Partida Rol por web

Sientes un frío terrible, mueves un brazo de forma espasmódica y sientes el agresivo tacto de sábanas, parpadeas un poco y tus ojos se adaptan rápidamente a la luz, mueves las piernas aún tumbada, hay cosas diferentes, la sensación de tocar, de ver, la longitud de las piernas al moverlas te da la falsa sensación de que no son tuyas, pero sí lo son, ahora sí, has ocupado ese cuerpo por completo, abriste los ojos y viste a Osiris dandote su propia bendición y devolviéndote al mundo de los vivos. Sentiste el paso de los siglos sobre tu alma, como quien cree sentir el paso de las nubes, el día y la noche encerrado en un sótano.

Miau

El creciente sonido de un teléfono te hace forzarte a levantarte, un peso resbala por una de tus piernas, una cálida bola de pelo, un gato que simplemente se ha dejado caer sin ningún esfuerzo y ha seguido durmiendo a tu lado. A tu alrededor todo es extraño, parece una extraña casa, todo está lleno de abalorios, jarrones, pequeños tapices y luces de modas extrañas, sin embargo el techo es bajo, muy bajo, y parece pequeño para tu gusto, pero tendrás que adaptarte, y lo sabes.

El infernal grillo que es el teléfono sigue sonando en algun lugar del salón, miras a tu alrededor, parece que no hay nadie, la luz solar entra por una pared... te acercas lentamente... ¡Una pared de cristal! Te apartas con cuidado y miras a tu alrededor una vez más, ¿¡Qué loco ha hecho una pared de cristal!? Se romperá y el techo caerá sobre ti, el cristal es muy muy delicado y solo está pensado para objetos pequeños. Desde la pared de cristal observas con vértigo que estas a una gran altura, pero no serías siquiera capaz de saber a cuanta, tampoco es algo que parezca importante, no pretendes saltar.

Al fin despertaba, al fin volvía a formar parte del mundo de la luz, el mundo de los vivos. Se giró entre las sábanas, un sonido desconocida para ella se escuchaba en la lejanía. Se puso de pie. El primer contacto del pie con el suelo se le hizo extraño, ahora ese era su pie. Se vio reflejada en el espejo de la habitación. Aunque le costara tendría que acostumbrarse a su nuevo cuerpo. Recorrió la que ahora sería su nueva casa buscando la procedencia del molesto sonido.

Sin apoyar los pies por completo en el cálido suelo de madera avanzó casi de puntillas por el pasillo. Sentía la opresión de las estrechas paredes y los bajos techos. Su nueva casa era pequeña, pero parecía acogedora, limpia y de brillantes y pulidas paredes blancas, como a ella le gustaban. El final del estrecho pasillo se abre a una gran sala, de fondo se ve la luz solar.

 Nefertaret se acerca hacia allí. No puede ser, en realidad no estaba abierto, sino que es una pared. Alza ligeramente la mano y la posa sobre el nítido cristal que lo forma, tocándolo cautelosamente. Aparta la mano de golpe. Está asustada, y no solo por la absurda y loca idea de una pared hecha de un material tan frágil como es el cristal, sino porque más allá de él, se puede ver la altura a la que está construida su casa. El vértigo se apodera de su cuerpo y se aparta yendo hacia el centro de la sala, siguiendo el repetitivo sonido infernal. ¿Qué era ese sonido? ¿Quién o qué lo producía? No parecía haber nadie más allí – ¡Cállate! – La orden de Nefertaret fue ignorada. Enfadada se acercó a la mesa dónde sospechaba que se emitía el sonido. De repente el silencio se hizo de nuevo. Acercó su mano a la mesa, había una especie de objeto con forma de seta, tenía un pies metálico y una especie de capuchón de tela de colores que cubría un cristal ovalado, al lado había una especie de caja negra de un material duro y con diferentes compartimentos con dibujos o quizás números. Mientras acercaba su mano hacia el objeto para examinarlo, sintió el ligero roce de algo peludo sobre su desnuda piel. Se le erizó el bello. Era el gato. Se agachó, lo cogió y acarició su lustroso pelo. El gato se mostró afectivo con ella pese a no conocerla. Luego pensó en que quizás, para el gato, ella seguía siendo su dueña, pues el aspecto seguía siendo el mismo.

