Partida Rol por web

Los 53º Juegos del Hambre

Las sesiones privadas

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10/05/2012, 16:19
Vigilante Salmakia

No mucho antes de la entrevista final y de la arena, tenéis una última prueba que pasar. Los Vigilantes quieren puntuaros para dar una idea a la audiencia de lo buenos que sois. Vais a tener quince minutos para demostrar vuestro mejor talento. La sesión es privada y no se muestra al resto de participantes. Si queréis mostrar un talento oculto, es el momento. Los patrocinadores lo apreciarán.

Pasaréis a una sala donde habrá diversas armas, pesas, estaciones de supervivencia, nudos y cualquier cosa que se os ocurra para que demostréis vuestro talento. Hacedlo lo mejor posible y puede que os puntúen muy bien. Hacedlo mal y condenaréis vuestras posibilidades.

Notas de juego

Esta escena es, nuevamente, libre. No tenéis por qué hacerla inmediatamente. En un solo post tendréis que narrar vuestra llegada a la sesión, la descripción de la utillería necesaria y el desempeño de vuestra demostración. Tenéis quince minutos de tiempo para llevarla a cabo. La mecánica se desarrollará de la siguiente manera:

Imaginad que queréis demostrar lo buenos que sois con los cuchillos. Describis que tenéis ante vosotros los cuchillos que habéis pedido y unas dianas. Ahora es momento de que decidáis cuánto queréis arriesgaros. Vosotros os imponéis la dificultad. Si sois realmente buenos (una habilidad de 5) procuraréis tomar la dificultad más alta. Si no, siempre podéis pedir las dificultades más mediocres. Menos riesgo, menos puntuación. Si vuestra prueba implica usar dos habilidades diferentes, se tiran ambas.

Fácil 10 (Esto puede darte una puntuación de 4 sobre 12)
Media 15 (6 sobre 12)
Difícil 20 (8 sobre 12)
Insólito 25 (10 sobre 12)
Imposible 30 (12 sobre 12)

Atención al puede. Tanto las Vigilantes como los VIPS van a revisar lo que hagais y cómo lo hagais. Si les gusta vuestro estilo os puntuarán por encima de lo que hayáis conseguido.

Resumiendo: Un éxito a dificultad Media siempre te otorga, por lo menos, un 6. Eres aburrido, corriente y moliente. Nadie va a fijarse en ti. Un fallo siempre va a quitarte puntos, por tanto intenta hacer lo que mejor se te da a la dificultad que juzgues es más probable que aciertes. Intenta ser creativo. Intenta sorprender. Intenta demostrar que eres listo e ingenioso. Intenta hacer una demostración emocionante.

Ejemplo que nadie debe utilizar: Eres Rue, una chica del distrito 11 a la que se le da muy bien saltar de árbol en árbol. Tu prueba consistirá precisamente en eso: enseñarles que puedes volar de una plataforma a otra sin apenas tocarlas. Necesitarás Atletismo para ello. Como tienes una puntuación consistente (3) y una buena destreza (8) puedes optar a la dificultad Media sin mucho problema. Si quisieras intentar Dificil ya habría riesgo de fallar bastante elevado. Lo haces y lo consigues: has sacado un 18. Una puntuación muy buena. No sólo eso: les has caído en gracia y aumentan esa puntuación de 6 (Media) a un 7. ¡No está nada mal!

Las demostraciones no sólo tienen por qué ser marciales. Pueden ser demostraciones de inteligencia, astucia, camuflaje, memoria, resistencia, fuerza...

SOLO AL DIRECTOR

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10/05/2012, 19:36
Robert Ortega
Sólo para el director

Llega la hora de empezar a demostrar lo que se hacer y ganarme al público, ahora he de abandonar la mascara de niño inofensivo que muestro a los demás tributos, esos profesionales tan arrogantes... espero poder demostrarles lo equivocados que están, aunque no con una maza claro

He pasado la mañana pensando que puedo hacer, he de impresionar al público, y para eso es mejor hacer algo inesperado, y que me salga bien, mas me vale, no creo que patrocinen mucho a los bufones

De modo que antes de empezar me hago con un cuchillo arrojadizo y explico a un entrenador lo que voy a hacer, una demostración de mi sigilo, para eso necesitaré un escenario "natural", pido hacer mi demostración en un bosque, afortunadamente capitolio dispone de todo lo imaginable, incluyendo un escenario bosque para estas demostraciones.

Cuando las puertas se abren y el tiempo empieza a correr no aparezco como el público espera, escucho algunas voces airadas, y aun mas burlas de alguien que ya me ha visto y piensa que me habré asustado. En lugar de eso estoy arrastrándome por el escenario, lo he estudiado antes y en la zona hay bastantes obstáculos donde esconderme para cruzar una buena distancia sin que nadie me vea

"pero he de acabar antes de que pasen los 15 minutos" me contorsiono y ruedo por el suelo, la gente empieza a hablar, algunos deben pensar que no habrá prueba, así estarán menos atentos al escenario. Doy un salto desde un arbusto hasta detrás de un árbol. Nadie señala que haya pasado, sigo siendo invisible

"¿cuanto tiempo llevo?" me seco el sudor de la frente y sigo avanzando, arrastrándome tras los arbustos como una culebra, nadie grita, no parece que nadie me haya visto, los focos del espectáculo no caen sobre mi pero aun así tengo mucho calor. El recorrido que tenía pensado empieza a hacérseme muy largo mientras corro tras unas rocas

"ya esta, voy bien de tiempo, ahora el gran final"

-YAAAAAAA- suelto un grito a pleno pulmón cuando aparezco por detrás de las rocas, a una buena distancia del lugar por donde el público suponía que debía aparecer, y cuando la gente se gira sorprendida arrojo mi cuchillo con todas mis fuerzas hacia el blanco de entrenamientos en medio del claro. Durante un imposiblemente largo segundo el cuchillo vuela, por bien que me haya movido si ahora fallo quedaré como un chico gracioso pero inofensivo.

El cuchillo acierta aunque no en el corazón o la cabeza como yo habría querido, con un sonido sordo se clava en el brazo del muñeco, donde oscila mientras cien ojos lo observan.

La gente se ha quedado momentaneamente muda y yo levanto los brazos en señal de triunfo, están demasiado lejos para ver como tiemblo

"lo he conseguido, puedo conseguirlo, sobreviviré"

- Tiradas (2)

Notas de juego

voy a dificultad media de sigilo y media de armas arrojadizas

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10/05/2012, 21:17
Terra Roxen
Sólo para el director

Terra entró en la sala nerviosa. Se secó las manos en las perneras del mono, antes de observar el circuito que habían puesto acorde a sus especificaciones. Se trataba de un circuito de obstáculos con maniquís colocados como si fuesen atacantes. Su objetivo era recorrer el circuito corriendo, saltando y esquivando mientras "derrotaba" a sus oponentes.

Se acercó a la mesa donde estaba dispuesta su arma, tal y como la había pedido. Un mango antideslizante y una hoja de quince centimetros. Afilada como para llegar a cortar el hueso, resistente como para no romperse al hacerlo. Un arma mortal, se supiese manejar o no, aunque sin saber manejarla lo más probable es que el que acabase muriendo fuese el que la empuñaba.

Respiró profundamente para relajarse y... corrió. Corrió, saltó, se deslizó por debajo de obstaculos, entre muros estrechos y todo lo que se le había ocurrido para tratar de impresionar a los vigilantes y los patrocinadores. Y mientras se movía, destrozó los maniquís. Desde arriba, desde abajo, por el frente o por la espalda. Todos con golpes certeros que hubiesen resultado en una muerte inmediata para cualquier persona.

