Partida Rol por web

Llantos y puñales [Finalizada]

Llantos

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28/02/2012, 13:38
Director

Llantos
El camino sigue, y sigue...

Oía el riachuelo, aunque no podía verlo. La espesa capa de vegetación le impedía ver lo que había al otro lado del camino, pero escuchaba el discurrir del agua y notaba la humedad del ambiente. El caballo también lo notaba, al tierra estaba blanda bajo la capa de hojas caídas, no era normal que en verano cayeran las hojas de ese modo, pero no le importó a Armen. Era un tarde agradable en las proximidades del Valle de Arryn, no estaba muy seguro de si estaba en las tierras de los Arryn o los Tully, hacía tiempo que no veía un mapa y se guiaba por las indicaciones de quienes se encontraba. No importaba. Mientras su montura le llevara aun lugar caliente, con comida y vino era suficiente. Confiaba en entrar al servicio de una casa antes de que acabara el año. Armen no parecía dispuesto a eso, era la imagen de los caballeros errantes que prefería evitar. Aún tenía algo de dinero antes de verse obligado a venderse como un vulgar mercenario. Sólo había que encontrar un señor antes de que la pobreza llegara. Un día más, un penique menos.

El sol estaba desapareciendo, aunque aún quedaba por lo menos una hora de luz, suficiente para encontrar una posada o, si había suerte, una aldea. Llevaba un par de horas sin ver nadie, un par de leguas atrás había visto algunos campesinos en el campo. Demasiado atareados en su labor para prestarle atención.

El camino ascendía un poco más adelante, justo donde la vegetación de su izquierda se veía cortada repentinamente por una estructura de madera, tablones en el suelo y pasarelas a los lados. Un puente, sin duda. Un lugar para cruzar aquel riachuelo que no veía.

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29/02/2012, 22:24
Ser Armen Hawker

Pese a su juventud, Armen Hawker había pasado mucho tiempo vagando por las tierras de los señores como para saber que a todos ellos les importaba poco más que su culo y el culo de sus hijos, y que el tercer hijo de un caballero de una casa menor era algo que les importaba casi tanto como el hijo de un salvaje. Por ello no esperaba mucho de ellos cuando alguno se dignaba a recibirle. Cosa que no solía ocurrir.

Quería ofrecer su espada, llevarse algunas monedas al bolsillo y tener algún sitio seguro donde descansar, tal vez conocer a una buena chica y hacerle un hijo o dos. Eran pocas pretensiones para un caballero joven y bien preparado. No siempre había sido así. Tiempo atrás sus pretensiones eran mayores pero el tiempo a la intemperie y la dura vida en el Valle le habían devuelto a la realidad de una manera que no hubiera sospechado apenas unos años antes. Ya ni siquiera le importaba a quien servir.

Se apeó del caballo y lo llevó por las riendas hacía el riachuelo bordeando el puente con la intención de que el animal bebiera algo de agua y renovar su cantimplora. No tenía intención de demorarse mucho, pero el buen animal había cumplido por aquel día y merecía algo de agua fresca, mejor que la de cualquier abrevadero que pudiera encontrar.

Mientras el animal bebía pensó en como había llegado a aquella situación. Su padre era Roone Hawker, un caballero al servicio de la casa Hunterville en el Valle. Al ser el tercer hijo, su padre había predispuesto todo para que fuera un maestre, un septón o alguna de esas cosas aburridas. Pero Armen se negó, él quería ser caballero. Tras innumerables rabietas y algún que otro intento de fuga, su padre finalmente accedió y Armen se convirtió en su paje. Sus dos hermanos mayores eran pajes de Lord Hunterville y su hijo respectivamente, y Ser Roone no pudo colocar a su hijo con un caballero mejor.

Aprendió rápido y bien, y cuando finalmente tuvo edad y méritos suficientes para ser nombrado caballero consiguió cumplir su sueño tras ser bendecido con los siete óleos y pasar la noche en vela en el septo.

