Partida Rol por web

Ingvarr sintió la sangre encenderse en su interior. La visión se le nubló hacia los laterales, señal inequívoca de que debía haber bebido menos la noche pasada. Sí distinguió una de las varias bestias dirigirse a la völva. Al menos, tenía su arco preparado. Inspiró aire, recordando la confianza en su tarea que siempre le habían enseñado sus maestros. Recobró enseguida una tranquilidad producto del entrenamiento y de la certeza de que sólo él era el responsable de su destino. Si daba todo lo que tenía, se encontraría en el Valhalla algún día brindando para siempre a la salud de sus padres.

Tirando de las riendas con una fuerza que no sintiera que tenía, Daana hizo girar en la mano la mandera de la empuñadura del hacha, sintiendo las manos sudorosas por el miedo. No quería hacer daño a las criaturas, ella no era así... pero si esos dientes se acercaban más de la cuenta buscaría la manera de abrir la carne con el hierro las veces que hiciese falta.

Siempre y cuando ese maldito caballo se comportara y no la derribara antes.

 Naúl, quien corría unos pasos por delante del grupo marcando el camino y vigilante por no encontrar más lobos delante, ve como los lobos atacan ya al grupo. 

 Desde su posición tiene buena perspectiva, y sin dudarlo dispara una flecha contra el lobo que ha saltado a por la volva, quien parece menos capacitada para estos lances y la única con la capacidad para guiarlos por sus visiones. Si bien Ingvar eligió el mismo objetivo... mejor dejarlos muertos que mal heridos.

 En un fluido movimiento, el cazador tensa el arco, apunta y dispara una flecha que vuela rauda contra el lobo, entrando limpiamente por su flanco y atravesando un órgano vital a juzgar por como se derrumba sin fuerza tras el impacto...

Los lobos se lanzan sobre sus presas. Los dos lobos se lanzan sobre el Hirdman que, con sus años de experiencia en las batallas, consigue esquivar las criaturas y esperando el momento propicio atina un feroz barrido con su enorme hacha arrojando a ambas criaturas contra árboles cercanos totalmente destrozados. Un segundo se lanza sobre la mujer que trata de contener al caballo pero una flecha sale disparado desde el arco de Ingvarr que le alcanza el flanco mientras que otra proviniente del arco de Naul lo deja fuera de combate.  Por otro lado, el cazador no se percata de que un lobo ataca desde su espalda y se vuelve justo a tiempo para el ataque de su agresor, el lobo se abalanza sobre él. 

Tras acabar con los dos lobos que se le acercaron Jormün observó al resto y vió como un lobo atacaba a Ingvarr, el único que quedaba en pie de aqullas malditas bestias. Tomó su ensangrentada hacha y corrió hacia el lobo para proteger a su compañero, y dar fin a aquella trifulca.

 Naúl puso una segunda flecha oteando el entorno. Entre Ingvarr y Jormün deberían ser capaces de hacer frente al lobo que queda. Así pues se centra en la volva.

 - Ven Daana, aquí estaremos más protegidos en caso de que hayan más lobos por las cercanías.

Ingvarr sonrió al ver las flechas adentrarse fatalmente en el lomo del enrabietado animal.

¿Qué sucede? Los lobos no son tan osados. Nunca atacarían en un número tan ajustado. Ni estamos heridos siquiera. No somos presa fácil. ¿Qué...?

El pensamiento se diluyó en cuanto descubrió de refilón que otra bestia acosaba el flanco que había dejado desguardado. Lanzó instintivamente el arco hacia el animal, sin mirar siquiera, mientras con la otra mano sacaba el hacha y esperaba que Thor le diera tiempo para blandirla como debía hacerlo un guerrero. Moriría dichoso con un arma en la mano. Esos lobos no sabían a qué se enfrentaban si buscaban aterrorizar a un scando.

No le había dado tiempo a realizar ningún ataque hacia la bestia, un silbido del viento al cortarse y un golpe seco al impactar la flecha contra la bestia, derribándola.