- Tiradas (2)

Notas de juego

el 12 de la habilidad es el 7+5 (des+cuchillo o des+atletismo según la tirada)

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10/05/2012, 21:23
Acteon Cronin
Sólo para el director

 

Los pasos de Acteon retumbaron por todo el lugar cuando entró a mostrar sus habilidades. Ese coro de cerdos aún mantenía su atención puesta en el pabellón, al ser su Distrito uno de los primeros, así que ahora todo dependía de él para demostrarles que, en efecto, era un tributo adecuado para salir vivo de allí. Pero... ¿Qué hacer? ¿Qué podía impresionar a aquella gentuza, que a esas alturas ya había visto de todo? Llevaban años y años contemplando como generaciones de tributos se esforzaban al máximo para otorgarles luego puntuaciones paupérrimas. No, iba a ser fácil impresionarles. A menos que... A menos que se saliera por la tangente, claro

Sonrió

Buenas tardes a todos Hizo una breve inclinación de cabeza, a medias entre un saludo formal y una parodia irónica Mi nombre es Acteon Cronin, como muchos de ustedes ya saben. Entiendo que se encuentren deseosos de juzgar mis habilidades cuanto antes, pero me temo que necesito que, para mi demostración, colaboren en cierta medida. No se alarmen, no supondrá más que un breve gesto de buena voluntad

Tras recoger dos de los cuchillos y colocárselos en el cinturón, se acercó a un banco y cogió lo que parecían dos pedazos de pana, que había pedido previamente a unos avox. Mientras seguía hablando, comenzó a anudárselos alrededor del calzado

Estos Señaló, sin mirar a los Vigilantes, concentrado en su trabajo Son pedazos de tela vieja desgarrada y poco útil. Reducen mi movilidad y hacen mis movimientos más incómodos, pero amortiguan el sonido de mis pisadas. Podría haber pedido algo más adecuado, pero dadas las condiciones en la Arena, es dudoso que disponga de material de calidad... Así que, para ofrecer una demostración lo más fiable posible, intentaré recrear un posible escenario

Hizo un gesto a dos avox, que esperaban en los extremos del pabellón con sendos sacos de arena. Estos se acercaron y, tal y como les había indicado antes de comenzar la demostración, esparcieron el contenido de los sacos por el suelo frente a Acteon, cubriendo una zona lo suficientemente amplia como para llegar hasta el pie del balcón en el que se encontraban los Vigilantes. Entre la arena había hojas secas, ramas, e incluso alguna que otra piedra. Mientras, Acteon seguía explicando

Ahora, quiero que hagan un ejercicio de fe y se imaginen que esto es un desierto, o alguna zona relativamente seca de condiciones similares. Una zona boscosa sería más complicada y adecuada para esta sesión, pero su montaje sería más complejo y largo, así que, para no hacerlo aburrido, he decidido añadir algunas dificultades adicionales, como las hojas y las ramas

¿Cuánto más vas a tardar en prepararte? Escupió súbitamente uno de los Vigilantes, que parecía relativamente impaciente. A pesar de que la mirada que le dirigió Acteon habría intimidado a cualquiera, la voz del chico sonó fresca y natural, como si la ofensa le importara bien poco

Bien, veo que tenemos un voluntario. Pero creo que va siendo hora de explicar el juego. Consiste, como ya se imaginarán, en una especie de "apuesta". Una apuesta entre ustedes y yo. El trato es el siguiente: Deben de taparse los ojos. Huelga decir que no deberían hacer trampas, pero esa es su decisión. Nuestro amigo Vigilante, aquí presente Señaló al que había hablado antes Mantendrá los ojos abiertos para vigilar que no hago trampas, y para corroborar que ustedes han ganado la apuesta

Algunos miraron, divertidos, al susodicho Vigilante. Este, sin embargo, parecía decidido a trasmitir todo el desprecio posible en su mirada, y no apartaba los ojos de Acteon. El tributo lo ignoró, mientras se colocaba al final de la escenografía que habían montado los dos avox, en el extremo opuesto al de los Vigilantes

Las reglas son las siguientes: Yo intentaré acercarme a su posición en silencio, mostrando mis habilidades de caza y acecho. Ustedes, por otro lado, intentarán adivinar mi posición solo por el sonido que emita. Deben de concentrarse, y, cuando estén seguros de mi posición, señalar en esa dirección con el dedo. Si tres o más Vigilantes señalan en mi posición, el juego terminará. Veamos hasta donde puedo llegar... ¿Les apetece?

Algunos Vigilantes asintieron, animados, e incluso divertidos por el extraño cambio que había propuesto el tributo en la forma habitual de evaluar. Otros se mostraron más reticentes, aunque curiosos. Un tercer sector se dedicó a encogerse en sus sillas o a soltar suspiros aburridos o gruñidos inconformes. Las reacciones eran tan dispares como Acteon se había esperado

Sin embargo, al final colaboraron. Todos, exceptuando el "voluntario" que Acteon había elegido, se taparon los ojos, y Acteon dio comienzo a la demostración con un simple "¿Listos? Allá voy". Los primeros treinta segundos todo marchó bien. Acteon era un experto acechador, y sus pies se movían por el terreno con tanta agilidad como precaución, esquivando posibles obstáculos delatores con facilidad. Algún que otro Vigilante levantaba un brazo de forma ocasional, pero la mayoría no acertaban: Acteon era una sombra

Por desgracia, cometió un error. Fue solo un despiste, un pequeño tropiezo al haber querido forzar mucho un movimiento para evitar cualquier mínimo sonido. Un crujido de una ramita, y cinco manos se alzaban en su dirección. Antes siquiera se que el voluntario declarara el juego como acabado, Acteon aplaudió, aún sonriente. Por dentro, sin embargo, estaba bullendo de rabia por su descuido

Bien hecho, les felicito. Hemos jugado, y han ganado. Si fueran un ciervo, ahora mismo estarían corriendo por su vida, y mi descuido me costaría la cena. Sin embargo... No son ciervos lo que voy a cazar

Extrajo el cuchillo que se había colocado en el cinturón con rapidez y lo lanzó, casi sin mirar, a una de las dianas que representaban figuras humanas, las cuales se encontraban a una distancia más que considerable. Sin embargo, su golpe de efecto quedó reducido a cenizas cuando la daga se clavó en una tabla de madera, a menos de medio metro de la cabeza que había dibujada en la diana

Había fallado

Oyó algunas risitas a su espalda. Sentía los ojos de los Vigilantes clavados en él, pero no tenía ganas de contemplarlos. Había apostado, y le había salido mal. Probablemente su puntuación sería anecdótica... Pero no acababa de preocuparle demasiado. Había otras formas de llamar la atención a los patrocinadores. Y sí, eran más difíciles... Pero eso solo aumentaría la emoción. En parte, casi lo agradecía. Casi

De nada servía tirar ya el otro cuchillo. Había fallado, y los Vigilantes no aceptarían un segundo intento. Sus golpes de efecto se habían quedado en nada, y conocía lo suficiente a esas personas como para saber que ya tenían una opinión formada sobre él. No en vano, llevaba toda la vida estudiando la forma de complacerles. Así que decidió optar por la que le pareció la mejor opción: Retirarse y dejar el resto a la especulación. Puede que aún rascara algún punto. Antes de salir, y aunque no sentía ningún tipo de rabia o ira, clavó el cuchillo que le restaba en una de las tablas que había junto al puesto de trampas, que, a diferencia de las estanterías o mesas del lugar, eran de madera y no de metal. Fue un simple gesto de aparente furia y frustración, que, por otro lado, podría hacerle ganar algunos puntos frente a los Vigilantes de forma retrospectiva: Si creían que era visceral y apasionado, probablemente pensarían que llamaría más la atención en los juegos... Aunque no contaba con que su hilo de pensamientos fuera a diverger por esos derroteros

Lo hecho, hecho estaba. La entrevista no se le daría bien, algo se lo decía. Tendría que centrarse en ganar al público de la única manera que sabía: Matando

- Tiradas (2)

Notas de juego

Menuda basura de tiradas. En fin, me arriesgué y... Estas cosas pasan. A menos que haya algún modificador que no haya tenido en cuenta, Acteon queda como el culo. Probabilidad, has vuelto a fallarme...

...

¡Por última vez! (Se marcha riéndose y dando un portazo)

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10/05/2012, 21:26
Rose Wilks
Sólo para el director

Rose entraba un tanto nerviosa a la sesion privada, tenia que demostrar todo lo que podia dar en el campo de batalla y sabia que si poseia patrocinadores podria tener un poco mas de tranquilidad y cosas que le puedan dar, al llegar se encuentra con dos partes de ejercicio, en una parte hay espadas y tres cuerpos, luego en la otra parte un arco y flechas, va hacia el arco primero y toma el carcaj de flechas, tensa el arco y luego coloca la flecha y respira tranquilamente, intenta respirar y luego suelta el arco y su flecha sale disparada hacia el cuerpo del manaqui, la flecha llega y se impacta un poco mas abajo del centro y con un poco de malestar mira a los demas.

 Luego va hacia las espadas, va corriendo y toma la espada intentado hacer unas piruetas para luego empezar a matar al primero y seguir, hace una piruetas y se pone adelante del primero pero no lo logra hacer muy rapido igual sigue intentado girar para atacar a los dos rapidamente y logra dar la vuelta cuando se levanta rapidamente intenta cortarle la cabeza al de al lado y rapidamente matar al que tiene enfrente pero corta un poco mas abajo de donde queria.

