Partida Rol por web

Las revueltas de Antiga Prime

04- En la soledad de las llanuras

Cargando editor
25/02/2010, 01:51
Director

Donde seis valientes encontraron a las Parcas ante sí

Cargando editor
25/02/2010, 02:02
Director

Pese a tus ojos cerrados la claridad vuelve lentamente. Y con ella la memoria de la reciente colisión.

Y el dolor. Resulta tan intenso que no puedes evitar morderte los labios para no gritar. Abres los ojos y el resplandor te ciega momentáneamente. Yaces sobre un suelo terroso sembrado de duras piedras. Como la que se encuentra atravesada en tu abdomen mostrándose roja como el colmillo gigante de una bestia. Tu cuerpo tullido seguramente muestre más lesiones, pero en el horror de sentir la vida resbalando fuera de él por el enorme agujero en tu vientre te hace llevar las manos de forma refleja al pétreo apéndice que te atraviesa. Esta vez tu voluntad se quiebra ante la agonía y un grito quejumbroso sale de tu garganta mientras tus ojos se anegan en lágrimas.

 

Notas de juego

Destinatario único el director. No marques nadie más.

Cambios aplicados en la ficha.

Cargando editor
25/02/2010, 02:07
Director

Un frío duro y una cálida humedad. Notas ambos en el rostro, y maquinalmente te recuestas contra el respaldo de tu asiento.

Recobrada la consciencia, el sabor salado en tus labios te indica que estás herido. Abres los ojos y ante ti se extiende el páramo, rocoso y desértico a partes iguales, un suelo resquebrajado de tan seco como el sol implacable brilla sobre él. Aún te encuentras en la cabina, con vida gracias a tu habilidad y a las cintas de sujección que han evitado que salieras despedido por el cristal destrozado del frontal. Los controles del prototipo están prácticamente muertos, y un chiporroteo a tu lado te hace reparar en la enorme roca que ha frenado definitivamente la nave. Ahora sabes porqué te hiciste piloto. Un copiloto ahora sería pulpa.

Te notas terriblemente cansado, tus miembros pesados como el plomo, tal y como siempre pensaste que debería sentirse alguien embutido en la armadura que llevan puesta esos marines. Inmediatamente te preguntas qué habrá sido de ellos. Tras de ti la puerta está bloqueada por la enorme roca, por lo que tu única salida queda a través de los rotos cristales blindados esparcidos frente a ti. Mientras ponías a tiro a los xenomorfos para libraros de ellos la caída os acercaba al suelo a una velocidad de vértigo. Quemaste literalmente los retrocohetes y reventaste el auxiliar izquierdo para enderezar el morro lo suficiente como para estabilizar vuestra reentrada. Dejándote las alas contra los obstáculos que encontrabas e incluso contra el mismo suelo lograste una colisión en paralelo, a costa de perder media nave por el camino, calcinada por la temperatura alcanzada por el casco. En el último choque que recuerdas acabaste golpeando la consola de mandos con el rostro y quedaste inconsciente. Ahora solo puedes sonreír mientras recojes tus gafas que con tan solo un par de arañazos insignificantes salieron despedidas al golpearte la nuca contra el cabecero al rebotar tu cuerpo por el impacto.

Notas de juego

Destinatario único el director. No marques nadie más.

Cambios aplicados en la ficha.

Cargando editor
25/02/2010, 02:36
Director

El hedor a carne quemada inunda tus fosas nasales. No es algo que normalmente te importe, pero en este caso tiene una cualidad que te revuelve el estómago. En la oscuridad que te envuelve te sientes irte y una mareante sensación de vértigo te embarga y encoge tu estómago. Vomitas.

Con el regusto amargo de la bilis que cuelga de tus labios abres los ojos y enfocas lentamente el charco de lo que antes se encontrara en tus tripas. Tu visor está completamente destrozado, pero eso no te llama tanto la atención como el hecho de tener el suelo a una distancia mayor de lo normal. Debajo de tu pesado cuerpo hay algo que se interpone entre lo que queda de suelo y tú. Te colocas de rodillas echándote hacia atrás para quedar cara a cara con los restos carbonizados de tu último antagonista, que cuelga inerte del boquete en el techo. Esos cerdos apestan. Tuviste que poner los quemadores al máximo para evitar que te arrancara la cara, y aún así debió ser ese ser el que reventara tu visor, y dejó señales bien profundas de sus fauces arañando el metal de tu casco como compruebas fácilmente al tacto. La luz del día que se entra por el boquete de techo, y varios rayos de luz que se filtran por numerosas brechas te permiten ver que el objeto bajo tu cuerpo es el recluta Brian. No se mueve. Tras de ti media nave ha sido sustituida por sólida roca, y barras metálicas del techo hundido separan el medio compartimento de carga donde te hayas del resto, donde se encontraban los Goliaths, y la cabina completamente obstruida. Un miembro del  coloso mecánico que intentaras domar mientras volabais asoma seccionado y aplastado tras la roca. Que puedas decir, nadie más en ese lado puede haber sobrevivido. Un gemido al fondo de la nave, contradice tus siniestros presagios. En la semioscuridad, una figura se recorta contra un banco de la abollada pared. Frente a ella una pared de piedra se ha erigido a modo de tabique. Es un milagro continuar vivo, y no haber muerto aplastado.