No iba a mentir. Se había asustado casi más con la puntería de Naúl que con los dientes del lobo preparados para cernirse sobre su carne. ¿Y si hubiera fallado?¿Y si ella hubiera sido más rápida y se hubiera adelantado? No, mejor no pensar en ello. Giró el rostro hacia él, respirando agitada y forzó a la bestia a seguirla en su camino a alcanzar a Naúl.

Gracias a los dioses...

Los gruñidos de la última bestia en pie y los ruidos de los dos hombres que se enfrentaban a ella la perturbaban, pero no podía detenerse, primero había que ponerse a buen recaudo y después ya dejaría salir los nervios.

El lobo se lanza contra el cazador para acabar con su vida. Estaba invadiendo su zona de caza y eso no estaba bien. Cegado por la ira no había reparado en la muerte del resto de la partida de caza y estaba dispuesto a matar sin piedad.  Vuelve a atacar a su enemigo bajo un cielo  de sol pálido.

-Vamos maldita sea....- gruñó esforzándose por mantener al caballo bajo control pues la bestia no era estúpida y su instinto de supervivencia era mayor que el de los tres humanos. La bestia pifiaba y tiraba, golpeando la tierra y la piedra con los cascos mientras Daana tiraba de él, queriendo librarse de las riendas que la mujer se esforzaba por sujetar, avanzando despacio pero consiguiendo avanzar después de todo.

El empellón de la bestia es impresionante, pero el chasquido de las fauces al cerrarse solo atrapa aire. El golpe a hurtado el cuerpo dolorido de Ingvarr y éste, aturdido, siente bailar sus costillas, incapaz de serenarse lo suficiente como para prepararse para un siguiente ataque. Aún conserva el hacha, pero no siente el mango en la mano. No siente nada, sólo la congestión en el rostro, el dolor en el costado y el aire ardiendo en su garganta.

El hirdman se lanza a la carrera hasta sus compañeros con el hacha alzada y cuando llega lanza un nuevo golpe terrible que acierta por poco al esquivo animal pero que golpea con gran fuerza, decapitándolo sin dolor alguno para la bestia mientras grita para llamar su atención y tomar fuerzas:

-¡¡¡¡ WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

El animal arremete sobre el cazador que grita de dolor y se le nubla la mente, se siente desfallecer. Cae hacia un lado ante la embestida golpeándose las costillas, lucha por no perder la conciencia mientras sujeta la bestia cuyas fauces se abren y se cierran buscando taladrar con sus acerados dientes como si de una tenaza repleta de clavos ardientes se tratara; Ingvarr se desespera. La mujer sigue en su empeño de no permitir que el caballo huya con sus provisiones y útiles de acampada y demás, perderlo todo sería una fatalidad; haciendo acopio a sus fuerzas casi extintas, apela a un último esfuerzo y clavando los pies sobre la nieve, lo consigue sujetar. Un grito de guerra hace eco en el bosque y se alza bramante arrancando un escalofrío de hasta el más valiente, el golpe de hacha del hirdman es tal que los restos del cráneo aun caliente del animal es esparcidos varios metros. Todo sucede con rapidez, ni el propio Naul ha tenido tiempo para lanzar otra flecha. Se hace un silencio fantasmal. La sangre tiñe el suelo con los colores de la aurora. Ningún lobo puede oírse, nada puede oírse  salvo sus propias respiraciones.

 Viendo que no quedan más lobos, y que en caso de haberlos el hirdman podrá dar cuenta de ellos, el cazador baja para ayudar primero a Daana a calmar a la bestia, pero viendo que se las apaña bastante bien ella sola se acerca para dar un vistazo al caído Ingvarr, tras un vistazo superificial, parece que la mayor parte de la sangre es del del lobo.

- Parece que ya ha pasado todo.- Tendiendo una mano, añade.- ¿Puedes continuar?

Viendo que lo primero estaba hecho, acabar con la alimaña, me acerco hasta Ingvarr que había caído. Espero que esté bien, pues perder un hombre siendo un grupo tan reducido podría significar la diferencia entre conseguir el objetivo o perecer en el intento. Miro a Daana y veo que esta ha cumplido sobradamente su misión de mantener la bestia de carga entre nosotros, y sin recibir ningún daño ni ella ni el cuervo ni la völva:

- Bien mujer, lo has hecho muy bien. Supongo que debes tener conocimientos sobre curación y limpieza de heridas. Creo que este valiente que vino a proteger tu vida sin pensar en la suya, necesita de tus atenciones o si debe viajar al Valhalla quizá necesite sentir cerca y por última vez el cálido tacto de una mujer.- hago un silencio frunzo el ceño pensando en mis palabras y continuo- no hablo de sexo, hablo de atenciones. Por favor mujer mira sus heridas.