Pero ser caballero no fue como Armen se esperaba. Pronto descubrió lo poco que valían los votos para muchos de sus compañeros, y para Lord Hunterville. El joven Armen, cargado de principios y honor no pudo romper su juramento como los demás caballeros y tras lo de aquel pueblo recogió sus cosas y se marchó.

Aún escuchaba sus gritos en sueños. Aún veía la cara de aquella chica, su pelo rubio enmarañado y con los mechones que le habían arrancado cruzándole la cara. "Por favor, salvame...". No pudo hacer nada...

Ya llevaba varios años como caballero errante, y al principio había intentado servir a señores que no le obligaran a romper sus votos. Tras varias decepciones y varios años vagando por los caminos ya le daba igual. Había aprendido una verdad muy dura, una verdad que cuesta poco aprender pero es dura de asimilar. Los caballeros de las canciones son solo letras bonitas.

Le puso el tapón de corcho a la cantimplora y enfilo el caballo hacía el puente. Aún quedaba algo de luz. Tal vez llegara a la siguiente aldea.

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01/03/2012, 09:43
Director

El animal agradeció el agua. El puente era de madera vieja, firme en su construcción pero deteriorado a lo largo de las estaciones, con las crecidas de los ríos. De ese río cuyo nombre ignoraba, no estaba muy seguro de dónde se encontraba. Como tampoco estaba seguro de adónde se dirigía, en el camino y en la vida. Ensimismado en sus recuerdos y sueños esfumados, con el río discurriendo frente a él y el caballo bebiendo, no percibió al hombre hasta que estuvo encima de él.

Iii-oooooh. Iii-oooooh.

Fue lo primero que oyó. Se giró, tras él, cruzando el puente había un hombre, un perro grande y un asno, tan cargado de bultos que parecía a punto de romperse el espinazo.

Notas de juego

Armen: Subo parte de tu post a Historia del PJ.

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01/03/2012, 09:51
Septón Meribald

El hombre era un septón anciano. Tenía el rostro curtido por la intemperie, una espesa mata de pelo canoso tras una frente, y parte del cráneo, libre de pelo, y arrugas en la comisura de los ojos.Aunque era alto, de casi nueve palmos, siempre iba encorvado, por lo que parecía mucho más bajo. Tenía las manos grandes y encallecidas, con los nudillos rojizos y las uñas sucias, y también los pies más grandes que Armen había visto nunca: descalzos, negros y duros como el hueso.

Que los siete os guíen, ser caballero. -Saludó, muy cortés- ¿Qué asuntos os traen al Valle de Arryn?

Así que estaba en el Valle de Arryn, casi en casa. El perro era grande y peludo, de más de cinco arrobas de peso, pero cariñoso. En seguida se metió entre las patas del caballo.

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01/03/2012, 17:31
Ser Armen Hawker

El asno había rebuznado a modo de saludo y a Ser Armen le pareció curioso, ya que conocía a algún que otro ser que rebuznaba de forma parecida. Pero no se trataba de ningún Ser Asno, cuando se volvió a mirar quien era se encontró con un septón anciano de aspecto bonachón. Aminoró la marcha para situarse junto a él.

-Qué los siete os guarden a vos también.- Dijo respondiendo al saludo del septón. Estuvo a punto de preguntarle si las tierras por las que pisaba su caballo eran de los peces o de los halcones pero la respuesta le llegó antes de formular siquiera la pregunta. Lo cual resolvió la duda que se había planteado no mucho antes.

-Así que todavía parezco un ser...- Pensó para sus adentros. Tras todo aquel tiempo a la intemperie, sus ropas se habían gastado. Su capa estaba llena de remiendos que había tenido que ir improvisando y el azul oscuro original acabó siendo un azul desgastado mucho más claro. En su jubón tampoco se distinguía apenas la insignia de su padre, un halcón posado en un brazo enguantado. Lo que si se distinguía era su armadura de semiplacas bajo el jubón. Unos pantalones de lana gorda de un color que otrora podía haber sido el negro y unas botas de montar muy gastadas completaban su atuendo. Pero pese a sus pintas andrajosas y sus harapientas ropas seguía pareciendo un caballero.