Notas de juego

Destinatario único el director. No marques nadie más.

Cambios aplicados en la ficha.

Cargando editor
25/02/2010, 02:54
Director

Te pitan los oídos. Y lo hacen rítmicamente.

Gruñendo, con la boca reseca y una sensación de mareo y pesadez de cabeza, despiertas lentamente. Una luz roja parpadea débilmente en los controles frente a tí, emitiendo el rítmico pitido. Eclipsando su tenue brillo, el sol intenso y abrasador de Antiga se alza ahí fuera, pero no está donde debiera. Orientándote al dirigir tu mirada hacia arriba, ves que el suelo se encuentra encima, por lo que solo puedes suponer que estás boca abajo. Embutido en la armadura que probablemente ha salvado tu vida no notas que aún te encuentras en la cabina del Goliath, colgando boca abajo bien sujeto por los arneses de fijación. Dolorido como si hubieses pasado una semana realizando entrenamientos intensivos de resistencia, compruebas despacio que aún puedes moverte, limitado pese a todo por el espacio al que ha quedado reducida la cabina. Deduces que en algún momento entre los múltiples impactos que ha recibido la nave durante la colisión, brutales como impactos de un cañón de plasma, la sección de pared a la que se encontraba anclado tu coloso mecánico resultó desprendida y este comenzó a dar vueltas en todas direcciones; golpeándote como un muñeco de trapo, acabaste inconsciente en algún momento.

Ahora la máquina aún conserva, de milagro, parte de su funcionalidad. Más milagroso es que no halla explotado contigo dentro, pues el indicador de daños se encuentra en estado crítico. Visiblemente el lateral izquierdo se encuentra hundido claustrofóbicamente contra ti, de forma que quedas encerrado. Intentas moverte pero tu pierna se halla atrapada y apenas eres capaz de girarte para emplear la fuerza de la armadura en aumentar tu espacio vital y abandonar la cabina. Afuera un mundo invertido de suelo reseco, árido y rocoso que oscila por efecto del aire recalentado te deja ver en la distancia una enorme roca que se yergue imponente, e incrustada en ella, lo que podrían ser los restos humeantes del prototipo.

Notas de juego

Destinatario único el director. No marques nadie más.

Cambios aplicados en la ficha.

Cargando editor
25/02/2010, 17:59
Jonas Marron
Sólo para el director

Por un instante pensó en el resto.

¡Buah! ¿Quién les necesita? Entre la fantasma estrecha y el cagafuego llorón... el único que merecía la pena era ese tal Connor. ¡Qué les follen! —mascullaba mientras se quitaba los cristales de encima y recuperaba sus gafas.

Tras colocar perfectamente éstas en su sitio dio un golpe con el pie a unos de los soportes que anteriormente anclaban el cristal a su sitio para tener mejor movilidad al salir.

Una vez fuera oteó el horizonte.

¡Joder! ¿Donde coño está aquí el bar?

Notas de juego

Primero de todo pedirte disculpas por la ausencia. Entre los fallos del servidor y el constipado llevo un semanita...

Segundo, si no marcas a nadie como "destinatario por defecto" nadie puede postear en esta escena. todos podemos leer el mensaje porque está dirigido a nosotros pero no podemos añadir uno nuevo. He utilizado mis poderes capataciles para arreglar este hecho. Espero que no te moleste.

Tercero (y último), ¿cuales son esos cambios en mi ficha?

Cargando editor
26/02/2010, 09:16
Ghost 26.369. Nombre en Clave: Uriel
Sólo para el director

Me muero...

Tras el dolor y la agonía este pensamiento se abrió paso como un alud por una montaña.

