Partida Rol por web

Si señor psicologo, lo que usted diga.

Ignorando por completo las palabras de Carl, Richard se acercó al lobo muerto y sacó un machete.
Cercenó la lengua del animal y la envolvió en un trozo de periodico que sacó de su bolsillo.

Caminó en direccion a la camioneta pero antes se detuvo frente a Carl.

- Las farmacias apenas tienen lo basico. Estoy buscando un hospital. ¿Conoces alguno en esta ciudad?

Lenore corre por una cuadra completa, sin mirar atrás. Sin embargo, Mark, con poco aliento pero constantemente, termina por alcanzarla. La detiene tomándole el brazo, como diciendo "Hey te olvidas de mí". La chica allí se da cuenta de que la luz del sol cubre toda la cuadra y que debe dejar de temer que las criaturas que habitaban el oscuro K-Mart puedan hacerle daño. Está a un bloque de su casa, o de su provisoria casa, puede ir allí y mostrarle el lugar a Mark o puede no hacerlo.

El hombre no termina de entender qué será lo que la joven haga, en sus ojos hay aún gran cantidad de miedo.

Adam tomó 3 botellas de Coca Cola de un litro y las llenó de agua limpia del grifo. Luego se dedicó a inspeccionar un poco la casa. Era un sitio de dos plantas, en el primer piso estaban los dormitorios. Uno evidentemente era de niña por el color rosa que reinaba en todo y unos simpáticos peluches, aunque a un osito le faltaba un ojo y tenía un aspecto medio macabro, el lugar era común. Encontró unas tabletas de chocolate en el cajón de la cómoda y se las guardó. Luego, encontró otro dormitorio pero había un esqueleto sobre la cama y le falta la pierna derecha, Adam no quiso ni pensar en que le había sucedido al sujeto en cuestión. Simplemente podría, eso sí, tratar de revisar el armario, por si había ropas útiles para él... aunque el armario estaba cerrado y adentro seguro había oscuridad.

Podía omitir esa revisada e ir a ver uno de los baños, en busca de algún remedio útil o accesorio.

Carl recuerda al hospital de Griffin. Era un edificio de 5 plantas, bien construído. Tenía la sala de urgencia, la sala de terapia intensiva, la sección de oncología, sección de cirugía y anexo post operatorio, nursery, lugar de terapia media, lo que quieras. Sin embargo el punto en contra es que si bien el lugar estaba provisto de enormes ventanales, los mismos tenían persianas importantes, que se cerraban durante la noche, por ejemplo para que los pacientes pudieran dormir. Así que bien podría ser un lugar cubierto en tinieblas y propicio para el hospedaje de los infectados.

Carl puede decirles esto o callarlo.

Ben sacó al ser a la calle, eso era una de sus primeras prioridades. El infectado, ni bien le pegó de lleno la luz del sol, se dehizo en llamaradas de colores, Ben tuvo que separarse medio metro para no ser comido por la explosión. Luego volvió al restaurant. A eso de las 12:30 tenía armado el lugar como una especie de fuerte militar novato. La puerta principal estaba tapiada por barras de las mesas que estaban colocadas haciendo traba, el chico aún no las había clavado pero no le tomaría más de media hora hacerlo y tenía casi todo el día por delante.

La sala de depósito estaba libre de infectados y llena de comida. La sala principal del restorán, en donde todavían quedaban mesas sanas, era un buen sitio donde recostarse y dormir, usando los manteles como sábanas. Para bienes había un refrigerador de buen tamaño que serviría para poner presas frescas, lo cual significaba que Ben tendría que salir a cazar si quería carne fresca.

También había un baño, totalmente usable y apenas dos ventanas, que daban a una oficinita en el fondo del restaurán, que podrían ser tapiadas con más maderas.

La sala principal del restorán tenia sin embargo el tema de los ventanales, o sea los vidrios que rodeaban el restaurante, aunque Ben tapiara la puerta principal y corriera todas las cortinas, lo vidrios que ocupaban gran parte de la entrada al restorán serían un problema. Pero podría dormir en el depósito.

Ben pensaba todo esto, cuando creyó sentir un ruido en la calle...

 -si eres carnicero aficionado ahí dentro hay un venado muerto, los lobos empezaron a comérselo pero creo que queda bastante aprovechable-

Las cosas parecen mas calmadas y Carl enfunda su pistola en una sobaquera, a la espalda lleva una escopeta y al cinto una espada de esgrima.

-Respecto al hospital, tenemos.. teníamos uno bastante grande, 5 plantas y bien provisto, el resto de poblaciones de la región venían aquí. Pero no pensaba acercarme por allí porque las ventanas tenían persianas de las que se cierran totalmente, lo mas fácil es que este lleno de infectados-

Luego, como si se le ocurriese de repente añade

-me llamo Carl, ¿y vosotros?-

Toda la preparación del lugar para ser habitable iba tomando forma, los ventanales los dejaría sin cortinas que entrase bien la luz así no se escondería ningún infectado en la sala, yo dormiría en la cámara, me encargaría que cerrar muy bien y bajo todas las medidas de seguridad posibles cada vez que entrase y saliese de allí era la única forma de asegurarme que aquella zona se mantenía “limpia” y sería mi prioridad.

Me llevé un sobresalto al escuchar un sonido fuera, por precaución tomé el rifle y salí al exterior a investigar ¿Algún animal? ¿Se había nublado y no me di cuenta?