Tal vez fuera su porte a la hora de montar o que su aspecto no era tan peligroso como el de un mercenario lo que hizo acertar al viejo septón.

Se acarició la barbilla frotando la palma de su mano con la barba que le había crecido aquellos días. Habían pasado cinco días desde la última vez que se había afeitado. La barba le salía negra, al igual que su cabello, que era tan negro como el azabache, aunque en aquellas circunstancias había perdido su brillo y parte de la fuerza del color por el polvo del camino. Su rostro poseía una frente y unos pómulos anchos, y una barbilla alargada. Tal vez con un buen baño y un afeitado las doncellas volvieran a considerarlo apuesto como le ocurría antes.

-Vengo buscando un señor al que servir.- Le dijo al septón. -Creo que ya llevo tiempo suficiente como caballero errante.- Una mueca que pretendía ser una sonrisa se dibujo en su cara. -¿Es de por aquí, conoce las tierras?

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01/03/2012, 19:04
Septón Meribald

De aquí, y de allá -contestó-. Vengo de Isla Tranquila -inició un movimiento con el brazo y trazó una línea de abajo arriba-, remontando el curso del Forca Verde. Cuando llegue a Los Gemelos, volveré sobre mis pasos -invirtió el gesto-. Ese camino es mi vida. ¿Un señor, decís? Son muchos los señores que hay, todos necesitan caballeros, siempre que les muestren pleitesía.

El septón tiró del animal y reanudó la marcha, el hombre se apoyaba en un cayado en la diestras mientras guiaba al asno con la siniestra. Apenas había avanzado unos pasos cuando el hombre se detuvo, se giró y habló de nuevo.

Últimamente hay muchos ladrones en los caminos, unos visten como pordioseros, otros portan estandartes y violan la paz del rey. ¿Me acompañaríais hasta la próxima posada?* Muchos niños lamentarían que me robaran mi carga.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Armen: Esto es una intriga simple. Procedo a tirar por su especialidad Convencer frente a tu Defensa de intrigas (9). Ha conseguido un grado de éxito. Así debes acompañarle, pero quedas libre de protegerle si te ves en peligro. Siempre puedes renunciar al resultado de la intriga, con las consecuencias descritas en las reglas.

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05/03/2012, 22:55
Ser Armen Hawker

-Y otros están compinchados con septones de apariencia inofensiva...- Pensó el caballero para sus adentros.

La vida en los caminos le había hecho desconfiar de los extraños, por muy inofensivos que pudieran parecer. Se giró ligeramente en el caballo y miró disimuladamente hacía atrás para asegurarse de que nadie les seguía. Pareció dudar, pero la forma de hablar del septón y aquello que mencionó de los niños terminaron por convencerle.

-Le acompañaré.- Dijo mostrando una sonrisa y asintiendo con un leve movimiento de cabeza. -La soledad del camino se mitiga mejor en compañía.

Ser Armen puso el caballo al ritmo del viejo septón pero no se bajó de él. Continuó subido en la silla desde donde tenía una mejor posición tanto para vigilar el camino como para reaccionar si ocurría algo. No es que el septón le pareciera digno de su desconfianza, solamente era un hábito que había adquirido en su etapa de viajero.

-Curioso recorrido el suyo. - Dijo para mantener algo de charla. -Siempre había creído que los septones guardaban tan bien los septos como los señores hacen con sus castillos, y no se movían de ahí.

Notas de juego

Siento la tardanza, este fin de semana ha sido fiesta en Zaragoza con motivo de la Cincomarzada y he estado algo liado.

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06/03/2012, 01:15
Septón Meribald

Nunca estoy solo -respondió-, el perro siempre es buen compañero. A veces hay algún mercader o juglar que viajan conmigo, pero no pasa de unos pocos días. A veces menos.