Estaba sentada en la repisa de una ventana del salón, al lado de la chimenea que caldeaba el ambiente. Se abrazaba las rodillas y mordia distrída un hilo suelto del amplio jersey que vestía. A lo lejos, desde una cima perdida en las alturas, veía caer un alud de nieve, rocas y sangre. Eran tantos los cadáveres que arrastraba que la nieve era roja y los huesos quebrados formaban un muro de lanzas dispuestas a desgarrar cuanto se interpusiese en su camino.

 - Voy a morir.  - Constató con la natural frialdad de su naturaleza. - Y no tengo nada a lo que aferrarme. Qué suerte, otros tendrían que soportar ver su vida de nuevo ante sus ojos... - Se mentía conscientemente. Lo sabía. Pero lo aceptaba. Al fin y al cabo el vacío era lo único que conocía.

Aunque el alud aún estaba a varios kilómetros parecía un ser vivo, con inteligencia, y  habia enviado una avanzadilla hacia la solitaria casa que se alzaba en mitad de su camino. Una pequeña nube de astillas de hueso y trozos de hielo se estrellaron contra la ventana donde estaba llenando todo de polvo y nieve en suspensión. Cuando se calmó la ventana había estallado y tenía todo el lado izquierdo del rostroy el cuerpo cortado.

Pero no le dió importancia. Ahora ya nada lo tenía.

- Los que estaban conmigo estarán sufriendo también. Si yo, una Fantasma, no he podido sobrevivir a la caída ellos tampoco. Ellos que... - Su mente estaba nublada, no sabía que rumbo tomar.

El alud, una bestia viva sedienta de su sangre, bramó y lanzó otra lluvia de hielo, nieve y huesos. Una esquirla de hielo la golpeó en la frente, nublando sus ojos por la sangre que corría por el rostro, y un largo trozo de hueso se incrustó en su costado. La fuerza del impactó la derribó al suelo y no intentó levantarse. La sangre que se escapaba por su costado empezaba a enfriarse rápidamente.

Miró al techo, metálico y de un neutro gris, iluminado por una extraña fosforescencia que parecía emanar de todas partes y ninguna. Boqueaba como un pez para llevar aire a sus pulmones. Esta vez la paliza había sido excesiva y tenía un pulmón prácticamente perforado. Aún recordaba.

Las noches se poblaban de pesadillas en grandes casas de cristales distorsionados que estallaban sin parar. Pero en esos fragmentos a veces vecía el aero-deslizador en mitad del lago, conducido por un adolescente. Detrás estaban sentados una pareja mayor. Ella conservaba una larga y hermosa melena rubia de rizos salvajes. Él, sin embargo, tenía todo el pelo cano como la nieve. Pero no le hacía mas mayor, ayudaba a suavizar la severidad de su rostro, tan duro e inexpresivo como una estatua de neo-acero. Pero un ruido le hizo girar el rostro y una sonrisa amplia y de una calidez inesperada. Abrió la boca y por fín sabría que era lo que le hacía tan feliz, lo que hacía brillar el amor y la ternura en sus ojos. Una descarga eléctrica sacudió su cuerpo e hizo estallar el recuerdo.

- No! No! No! - Gritaba, lloraba y se retorcía de dolor, todo a la vez. Pateaba y sacudía los brazos fruto de los espasmos, intentando atrapar los trozos rotos de cristal. Pero le esquivaban y rasgaban su mente. - No, no te vayas! Por favor! No te vayas... - Se arrastró hasta un rincón dejando un rastro de sangre. Trató de desaparecer y aislarse de todo. Allí, en mitad de la negrura, encontró un pequeño destello. Tan débil, tan fugaz, que sólo podía mirarlo de reojo para que no desapareciese. Entonces lo descubrió y lo ocultó tan dentro de sí, en un lugar tan alejado que ella misma lo olvidó.

Recuperó la consciencia y volvió a sentir el calor del fuego contra el rostro cuarteado por la sangre casi helada. Había estado tan cerca...

- Pero estoy sola. - Captó su errática atención unas figuras en la mesa cercana. - Al menos ellos están aquí. Pero no tengo nada. Familia, amigos, pasado, infancia... ¿Qué es eso? ¿Porqué le dan tanta importancia?

El alud estaba prácticamente encima, acechando como un enorme depredador. De un fuerte golpe derribó media fachada de la casa, inundándola con nieve, rocas y huesos.

- Habíamos llegado hasta aquí. Pero tenía una misión. Nos... Nos atacaron los de nuestro bando. ¿Porqué? Me dejaron sola, aunque ellos siguieron conmigo. Pero en verdad no me aceptan. Me miran raro.