Lucian se acerca al bar, Jota le insta a que no vale la pena el riesgo, pero viendo la determinación del muchacho, decide esperar junto al Can N y asegurarse que el perro al menos no se meta en problemas, y por ende que tenga el riesgo de ser infectado tambén.

El otro can, el que está en las sombras, se levanta y mira a Lucian con ojos hambrientos. Ni bien el chico traspasa la puerta del bar el animal comienza a gruñir por lo bajo, un poco de baba le cae por el costado del hocico.

El animal, de todos modos, no traspasa la zona donde da el sol, espera a Lucian en el seguro escondite que le brindan las sombras...

- Calma chico, ir alli solo le va a dificultar los movimientos - Jota se puso delante de N, interponiendole un poco la linea de visión, Sabia que el mismo deberian ir alli si se diese el caso y ya tenia el cuchillo de carnicero preparado por si L necesitaba ayuda. El brillante acero le dio una pequeña idea y a modo de espejo intentó reflejar la luz del sol contra el escondite del perro infectado. Quizá lo pueda cegar o incluso afectarle como la luz solar directa...

Son las doce y media del mediodía y Erika ha salido un rato nomás a buscar alimentos. Está en un lugar de Georgia, una gran ciudad conocida como East Point, pero desde la plaga, esa ciudad se ha convertido en un enorme cementerio de día y una boca de lobo, llena de peligros de noche.

Camina una calle lejos de su casa, un depto en uno de los tantos edificios que ha encontrado vacío. Quiere ver si puede conseguir algo para el día de hoy, sus provisiones se han agotado. La luz solar cubre las calles lo cual hace que su tranquilidad aumente, las criaturas no salen de día. Definitivamente no. Entonces vé la fachada de un restaurante. Le parece un posible lugar donde buscar alimentos, tiene ventanales grandes por lo que la luz del sol es un seguro de vida.

Por la rendija de la puerta, el muchacho ve a una persona. Está caminando hacia el restaurante, y dado que camina bajo la luz del mediodía, ella no es un infectado. Es una joven pelirroja, de ojos claros. Tiene una cartera colgada al hombro y está mirando hacia el restaurante. No ha visto a Ben aún, parece muy nerviosa. Está a unos dos metros de la puerta del local y seguramente piensa entrar para aprovisionarse. No se la vé armada.

Ben se frota los ojos dos veces para estar seguro de que no es una ilusión.

No, no lo es.

Observo las vacías calles. Me causaba tristeza ver aquello. La situación se complicaba bastante. Estaba cansada. Me moría de ganas de dormir una noche sin tener que preocuparme de aquellas criaturas. Me estremecí al recordarlas.

Al observar el restaurante tomo mi navaja del bolsillo, y la empuño, escondiéndola en parte para que no se viera su reflejo. Debía apurarme. No quería demorarme demasiado en la calle antes de volver. Me sentía algo insegura sola.

Me acerco con lentitud, agachándome por los costados, antes de mirar a través de una de las ventanas. Apenas asomándome. No quería encontrarme con sorpresas. Prefería cerciorarme y estar alerta en todo momento. Si el panorama estaba libre, entonces entraría.

Tardo un tiempo en poder reaccionar, no... no puede ser…, una persona normal, una persona sana…

Si la dejaba entrar conmigo dentro se llevaría un buen susto, cogí el arma del caño para mostrarle que mis intenciones no eran agresivas y abrí la puerta para salir fuera, mi otra mano le mostraba la palma descubierta en señal amistosa.

- Ho… Hola… - no pude decir mucho más, seguía incrédulo, seguía pensando que en cualquier momento se esfumaría como una visión

Erika se está acercando al restaurante cuando vé que sus puertas se abren y un muchacho sale de adentro. No es un infectado, levanta su mano, como en señal de paz y dice:

- Ho… Hola… -

Su mirada es de incredulidad, como si no se creyera que hay otra persona viva por aquí.

Lo observo sorprendida. Por unos momentos dejo de respirar. ¿Un humano? ¿Vivo? No podía creerlo. Debía ser algún truco de mi imaginación. El cansancio debía estar jugando con mi mente una vez mas.

-Ho...hola... ¿Que eres...?-

Le digo con voz algo temblorosa. No podía ser... ¿O tal vez si? Si era cierto lo que veía había encontrado una persona mas. Se habían acabado las noches de demencia y miedo a la soledad que venia soportando hacia un año.

Respiro algo agitada, por el sobresalto de verlo salir. Con los ojos algo llenos de lagrimas. No sabia si sentirme feliz, o no confiarme. Parecía tan real, y a la vez podía ser tan mentira. Necesitaba comprobar que era humano realmente.

No, no parecía una alucinación, estaba al sol así que no se trataba de un infectado, además era hermosa y los infectados no lo son.

- ¿Yo? – Dije aún con la cara de sorpresa, levanté los hombros, para mi era evidente lo que era – Me… me llamo Ben… - Estaba totalmente fuera de juego

Me quedé unos segundos quieto sin saber que hacer, la emoción aumentaba en mi por momentos y mi corazón latía con fuerza, me acerqué unos pasos más, pero no mucho - ¿Y tú? ¿Quién…? ¿Cómo te llamas? – al acercarme pude comprobar que tenía los ojos con lágrimas, me hubiese acercado hasta ella para abrazarla y comprobar que era de verdad pero no quería asustarla