El septón azuzó al asno para que siguiera el ritmo del caballo.

Mi camino me lleva a los más pobres. Mendigo comida a los señores para los siervos que deberían cuidar. ¿sabíais que en el nacimiento del Forca Verde no conocían las naranjas hasta hace unos años? Una vez al año se las llevo desde Poza Doncella, los niños me colman de abrazos y sonrisas inocentes. Hace un par de semanas conseguí fresas, pero se estropean con facilidad. Los Siete me perdonen, me vi obligado a comérmelas, aunque las compartí con un trampero de Piedranueva. ¿Os gustan las fresas?

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06/03/2012, 13:16
Ser Armen Hawker

Ser Armen recordaba haber probado esa fruta roja, dulce y algo ácida cuando era niño. Le gustaban, pero eran escasas las ocasiones en que tenía la oportunidad de probarlas.

-Son un fruto muy preciado. Recuerdo haberlas comido de niño, aunque prefería las moras.- Sonrió rememorando aquellos tiempos. -Eran más fáciles de conseguir.

-Entonces, ¿vos os dedicáis a recorrer estas tierras suplicando a los señores que os den algo para su propio pueblo? Es una labor encomiable no lo negaré. Sobretodo teniendo en cuenta la clase de señores que abundan en estos días...

-Por cierto. -Dijo el caballero al darse cuenta de que no conocía el nombre del septón. -Mi nombre es Ser Armen Hawker. Si vamos a compartir camino será mejor presentarnos como el Padre manda.

 

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06/03/2012, 14:02
Septón Meribald

Soy Meribald. Estos son Perro -señaló al perro, y después al asnoy Pieslentos.

El camino les llevó a través de una pendiente, para desaparecer con el desnivel. El mundo se había tornado anaranjado con el descender del sol e iluminaba las Montañas de la Luna, al este.

Ah, las moras. Conozco una panadera en Salinas que hace unas tartas excepcionales con ellas. Sí, ser. Sin duda tenéis buen gusto. Espero que sepáis elegir también. El señor de la torre ardiente* ha estado levantando ejércitos y ha habido saqueos en su costa. Aún hay heridas abiertas de la última guerra. El señor del Nido de Águilas es la Mano del Rey y no puede vigilar a sus vasallos. -El hombre suspiró- Mucho me temo que sean los pescadores y campesinos los que sufran, de nuevo.

Notas de juego

Armen: Tirada de Ingenio (Memoria), dificultad: Rutina (6)

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07/03/2012, 13:52
Ser Armen Hawker

-Lord Gerold Grafton.- Dijo el caballero. - No sabía que hubiera problemas en Puerto Gaviota. ¿Contra quién lavanta armas Lord Gerold?

El sol comenzaba a descender y la noche poco a poco ganaría más terreno a un día que ya agonizaba con sus peculiares tonos anaranjados. Ser Armen contempló las Montañas de la Luna iluminadas tenuemente con las ultimas luces del sol y contempló la belleza del Valle con cierto pesar. Era una lastima que un sitio tan bello terminara empañado por la guerra.

-Alguien tendría que poner algo de orden en el Valle, entre que Lord Arryn no está y los salvajes de los caminos... Solo falta que ahora se peleen entre los señores. - Comentó en voz alta aunque casi era un más un pensamiento que algo que quisiera comentar con Meribald.

- Tiradas (1)
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07/03/2012, 16:03
Septón Meribald

Sin duda Lord Arryn lo sabe -afirmó el septón.  Pero no se puede gobernar el Valle desde Desembarco del Rey. Ni puede negar a un vasallo a defenderse de los ataques, pero Lord Grafton ve enemigos por todos lados, cuchillos que amenazan a los suyos. Estaba en Harrenhal, en un torneo, cuando empezaron los saqueos en sus tierras. Es una lástima, su mujer le podría haber aconsejado sabiamente, tengo entendido que es una dama ilustrada, pero la dejó en Harrenhal para no perder tiempo.