 Luego de esto deja las armas y se inclina hacia las personas que tienen adelante y se retira

- Tiradas (6)

Notas de juego

La dificultad dificil

Algo asi?

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11/05/2012, 12:56
Kristel Ruby Ivory
Sólo para el director

Kristel entró en la sala para enfrentarse a su sesión privada. Iba ataviada con un traje de vinilo, unos guantes con los dedos al aire y unas botas de montaña a la altura de la rodilla, todo en riguroso negro. El pelo lo llevaba recogido en un moño de bailarina, cómodo para su tarea. A la espalda, le colgaba una katana. Y por supuesto, su mejor sonrisa en la cara. Saludó a los Vigilantes con una inclinación de cabeza y miró el escenario que habían preparado para ella.

Se trataba de seis objetivos móviles con capacidad de detección, con un patrón establecido. a los que tendría que destrozar sin que siquiera advirtieran su presencia. Había uno en el inicio, de espaldas; dos en línea horizontal, mirando al inicio de la prueba; y los tres últimos formando un triángulo, mirando hacia adentro. Eran objetivos muy refinados y preparados para advertir cualquier movimiento fuera de lo normal, así que la discreción era vital. Lástima que Kristel estuviera especializada en ataques furtivos, y en moverse como una gata entre las sombras.

Se colocó en el puesto de salida, y enseguida, su semblante cambió. Ya no era la chica simpática, agradable e inocente que había ganado varios certámenes de belleza y campeona de los torneos de animadora. Ahora era la cara de depredadora, de una máquina de matar bien engrasada y preparada.

Los objetivos se pusieron en movimiento, y Kristel tensó todos los músculos, en alerta. En cuanto el primero le hubo dado la espalda, se lanzó.

Por ser el primer objetivo, quizás su avance fue más torpe de a lo que estaba acostumbrada. Aún así, pudo acercarse sin que lo advirtieran. Desenvainó la katana a dos pasos de su objetivo y descargó un corte transversal al objetivo, que pese a mostrar cierta resistencia inicial, se partió en dos fácilmente. Sonó un pitido agudo que indicaba que su enemigo estaba muerto. A por los dos siguientes.

Eligió el de la derecha y se movió con delicadeza, agazapada, de puntillas, con pasos cortos pero veloces, pegada a la pared. En cuanto estaba perpendicular al hombro izquierdo del muñeco, dio un paso lateral y lanzó un tajo directo a su torso, partiéndolo por la mitad, y activando el sonido mortal, mientras seguía avanzando para acabar con el siguiente objetivo de una estocada en la aorta de su cuello. Pinchó en el revestimiento de goma del muñeco sin mucha dificultad, y se activó el pitido. Quedaban tres.

Se acercó agazapada, con la vista fija en el centro de los tres objetivos. Se colocó a distancia entre el primer y segundo objetivo, en el hueco que dejaban. Se acercó acelerando el paso cada vez más, pero se confió. El objetivo de la derecha se había girado y comenzó a soltar un pitido más grave, que indicaba que le había visto.

Kristel apretó los dientes y se enfureció en su interior. Odiaba fallar.

Se abalanzó sobre el objetivo de las malditas quejas y le lanzó un tajo directo a la cabeza. Su frustración remitió cuando vio la cabeza del muñeco caer limpiamente al suelo, y escuchó el sonido de la gloria. Pero ya de nada le servía la discreción. Giró sobre sí misma, agachándose, con las piernas cruzadas, para lanzar un tajo a la altura de los tobillos al siguiente objetivo. Pero sólo lo consiguió parcialmente. Uno de los pies quedó separado al resto de la pierna, pero Kristel no aplicó la fuerza suficiente, y el siguiente ataque no cercenó el pie del todo.

La frustración aumentó.

Volvió a girar para levantarse y remató al objetivo con un tajo en el pecho, pero ya no era suficiente. Maldita sea... Quizás había abarcado demasiado...

Corrió hacia el sexto y último objetivo, que a esas alturas estaba harto de pitar en su presencia, pero le dio igual. Descargó la katana sobre el brazo izquierdo. Y sobre el derecho, y luego las piernas, y por último la cabeza. Sólo dejó el torso del muñeco, que quedó sujeto al aire con el soporte, y nada más.

Kristel se irguió, guardó la katana a la espalda, agachó la cabeza y respiró hondo tres veces. El trance había terminado.

Al levantar la cabeza, volvió su cara inocente, y su sonrisa perfecta. Se soltó el moño de bailarina y se revolvió el pelo mientras caminaba hacia la salida de la sala. Dirigió un guiño a los Vigilantes antes de perderse por la puerta, a la espera de su veredicto.

- Tiradas (9)

Notas de juego

La segunda tirada de "Acercarme al Objetivo II" es "Atacar al Objetivo II", pero se me fue la pinza... Y el segundo "Acercarme a los Objetivos IV, V y VI" es "Atacar Objetivo IV"... Argh...

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12/05/2012, 00:52
Alex Wood
Sólo para el director

Alex entró dónde tenía que entrar no por que él quería, sino por que alguien lo había acompañado, cogiéndolo del brazo, hasta una especie de puerta corredera de metal que lentamente, cuando estuvo frente a ella, se abrió despacio. Delante de él no había más que oscuridad, por lo que simplemente, intentó abrir más los ojos para poder ver mejor. Lo único que iluminaba la estancia aún sin cruzar la puerta, eran unas luces que estaban pegadas al suelo, que daban a todo el lugar un aspecto mortecino y esteril, como si de un quirófano se tratara.

No iba a entrar a esa sala oscura, hasta que la mano del hombre que lo acompañó hasta allí... ¿era ese mismo hombre que le dió un par de palmadas en la cabeza cuando estaba hablándole sobre una especie de Juegos? ¿Era el que negaba con la cabeza cuando él no escuchaba? Bueno, sea quién fuere, apoyó su mano entre los omóplatos del chico y lo empujó dentro.

Cuando el pequeño Alex entró, la puerta por la que accedió se cerró de repente. Fue en ese momento cuando las luces del interior se encendieron, dejándole ver una sala completamente acéptica, idéntica a la anterior, pero esta vez había muchas más luces que dejaban ver toda una serie de aparatos, armas e instrumentos que podrían servir para algo. O no. A Alex le daba un poco igual.

El muchacho rubio se pasó la manga de su uniforme sobre la boca, para secarse un hilillo de baba que le recorría la comisura de los labios y entornó los ojos para poder ver mejor. Delante de él, a una altura considerable, había un montón de personas que lo miraban. Algunos bebían, otros comían y muchos otros, lo señalaban y se reían de él. Estaba claro que nadie tenía confianza en un muchacho que le faltaba un par de tornillos. Si por lo menos fuera un loco de remate, tal vez daría algo de juego, pero un idiota de tres al cuarto que además, se pasaba el tiempo balbuceando y babeando como un perro salivoso, tal vez sería del agrado de esa gente. En este caso, Alex no lo era.

Se acercó hasta ellos, y aunque se encontraban a varios metros por sobre dónde él estaba de pie, alzó la cabeza para mirarlos y se quedó allí de pie, con unas figuras robóticas que le quedaban a su espalda, como si fuera un ejército de humanoides.

Ellos me protegerán. Pensó el pobre muchacho, mirando de reojo a las cuatro figuras que le guardaban la espalda.

Otra vez, volvió a babear y a medio sonreír a esas personas que lo miraban desde arriba carcajeándose de él.

Una de ellas, le arrojó un trozo de cerdo al escabeche, que le impactó en el rostro. Las risas sonaban en todo el lugar con el eco suficiente como para volver loco a cualquiera. Sin embargo, Alex, que sentía el aceite recorrer su mejilla, apretó los puños. No sentía rabia, pero sabía que eso no estaba bien. La comida no se tira, eso se lo habían enseñado desde muy pequeño y era una de las pocas cosas que recordaba de cuando era un niño.

Ellos me protegerán. Volvió a pensar.

Y otro trozo de comida, esta vez el corazón masticado de una manzana, golpeó sobre su rodilla y cayó rodando al suelo. Nuevamente apretó los puños, pero en su rostro seguía estando esa sonrisa idiota y el hilillo de baba sempiterno en su comisura.

La gente se reía sin parar, y Alex no sabía muy bien por qué.