El alud golpeó finalmente, sin piedad, arrasando la casa y arrastrándola a su interior. Fue golpeada multitud de veces por hielo, piedras y huesos. Oía la risa cruel del viento y notaba el ansia de la nieve por el calor de su sangre. Finalmente una gran hoja de hielo la atravesó desde la espalda. Atravesó su abdomen con un torrente de sangre y astillas de hielo.

- Me muero... Siempre he estado muerta. Nunca he tenido una vida. Nunca... - Boqueó, escupiendo mas sangre aún. Le falló la vista y colgaba inerte del carámbano de hielo, sostenida en el aire en mitad del alud.

Quiso desaparecer, huir a un rincón y escapar del dolor y la oscuridad.

Allí lo encontró. Algo que solo podía mirar de reojo. Pero esta vez gritó y luchó para alcanzarlo. Ahí estaba. Ahí, siempre con ella. Lo agarró y estrechó contra su pecho... Entonces vió los ojos, grises y duros como el acero, un rostro firme y severo enmarcado por una cabellera cana. Al instante un brillo de ternura caldeaba sus ojos y una sonrisa imposible iluminaba su rostro...

Hija...

- PAPAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Gritó y rugió hasta el límite. Lo había encontrado. Lo había descubierto por fin y ahora comprendía. Mínimamente, fugazmente, pero ahora comenzaba a entender su vida. Con el entendimiento llegó la aceptación. La verdad oculta que habían arrancado de su mente, cauterizada con un bloqueo psiónico, brilló de nuevo. Si bien es cierto el condicionamiento psiónico no había desaparecido completamente, sí había variado, había disminuido varios grados mas, auemtando su libertad y su yo interior. Antes ya era libre pero ahora lo entendía.

Y esa fue su arma. El dolor, la soledad, la mentira y el desprecio... En su día fue una niña arrancada de los brazos de su padre. Ahroa era una Fantasma. Una Fantasma libre. Una mujer entrenada para ser invisible y letal. Un arma viviente en busca de venganza y verdad.

- Basta. - No gritó, ya no hacía falta. Agarró la hoja de hielo con ambas manos y comenzó a tirar, gruñendo por el dolor y el esfuerzo, para arrancarla. - Basta. Esto ha acabado. - Escarbó en su mente desgarrada por el dolor físico. Utilizó el brillo de los ojos de su padre como guía, la calidez de su sonrisa como bálsamo contra el dolor... y dominó su voluntad.

Uriel... Hija...

Cargando editor
26/02/2010, 12:49
Nexus
Sólo para el director

De repente y sin saber muy bien porqué me hallo rodeado de un amasijo de herrumbre, rocas y chatarra. Todo ha sucedido muy deprisa, hacía un momento estabamos dando vueltas sin control y ahora... desorientado, aturdido, mareado y con el cuerpo cada vez más magullado, despierto como de un gran sueño, parpadeo varias veces, me froto los ojos y me doy cuenta de que sí, efectivamente, nada se interponía entre mi mano y mis ojos, mi visor estaba roto y todo parecía indicar que la seña de identidad en forma de garra que se había quedado marcado en él pertenecía al xenomorfo chamuscado que colgaba del boquete del techo. Ya empiezo a recordar algo: -Ese bicho se intentaba colar por la brecha abierta en la chapa e intenté detenerle, tuve que poner a máxima potencia mis lanzallamas, ¡qué duro era el cabrón!

Poco a poco voy recuperando la conciencia y ese repugnante olor invade mis vías respiratorias, apenas me deja respirar, el hedor llena el ambienta y las arcadas comienzan a llegar, pero después de haber estado bastante tiempo sin comer lo único que sale de mi estómago es ese líquido amargo que no puedo contener y resbala por mi boca dejando un asqueroso rastro y sumándose al hedor ya existente.

Miro el charco que ha dejado mi vómito en el suelo y veo un bulto conocido bajo mi cuerpo, era Brian, no se movía, su cuerpo no emitía ningún signo aparente de vida.

Diablos chaval! ¿qué te ha pasado?- Susurré cerca de la cara del recluta, bastante acongojado, me dispuse a tomarle el pulso.

La respiración y los latidos de mi corazón se iban acelerando más y más y algo atenazaba mi garganta, todo parecía indicar que el impacto no había dejado nada con vida a este lado de lo que quedaba de prototipo y empecé a recordar las últimas posiciones donde había visto a mis compañeros -Teddy, subido al Goliath luchando como un titán, Uriel, dando vueltas sin control intentando esquivarme...