El gato maulla y te observa con sus ojos color ámbar, ronronea complacido al sentir tus finos dedos sumergiéndose en su pelaje. El repetitivo aullido se calla por unos minutos en el que sigues inspeccionando la habitación, llegas a unas abultadas estanterías llenas de libros, cientos de papiros bien ordenados que no se resbalaban entre ellos, aunque llega tu frustración cuando al ver el interior no entiendes ni una sola letra y te maravillas por las clarísimas ilustraciones que posee, jeroglíficos tan vivos como una imagen real, ese manuscrito entre las manos de Nefertaret trata sobre casas, hay fotografías de tapices y telas, muebles extravagantes cuya utilidad es un interrogante y otros que se ven más claramente: mesas, sillas, tronos.... vuelve a sonar el dichoso teléfono.

Debes cogerlo mrrrL- Maúlla el gato aburrido con los ojos cerrados buscando de nuevo tus tobillos con un ronroneo. Miras atolondrada. Claro, el gato podía entenderle, ¿Porqué no preguntarle a él? Acaso no eran los gatos los sumos guardianes de los hogares, la diosa gato protegía la morada, no hay mejor cuestión para consultar a un gato que acerca del propio hogar.
 

Otra vez el sonido infernal ese. Si pretendían enfadarla lo estaban consiguiendo. Superponiéndose al repetitivo sonido, una voz le susurra y para sorpresa de ella, la entiende, no como todos esos papiros y manuscritos que ha encontrado por su nueva casa. Nefertaret mira al gato color canela e intenta hablar con él.

¿Qué es lo que debo coger? - Aparta la mirada del gato y siguiendo su instinto pone entre sus manos el objeto fuente del ruido incesante – ¡He dicho que te calles! – Igual que antes la orden es obviada – Gato, dime cómo hacer que se calle de una vez  - El misterioso objeto parece formado por dos piezas independientes y además por debajo tiene atada una especie de cuerda de un material desconocido.

Esperando a que el gato la ayude toquetea los compartimentos con símbolos desconocidos para ella y separa las dos piezas que forman el objeto. Se vuelve a quedar todo en silencio.

El gato que había empezado a lamerse el pelaje te observa con sorpresa... en realidad su cara inflada siempre parecía denotar sorpresa, sus grandes ojos se clavan en los tuyos - ¿me has hablado? - Tu segunda frase lo deja igual de sorprendido mirando perplejo de un lado a otro - ¿Me estás entendiendo? - Enfoca sus orejas hacia el aparato negro que tienes frente a ti. Sirve para hablar, debes coger el extremo pequeño y colocarte un lado en la oreja y el otro en la barbilla.

Continua mirando tus movimientos, como te mueves - Tú no eres mi dueña.... - Camina a tu alrededor manteniendo su cola recta en horizontal, estudiandote - Pero si quieres silenciarlo tienes que sacar este hilo de aquí - Termina dando unos toquecitos a una cuerdecita negra que parecía salir de la pared. Luego se sienta tranquilo, observando qué haces a continuación enfocando directamente sobre ti sus pequeñas, peludas y mullidas orejitas

Nefertaret mira al gato que parece asombrado por su habilidad para entender a los felinos. Obviando el hecho de que sí puede entenderle le pregunta por la utilidad del objeto  - ¿Para hablar con quién? - Sigue las instrucciones del felino y coge la pieza pequeña que ya había separado y coloca un extremo en su oreja y el otro en su barbilla -  ¿Así? - Parece que la función del objeto es temporal ya que no hace nada. De repente, del aparato sale una voz que le habla y  dice algo que no puede entender. Ella contesta aun sabiendo que es absurdo intentarlo y se calla. Se escuchan un par o tres de palabras más seguidas de un pitido que propició de nuevo el silencio. Apartó de su oreja el aparato para hablar y lo volvió a dejar en el mismo sitio que lo había encontrado con la misma colocación de sus partes. Le gustaba el orden y tenía buena memoria para ciertas cosas.