Otro trozo de comida voló hacia él, pero esta vez, retrocedió un paso.

Y apretó los puños nuevamente.

Los hombres de allí arriba se reían a más no poder. Y él era su diversión.

La rabia que estaba conteniendo estaba allí, pero no iba a salir así de fácil. Era tonto, le habían enseñado que golpear está mal, que no debía pelearse... pero nunca había aguantado tanto... nunca le habían tirado comida como a un animal... ¿Era eso lo que él era? ¿Un simple animal para esas personas que estaban allí arriba?

El hilillo de baba se mezcló con una lágrima que le recorrió la mejilla hasta llegar a la comisura, y volvió a retroceder. Y fue en ese momento cuando sucedió.

Al retroceder, una de las figuras chocó contra su cabeza, o más bien, el chocó contra la figura. Se llevó la mano a la nuca, en el sitio dónde se había golpeado y se dolió. Las personas ahora se reían a pierna suelta, y fue en ese momento cuando se olvidó de todo lo que le habían enseñado. Cerró el puño con fuerza y se giró en redondo.

Alzó el puño por detrás de su cuerpo y lanzó un puñetazo, descargando todo lo que sentía en ese momento, contra una de las figuras que estaban ancladas al suelo. La misma que lo golpeó con fuerza hace unos segundos.

El *clank* metálico resonó en toda la sala. Fue algo parecido a una explosión, o a un estruendo.

La figura que allí estaba, se salió de los anclajes del suelo, dejando seis remaches de acero partidos y estirados, al mismo tiempo que volaba varios metros hacia atrás, golpeando una de las paredes metálicas y haciendo una bonita abolladura en ella.

Todos enmudecieron.

Alex, en cambio, pasó uno de sus dedos por sus ojos, enjugándose las lágrimas y arrojándolas al suelo con un rápido movimiento.

Se giró nuevamente hacia esa gente, con la misma sonrisa del principio y allí se quedó, de pie, durante unos cinco minutos más, hasta que el mismo hombre que lo trajo y lo dejó allí, lo vino a buscar y lo sacó de esa sala.

- Recuerda esta palabra, Alex. - Sonó la voz de su padre en su cabeza.

La voz de su padre, al decir esa palabra, resonó amortiguada en su mente.

- Te quiero, hijo. - Volvió a hablar su progenitor.

Nadie me protegerá. Fue lo último que pensó mientras las puertas se cerraban trás él.

- Tiradas (1)
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12/05/2012, 01:37
Jack Morgan
Sólo para el director

Era el último. Si se repetía una y otra vez que no debía preocuparse, tal vez acabaría por creérselo. Pero no. Se quedó sin tiempo, pues acababan de decir su nombre, y pese a tener pensado qué hacer, no creía que eso fuera a llamar la atención de los jueces, después de haber visto ya a tanto tributo, sobre todo los profesionales que seguro habrían hecho algo aún más vistoso.

Había pedido que pusieran un par de dianas y un par de blancos de tiro a lo largo de la pista de atletismo, que era lo suficientemente larga para lo que se proponía.

Cuando entró, se dio cuenta de que que los jueces estaban hablando entre ellos más que fijándose en quién hacía qué. Aún así, se acercó a donde habían dejado sus armas para esta exhibición

- Soy Jack Morgan. Tributo del distrito 12

Con los cuchillos en la cintura del pantalón, y las piedras en el bolsillo derecho del mismo, dio una vuelta al circuito lo más rápido que pudo. Cuando hizo la primera vuelta, reduciendo poco su velocidad, se preparó los cuchillos y las piedras en la mano izquierda, para continuar corriendo a la vez que lanzaba dichos proyectiles, dando todos en buen lugar.

Cuando terminó de tirar la última piedra, paró en seco, se giró, y fue andando hacia la salida. Antes de salir, se dio cuenta de que tendría que pedir permiso. Lo hizo con un

- Puedo irme, ¿verdad?

Y como nadie le dijo que no, no dijo más.

- Tiradas (2)
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12/05/2012, 13:24
Huck Fairbain
Sólo para el director

Soy invisible... soy invisible... pensaba el joven del distrito 10 mientras se adentraba en la sala donde acontecería su sesión privada. Agradecía que el uniforme que les daban a todos fuera del mismo color, pues le ayudaba a tener esa impresión. Era invisible, no existía. Apenas se había dejado ver en las sesiones de entrenamiento. Intentaba estar donde menos gente hubiera y hablar lo menos posible con todos. No tenía miedo (sí, sí lo tenía, pero era el miedo que todo tributo no profesional tenía), no se sentía perdido, ni inútil. Se sentía capaz. No era un favorito, no contaba con serlo ni lo deseaba. Tanto en su entrevista como en su presentación había sido escueto, rancio, apenas respondiendo con unas pocas palabras lo que Caesar le preguntaba. No siguió ni una de sus bromas. No era nadie. Aquella era su mejor baza...

La puerta se cerró tras él y los Vigilantes ni se dieron cuenta de que había entrado. No hasta que encendió el monitor que iba a usar para su sesión y la luz hizo que se percataran de su presencia.

- Buenas tardes... hoy haré una prueba de conocimientos y rapidez visual... pon... pon...  pediré una imagen de todos los animales que habitualmente hay en los Juegos del Hambre durante un segundo y... diré todos los que son comestibles - balbuceó. Quebró su voz y la hizo temblar voluntariamente. Quería parecerles débil pese a sus 17 años de edad. Un chico feliz que jamás se hubiera esperado ir a los Juegos del Hambre. Un joven totalmente superado por las circunstancias...

Tecleó la pantalla para poner en marcha la prueba y un contador apareció. 5... 4... 3... 2... 1...

Una imagen apareció a toda velocidad y desapareció en cuanto el segundo se había acabado. Huck se sorprendió sinceramente. No se esperaba tal cantidad de animales y aunque creía estar preparado es cierto que hubo muchos animales que no pudo grabar a fuego en su mente. Su ágil ojo se vio superado por las circunstancias. Sintió como un nudo se le formaba en el pecho... quizás no estaba tan preparado como creía, pero no podía preocuparse tanto. ¿No quería errar? Pues aquellos fallos no iban a ser tan falsos.

Intentó categorizar en su cabeza los animales como pudo en su cerebro, separándolos en los grupos que conocía y apartando a otro lado los que no. Por suerte su cerebro no estaba tan atontado como su vista, y supo perfectamente qué tipos de animales debía cazar o no de los que había podido reconocer a golpe de vista.

Había animales que todos cazarían como liebres, conejos, ardillas... de haber algún oso daría para comer un par de días (más no, pues aunque sobrara comida se pudriría). Muchas víboras eran comestibles, pero tenías que quitarles la cabeza, que era donde estaban los colmillos y sus bolsitas de veneno. Aun así debías quitarles la primera capa de piel para dejar solo la carne y, después, comértela como quien se come un espárrago.

Habría otros que por su mala calidad no debían ser comidos bajo ninguna circunstancia. Algunas carnes, incluso tras pasar por el fuego, provocaban indigestión y podrían pegarte alguna que otra enfermedad que haya resistido a las altas temperaturas de las llamas.

Nombró a los Vigilantes algunos animales comestibles, pero todos comunes y incluso se dejó alguno en el tintero a propósito, como las palomas. Quería dar la peor impresión posible...

Cuando acabó, bajó la cabeza intentando ponerse rojo de vergüenza pero sus dotes de actor no eran tan buenas como para eso. - Lo... lamento... yo... creí que se me daría mejor todo esto... - murmuró, dirigiéndose hacia la salida de espaldas, despacio.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Lo de que no se den cuenta que entro lo dejo así hasta que se me diga si tengo que tirar para ello ^^

Como sólo he sacado un 20 en advertir, voy a ponerme esa dificultad en Fauna. Aunque va a fallar a propósito.

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12/05/2012, 15:41
Ishi Rhymer
Sólo para el director

Ishi entra en la sala con confianza. Mientras que otros tributos se tienten abrumados con aquel lugar y su avanzada tecnología la joven está en su salsa. Tanto ella como sus padres y hermanos han ayudado a erigir el Capitolio con su sudor creando e instalando todos aquellos aparatos electrónicos que arrancan sonidos de asombro de las bocas de los menos favorecidos.

Con una sonrisa en la cara se aproximó al centro de la sala y los miró con suficiencia, por fin les iba a enseñar lo que valía. Ishi caminó hasta el estante de las armas y cogió un cuchillo pequeño, pero en vez de lanzarlo contra la diana se acercó al terminal que había estado analizando en la sala de entrenamiento. Se trataba de la pantalla que almacenaba los juegos de lógica y otros datos.

