Partida Rol por web

Mientras sales por completo al pasillo, el señor Wilson ha dejado de vomitar y mira fijamente a la puerta de la habitación, boqueando como un pez fuera del agua.

A sabiendas de que el criado solo está desmayado y que no corre ningún peligro, me levanto de su lado. Wilson parece inmóvil y Ausperg se va acercando poco a poco hacia la repugnante sala preparatoria.

Estoy indecisa ya nunca había tenido que vivir nada parecido. De hecho estoy sorprendida de lo serena que consigo mantenerme. El corazón me pide que huya de allí, pero mi curiosidad innata femenina me empele a avanzar con Ausperg. De hecho no tardo en avanzarle y entrar primera en la susodicha habitación verde.

Intrépidamente, la señora Ford entra en la habitación que está hecha un desastre, mirando con atención de un lado para otro.

Mientras tanto, el señor Wilson sigue balbuceando sin emitir sonido alguno. Se asemeja a un pez boqueando.

Por su parte, el profesor Diehl se ha abierto paso hasta situarse en primera fila del grupo de curiosos que rodean al desmayado criado, que sigue siendo atendido por el señor Ausperg.

Una vez dentro, puedes observar que el completo caos de la habitación no esconde ningún peligro inmediato y que aunque caido, el libro del lote 12 permanece en la habitación.

Por desgracia, antes de que puedas seguir curioseando, oyes una voz a tus espaldas...

Totalmente concentrado en atender a su criado, el señor Ausperg no ha reaccionado a tiempo, pero se levanta como un resorte:

¡Señora Ford, salga de ahí! Debemos esperar a la policía...
 

A pesar de poner todo vuesto interés y empeño en ello, no lográis escuchar nada más allá de unos murmullos bastante continuos y un ruido que Joseph identifica como el de alguien vomitando.

Un momento más tarde, nuevamente el doctor Sinclair logra oir la voz del señor Ausperg: ¡Señora Ford, salga de ahí! Debemos esperar a la policía...

Cuando te asomas, puedes ver a los que salieron al pasillo, de pie. A cierta distancia se encuentra el señor Wilson, que parece estupefacto, abriendo y cerrando la boca cual pez fuera del agua.

En el dintel de la puerta, se ve el cuerpo caido del criado que salió en segundo lugar y arrodillado junto a él se encuentra el señor Ausperg, notáblemente pálido y mirando hacia el interior de la habitación, que no alcanzas a ver.

Entremos! - afirmo agarrando la puerta para acceder al lugar que pretendíamos espiar, dejando atrás y completamente en el olvido el pánico que me había asaltado hace apenas unos instantes e inducido por una malsana curiosidad y necesidad de saber qué está ocurriendo en la Sala anexa.

Hay gente que no aprende.

Joseph vio cómo el turco atravesaba el umbral. Decidió permitírselo. El estado del criado le preocupaba y sabía que debería ir a revisarlo, pero antes quería ver qué ocurría con la entrada a escena de Sukrallah.

También dio unos golpecitos leves a la puerta, intentando con ellos llamar la atención de Ausperg. Si lo miraba, le haría una seña en dirección al pasillo a modo de consulta, para saber si era seguro pasar.

Superado del susto, mi curiosidad hacen que avance sin miedo alguno. Sólo el ver como el Señor Stuar se va recomponiendo del susto vivido me devuelven a la realidad. Me hacen pensar que algo grave a ocurrido pues eso, y ver a grupo de personas rodeando a un criado de la Casa de Subasta hacen que mis pasos sean un poco menos decididos. Oir como el Señor Ausperg advierte a la señora Ford para que se aleje no me da demasiadas esperanzas de que lo sucedido es algo sin importancia. Al ver al desdichado criado.. -"¿Qué tal se encuentra? ¿Qué ha ocurrido?." pregunto a cualquiera que pueda responderme.

El señor Ausperg estaba exhortando a la señora Ford a que se retirase de la sala cuando hasta él se acerco el señor Walker

Permítame - le dijo, posando levemente su mano sobre el hombro de Frederick - conozco a la señora desde hace tiempo y sé que tiene habilidades que le harían capaz de resolver esta situación mucho mejor que la policía y  logrando que el buen nombre y la reputación de la casa Ausperg permanezcan intactos. 

Lo que no sé trabajando sola podrá hacerlo en un tiempo prudencial o si bien podemos contar con la ayuda de alguien más...

Aunque asombrado, hay algo en las palabras y sobre todo en el tono del señor Walker que hace que brille una luz de esperanza en los ojos del señor Ausperg

Bien, quizás tenga usted razón. La policía aún se demorará un poco, si cree que la señora Ford puede investigar algo, estoy a su plena disposición. ¿Alguien más es capaz de ayudar a la señora con sus pesquisas? - mientras mira a su alrededor.

Al ver que todos estaban hablando sin que pareciera haber ningún peligro inminente, Joseph entró a la estancia. Escuchaba sin entender qué decían, aunque sí entendió que el Sr. Walker conocía desde hacía años a la Sra. Ford, cosa que lo sorprendió, tanto como la confianza que tenía en que fuera capaz de resolver un asunto policíaco.

_¿Alguien quiere decirme por favor qué está ocurriendo o qué ocurrió aquí?

No miró a la habitación que todos miraban, no quería distraerse. En lugar de eso, se inclinó junto al Sr. Ausperg para revisar al criado tendido.

_Permítame por favor, Sr. Ausperg. Soy médico, déjeme ver qué puedo hacer por este hombre.

Accedo y me sorprendo al descubrir el que imagino que fue el causante del grito que me puso los pelos de punta: Un criado tendido en el suelo al que el Profesor Diehl parece tratar de atender.

También están la Sra Ford y uno de los convidados, Mr George Walker que, también ante mi sorpresa, asegura conocer a Miss Ingrid y asegura que ella podría aclarar discretamente lo que sea que haya sucedido con el criado...

¿Alguien más es capaz de ayudar a la señora con sus pesquisas?

Asiento levemente: No sé qué es lo que ha ocurrido pero la curiosidad es poderosa y quizás sea conveniente, oportuno, adecuado, hacer alguna que otra indagación antes de llamar a la policía. 

El Doctor Sinclair entra tras de mi y se dispone a atender a la víctima de la que me pregunto en qué estado se encuentra y si habrá fallecido... espero, en cualquier caso, el veredicto del médico.

Al oir aquellas palabras.....una alegría me recorrió el cuerpo. Yo investigando cual Detective Privado....como si estuviera haciendo un trabajo de investigación de biblioteca pero ahora era en el campo mismo de batalla. No lo dudé:
-"Yo también puedo ayudar."

“¿Habría sido capaz de robar el Prodigios en la Canaan de Nueva Inglaterra?”. Ingrid se encontraba muy sorprendida de sí misma, porqué justamente esto es lo que había pensado nada más encontrarse sola en la habitación.

Robar o delinquir no entraban en las órdenes de Cockburn, pero ella sabía muy bien que los dos hombres estaban interesados en conseguir el codiciado libro… a cualquier precio.

Ahora ese dilema daba igual porque ya tenía demasiados ojos puestos encima de ella y la ocasión se había perdido. Y por si esto fuera poco, Walker se había ido de la lengua y acababa de desvelar su complicidad. ¿Qué le estaría pasando por la cabeza?