Se giró y para conversar con el gato se sentó en el trono rojo. Era cálido y suave al tacto, casi tanto como el gato, era agradable – No, no soy tu dueña. Pero ahora voy a serlo, mi guardián. ¿Cómo he de llamarte? – Acercó la mano bajo el cuello del gato y le hizo cosquillas empezando ahí y subiendo hasta llegar entre las puntiagudas orejas – Como bien has deducido yo no soy quien he sido siempre, soy Nefertaret y me vas a tener que ayudar porque no sé cuanto tiempo habrá pasado desde el día en que abandoné parte de este mundo, pero estoy segura de que ha sido mucho y nada es igual. Para empezar, parece que además de otra época, estoy en una ciudad muy distinta a la que pertenezco y no entiendo ni la escritura y por lo que parece tampoco el idioma – Señala con la mirada al teléfono - ¿Qué era esa voz? ¿Qué decía?

No entiendo nada de lo que me estás hablando - Dice mirándote con los ojos abiertos sin rendirse al cosquilleo, para ser un gato, era poco meloso - Esa voz debía ser una de tus amigas, no les entiendo nada, viene mucha gente por aquí, hablan, se ríen, miran libros y se marchan. Mi ama, me llama Whiskas siempre que entra o cuando pretende que me acerque. - Tú hablabas tu propio idioma, el Alto Egipcio, el gato te entendía perfectamente y tú entendías sus maullidos, tal como pasaba con otros guardianes de Bastet en tu propio palacio

El gato se aleja de ti y sube a otro de los tronos, un sofá de terciopelo sobre el que se espachurra y lanza un sonoro maullido sin sentido. Los gatos no son muy habladores, y parece hasta cansado de tener que maullar y ronronearte. Tienes algo de hambre te paseas a tu alrededor pero todo son enormes habitaciones - Deberías poner en marcha el aparato - Dice el gato, entiendes que se refiere a una enorme placa negra que hay frente a la pared - Con esto - Entre sus garras juega con el mando a distancia- Es una caja de voces

Nefertaret no acababa de comprender lo de la voz de su amiga y su aparato. Pero no iba a decírselo al gato, la reina-faraón no podía hacer mella en mostrar su inteligencia.  El gato parecía hastiado de tanta charla y se echó a dormir. Un gato muy vago. Los que había por palacio siempre eran, además de expertos guardianes, buenos cazadores y ayudantes en la pesca. Pensando en la caza y en la pesca se da cuenta de que tiene hambre. Inspecciona por encima las habitaciones, pero parece que no hay nada comestible a la vista.

¿Whiskas? – Reacciona asombrada mientras se acerca a una pequeña mesa - Qué nombre más raro. Te llamaré Miw – En el centro de la mesa hay un plato con frutas brillantes. Se acerca y coge un pequeño racimo de uvas y lo alza por encima de su boca introduciendo uno de los granos. Al morder se escucha un ruido seco y escupe repentinamente lo que estaba a punto de ingerir -  ¿Qué demonios es esto? Está durísimo,  ¿no hay comida normal por aquí? – Vuelve a dejar la fruta de plástico donde la ha encontrado y dirige su mirada al aparto de la pared que le indica el gato. Le coge al gato su juguete y lo examina. No tiene ni idea de cómo hacer funcionar lo otro con eso, así que se acerca a la gran placa negra y empieza a toquetear las hendiduras con símbolos del objeto que tenía el gato. Parece que cuando ha apretado uno de los botones, no sabe cuál, la luz roja de la placa se ha transformado en verde. ¿Eso era todo? Se esperaba algo diferente. Instantáneamente delante suyo aparecen dos personas hablando entre ellas. Nefertaret se asusta y se le cae el mando de las manos. Lo recoge y se queda mirando embobada la placa mágica o como la había llamado Miw, la caja de voces, durante un buen rato.