La joven se agachó y examinó una pequeña caja que se encontraba detrás y levantó la capa con el cuchillo para sacar un grupo de cables de colores. Ishi no se lo pensó dos veces y cortó varios cables, los peló y los unió.

... Pero no pasó nada.

Sin entender lo que ocurría volvió a intentarlo hasta darse por vencida. ¿Los del Capitolio habían cambiado los colores de los cables o el sistema para evitar un posible sabotaje del Distrito 3?

Frustrada, Ishi dio una patada al terminal y lanzó el cuchillo contra la pantalla de plasma haciendo que saltaran chispas. Después salió de la sala corriendo y con lágrimas en los ojos.

Tenía un buen plan para impresionarlos pero nunca lo sabrían; había perdido su oportunidad.

- Tiradas (1)
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13/05/2012, 21:03
Otto Limpet
Sólo para el director

Entro con paso firme, espala erguida, y una sonrisa en la cara como siempre para atraer a las cámaras, vestido con ropas cómodas pero que muestran mi cuerpo fibrado y entrenado. Lo primero me pongo delante de los patrocinadores, que me miran inquisidores desde el palco y haciéndoles una reverencia me presento.

Otto Limpet, Distrito 4

Después me acerco al atril en el que estaban las armas que había pedido y las oteo con al vista, cuchillos bien afilados y un tridente, suficiente para lo que quería mostrarles. Miro delante, a una distancia prudencial esta mi objetivo, un monigote de paja, suficientemente grueso como para no fallar.

Primero cojo los cuchillos, jugando un poco con ellos, tirando uno hacia arriba y cogiéndolo de nuevo, un truco sencillo simplemente para coger el peso del cuchillo antes de tirarlo. Con 1 en cada mano lanzo los 2, tirándolos acertando ambos en el muñeco. Después de lanzarlos cojo el tridente y me acerco al muñeco donde lo clavo en la cabeza, antes de sacarlo, aprovechando la punta del tridente que desgarra al tirar hacia detrás me quedo con la cabeza del muñeco clavada en el tridente, mientras lo muestro a los patrocinadores elevando el brazo del tridente.

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13/05/2012, 22:32
Ryan Phillippe
Sólo para el director

Ryan entró en la sala observando los ojos de todas las miradas atentas en él. Se acercó al centro de la habitación y con gesto serio y concentrado se inclinó con respetuoso saludo a los asistentes a su prueba.

La prueba consitió en una perfecta exhibición de artes marciales extrema.

El entrenador se puso en posición armado con una espada, Ryan desarmado le observó atento, no le costó averiguar las  intenciones y así comenzó su combate, como si de una perfecta coreografia se tratara, empezó a esquivar gracilmente todos los ataques. Después de una serie de esquivas y saltos acrobáticos por encima del entrenador alzó una patada al aire, que chocó con el brazo del entrenador y éste soltó la espada inmediatamente. Ryan comenzó ha hacer una serie de catas con ella, amenazante dibujando en el aire con sus fibrosos brazos. Después se puso ante un saco de arena y en solo tres golpes secos con sus puños y una patada, consiguió descolgar el saco de su anclaje, vertiendo todo su contenido sobre el suelo.

Del mismo modo que comenzó, se dirigió al centro de la sala, miró a los asistentes y volvió a inclinarse en forma de respetuosa despedida de su exhibición.

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13/05/2012, 23:56
Jane Steward
Sólo para el director

Me levanto un poco antes de que suene el despertador y aprovecho para darme una ducha algo más larga de lo habitual. Relajarme antes de la prueba es fundamental, así que añado un gel de olor a manzana a mi gel habitual. Tras salir del agua, me seco con esas toallas tan suaves que tienen en el capitolio y procedo a vestirme. Cuando me siento preparada, me acerco al ascensor y bajo hacia la zona de entrenamiento, que es donde nos van a evaluar.

En la sala de espera la mayoría de los tributos están nerviosos y alterados. Hay alguno que incluso tiembla sin poder evitarlo esperando el momento definitivo, sin embargo cuando llega mi turno y me acerco a la puerta de entrada a la sala de los vigilantes yo no aparento nerviosismo ninguno. Es algo para lo que he estado entrenando toda mi vida y no voy a fallar ahora, así que mi pulso permanece firme y mi respiración pausada. Con la mano ya en la manilla de la puerta, cierro los ojos un segundo y mi radiante sonrisa aparece flotando en mi cara. Un pequeño empujón y entro.

La verdad es que pese a mi preparación en el distrito, la sala es impresionante. Está adaptada para cada cosa que queramos mostrar, con una zona especial llena de comodidades para los vigilantes que nos van a valorar. La suerte de ser del distrito 2 es que esperan mucho de nosotros y aún no les ha dado tiempo a aburrirse, así que todos están atentos a mi entrada.

- Jane Steward, distrito 2 - Digo en voz alta dirigiéndome a ellos. Lo saben, no se sorprenden en absoluto, pero la presentación es una formalidad más que indica mi decisión así que no dejo que mi voz se salga del tono permitido para ello y, sin esperar respuesta, me dirijo a la zona de armas arrojables. ¿Qué elegir? Hay cuchillos, hachas... Apenas unas milésimas de segundo más tarde me he decidido... cuchillos se me da muy bien, pero sé que también a Acteon así que... ¿por qué no dardos? Además de dárseme igual de bien, me enseñaron un truco muy chulo cuando practicaba en el distrito.

Dardos. Cojo cuatro dardos y con cierta habilidad me escondo uno entre la melena, sujeto con un mechón de pelo sin que se vea. En su momento me pareció una chorrada de la entrenadora, pero ¿quién sabe si puede servir para sorprenderles?

Me acerco a la zona de lanzamiento y me pongo enfrente a la diana con silueta humana. Uno, al cuello, dos al lado izquierdo del pecho y tres, a la zona de los ojos. Ha sido un tanteo para intentar lo difícil. Miro hacia ellos intentando ver sus reacciones y captar su atención. Amplío mi sonrisa y me paso una mano coqueta por el pelo. Es el momento, sin mirar a la diana más que de reojo lanzo el dardo que guardaba escondido entre mi pelo, dándole al muñeco inesperadamente.

Observo sus caras para tratar de obtener alguna información de cómo lo he hecho y no puedo evitar captar un par de detalles acerca de mis evaluadores.

- Señores, esta ha sido mi exhibición principal. No obstante antes de irme me permito decirle a la mujer de la derecha con el pelo violeta que se le ha caído la chaqueta de la silla. Y quizás alguien debería mover la botella de vino más hacia el centro de la mesa. Está a punto de caerse y podría manchar a alguien. Muchísimas gracias por su atención.

Haciendo una inclinación educada, me acerco al muñeco siguiendo las indicaciones de mi profesor del distrito y desclavo los dardos con rapidez. Me dirijo hacia la peana de la que cogí los dardos y los poso en el orden adecuado y con una nueva inclinación, salgo de la sala.

 

 

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

He hecho eso porque es lo que tenía más o menos seguro lo que había que tirar. xDDD
¿Para hacer nudos y cosas así cómo lo vamos a hacer?

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14/05/2012, 01:28
Briar Wellwood
Sólo para el director

Briar entra a la sala con la sensación del cerdo que llevan al matadero. Sabe que no tiene muchas opciones, y desde luego no es la mejor, pero debe impresionar a estos alfeñiques para tener una oportunidad más de sobrevivir.

Frente a ella está uno de los instructores con un arco, destensado por el momento. Briar, mientras trata de tranquilizarse, coloca una de las dianas con forma humana al otro extremo de la sala. Cogiendo una diana más la coloca a la misma distancia del arquero que la primera, formando las dos dianas y el tirador un triángulo. Pasa por la mesa de los cuchillos y se hace con uno de hoja ancha, con un balance casi perfecto. Fabuloso las armas que hacen para que los niños se maten. Colocándose en el centro del triángulo da la orden de empezar al entrenador.

El arquero tensa el arco y una flecha sale silbando hacia la chica. Esta, con un movimiento rapidísimo del cuchillo, hace volar la flecha por encima de su cabeza. Una segunda flecha vuela de nuevo hacia Briar, pero esta vez, en vez de rechazarla, da un paso lateral acompañando al movimiento de su cuchillo lo que hace que el proyectil cambie de dirección zumbando para clavarse en el centro de la diana a su izquierda. Sin tiempo de respirar realiza el movimiento inverso para clavar el na diana derecha una segunda flecha envenenada que apunto estuvo de alcanzarle el brazo. 