Terminaron de ascender la pendiente y, frente a ellos, apareció una posada de piedra, a un lado del camino. Un cuarto de legua les separaba.

Hija de Luna, la posada de Walder Rojo. Un lugar de pecadores, ser. Lleno de mujeres que venden sus cuerpos a los esposos de mujeres honradas.

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08/03/2012, 10:51
Ser Armen Hawker

-Hay mujeres tan capaces como hombres, y hombres tan incapaces como mujeres. Tal vez Lady Grafton sea mejor Lord que el propio Lord Grafton. Ser muy belicoso, a la larga, no reporta tantos beneficios como uno pudiera creer.- Comentó a aquel asunto.

Tras terminar de subir la pendiente se alcanzaba a ver la posada en la penumbra del atardecer. El Septón se la señaló y le dio a entender que no era sino un burdel.

-¿Qué mejor lugar para un septón? Seguro que aquí encuentra a muchos corderos descarriados.- Bromeó con una media sonrisa. -Aunque en un lugar así yo que usted vigilaría su carga, a muchos de los rufianes que suelen transitar estos lugares no les importara lo más mínimo que los Siete los maldigan por robar a uno de sus septones.- Advirtió en un tono ya mas serio, aunque algo le decía que pese a su inofensiva apariencia aquel septón no necesitaba muchos consejos acerca de como cuidar de si mismo.

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08/03/2012, 13:30
Director

Incluso las tribus de las colinas -respondió el septón- saben que no se debe robar a la Fe. A menudo exigen un pagopor cruzar sus tierras, pero en raras ocasiones he ido por allí. Son los vasallos de los señores los que cometen atropellos, a menudo por pura diversión. Destrozan mi comida o la arrojan al río.

Los dos hombres continuaron el camino, hasta que sus pasos les llevaron frente a la posada. El letrero era una mujer y una media luna, aunque los garabatos de la palabra escrita escapaban a la comprensión de Armen. El caballero vio un establo, aunque no animales ni mozo de cuadras.

Haced lo que queráis, ser. Me hospedaré esta noche y me iré mañana con la primera luz. Agradezco vuestra compañía.

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08/03/2012, 16:23
Ser Armen Hawker

-Le haré compañía.- Declaró Armen. -No me vendría nada mal pasar una noche a cubierto.

Fue hasta el establo y tras comprobar que no había mozo de cuadras fue el mismo quien se encargó de manear al caballo. Después comprobó que hubiera agua para el animal se encargó el mismo de ponerle algo de alfalfa. Después recogió sus cosas y acarició al animal en el cuello antes de dejarlo en compañía del asno del septón. Seguramente tendrían muchas cosas que contarse...

Armen se dirigió hacía la puerta de la Hija de Luna y esperó a que el anciano estuviera listo para entrar junto a él. Llevaba su petate al hombro sujeto con una mano, en él llevaba todas sus escasas posesiones, espada incluida.

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09/03/2012, 14:45
Walder Rojo

Resultó que sí había un caballo en el establo, un rocín de mal aspecto y tuerto del ojo derecho. Comía forraje tranquilamente. Armen dejó su caballo y el septón el asno. Después entraron en la posada. Era un edificio rectangular de piedra en la base, pero el segundo y tercer piso eran de madera y adobe. Una gran sala común y una cocina ocupaban la planta baja. En su interior había un hombre, el posadero, que servía una jarra de cerveza a un hombre de armas. Sin duda el dueño del caballo, armado y con una vieja cota de malla, el perro ladró nada más verlo. En una esquina había una muchacha zurciendo unos calzones.

No os he oído llegar -el posadero se adelantó hasta ellos-, buenos hombres. ¿Quieren comer algo, o beber?