Deduces rápidamente que aquello que imitaba ser fruta no debía ser más que decorativo... pero de un gusto terrible, en tu palacio tenías una enorme estatua de Bastet en alabastro... pero imitar la fruta... un poco ridículo, la fruta no iba a proteger la casa ni llamar a los ancestros.

En la placa de voces las dos personas parecían discutir por algo, de repente el plano de una preciosa playa que intuyes debe ser del Gran Verde (mediterráneo), pues aparte de este y Yam Suph (mar rojo) no conocías otros mares del mundo desconocido, podías verles vestidos de forma extraña, cubiertos con túnicas cortas que recordaban vagamente a mercaderes fenicios incluso ropa de esclavo hebreo, más limpia por supuesto.

Un tipo se encontraba en medio del mar, ahogándose, menuda chorrada, si no sabía nadar qué estaba haciendo en el medio del mar - sin darte cuenta aferrabas el mando a distancia entre tus manos, sentada en el sofá y observando la placa con gran expectación, ninguno de los tipos parecía poder verte, por lo que intuías que se trataba de alguna magia de adivinación acerca del futuro, el presente o el pasado - Entonces un tipo mucho mejor vestido, como iría un egipcio vaya, con su bañador rojo brillante, echó a correr por la playa y se echó al agua a salvar al hombre, su cuerpo era musculoso y sus ojos claros como el agua en la que nadaba.... era muy atractivo.

Otras chicas en bañador, igualmente y para ti unas ropas no tan adecuadas pero más presentables que el pijama que tú vestías y que te hacía sentir como una esclava hebrea, corrieron tras el primero y entre todos conseguían salvar al tipo y sacarle del agua, a pesar de que tu atención se centró en David Hasselhof y en la visión que se presentaba, pudiste adivinar algunas palabras con claridad, pues AYUDA, era algo que el tipo ahogado gritaba de forma clara.

Los humanos siempre se quedan embobados mirando esta placa - Dijo Miw sentado a tu lado observando tu pasmado semblante - Pero no hace nada más que eso, solo son imágenes de cosas que los humanos hacen, nada más.

Ese insensato se iba a ahogar. Nefertaret estruja el mando entre sus manos y presta atención a lo que la placa le muestra. De repente toda su atención es desviada del que se ahoga hacia la gente que pasea y se tumba en la orilla del mar. Van vestidos muy estrafalariamente, incluso algunos que se bañaban llevaban ropas para ello. No tenía sentido, se les iba a mojar todo. De nuevo los gritos del hombre hacen que se arrebuje angustiada en el sofá. Cuando parece que está a punto de ahogarse aparece él, se lanza al mar y lo rescata sin más. Debía ser un gran luchador y trabajador. Además de tener un cuerpo fuerte y de un tono dorado tostado por el sol, una mirada cautivadora y unos gestos y poses atractivas, era una especie de héroe. Otra chica de rojo que también ayudó al hombre lo llamó Bukanan. Ese aparato mágico era muy extraño, pero le iba a servir para aprender el nuevo idioma. Pues estaba claro lo que significaban los gritos de quien se ahogaba, estaba pidiendo Ayuda.

La voz del gato sacó a Nefertaret del nuevo mundo en el que se acababa de introducir. Pensó en las palabras de Miw. Quizás no fueran imágenes de adivinaciones, quizás solo fueran imágenes de cosas que los humanos hacen en la vida diaria. Sí, seguramente era eso. Esa placa de voces le iba a ayudar mucho, era como un papiro, como un libro que no requería ser leído.