Pese a no ser una exhibición larga la chica cree que mostrará su valía a los asistentes y que con ella el espectáculo estará garantizado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Cuchillos.

difícil.

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14/05/2012, 11:08
Lena Herriot
Sólo para el director

Entro en la sala dedicada a los entrenamientos privados, a las demostraciones de lo que mejor se nos da de cara a los Juegos.
Soy la penúltima en entrar y eso se nota. En cuanto doy algunos pasos y alcanzo a ver a los Vigilantes, me doy cuenta de que al menos la mitad de ellos están ya cansados de ver demostraciones y la otra mitad puede que me preste atención durante un momento y luego se olviden de que estoy aquí.

Sin embargo, hay que intentarlo, me digo.

Camino hasta quedar frente a ellos y alzando la voz todo lo que puedo, me presento:
- Lena Herriot, del Distrito 12.

Luego me acerco a la zona donde están las armas, esa zona a la que no me he acercado apenas en todos los días de entrenamiento, por miedo y porque siempre estaba llena de tributos con ganas de buscar guerra incluso antes de estar en el Estadio.
Cojo un par de cuchillos y me planto frente a uno de los paneles con una forma humana dibujada sobre ellos, calibro un momento el peso del arma, la distancia y el posible desviamiento. Una vez lo tengo, lanzo el primer cuchillo y luego el segundo. Ambos van a parar a puntos vitales del dibujo: cabeza y corazón. Sonrío satisfecha.

Me giro y hago una especie de reverencia común en mi distrito. Después me pongo manos a la obra con lo que realmente se me da bien, aunque ya noto que me empiezan a sudar las manos por los nervios de la situación.

Me interno en la zona boscosa para dejar paso al silencio más sepulcral que jamás se haya imaginado, aunque por desgracia puedo escuchar algunos susurros de Vigilantes sumidos en sus conversaciones, lo cual me despista un poco y en varias ocasiones piso algunas ramas que crujen bajo mis ligeros pies.
Una vez creo que ya ha pasado el tiempo suficiente me dedico a trepar por uno de los árboles más altos, aunque me cuesta demasiado y mis pies resbalan en más de una ocasión, aunque creo que desde su posición no pueden verme.

Una vez arriba del todo, me separo de la copa del árbol y me dedico a ir trepando por las cuerdas y tramos que hay pegando al techo por toda la sala, hasta acercarme lo máximo posible a la zona donde están los Vigilantes.
Mi idea era acercarme sigilosamente para sorprenderlos pero el sudor en mis manos y algún que otro resbalón hacen que mi demostración quede torpemente desmerecida. Una vez casi sobre el lugar donde empecé, me dejo caer desde el techo frente a los Vigilantes intentando pillarles por sorpresa.

Sudorosa, ruborizada y apenada por sentir que no he podido demostrar de lo que soy capaz, me despido:
- Lena Herriot, Distrito 12. Gracias por su atención.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Jo, qué mierda de tiradas :_(

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14/05/2012, 12:23
William Redcliff
Sólo para el director

Se abrió la puerta.

Mis pasos resonaban en la enorme sala de entrenamiento que por primera vez veía vacía, lo que la hacía incluso más tétrica e imponente si cabe.

Avancé lentamente hacia el centro donde habían dispuesto todo el material que pedí.

En los últimos días no había pensado en otra cosa que aquel preciso instante. No fue difícil tomar la decisión sobre lo que trataría mi actuación privada. Me estaría engañando si dijera que no había pensado cientos de veces qué haría yo en esta misma situación cada vez que veía los juegos en las pasadas ediciones. Lo tenía clarisimo.

Observé la mesilla de acero. Mis ojos se movían en rápidos espasmos, fijos en cada uno de los cuchillos a la vez. A alguien que me estuviera viendo le podía recordar fácilmente una máquina o un robot, que no cambia el foco donde apunta hasta que no ha terminado de analizar lo anterior. Cuando hube acabado con los de la mesilla, levanté un segundo la vista hacia el expositor de armas de al lado: más cuchillos. Pero aquellos ya los había visto antes durante los entrenamientos, eran los de combate. Detrás estaban las dianas.

No, aquellos no me interesaron lo mas mínimo. Los que me captivaron fueron los de la mesilla: había unos grandes y largos, otros pequeños finos y curvados. Destinados a algún tipo de maniobra muy específica, destripar el pescado quizás. No había mucho pescado en el distrito 8.

Al final, en una bandeja había los más comunes; quizás los más parecidos a los que yo había visto para cocinar aun que mucho mas brillantes y bonitos. Ni rastro de oxidación en el metal, ni melladuras en el filo. Eran extremadamente ligeros; me dí cuenta cuando empecé a agarrarlos uno a uno, para ver cual se sentía más cómodo en mi mano.

 

Cuando estaba analizando el último, el más puntiagudo y largo; se escucho un ruido metálico que me quito del ensimismamiento. Como si varios engranajes se hubieran puesto en marcha, una gran compuerta se abrió en el suelo unos metros más atrás y una jaula emergió de ella. En su interior había dos cerdos tan sanos y gordos como jamás había visto ninguno.

Fue entonces cuando me acordé que mi tiempo para aquello era limitado, así que me gire con prisas para dirigirme a la mesa de herramientas. En principio tenía que estar todo lo que había pedido: localicé el cubo y lo aparté, colgué un gancho pequeño de la larga cadena que estaba a su lado.

Manipulaba todo aquello rápido y atareadamente, pero... ¡ah! ¡mierda! no me habían traído el poste, ¡necesitaba el poste y se lo habían descuidado! Aquello me encolerizó y apreté los dientes buscandolo alrededor de la sala sin éxito.

Tenía que pensar en algo o no me daría tiempo de hacer el resto.

Con un movimiento brusco agarré el expositor de los cuchillos de combate y los tiré todos por el suelo ruidosamente. Pasé la cadena con el gancho por detras. Aquello sería lo bastante alto a falta de un poste como dios manda.

Miré excitado a los patrocinadores y pensé para mis adentros:

"Que empiece el espectáculo"

Caminé hacia la jaula apresuradamente y de camino sin si quiera mirar a mi lado, mis manos agarraron un gancho de mano alargado. Abrí la puerta de la jaula de un tirón y ¡Zas!

El gancho voló dibujando un arco cerca del suelo que se hundió en la carne del animal como si fuera mantequilla. La punta del instrumento perforó la parte baja de su cuello y el griterió comenzó. Si el escandalo al tirar todos los cuchillos del expositor de antes no había llamado la atención de los patrocinadores, sin duda los bramidos del animal lo harían

Un borbotón de sangre manchó el suelo y empecé a tirar del animal con fuerza para sacarlo de la jaula. El acero que se hundía en su cuello abrió un poco más el boquete que le había propinado antes y la sangre empezó a brotar como si hubiera abierto un grifo.

Sin embargo fue rápido. Empecé a dar tirones fuertes para que el animal avanzara hacia en frente del expositor de armas. Quería que aquellos sádicos cabrones lo vieran bien. Cuando estuve justo en frente me agaché y me acerque el cubo. Levanté bien la cabeza del animal poniendo debajo el cubo y saque el gancho de su cuello alzándolo al aire con saña. Entonces la cascada de sangre grumosa se soltó todavía con mas fuerza, llenando deprisa el cubo. Yo disfrutaba viendo las caras de los patrocinadores mientras esperaba que se desangrara un poco más; no quería que luego la sangre fuera un problema

"¿Eso es lo que os gusta verdad, hijos de puta? Si, eso es. Eso es lo que tendréis conmigo en estos juegos: sangre cabrones degenerados"

El cerdo no dejaba de gemir, aun que con la garganta abierta, sus berridos cada vez eran más ahogados y menos intensos.

La sonrisa de mis labios pronto se desvaneció pues ahora tenía que ser rápido si quería que el animal sobreviviera a todo el proceso.

Volví a clabarle un gancho en el agujero anterior y lo até a la cadena que pasé por encima del expositor de armas. Fui por detrás de este, y empecé a tirar de la cadena. El animal se arrastraba por el suelo. Movía las patas sin fuerza al intentar resistirse y poco a poco mis musculos tensados lo levantaron hasta que quedó colgado en posición vertical sin tocar al suelo.