Con un malestar producido por la incertidumbre, me dispongo a arrastar todo lo que me molesta en la garganta para alzar la voz y gritar en busca de alguna respuesta por parte de mis compañeros, cuando de repente mi inquieta mirada se queda fija en un punto, atisbo una silueta pero la vista no me alcanza para ver quien es. Me quedo petrificado escuchando los gemidos de aquella figura, a los dos minutos reacciono e intento levantarme con cuidado para no aplastar más el cuerpo del pobre Brian. Lenta y cautelosamente encamino mis pasos haci aquella silueta,  medida que la distancia se iba acortando sus formas se iban dibujando ante mis ojos, no cabía duda de que fuera quien fuera estaba en apuros, necesitaba ayuda.

Cargando editor
26/02/2010, 18:55
Teddy Connor
Sólo para el director

El intermitente parpadeo del piloto rojo que iluminaba mi rostro acabó depertándome de un mal sueño para traerme de vuelta a una realidad de pesadilla. Me encontré atrapado entre el abollado metal resquebrajado y doblado de tal manera que pareciera una prisión hecha para alguien medio metro maás pequeño que yo. Intenté gritar cuando moví la pierna atrapada en algún punto del destartalado Goliath pero escapó ahogado de mi boca, pese a que la garganta se hinchó de tal manera que parecía que las venas fueran a estallar en cualquier momento. Dejé de esforzarme para tomar aire cuando levanté como pude la cabeza y observé a lo lejos, en medio de ninguna parte de aquella árida tierra, la nave prototipo hecha trizas y aún humeante.

Bueno, al menos eso me dice que no debo haber estado inconsciente demasiado tiempo, pensé, intentando darle un cariz positivo a mi desdichada situación.

Pero, y el resto ? Como mínimo, pensé, el piloto debía permanecer en cabina. Intenté vislumbrar esa parte del prototipo en busca de movimiento, aunque con aquel sol cegador me resultó prácticamente imposible. Tenía que despojarme de mi prisión de metal abollado de alguna manera, pues cuánto tiempo tardaría en llegar alguno de esos asquerosos bichos malolientes ?

Comencé a toquetear al azar todos los botones que se encontraban al alcance de mis ensangrentadas manos con la vana esperanza de que moviera alguna parte del metal destrozado y consiguiera liberarme de ella. Según los indicadores, mi querido Goliath estaba en las últimas, casi a punto de explotar, me dije malhumorado, pero aún funcionaba, y tal vez la Fortuna se encontrara de mi lado, como tantas otras veces en el pasado.

Notas de juego

Apelo a mi ventaja de la buena suerte para ver si consigo escapar de la prisión en la que me has metido, malvado ;-P

- Buena suerte (+3) (1)

Cargando editor
01/03/2010, 00:27
Director

Recortando su figura sobre los humeantes restos de la nave, Jonas se erguía sobre el morro aplastado de ésta. Con una mirada en derredor se hizo cargo de la situación, un amplio terreno prácticamente desértico donde crecían más pedruscos que árboles bajo el agobiante sol. Identificó la zona sin demasiada dificultad de forma general gracias a la experiencia acumulada en los tediosos vuelos de transporte de suministros. Por los picos montañosos que se alzaban lejos en el horizonte dedujo que había caído en un punto bastante al noroeste de DN-II, aunque no sabría concretar más su posición. Fue una suerte, porque lo más fácil habría sido hundirse en algún lodazal que antiguamente fuera uno de los océanos de Antiga Prime o estrellarse contra las múltiples cadenas montañosas o los bosques de rascacielos que constituían los núcleos de población.

Algo llamo su atención. No era la nave la única que generaba una columna de humo, y otra de menor tamaño podía verse algo más atrás siguiendo un errático rastro de partes del prototipo perdidas durante el aterrizaje de emergencia (bajo el punto de vista de Jonas, no muy alejado de la realidad excepto en lo que al factor suerte se refiere, nadie habría ejecutado un aterrizaje mejor en su situación). En ese punto, estrellado contra una de las enormes rocas, se encontraba un gran fragmento de la nave, con un Goliath bastante deteriorado tomando el sol apoyado sobre la cabina. Ningún rastro de vida. Todo lo que había en el desierto eran rocas y chatarra.

Las piernas del Goliath se agitaron, recordando a un galápago que boca abajo intenta darse la vuelta, resbalando de la roca, cayendo y rodando hasta quedar de costado.

Notas de juego

Cambios: Pérdidas mínimas de Puntos de Vida a causa de contusiones leves. Pérdida de Puntos de Resistencia. Pérdidas en la reserva de Suerte.