Una vez Daana decida acudir a sanar las heridas de Ingvarr, tomo las riendas del animal y trato de calmarlo. Todo sin dejar de observar mi alrededor por si más lobos se acercan, con el hacha cerca de mi en todo momento.

Ingvarr escupió sangre y sonrió a Naúl.

-Esto es un rasguño, tranquilo - intentó levantarse, pero le falló el equilibrio y cayó sobre el cadáver del lobo -. Ay, huele raro. A flores. Jeje. A flores. Al final has muerto, animal bastardo.

Ingvarr acarició el pelaje.

-Haría una buena capa. No está demasiado destrozado. Qué piel más hirsuta.

El hombre se quejó y su cuerpo se contrajo por el dolor. De los ojos cerrados asomó una lágrima. Luego se relajó y sacó el aire lentamente.

Daana miró al hirdman y pestañeó ante sus palabras con cierto escepticismo, dejando claro con su silencio que no necesitaba la aprobación de Jormün. Quizá las esclavas del jarl sí recibieran sus palabras con adoración y le cubrieran con atenciones para recibir más, pero ella no era ninguna esclava.

Inspiró por la nariz y el hedor a óxido proveniente de la sangre derramada le llenó los pulmones. No, no era agradable pero el olor era el mismo tanto si estaba en el suelo como si estaba removiéndose en un cuenco mezclado con tierra. Caminó hasta Jormün y deslizó en su mano las riendas de la inquieta bestia, pasando de largo hasta arrodillarse  junto a Ingvarr.

-No fuerces ...- dijo con voz taimada mientras con las manos examinaba las heridas de Ingvarr, recostado sobre el cuerpo inerte de la última bestia abatida. No eran verdaderas heridas, no se le escaparía la vida por ellas, quizá eran algo más que rasguños, pero desde luego no era algo por lo que tuviera que preocuparse el grupo.

-Sus heridas no han de preocuparnos pero tiene que descansar- y ese "tiene" estaba claro que significaba aproximadamente "vosotros veréis si le queréis moviéndose por el bosque dando tumbos". Giró el rostro hacia él y se inclinó para ayudarle a sentarse, desde luego tener el cadáver de un lobo como almohada no iba a ser bueno, pasó los brazos bajo las axilas del hombre, pegando los torsos de ambos y apoyando la barbilla en el hueco del hombro y el cuello de él.

-...-Apretó la mandíbula y gruñó al intentar enderezar su espalda, ella no tenía mucha fuerza- ¿Naúl?- separó su cuerpo del torso de Ingvarr para echarse el alborotado cabello hacia atrás con una mano en un gesto de cansancio. Miró hacia Naúl por si los dioses decidían que se diera por aludido para echarle una mano, puesto que Jormün intentaba calmar al caballo.-¿estás bien...-hizo una pausa, no era correcto llamarle hirdman después de haber reprochado que ella tenía un nombre-Jormün?

Miro a la mujer que me mira con mala cara cada vez que le hablo, quizá nota el respeto y miedo que la magia de los dioses me produce, no es agua clara una völva. Así que ante su pregunta afirmo con la cabeza y emito un gruñido de afirmación:

-Mmm.- Y sigo mirando mi alrededor a ver si se aproximan más enemigos.

De repente sientes una súbita sensación de vértigo y los árboles parecen danzar y girar alrededor. Te tambaleas y piensas que vas a perder el equilibrio. La vista se nubla y temes por tu salud. Clavas tu rodilla tratando de mantener el equilibrio.

Os percatáis de que a Daana le pasa algo. Sus ojos parecen salirse de las órbitas está sudando. Se tambalea y clava una rodilla al suelo. Su mirada se fija en un punto y se queda totalmente inmóvil como ajena a este mundo.