Continuó estudiando las imágenes que salían de la placa. Primero había visto las del mar, luego vio unos elefantes corriendo – daba realmente miedo – y luego los elefantes desaparecieron y salió un hombre vestido de blanco, con una especie de corona blanca también en la cabeza. ¿Sería ese el nuevo faraón? No, imposible. No era majestuoso, no tenía porte y además estaba encerrado en un pequeño espacio hablando solo y … un momento, ella también tenía una habitación como esa en su casa. Allí se podían encontrar y preparar alimentos. Se fijó en cada uno de los movimientos que hacía el hombre de blanco y en cuanto por la placa mágica empezaron a salir imágenes inconexas, con músicas entretenidas - parecía algo que hacía a menudo - se levantó del sofá, fue corriendo hacia esa sala y abrió la puerta superior del armario plateado de dos puertas. Al abrir se iluminó su contenido. Era un espacio fresco y estaba repleto de alimentos y otras cosas que desconocía. Cogió unas zanahorias y las mordió ávidamente. Cogió también un recipiente que tenía un dibujo de una vaca. Lo agitó. Dentro sonaba líquido. Lo olió y se echó un trago directo a la boca. Sabía a leche. No le resultaría difícil acostumbrarse a esa nueva vida. Examinó por encima el resto de muebles y aparatos con botones. Luego intentaría descubrir la utilidad de cada uno de ellos. Pero ahora quería vestirse adecuadamente. Quería ponerse ropas apropiadas para una reina.

Miw, ¿no vive nadie más aquí? ¿No tengo siervos? – El gato la ignoró y siguió lamiéndose con empeño sus rechonchas y peludas patas. Nefertaret fue a la estancia en la que había despertado y empezó a rebuscar por los armarios algo más apropiado. Algo con lo que se sientiese cómoda para salir al mundo de allí abajo, alejada de esos muros de cristal. Tendría que preguntarle al gato dónde podía encontrar a Bukanan, necesitaría ayuda para recuperar sus cosas y él parecía una buena opción para ello, al menos había mostrado ser valiente.

Deduces que la leñera puede estar en la parte de detrás de la casa, hay carne jugosa y mucha fruta y verdura, algunos huevos y varias botellas y latas de refresco no-mordibles, abres algunos cajones más y encuentras montones de cajas de cartón (galletas, cereales, barritas energéticas, azúcar, harina..... ), absolutamente todo lleno de cajitas de todos los tamaños, la persona que vive aquí debe ser muy lista si tiene tantísimo material de escritura, y los dibujos y estampados que aparecen en las cajas son muy coloridos y realistas en su mayoría, en una de las cajas una especie de hombre verde devora unos cereales de trigo.

Hay más comida y cartón aquí que en todo tu antiguo palacio, el teléfono suena de nuevo, tan insistente e irritante como las primeras veces - Vive sola - Responde el gato apareciendo por la puerta de la cocina y subiendo de un salto a un taburete, entonces cruza... con precaución por encima de la mesa y vuelve a bajar por el otro lado colocándose frente a un armario - Mi comida la guardan aquí - Abres un armario por curiosidad y el gato saca con sus patas una lata en la que, muy acertadamente hay un gato dibujado- Miw ya empieza a relamerse - Tienes que tirar del anillo que hay arriba y se abrirá - Sin ninguna dificultad lo abres y en el interior hay una carne directamente cocinada y en un delicioso jugo. El teléfono sigue sonando

Si en la lata del gato hay un gato dibujado, ¿significa que la caja del hombrecito verde es comida para hombrecitos verdes? ¿La de barritas que salen niños es solo para niños?. Lo que al principio le había parecido una iconografía clara y muy informativa le llenaba de dudas, pero el timbre suena aún con la lata del gato en la mano.  -Llaman a la puerta - Miras a tu alrededor, el teléfono sigue sonando y el segundo timbre suena más solemne y fuerte - Allí al lado de la planta - Hay una planta de interior junto a una puerta, pero nadie ha picado a ella solo se oyen timbres y nadie ha picado la robusta madera. El teléfono sigue sonando.