Cargando editor
01/03/2010, 00:52
Director

Bregando por liberar su atrapada pierna, confiando en la protección de una armadura que muy bien podría ser parte de su actual prisión, Teddy probó a soltar las correas de seguridad que le mantenían fijo en su posición. Resultó inútil. Tensas como estaban era difícil alcanzar el mecanismo para soltarlas y estorbándole la mala visión que ya de por sí tenía del enganche y enredando los enormes guanteletes de su armadura. Varios intentos comenzaron a irritarle, y la irritación dio paso a la frustración en forma de golpe accidental en la consola de mandos mientras se retorcía para alcanzarlo. El golpe accionó las piernas del bípode mecánico, probando que aún conservaba un grado de funcionalidad más que aceptable. Lo malo es que el precario equilibrio mantenido sobre la roca se perdió haciéndolo caer de lado con violencia.

Aturdido por el golpe, Connor retuvo sus nervios tras él. Era un veterano joder, no podía perder el control como un vulgar recluta. Con la cabeza algo más fría, se consoló al pensar que ahora al menos se le pasaría el aturdimiento de encontrarse cabeza abajo. Ahora, con el Goliath caído de costado, pese a continuar atrapado, creía que podía alcanzar con más facilidad el anclaje de las correas que le sacaría de la máquina. También parecía posible continuar manejando el Goliath, aunque lograr ponerlo en pie exigiría mucho esfuerzo para un cacharro sin brazos. Si los daños en las piernas no eran muy graves, tal vez pudiera lograrlo.

Cargando editor
01/03/2010, 01:25
Director

Con el visor de PVA destrozado Nexus trató de comprobar el estado de Brian. Intentó darle la vuelta para comprobar si dentro de su armadura aún había vida, pero en mitad del desastre los despojos apenas le permitían moverse, mucho menos darle la vuelta. Tuvo que reptar sobre su armadura para alcanzar la parte posterior de la nave, donde había visto a alguien más recostado contra la pared. Si el recluta estaba muerto no le importaría. Si seguía con vida... bueno, si seguía con vida la armadura evitaría que el peso de Nexus le aplastase.

Al fondo se apreciaba la crudeza del accidente y sus consecuencias. Coogar, completamente desprovisto de protección, se hallaba en un estado lamentable. Una fea brecha bañaba su rostro en sangre. El que le quedaba. Una plancha de blindaje hundida por la roca le había seccionado una oreja y abierto el surco que le cruzaba la sien profundamente. El cinturón de seguridad que le fijaba a su asiento había evitado que saliera despedido por el enorme boquete a sus pies. También hizo imposible que esquivara la barra alargada del armazón que se había arrugado como papel de aluminio tras el impacto con la roca que ahora conformaba la pared. Con medio cuerpo aplastado, sangrando abundantemente y al borde de la inconsciencia, el rebelde aún tuvo fueras de gemir algo coherente, e incluso repetirlo algo más alto.

- Sigues vivo... escúchame, por favor.

La voz del ordenador interno de la armadura de Nexus le sobresaltó. Seguía activo e informaba de una funcionalidad del 65% por parte de la armadura de combate. A una breve orden, el ordenador proporcionó un breve informe de sus compañeros de escuadra:

> Recluta marine G738, Brian McWim. Operativo activo, funciones vitales al 60%.
> Sargento marine B096, Teddy Connor. Enlace no disponible.
> Sargento mercenario, Jonas Marron. Enlace no disponible.
> Efectivo Fantasma, G-26369. Enlace no disponible.
> Preso, H. Coogar. Funciones vitales 15%, niveles críticos.

Cargando editor
02/03/2010, 12:03
Teddy Connor
Sólo para el director

A tientas conseguí posicionarme para quedar de cara a la nave prototipo, mi objetivo más inmediato. Apelé a mi buena suerte para intentar desasirme de la prisión de hierro medio fundido que me mantenía atrapado y con fuertes dolores en partes clave de mi cuerpo y conseguí maniobrar el destartalado Goliath para, al menos, dejar de estar boca abajo subiéndoseme la sangre a la cabeza.

El golpe fue muy brusco, mucho más de lo que podría haber deseado, y lo suficientemente bruto como para haberme quedado tieso en un momento. Pero la buena suerte estuvo de mi lado, y ya boca arriba de frente a la nave prototipo, pude pensar con mayor claridad.

Toqueteé algunas funciones del Goliath y comprobé que sería capaz de manejarlo lo suficiente como para acercar a mi objetivo sin quedar al aire libre. Comprobé también los sistemas de armamento, metralla, misiles e incluso escupideras de aire, cualquier cosa me serviria en caso de encontrarme con alguna de esas bestias xenomorfas.

