Partida Rol por web

Joder

murmura por lo bajo mientras va hacia la chica a paso rápido. En el camino aprovecha las marcas de sangre que se hizo en la manos para volver a mirar su aura. Se pasa las marcas de sangre seca por los ojos mientras camina hacia ella. Con la intención en principio de sacudirla por los hombros para hacerla reaccionar

Mientras habla, su aura parece cobrar intensidad, diferenciándose aún mas de un aura humana o Despertada, que son las que conoces.

Los pensamientos de Mila han pasado súbitamente a estar en el mas absoluto de los silencios.

A simple vista, parece que sigue hablando por el móvil. El cacharro lo tiene en la oreja y habla, no hay nada en eso que parezca sospechoso.

Al ver la reacción de Michael, Rachel se tensa: ¿Qué pasa?

Istyarem mira extrañada a Michael cuando éste pide silencio, pero sin más indicaciones no puede sino esperar.

Ni idea, pero su espíritu parece estar ganando fuerza... - responde Ziva - O algo, no lo sé - añade confusa.

Me a cerqué a la amiga de rachel. Eh Mila, ¿todo bien?

No tenía ni idea de que estaba haciendo y seguro que era peligroso, pero no tenía ganas de uedarme exclamando obviedades cómo en una serie mala de televisión.

Os acercáis a la muchacha. Mila, con la mirada ausente, parece hablar al móvil - el cual sigue pegado a su oreja - pero su voz no parece la misma de hace un rato, no parece la de una jovencita. Parece la de una mujer muy vivida.
... templanza o pasión. Puedo ser paloma, puedo ser dragón,...

Michael se acerca y le pone una mano en el hombro para sacudirla y llamar su atención.

¿Estas bien?

La chica no parece reaccionar. Sigue hablando. Algo os dice que no precisamente al móvil.
...si tú quieres, yo puedo ser poema, ¡puedo ser...

Esto me resulta extraño, no me gusta en absoluto. Y creía poder averiguar algo o no. El problema es que los demás querían saber que era y que le pasaba. Había que saborearlo; sentirlo. Y eso hice: Mireé a la ausente a los ojos y trás fijar mi m irada en la suya le supliqué No te cierres a mí, seremos una misma cosa. Inmediatamente ceré mis ojos y la bese profunda y cálidamente esperando sentir todo su sabor y su experiencia. Desconocía si funcinaría o no o que ocurriría pero era necesario. Por Rachel, por La propia MIla, por satisfacer mi curiosidad, por sentirse unido a alguien...

De forma inesperada, León agarra el rostro de Mila y le planta un beso largo y profundo.

Múltiples son los posibles futuros, innumerables, casi. Todos se te presentan a la vez en lo que dura un parpadeo, todos diferentes, tocando todo el espectro desde la mas oscura tiniebla a la luz mas cegadora, dispares, diferentes, incomprensibles, enloquecedores. Pero algo hay común a todos ellos. Un poder inconmensurable.

Mientras degustas el poder de la muchacha, tus otros sentidos se ven igualmente invadidos por su esencia. Una esencia dulce, embriagadora que manda al traste tus inhibiciones.

La chica te mira como si no te viera a ti, como si viera a otro, pero eso da igual. Te acaricia con mano maternal mientras mueres por besar esos labios rojos que se escapan rozando tus ojos.

Y, a diferencia de la noche con el putón de bar del cual ni te acuerdas ahora mismo, esta vez sí reaccionas. Esta vez sí estás completo. Esta vez no hay nadie mas que Mila.

La situación parece calentarse. La chica responde y prácticamente toma el control de un juego de hacerse desear y no concederse en el último instante, un juego que lleva la excitación a cotas insospechadas.

Después de besar a Mila me sentía perplejo y temeroso. No me gustaba la clase de poder que parecía actuar en ella. Me dirijí hacia las chicas con los ojos bien abiertos y la expresión confusa. He visto, He sentido...mejor os lo enseño. Y una a una intené mostrarles aquello que había sentido:

Primero sorprendía Istyarem con secreto placer, le sostuve el rostro y la besé con fuerza. Un-dos-tres, desués le vino el turno a Rachel y aunque concentrado en transmitir las sensaciones no quise distraerme con algún chistecillo. A continuación te toco el turno a Ziva y rezaba porque al término del beso mantviera los huesos y la bolas en su sitio y relativamente intactos. Finalmente Michael...tendría que esperar a que se lo contasen, no pensaba besarlo.

Reconocía los síntomas. mi vigor volvía a mí y sabía que lo había provocado. No pensaba huir sino aferrarme a ese momento.

Aferré a Mila por los brazos y a merded de mi corpachón la arrastré con frenesí contra la pared, un  contenedor, un apuerta. El apoyo más cercano, me daba igual cual mientrás pareciera suficientemente resistente a la embestida. Y una vez allí me bebí la dulzura de sus labios saboreado duramente con la boca y con la lengua. Inflamado de poder y deseo como si deseará eorarla literalmente.