De entre todas las prendas que hay en el armario duda entre un batín de seda rosa muy corto o un vestido ibicenco. Se acaba decidiendo por el vestido blanco largo, se parece más a lo que ella acostumbra a vestir. Tras ponerse cómoda, aun descalza se dirige de nuevo a la cocina a seguir inspeccionando.

Esa habitación tiene mucha comida y si como dice el gato solo vive ella allí, toda esa carne y verdura se iba a poner mala si no se comía en unos días. Le sorprende encontrar allí también muchas estelas de cartón. Iba a tener mucha faena en aprender el idioma para poder leer lo que decían. Haciendo caso de Miw, que ya se estaba relamiendo,  saca la lata con el gato dibujado. No tenía muy claro que el dibujo de cada una de las cajas que había visto antes se correspondiera a lo que habría dentro de ellas, tendría que averiguarlo por su cuenta.  La caja roja del hombrecito verde es una de las que más ha llamado su atención. No puede parar de preguntarse qué es lo que habrá dentro. Se decide a abrir la caja y de ella saca una bolsa repleta de granos. Coge uno y sin reparos se lo mete en la boca. Es crujiente y además está muy dulce, le gusta. Mete la mano y saca un buen puñado para comérselo. Todo era demasiado, necesitaba agua o quizás un poco de leche para hacerlo pasar mejor. El gato la mira y parece ansioso por su comida  –  Tengo hambre, ábrela ya - Nefertaret le sonríe y tira de la anilla abriéndola. De ella se desprende un agradable aroma que hace abrir aún más su apetito. Acaba de sacar la tapa de la lata para Miw y deposita la lata en la encimera, a la que acude de un salto el gato. En el momento de retirar la anilla de su dedo observa que la tapa esta afilada, la deja con cuidado de no cortarse y se relame uno de los dedos que se ha manchado con la comida del gato. Sabía muy bien la salsa de esa carne.

Está más que harta de escuchar el repetitivo sonido que sigue ignorando porque sabe que no va a entender nada de lo que las voces que salen de dentro le van a decir. Ahora además se suma un campaneo, este es más fuerte y solo suena una vez – ¿A la puerta? - No había visto ninguna puerta metálica por la casa a parte de la que en su interior se mantenía frío. Parece que el gato se refiere a la puerta grande de madera. Le parece muy extraño. Entrecierra sus ojos y antes de dirigirse hacia allí coge la tapa de la lata. Se para unos segundo ante la puerta, arrima su oído e intenta escuchar a través de ella. No se escucha nada, de repente vuelve a sonar la campana, esta vez mucho más fuerte. El gato tenía razón, venía de allí. Se retira hacia un lado e intenta abrir la puerta. Le cuesta un poco pero no tarda mucho en hacer girar el mango interno y tirar de ella para abrirla.

Abres la puerta y ves una chica de belleza excepcional, su piel está impecable, sus ojos son verdes como el Nilo y su melena rubia era tan impresionante como la de las chicas que habías visto en el televisor, llevaba un vestido negro muy ajustado y corto, se te antojaba una túnica de algun tipo de oficio así que debía estar trabajando, llevaba unos anteojos, dedujiste rápidamente que debían ser algun invento para ver mejor.... deberías probarlos.

