Partida Rol por web

El tercer hombre, que permanecía inmóvil en la retaguardia, comienza a correr hacia los enemigos medio helados y con una velocidad y fuerza asombrosas comienza a golpearles a diestro y sieniestro, haciendo que sus cuerpos se rompan en pedazos, arrojándolos unos contra otros y desatando una furia jamás vista por vuestros ojos.
Cuando termina da un par de palmadas para desentumecerse las manos y levanta un pulgar a sus dos compañeros, en medio de un campo de batalla que se ha convertido en un escenario demencial de cuerpos rotos y quemados en cuestión de segundos.
Pero no hay tiempo para celebraciones porque de pronto...

La tierra tiembla como sacudida por un violento terremoto y una masa informe de cabezas, brazos y bocas aparece directamente debajo del tercer dragón, que no es capaz de apartarse a tiempo y se ve atrapado por un apéndice parecido a un tentáculo que lo arrastra directamente a una boca repleta de dientes que le trituran en un instante. La segunda dragón lanza sobre el monstruo una lluvia de afiladas esquirlas de hielo que se clavan en su gruesa piel repleta de escamas y pústulas sin causarle daño aparente mientras el primero, cubierto por una poderosa aura de fuego se lanza a una carga rabiosa que se ve interrumpida por una veloz garra repleta de uñas como espadas que le cortan en lonchas en el aire. Acto seguido, arroja un chorro de ácido sobre la mujer que derrite sus escudos de hielo y también su carne cuando cae sobre ella, dejando solo un blanco esqueleto en su lugar.
Guiada por algún tipo de percepción extraña, detecta vuestra presencia como únicos seres vivos de la zona y se lanza contra vosotros.

O_O;

La batalla final contra el Gran Enemigo. La visión termina aquí.

Observo a la bestia y preparo mi mano para desenfundar y disparar a los ojos, o a la boca, o a lo que sea que parezca blando...

-Peludo, nos debes una explicación...

-Os presento a mi... primo mayor.

No logro articular palabra ante tal aberración que se me aparece delante de mi. Sin duda ese...ser parece ser la causa o la consecuencia de todo embrollo. Un atisbo de lógica se perfila en mi cerebro y me dice que pase lo que pase debemos acabar con "eso".

-Mejor no nos presentes a tu prima...

Miro a los ojos a Arnold muy sorprendida despues de contemplar como lo que acaba de aparecer ha acabado con los dragones en un santiamen.
-Tu primo? Estas diciendo que esa cosa es de la familia y por lo tanto esta de nuestro lado? Dime que si lo es, dime que lo es

Arnold mira al monstruo con cierto desasosiego en su rostro y luego responde a Susan.
-Digamos que... Hace mucho tiempo que no nos vemos.

La respuesta y la cara de Arnold me congela las facciones, por su reaccion todo me dice que mas vale que no nos alcance. Sin saber porque me acuerdo de repente de mi perro, cojo uno de los recipientes de agua que robe en la cueva y lo lanzo rodando hacia el monstruo esperando distraer su atencion hacia el objeto rodante, mi intencion es que no vea quien le ataca, en la otra mano ya tengo preparada mi arma, me situo detras del mono y con el cuerpo parcialmente cubierto por nuestro amigo peludo disparo rezando para darle en un ojo.
El disparo es certero, pero la bala rebota al alcanzarle justo en el momento en que parpadeaba.

- Tu, primo, eh? - dice Pancho con sorna - Pues podrías tener mejor relación tu familia. Aunque, ey - dice mientras saca su Winchester y la hace girar en el aire - todos tenemos algún pendejo en la familia. 

Pancho apunta a una de las cabezas, al menos a la que parezca más grande o la que más piensa. Fija por un momento su vista y dispara, esperando haberle dado a la... bueno, a cualquier parte que haga que esa cosa muera rápido.

La respuesta del animal me deja un poco más trastornado de lo mucho que ya estaba. Esos dos....ya se han encontrado antes? ¿Eso quiere decir...que sabes cómo cargártelo? Antes de esperar su respuesta cojo mi revólver y con una sensación entre rabia y pánico contenido empiezo a descargar mi pistola lo más rápido. Balas volando en todas direcciones. Me da igual donde vayan mientras impacten en el ser inmundo surgido de entre nuestras peores pesadillas mientras dejo ir un grito animal que surge desde lo más profundo de mi ser.

MUUUEEEREEE MAAALDIITAAA ESCORIAAAAAAA!!!!!!!!! YYYYYYAAAAAAAAAAAARRRRRRRGGGHHHHHHH!!!!!!!

Desenfundo la el revólver y dejo el gatillo apretado mientras golpeo una y otra vez al martillo. El cañón del arma comienza a sacar llamas rojas mezcladas con amarillo acompañadas de una lluvia de fuego y plomo sobre la criatura apuntando a un ojo con la intención de atravesarle la cabeza a balazos.

¡PUM PUM PUM PUM PUM!

Con la mayor velocidad que puedo y el pulso firme comienzo a oler el humo de mi arma...

Cierro los ojos mientras invoco al Gran Espíritu. Nunca me han enseñado los cánticos, pero me salen de forma natural y mi voz gana en potencia y seguridad conforme completo el rezo de combate. Cuando finalizo, me lanzo hacia adelante y grito con la potencia de generaciones de bravos.

- ¡Oka Hey, guerreros! -bramo- ¡Hoy es un buen día para morir!

Corro como un coyote haciendo zig zag hasta la cima de un pequeño promontorio y allí, junto al tronco de un árbol seco, estoy casi a la altura de una de las deformes cabezas de la criatura, pero en lo más parecido a su espalda que he podido distinguir. Adopto la posición encorvada del perro de la pradera y dejo que el ojo del Gran Espíritu me guíe, volviendo a cerrar los míos en el momento de apretar el gatillo.

La terrible bestia deforme siente las punzadas de las primeras balas y ruge de rabia por sus múltiples bocas, lanzando al aire una cacofonía de chillidos en varios tonos innhumanos.
Ayudada por varios de sus brazos, logra arrancar una roca tan grande como un caballo y la arroja sobre el Rubio, pero éste logra esquivarla rodando, por el suelo y se prepara para dispara de nuevo.

Pancho rueda y se sitúa tras el enorme pedrusco que ese bicho le ha tirado a rubio, buscando cubrirse. Mientras busca una posición cómoda para su siguiente disparo, grita al gorila - Y si es tu primo, al menos no puedes decirnos cómo se le mata?... Yo averiguaré como se le mata - dice disparando directamente al cuerpo de la bestia.

Le doy un codazo al gorila
Hey! No querras que lo hagamos solos, verdad? Al menos lanzale un pedrusco como ha hecho el!- Guiño uno de mis ojos, centro la vista por encima de cañon en mi objetivo y disparo de nuevo.

A la criatura le llueven los disparos pero el dolor solo parece provocarle más. Invoco el tótem del águila y me lanzo pendiente abajo mientras disparo dejándome llevar por el instinto, prácticamente sin mirar. El Abuelo Oso portará mis balas a su destino en las partes blandas del monstruo.

- ¡Gerónimooooo! -grito a pleno pulmón, sin saber muy bien por qué.

Cuando me deslizo al pie del terraplén, a los pies de la abominación, su sangre negra me salpica. Mancho mis dedos en ella y marco con tres gruesas líneas cada mejilla.