Notas de juego

Pues nada jefe, mi intención es la de acercarme a la nave prototipo a ver si localizo al piloto o algún otro superviviente. Intentaré llegar metido en el Goliath para aprovechar el armamento (si está funcional) y para que ese amasijo de hierros destartalados pueda servirme de protección, sino, intento salir para ir a pie.

Cargando editor
02/03/2010, 15:34
Nexus
Sólo para el director

Reconozco el cuerpo de Coogar aplastado, casi sepultado bajo las rocas y trozos metálicos en que se había convertido lo que hasta no hace mucho era nuestra escapatoria. Tras una niebla continua emitida por el intercomunicador, escucho algo, algo que me sobresalta: -parece que alguien estáz intentado decir algo- reconozco la voz de Coogar, que progresivamente va aumentando de volumen.

-Oh! eres tú! si al final te voy a coger afecto- digo en un volumen bastante alto dejandome llevar por la emoción. - Aguanta, creo que me va a costar bastante llegar hasta donde estás, pero no pienso dejar a ningún camarada en la estacada. Ahora te escucho lo que quieras decirme, me las apañaré para sacarte de ahí.

Tras introducir la orden el ordenador me muestra el estado de todos mis compañeros, -jo, estos cacharrro son una marravilla- después de un instante de analizar los datros mostrados, veo que el recluta Brian aunque malherido y por sus muestras, inconsciente, sigue vivo. Y me centro más en el rescate de Coogar que se encuentra en un estado crítico. Dejando para más tarde también el estado de mi armadura.

Intento abrir alguna vía de acceso hacia Coogar, pero está difícil, las estructuras estás montadas y encajadas unas sobre otras de forma que si quito una que no sea la adecuada lo más problable es que se derrumbe todo sepultando lo poco que aún se mantenía en pie. Así que poco a poco voy retirando trozos pequeños de acero que se enceuntran por encima dificultando el paso.

Cargando editor
02/03/2010, 20:45
Jonas Marron
Sólo para el director

Jonas sacó su pistola y comenzó a avanzar hacia los restos del Goliath.

¿Deja de moverte, cacharro? —dijo dirigiéndose al resto de chatarra.

Volvió la mirada hacia los restos humeantes de la nave.

Nenes, ¿no crees que ya somos mayorcitos para estar jugando al escondite? ¡Dejar de dormir perezosos! —dijo en un tono de voz elevado.

Cargando editor
03/03/2010, 00:19
Director

El Goliath, tras su caída se detiene unos instantes en el suelo.

- ¿Deja de moverte, cacharro?

La dubitativa orden no es bien recibida por la máquina. Retorciendo una pierna y pateando furiosamente contra el suelo con la otra logra apoyarse en la roca sobre la que yacía hasta hace poco, y con un chirriar metálico al rozar contra la enorme piedra termina por erguirse.

- Nene, ¿no crees que ya somos mayorcitos para estar jugando al escondite? ¡Dejad de dormir perezosos! - La fuente de la que proviene tanta elocuencia no es sino el piloto Jonas Marron, que con la pistola desenfundada mira impasible desde detrás de sus gafas de sol como la mole mecánica avanza cojeando hacia él. Gira el torso a uno y otro lado sin apenas dificultad, pese a tener el lateral izquierdo visiblemente aplastado y dañado. El cañón derecho de 12 mm ha perdido a su gemelo, pero efectúa una rotación rápida y vuelve a detenerse. El gigante está herido, pero aún es peligroso. Un par de pasos más en dirección a Marron y su cabina desciende un poco. Teddy Connor, sargento del ejército confederado en Antiga Prime aún sigue con vida.

Notas de juego

Ya estáis juntos, marcaros ambos dos en vuestros posteos a partir de ahora.

Cargando editor
03/03/2010, 00:31
Director

Antes de encararte con el afortunado piloto, que se muestra asombrosamente ileso ante ti, has revisado varios de los sistemas del Goliath; La mayor parte de los daños los ha recibido en el lado izquierdo, como tu pierna inmovilizada puede atestiguar. Como identificándose con su piloto, el Goliath cojea con la pierna izquierda debido a fallos en varios actuadores, lo que merma su velocidad reduciéndola al modo "paseo" (podrá seguir el paso de un hombre al caminar, pero no si echa a correr). Un único cañón conserva su operatividad, y dado que no has reventado la munición y el sistema de alimentación están intactos. El sistema de disparo de los misiles Hellfire no muestra daños, pero no responde. Las comunicaciones no son operativas, pero la mayoría de sistemas funcionan, aunque eso no te preocupa demasiado, ya que el ordenador de tu armadura se muestra completamente operativo.

