LORO! LOOOROOOOOO!!!LORO! LORO! LOOOROOOOOO!!!

Callate Chivas! Le increpa el pescador, golpeándolo suavemente con el asta de su tridente.
Te vo'a empalá' en el del medio! Le amenaza...señalando la punta más larga.

Cuando el loro se calma, Damarcus observa el papel y cuando el chico se va murmura...
No se para que querrá esa bruja una esp'a...pero voy a investig'a mucho antes de devolverla, y si la devuelvo...será a cambio de un buena mone'a...

Sir Héctor mira al loro con expresión hosca. Luego comenta - "Debemos considerar la posibilidad de que el tal "O." sea de verdad el propietario legítimo de esa espada. Si es así, no tenemos ningún derecho a cobrarle por ella. Lo ideal sería que consiguiésemos el arma y después, a la vuelta, nos informásemos. Una moneda más o menos no va a cambiar nada".

Cuando Damarcus sonrie, se le ve un diente de oro arriba...pero no dice nada.

No le cobraré la espada...pero le cobraré y muy bien, el servicio de transporte....Mjjjjmj.
O.....con "O" de Oro...Mjmjmjmjmj

Bratza camina algo insegura por la ciudad, arisca, e inexplicablemente para algunos; evitando los bordes de los adoquines.. Siempre cerca de Sir Héctor, es evidente que pocas veces a pisado alguna gran ciudad y la extraña interrupción del muchacho en medio de la multitud le pone un poco más nerviosa..

- La questión es volver y a poder ser con esta espada, pero en todo caso ya nos preocuparemos de esto a la vuelta, si sobrevivimos y tenemos éxito, no creeis? Pueden pasar muchas cosas mientras y debemos ocupar nuestras mentes en lo principal por el momento, - mientras no puede evitar girar la cabeza varias veces esperando encontrar alguien mirandolos furtivamente - nos hará falta; aunque es solo mi opinion claro..

Luego revisa su arco y su mochilla abrochando todo fuertemente y se pone la capucha de su capa ocultando un poco su rostro dispuesta a proseguir su viaje -.. por lo que veo aquí nos conocen, y demasiado para mi gusto.. siempre me han dicho que en las ciudades los ladrones no faltan.. -

- "Bratza tiene razón. Es inútil divagar sobre espadas que aún no poseemos" - Sir Héctor mira al crío de nuevo y al parecer decide que es inútil seguir intentándolo - "Está bien. Gracias, hijo... toma la moneda que te ofrecen, puedes irte". Echa un último vistazo a la enigmática nota... resulta bastante claro que no le hace demasiada gracia, pero poco puede hacerse, al menos de momento.

Suspira - "Bueno... antes de nada, debemos preocuparnos por conseguir un transporte. Sin un barco adecuado, tanto nos da que Alexia esté a tres millas o a tres mil" - dicho esto, se gira hacia el embarcadero, casi como si esperara que el barco que buscan se materializara ahí enfrente.

 Tras marcharse el golfillo, os encamináis hacia el muelle, donde tras varias pesquisas entre todos, lográis averiguar que quizás haya un barco que pueda seros de utilidad. Se llama Fortuna, un barco capitaneado por un tal Bizco y se encuentra atracado al final del muelle. No tenéis mucha dificultad en encontrar este barco de 50 pies de eslora.  Por lo que podéis ver, el barco parece estar en perfectas condiciones.

En la pasarela del mismo  hay un marinero que monta guardia.

Sir Héctor se acerca y saluda con un gesto de cabeza al marinero junto a la pasarela - "Buen día, mi señor" - observa el navío - "¿Es éste el barco Fortuna? Hemos oído que ocasionalmente lleváis pasajeros río arriba, y, si es así, mis compañeros y yo estaríamos interesados en alquilar vuestros servicios por un precio razonable".

 El marinero os mira sin mucho interés- si, este es el fortuna. Si queréis ir en él tendréis que hablar con el capitán y ahora mismo no se encuentra aquí.  

- "Algo es algo" - responde - "Y... ¿dónde crees que podríamos encontrar al capitán? Estoy seguro de que le interesará".

 Pues mira... por allí viene-  te dice mientras te señala a  un hombre de unos cuarenta y tantos años que se acerca hasta donde os encontráis.

 El capitán os mira con detenimiento

¿Que queréis?- os pregunta de manera directa.

Nos dijeron que el Fortuna buscaba marineros experimentados...y veniamos a ver cual era la paga. Miente descaradamente el "pescador"...