La chica te sonríe y empieza a hablar, en sus manos lleva un portapapeles, estás segura que está aquí dándote alguna indicación pero no tienes ni idea, además habla demasiado rápido para captar ni siquiera el contexto de alguna palabra... ninguna suena como las palabras que tú conoces. El gato queda expectante mirando en la puerta de la cocina a la extraña con recelo, y en esos segundos que el gato ha captado tu mirada la chica entra en tus aposentos... no ha habido ninguna reverencia ni gesto por su parte... la gente entra y sale tan pronto como les abres la puerta

La chica se queda junto al sofá, tendiendote el portafolios y hablando y hablando, sonriendo en todo momento entusiasmada... unos segundos y se queda callada... observándote, abriendo las palmas de sus manos y encogiéndose de hombros, definitivamente está esperando que digas algo... lo que sea, pero no tienes ni idea de qué responderle
 

El enfado por la descortesía no acaba de florecer. Según lo poco que había visto en la placa mágica, ese comportamiento era común y aceptado por todos. Observa a Miw que mira recelosamente a la nueva invitada, pero no maúlla ni parece tener intención de expulsarla de casa, debe ser alguien de fiar.

No puede dejar de mirar a la mujer que acaba de entrar en su casa. Es hermosa, mucho más que ella y además tiene la piel mucho más tersa. Nefertaret piensa que debería preguntarle acerca de sus burras. La mira a los ojos, un poco con adoración y un poco con preocupación. Esa sonrisa no es normal, seguramente que debe tener algún problema en la mandíbula o algo.

La chica no deja de mostrarle esos papeles y parece esperar su respuesta. Ella, de las pocas palabras que cree haber aprendido correctamente, la única que acaba de entender es ayuda, pero pese a haberla dicho, la mujer no parece tener ningún problema a parte del de no poder retirar esa forzada sonrisa de la cara.

No entiendo lo que dices. Ni siquiera sé quién eres…  – Se acerca a la chica le coge las gafas y se las pone. Abre los ojos para mirar a través de las lentes y se las quita inmediatamente, pues en vez de ver mejor solo consiguen que se maree ligeramente. Le vuelve a poner las gafas a la chica y sin dejar de mirarla se dirige al gato - ¿Miw, conozco a esta persona? ¿Quién es?

La chica parece confundida con tus palabras y continua hablándote esta vez sentada en el sofá, ya no sonríe si no que te observa con expresión extraña, es obvio que no esperaba tu idioma y se muestra sorprendida y perpleja
 

  Viene a menudo sí - Miw se acerca rascándose con la esquina de una pared y da unos saltitos hacia ella oliéndola y maullándote sus respuestas.

 Intercambian libros y beben algo que a mí no me gusta - La chica alarga la mano hacia Miw sin dejar de mirarte y le acaricia, parece que le pregunta algo al gato aunque si Miw le respondiera lo entenderías así que entiendes que solo está interactuando con el animal - No sé qué me está diciendo - Dice Miw comenzando a ronronear

Una vez más la chica se levanta y sujeta tus manos, apartas tus manos de ella, te ha cogido demasiado fuerte y no te ha gustado - No me toques así - La chica parece estar pensando unos segundos y intenta acompañarte empujando suavemente al sofá para sentarte pero una vez más y con cuidado la apartas de ti, no obstante ella es perseverante y al final tropiezas y caes al mullido sofá, Miw salta sobre tu vestido blanco. La chica parece responder algo más y con cuidado recoge cuatro cosas de tus estanterías y mesa, recoge su portafolios, y sale por la puerta.

Ha cogido las llaves, son importantes, sirven para pasar por esa puerta - Señala con el morro hacia la puerta por la que entró y salió y entonces se escucha un chasquido, aunque el gato no dice nada al respecto - Yo no he salido nunca de aquí, cuando lo he hecho, ha sido en una jaula

Me conoce ¿De qué? ¿Podré encontrar a alguien que me entienda? – Piensa en voz alta. Total, diga lo que diga, no la va a entender. La chica refleja preocupación y la obliga a sentarse en la cama-trono. Desde allí no puede ver muy bien qué está haciendo exactamente su… ¿sierva, amiga, tal vez pariente? Esta última opción parece la menos probable. Se incorpora un poco y ve cerrarse la puerta tras el negro vestido que vestía la hermosa mujer.