Volví a dar la vuelta al expositor para ponerme delante suyo. Cogí el cuchillo que me había gustado y empecé a cortar. Un corte transversal debajo del cuello, otro vertical en forma de "T" y lo empecé a abrir de arriba abajo. Aquellos cuchillos eran excelentes y el trabajo que estaba acostumbrado a hacer fácilmente se hacía todavía más sencillo.

Tuve mucho cuidado cuando estaba por la parte del vientre, no quería cortar ningún órgano dentro, y cuando el cuchillo llegó al ano del animal: un saco de intestinos enorme se desparramó en frente suyo.

A tirones con mis manos, abrí la carcasa delantera del animal; haciendo pequeños cortes para ayudar a que la carne cediera.

En un abrir y cerrar de ojos el cerdo estaba abierto en canal en frente de los patrocinadores, con todos los órganos expuestos.

Cambié de cuchillo a uno de hoja ancha. Quería que se viera bien, y con este segundo cuchillo empecé a golpear los costados del animal como si tuviera un hacha en las manos. De hecho en el trabajo a veces era un hacha lo que utilizábamos para hacer el hueso, pues no teníamos tantas herramientas como aquí.

Finalmente, un gran trozo de carne se desprendió. Lo agarré y lo tire al suelo delante del animal que todavía resoplaba por el hocico.

- Chuletas

Dije secamente como si les estuviera ofreciendo el plato del día en un restaurante y me apresure a cortar también las costillas del otro lado.

Ahora la carcasa estaba completamente abierta y solo colgaban algunos órganos en el interior. En mi imaginación había pensado hacer una pequeña explicación de lo complicado del proceso y como había conseguido que la sangre a penas manchara el interior para que pudieran hacer una mejor apreciación de su anatomía. Pero no había tiempo de explicaciones; el cerdo ya casi estaba completamente muerto.

Agarré un último cuchillo, el curvado pequeño, e hice unos cortes sobre los pulmones que se desprendieron cediendo por la fuerza de la gravedad y desgarrando la pequeña capa de tejido ediposo que también los sujetaba. Cayeron al suelo.

Mi obra estaba completada.

Miré con todas mis esperanzas a lo que quedaba del animal. Si todo hubiera salido bien ahora vería su pecho abierto mostrando un gran corazón del tamaño de un puño con los ventrículos todavía latiendo con la fuerza de la vida que se escapa.

Pero no, el corazón estaba inherte. No latía. El animal ya había muerto.

La sonrisa se borró de repente de mi boca y unos ojos incrédulos observaron la carnicería sin saber que decir

Había fracasado

Solté el cuchillo  al suelo y me froté el sudor de la frente con la manga sin saber como reaccionar. Mis brazos cayeron al lado de mi cuerpo y espere a que me echaran de allí sin creerme lo lo estúpido que habría parecido

- Tiradas (1)

Notas de juego

Destreza 10 + Cuchillos 5

dificultad: 25 (insólito)

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14/05/2012, 15:04
Harvey Combe
Sólo para el director

Ha llegado mi hora para la demostración privada ante los patrocinadores y demás gente importante de estos Juegos. Tengo que decir que me costó intentar tan solo imaginar qué podría hacer yo para sorprenderles, o para gustarles. Porque ¿qué hago yo bien además de correr y blandir las herramientas que uso cuando ayudo a mi padre en el campo?

Pensar. Sí, pensar. Pero seguro que no valoran tanto una demostración física como una de inteligencia así que la decisión ya estaba tomada y preparada para cuando crucé la entrada de aquella sala.

Ellos estaban ahí arriba, bebiendo, comiendo, bromeando como si no les importara una mierda todo esto. O nosotros. Aunque bueno, eso no dista mucho de la realidad. Al fin y al cabo, vamos a morir todos menos uno; ¿qué nivel de hipocresía se alcanza al darnos ahora tanta importancia para después disfrutar cada una de nuestras muertes?

Eso son los Juegos del Hambre.

Como ya me habían preparado la sala a conciencia para lo que yo quería, solo me pongo en la marca desde la que comenzaré.

- Harvey Combe - me presento mirando hacia la gente que me observa - Distrito 9 - dicho esto, no espero mas. Comienzo una carrera de obstáculos en la que mi mente y mi cuerpo deben estar conectados para intentar no tropezar o caerme, para que mi velocidad y mi agilidad sean óptimas.

Aprovechando también la situación y el campo que me han preparado, de camino me hago con un tridente que me han dejado bien colocado y voy atravesando los maniquís que van saliendo en mi camino.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Pues listo, obviamente, puse en ambas tiradas la dificultad Media ^^

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14/05/2012, 17:35
Samantha Pride
Sólo para el director

Mi prueba era sencilla. Tal vez por la costumbre de ser el eslabon debil al momento de defenderse, siempre me había acostumbrado a estar alerta. No es que se de mucho en los trabajos de las textilerias, pero a veces, cuando sales a la calle de noche, te arriesgas a que cualquiera te tome por sorpresa sin posibilidades de defenderte.

Mi prueba era sencilla. Alrededor del escenario habrían varios arqueros, todos ocultos pues solo una luz estaría encendida sobre mí. Esperaba poder notar donde estarian, pues el ojo humano tiende a absorber mas luz al momento de haber penumbra... Eso esperaba. La realidad fue que mientras intentaba ver simplemente me deslumbré y cuando intenté ubicarlos se me hizo imposible. Solo me quedaba esperar las flechas y tratar de esquivarla.

Una flecha vino, luego la otra. Saqué del cinto de mi falda un cuchillo, e intenté protegerme, pero a duras penas logré atravesarlo a dos flechas y una tercera me alcanzó en el tobillo. me hinqué, bastante decepcionada, pues la prueba no la había pasado.. .Esto no iba a terminar nada bien...

- Tiradas (2)
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14/05/2012, 21:31
Alya Fortune
Sólo para el director

Alya oteó a través de la puerta. Viendo a los jueces reunidos con aire indolente alrededor de la mesa, aparentemente indiferentes a lo que fuera a decir o hacer, a pesar de lo crítico de la prueba, un ramalazo de verguenza, o quizás de ira, la hizo quedarse parada junto a la puerta, sin saber bien que hacer.

Detrás de la joven, un ladrido sonó. Esto pareció sacarla de su ensimismamiento y darle ánimos para entrar en la habitación, tirando de una correa enrollada alrededor de su muñeca izquierda, y terminada en un arnés que sujetaba a un pastor alemán de tamaño considerable. En la mano izquierda llevaba enrollada una bolsa de lona negra. Se paró en medio de la habitación. El corazón le golpeaba la garganta con una intensidad casi dolorosa, y un cosquilleo como de mariposas le bailaba en el estómago y le corría por las piernas. Se estaba jugando todo a una carta- su conocimiento de las plantas. Una carta muy elaborada y que, de salir mal, lo mejor que podía esperar era quedar como una idiota. Lo peor...

Lo peor la llevaría a la muerte por un camino más rápido que los Juegos. Se planteó de nuevo si no debería elegir algo más conservador. Algo más académico. Pero ya no había tiempo. Para eso tendría que haber pedido otros materiales, y ahora que los jueves estaban mirando con extrañeza al perro a su lado, no podía echarse atrás. Para bien o para mal, sólo podía rezar porque sus conocimientos no la hubiesen traicionado y los nervios no delatasen lo que pensaba hacer.

Se aclaró la garganta, en apariencia para prepararse. En realidad para deshacer el nudo de algo duro y coriáceo que se le había formado en la garganta y le impedía tragar. A sus ojos asustadizos, le dio la impresión que el movimiento de su nuez al tragar esa dolorosa bocanada de aire y saliva debia de haberse visto desde las minas del 12, pero sea como fuere, logró que le saliese una voz razonablemente calmada.

Hola. Soy Alya Fortune, tributo del Distrito 11. Para mi demostración, quiero probar que soy capaz de recolectar plantas de cualquier medio natural y preparar alimento, no sólo para humanos, sino también para animales. Bueno, se que no parece muy útil preparar alimento para animales, pero había pensado que podría servir para hacer cebo de trampas, además de demostrar mi conocimiento de trampas. Por eso he pedido poder traer al perro. Bien, eh...

La joven se inclinó y desenrolló la bolsa de lona negra. Aparte de unas ramas secas, tres cuencos pequeños, una cantimplora y un encendedor, la mayor parte parecía ser unos paquetes de hierbas. La joven los cogió y, acercándose al estrado, se los enseñó a los jueces.