Tras echar el correspondiente vistazo a tu máquina, compruebas tu entorno. El detector de proximidad del Goliath está completamente arruinado, pero no tendría nada que detectar. Os encontráis en un yermo desértico sembrado de rocas que varían entre el tamaño de un par de tanques y el de un perro. La nave prototipo es chatarra aplastada contra una de buen tamaño. El sol antigano brilla con fuerza sobre vuestras cabezas, pero ni nubes ni aves interrumpen el azul celeste, mucho menos más xenomorfos.

Cargando editor
03/03/2010, 00:44
Harry Coogar

Avanzando entre los escombros que te ves obligado a apartar mediante la fuerza bruta proporcionada a tus poderosos brazos por los robustos servomotores de tu armadura, logras abrirte paso hasta Coogar. El tipo tiene una pinta más lamentable visto de cerca. No es que le hayas visto en buenas condiciones en algún momento durante las pocas horas que le conoces, pero hay que reconocer que cuando el xenomorfo humanoide desintegró al colono en el centro de mando y Coogar casi pierde el brazo se le veía con mejor aspecto. Llevas muchos combates y reconoces en su rostro la expresión que ya has visto en tantos otros soldados. La parca está ciñendo sus dedos entorno a él y pronto segará las mieses.

- No esperaba tanta amabilidad de un sabueso de Huge.- sonríe sin acritud, mientras una gruesa gota de sangre inicia su descenso desde su cuello hacia su pecho. Su voz baja y débil es difícil de escuchar por encima de tu propia respiración.- Si de verdad quieres ayudar termina... termina mi misión. Ayuda a Antiga. Avisa... a... los rebeldes... Que den la alerta... que protejan a los ciudadanos. No los condenes como hizo Huge... Cerca... cerca... de DN-II... cer-ca...- un último estertor le impide terminar. El hilo de sangre que manaba bajo su cuello fluye lánguido y termina por gotear lenta, rítmicamente a los pies del rebelde.

Cargando editor
03/03/2010, 01:42
Director

El frío entumecía los delicados miembros de Uriel. A su alrededor la tierra era dura, blanca y helada. Atrás quedaba el filo helado que momentos antes atravesara su cuerpo de parte a parte, transparente como el cristal, opaco de sangre roja, palpitante. La misma sangre que manaba de sus entrañas, que humedecía la dura y roja nieve que iba dejando atrás en su lento y obstinado arrastrarse hacia ninguna parte.

No era así. Uriel podía oírlo, sentirlo. La mirada dura, pero franca enarcada de blanco. Volvía a buscar el afecto que tanto necesitaba en este helado mundo. El afecto que proporcionaría calor a sus ateridos miembros, que la llenaría de tibieza desde dentro y la arroparía a salvo de los copos helados que caían y caían.

La noche cayó y la nieve ya no reflejaba la luz con la intensidad de su blancura. Y con las sombras la nieve se convirtió en lluvia, y la lluvia arrastró la nieve. Y bajo ésta la tierra se convirtió en barro. Y el barro rodeó su cuerpo, ofreciéndole su calor. Un calor sucio, con olor a descomposición, sabor a cera y una indefinida consistencia carnosa. El barro formaba olas y lamía su cuerpo indefenso, buscando sepultarla dentro de sí; y al lamer la sangre de su vientre cobró vida y la engulló ávido.

En su tumba de cieno Uriel se removía intranquila, con su espíritu desahuciado gimiendo desesperadamente por volver a sentir el aire en el rostro. Junto a ella notó el movimiento que caracteriza a la vida que sigue a la muerte. El ansia, la gula y la codicia retorcidos en la hinchada forma de los gusanos sobre los que ahora reposaba y que formaban un lecho blando y repugnante. Enormes y jugosos, goteaban sus fluidos sobre ella, temblorosa y horrorizada. Uno de ellos reptó sobre los demás, grande como una lamprea, y despacio se le acercó al rostro. Su sonrisa barbada y fría a causa de la satisfacción se intensificó a causa del grito fruto del dolor que la camada de gusanos retorciéndose en su destrozado vientre le provocaba.

El hombre se dio la vuelta, y se alejó.

Cargando editor
03/03/2010, 09:14
Jonas Marron

Jonas enfundó de nuevo la pistola y en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

¡Buah! Eres tú. Creí que por fin tendría algo de intimidad con la maciza —dijo con aire de desinterés mientras le ofrecía la mano.

Venga sal de ahí, anda.