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09/03/2012, 17:47
Ser Armen Hawker

Armen entró con las alforjas al hombro y el petate en la mano. Había librado al caballo de su carga para que pudiera descansar en condiciones y también le había quitado la silla de montar y la había dejado a un lado en el establo. El caballo estaría mejor sin todos los correajes y las pesadas cargas. Además no quería que se las robaran.

La posada parecía un buen lugar, muy hogareño y tranquilo, como debía ser para su gusto. No era la Fortaleza Roja pero le sobraba y le bastaba para pasar una noche. Más teniendo en cuenta que la otra opción era pasar la noche a la intemperie como normalmente acostumbraba. Lo cual suponía dormir poco para azuzar el fuego y vigilar las cosas, y además hacerlo mal y terminar con el cuello y la espalda doloridas. 

El local estaba vacío, a excepción del posadero, como era obvio, de una muchacha y del único huésped del lugar. Un hombre de armas, seguramente el dueño del caballo. Si el perro no le hubiera empezado a gruñir ni siquiera le hubiera prestado atención. Pero entonces clavó sus ojos en él y le examinó rápidamente. Armen desconfiaba de él igual que el perro. Pensó en el caballo que había visto y temió por el suyo. -Que pruebe a robarmelo... me haré una vaina nueva con su piel.- Tal vez la actitud desconfiada del caballero le hacía preocuparse demasiado. A fin de cuentas había desconfiado incluso del septón.

-Saludos.- Dijo para los tres aunque después se dirigió solo al posadero. -Por mi parte beberé solo agua,  y también comeré algo, lo que más a mano tengáis. ¿Disponéis de un par de habitaciones para dos viajeros cansados?. Parecía evidente que sí, ya que la estancia estaba vacía y no había más caballos en el establo, pero el septón había comentado que aquel lugar era un burdel. Tendría que ser un burdel muy concurrido para que lo conociera un hombre de los dioses.

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es para examinar al hombre de armas, para ver si hay algún detalle sospechoso.

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10/03/2012, 16:31
Director

Llantos
Negocio y ocio

¿Tenéis algún problema? -espetó el hombre.

Le dirigió una dura, y larga, mirada a Armen. No le parecía gustar lo que veía, la mirada inquisidora del caballero, como quien está juzgando a un acusado. Se produjo un incómodo silencio cuando los dos hombres se miraron a los ojos. Silencio únicamente interrumpido por el chocar de un cubilete de agua y un plato de guiso en la barra de la taberna.

No quiero problemas aquí -dijo el posadero, aunque le falló la vooz al decirlo y sonó poco convincente.

Notas de juego

Percepción: Tiene el aspecto de una espada de alquiler, pero se asemeja más a un caballero errante que a un simple mercenario. Aunque esa montura del establo no aguantaría una batalla.

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12/03/2012, 11:42
Ser Armen Hawker

El hombre parecía un mercenario, una simple espada en alquiler aunque tenía cierta aura de caballero. Tal vez en realidad fuera un caballero errante, como él.

-Tranquilo.- Le dijo al posadero. -El único problema que yo tengo es el hambre.

No quería tener problemas con nadie pero si tenía que defenderse con la espada lo haría sin miramientos de ningún tipo. Tal vez aquel mercenario quisiera provocarle parecía una de esas personas que solo buscan peleas, como si la muerte les estuviera metiendo prisa. Armen era una persona muy irascible y bastaban pocas provocaciones para hacerlo estallar. Sin embargo no era uno de esos que buscaran problemas gratuitamente.

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12/03/2012, 20:24
Septón Meribald

Aquí, el caballero, -intervino el septón señalando a Armen, conciliador- es un hombre de bien. no causará problemas. Me espera una dura jornada de marcha, me gustaría poder tumbarme en la paja junto a mi asno, ¿sería posible?

El posadero frunció el ceño, seguramente había contado con ganarse algunas monedas alquilando una de sus habitaciones, pero no pudo objeciones. Tampoco comió nada el septón, pues llevaba su propia comida, y se retiró al establo dejando al posadero maldiciendo por lo bajo y menos rico de lo deseado.