Nefertaret se levanta corriendo hacia la puerta para pedirle que no se vaya o más que pedirle, intentar retenerla allí por un rato, pero la puerta no se abre. Las palabras de Miw le quitan cualquier duda sobre el funcionamiento de la puerta, es evidente que si se ha llevado las llaves y ahora la puerta no se abre es que la ha confinado allí dentro. Mira a Miw y le pregunta dónde suelen estar las llaves. El gato le responde y se acerca al bonito aparador que le indica. Abre el cajón y saca varios manojos de llaves. Los coge todos y se acerca a la puerta. Introduce cada una de las llaves en la cerradura y gira. De algunas ni tan siquiera consigue introducir la punta, otras no coinciden de tamaño y la única que entra parece que no gira.

Está muy enfadada. Necesita ayuda de alguien y alguien en quién poder confiar. Tiene que salir de allí cuanto antes y encontrar a Bukanan o alguien como él. Pero antes necesita aprender algo más de ese nuevo y desconocido lenguaje, así que decide coger algunos de los libros con imágenes que ha visto en la estantería y llevarlos con ella para ojearlos mientras mira y escucha la placa mágica.

Se pone a pensar en cómo es su nueva casa. Es muy extraña, de paredes blancas, alargada y luminosa. Pero lo más extraño es la ubicación, la altura de su casa actual es tan elevada como la cima de una pirámide. Aunque le gusta no lo entiende. Además le han entrado ganas de orinar y después de levantarse y dar un segundo paseo recorriendo toda la casa no tiene indicio alguno de donde puede hacerlo, hasta que en una pequeña estancia al final de la sala de las comidas encuentra cubos, palos, una caja metálica con puerta circular y allí abajo, en un rinconcito, ve una caja con arena y que huele a orines. Se encoge de hombros, se alza el vestido y semiencuclillas relaja su esfínter.

Vuelve al salón y mientras pasa su mano por el lomo de uno de los libros le pregunta extrañada a Miw que parece recelosa por algo - ¿En una jaula dices? ¿Por qué? - Abre el libro y le echa un ligero vistazo antes de seguir preguntando - ¿Qué sitios conoces? ¿A dónde podemos ir? - Piensa en lo que acaba de decir  y reformula su pregunta - ¿A dónde debo ir para recuperar mis pertenencias? ¿Sabes si mi sarcófago está muy lejos?

Miras en la estantería con esperanza y buscas algunos libros que empiezas a ojear mientras el gato se acomoda en tu regazo para ronronearte sus respuestas pidiendo el delicado tacto de tus uñas sobre su piel - Supongo que la jaula es para que no camine, la verdad, no me gusta demasiado, prefiero estar en casa. Lo normal es que los gatos y los perros correteen por la calle - El gato piensa un rato mientras ojeas varios libros a la vez.

Uno está lleno de ilustraciones de ciudades y calles, apenas palabras en una letra minúscula y de una caracterización totalmente extraña, ni siquiera parece un texto en hebreo, por lo que no eres capaz de descifrar la criptografía, otros están totalmente llenos de letras, ni una sola ilustración y no eres capaz ni de pronunciar una sola palabra, ya que esos símbolos, esas letras latinas... no sabes a qué sonido pueden corresponder.

Solo conozco el médico de gatos, pero no sé donde está, no salgo de casa yo y no sé qué es un sarcófago, ni siquiera sé quien eres en realidad - Vuelve a arquear el lomo - Así que no sé donde están tus pertenencias. Si quieres llegar a algun lado deberías preguntar a un gato callejero

Echas los libros sobre la mesa, no van a ser de ninguna ayuda para aprender el idioma quizá sí para encontrar ilustración de algo concreto que puedas buscar, ya que están llenos de vistosas fotografías que parecen más que comunes, aunque no estén en movimiento - Todo depende de a donde quieras ir.... -concluye Miw