Como verán, son hierbas y plantas comunes y corrientes como las que se pueden encontrar en cualquier bosque. No son todas las mismas, aunque lo parezcan. He cogido algunas distintas para que vean que se improvisar y no ceñirme solo a lo que conozco.

Eso lo diría ella, pero lo cierto es que a un profano en la materia, lo más probable es que le pareciesen ni más ni menos que hierbas y plantas. Estaban separtadas en tres hatos anudados con correas- una blanca, una amarilla y una negra, y todos parecían contener una mezcla más o menos homogénea de verdes, parduzcos, ocres y rojos. Algunos más rojo que otrso, otros más pardo, pero en general todos parecían... bueno, un montón de hierbas.

Con ellas voy a preparar tres comidas: una para mí, para demostrar que se hacer comida para consumo humano. Otra para el perro, para demostrar que sé hacer comida buena para animales, a usar como cebo. Y otra para ustedes, para que puedan probarla y juzgar por sí mismos su calidad como material comestible. Sólo les pediría por favor que hayan esperado hasta que acabe de explicar para probarla, tendrán más datos importantes para juzgar.

Dios, si exites, haz que me hagan caso en esto. Si deciden comerla aún así, al menos mátame antes de que lo hagan ellos.

Rápidamente se retiró con las hierbas y llenó los cuencos de agua.

Es importante cocer cualquier cosa que recojas de la naturaleza antes de comerla... la comida sin cocinar habitualmente sienta mal al estómago, y hervir es lo único que garantiza el matar al menos la mayoría de los gérmenes que tienen todos los seres vivos, animal o planta, aunque es difícil llegar a alcanzar a esa temperatura en la intemperie...

Colocando una pila de ramitas debajo de cada cuenco y encendiendo un fuego- sabía que eso no quedaría muy bien, pero no quería arreisgarse con los palos- fue disponiendo las huerbas cerca de los cuencos, alzándolas de nuevo para que los jueces pudiesen verlas, y explicando algunos de los nombres en voz alta: saúco, arándano, mejorana, hierba gatera... finalmente, cuando el agua empezó a borbotear, fue echando las hojas. El agua de uno de los cuencos se enturbió un poco, mientras que la de otro se volvió blanquecina y en el otro frotaron unas motas de polvo blanco.

Como pueden ver, algunas de las plantas sueltan salvia al cocerse. Es normal, aunque en muchos casos es mejor extraerla de modo natural, y que puede servir de nutriente y mantener vivo a alguien un tiempo.

Finalmente, Alya recogio las plantas, tiró el agua sobrante y cogió los tres montones de hierbas húmedas, ahora desvaídas como algas a la deriva. Dejó uno delante del perro, y se dirgió con el otro hacia los jueces, dejándolo en la base de la plataforma sobre la que estaban mientras iba dado bocados distraídamente a su cuenco y hablando en las pausas que hacía al masticar.

La textura no es muy agradable y están blandas, pero es mejor así. De lo contrario, alguna plantas tienen un sabor demasiado fuerte o una textura muy áspera, y podrían hacerte vomitar. Pueden probar luego de ese cuenco si quieren, para comprobarlo, pero por favor esperen a que les explique lo que contiene...

Mientras seguía hablando, Alya oía al pastor alemán masticar detrás de ella, desganadamente. Probablemente no se lo terminase. Aunque podían comer vegetales si tenían hambre, o probar si sentían curiosidad, no era lo corriente.

Perdóname. Por favor, perdóname, si es que entiendes y puedes hacerlo. Dios, perdóname por esto.

Alya prosiguió explicando cómo la habilidad de conocer las plantas le permitiría encontrarlas con más facilidad al poder orientarse por el tipo de entorno en que crecían, y buscarlo expresamente. Su cueno estaba vació. El de los jueces aún estaba lleno. Uno de ellos se inclinó hacia él, observando la masa descolorida, y a la joven casi se le para el corazón en el pecho. Apretando los dientes hasta que puntos de luz bailaron delante sus ojos, logró aguantar el reflujo traicionero de su vejiga y el temblor en las piernas. Por suerte para ella, los jueces de pronto fijaron su atención en otra cosa.

Tras ella, el perro había empezado a gañir, muy seguido, en un tono lastimoso. Alya tragó saliva, cerró su corazón y sus oídos y siguió hablando más alto.

El conocer cómo prepararlas y cómo minimizar el riesgo de infecciones también me perimtirá evitar infecciones alimentarias, vómitos o diarrea, las cuales pueden ser fatales muy rápidamente en entornos con poca agua debido a la deishidratación. Saber asímismo la savia de qué plantas tiene más concentración de agua puede permitirte sobrevivir durante más tiempo con poca bebida o sin ella, y...

Cada vez era más difícil seguir, los gañidos del perro se habían transformado en aullidos. Alya se obligó a mirar. Esta vez sí, no podría, no debería escapar de lo que había hecho. De la brutalidad de la vida y la indignidad de su final. Esta vez no habría madre cerrando la puerta para que no viese la lucha desesperada por salvar lo insalvable.

Esto es lo que vas a tener que hacer. Así que míralo. Míralo bien y no lo olvides.

El animal echaba la cabeza hacia atrás y aullaba a pleno pulmón, un sonido lastimoso en interminable, que parecía salirle de lo más hondo y rodar en su garganta, inteminablemente, subiendo y bajando, interrumpiéndose apenas un segundo antes de reanudarse. Los ojos del animal eran dos bolas opacas de dolor y miedo, moviéndose en todas las direcciónes a la vez. La pobre bestia temblaba sobre sus patas como una hoja en el viento, hasta que se sentó y bajó la cabeza. Al hacerlo, una ríada de líquido rojo intenso brotó en borbotón carmesí de sus fauces y se estrelló contra el suelo, salpicando. El animal dobló lentamente las patas delanteras, quejándose en voz queda, sin fuerzas casi. Alya temblaba casi tanto como él.

Finalmente, como a cámara lenta, como en un sueño, moviéndose a través de melaza, el animal de tumbó de costado en el suelo, encogido. Vomitó otro chorro de sangre y con un último gemido casi inaudible se quedó quieto, con el costado moviéndose cada vez más despacio hasta que se quedó inmóvil.

Alya se metió la mano en el bolsillo y cerró su puño en torno a algo. La volvió a sacar, y se agarró la muñeca hasta ponérsela blanca para calmar el temblor que parecía como si no fuese a parar nunca. Inspiró hondo varias veces. Cerró los ojos. Cuando los abrió, aunque amenazaban con agolpársele las lágrimas en ellos, su voz era fría y distante, como un médico recitando los síntomas de una lección. Abrió la mano y dejó caer tres hojas.

También es útil saber que la hoja del saúco- dijo señalando la primera- es comestible y tiene efectos antisépticos y calmantes. Y que es de una tonalidad y tipo de hoja parecida al acónito- dijo señalando a la segunda- que un humano puede comer en pequeñas contidades, pero que genera una toxina que hace estragos en el metabolismo y sistema inmune de los cánidos, de ahí que se la llame "matalobos". Y que es algo más serrada y menos oval que la de la adelfa- dijo, cogiendo la tercera- que al secarse desprende un polvo blanquecino extremadamente venenoso, capaz de contaminar una fuente de agua de tamaño pequeño o un tramo de un río, y matar a cualquier animal que la coma o que beba agua contaminada por el polvo, hasta un tamaño aproximado del de un caballo... pasando, claro está, por los seres humanos. Sé que son muy parecidas e indistinguibles si no se conocen. Y sé que puede reconocerlas lo bastante para haber puesto el saúco en mi cuenco, el acónito en el del perro... y la adelfa en el suyo.
 

Si no les hubiese advertido de que no lo probasen antes de saber esto, quien la hubiese probado hubiera muerto. Miren bien. Vean...- dijo con la voz estrangulada- lo que ese conocimiento puede hacer con otros seres vivos, y consideren no solo lo que puede hacer por mí, si no lo que puede hacer a otros tributos. Gracias.

Sin esperar respuesta, Alya se dio la vuelta y empezío a caminar rápidamente hacia la salida. Sabía que no era muy decoroso, pero ahora mismo no cabía el decoro en su mente. Lo único que cabía era llegar a un lugar apartado y limpio donde poder vomitar hasta el primer bocado que había probado en el tren y sentirse miserable por lo que había hecho, y por la perfección con que había sido capaz de hacerlo...

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14/05/2012, 22:09
Lathisha Lover (Megan Smith)
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