Partida Rol por web

Los hangares estaban plagados de gente. Como nunca antes habían visto, estaban ahí todos los pilotos, técnicos y personal de apoyo para llevar a cabo lo que seguramente sería el despliegue militar más grande e importante de la historia de la humanidad. No obstante, ánimo es lo que menos se ve en los que ahí se encuentran. Simplemente por la mente de todos - en especial después de ver como los zentraedi habían atacado sin piedad a a la tierra - pasaba la idea que esta era una misión suicida; que pase lo que pase, esta guerra ya está perdida.

Mª Claudia, Alex e Isamu son los primeros en llegar al lugar y la verdad es que esto parece un funeral.

Maria ve la cantidad de gente que hay en los hangares, pero todo el mundo esta muy mal y la actitud tampoco era mejor.

Casi todo eran caras largar y muchos lloranban.

Maria no se habia movido del lado de Alex, se sentia bien con el a su lado.

Esperaban encontrarse con el teniente, para ver que habia pasado con la idea de Alex y si iban a hacer algo.

Agarraba la mano de Alex con fuerza y no podia dejar de mirar a la gente que alli se encontraba.

Espero a ver la reaccion de sus compañeros a ver si eran iguales que los suyos.

-si salimos a luchar con estos animos, estamos muertos antes de empezar- dijo Isamu acercandose por detras a Alex y Maria, para luego saludarles- hola pareja.-Isamu apoyo las manos en los hombros de la pareja.- alguien deberia decir algo.- añadio mirando a toda la multitud que habia en el hangar.

Maria se siente tan desalentada que de que aparece Isamu con el comentario, que  se le baja todavia mas  el animo.

Ella le saluda.

Sigue de la mano de Alex procura no soltarse, tiene miedo hace un poco que empezo a sentirlo pero no quiere que el se de cuenta.

Cuando Isamu dice que alguien deberia decirles algo Maria cree que deberia ser la persona de mayor rango.

Alex podía entender la actitud de la gente. La verdad es que la situación era casi imposible. Y aunque pudieran poner en marcha su idea, y esta funcionase, no cabía duda de que muchos no volverían de la lucha.

No sabía qué hacer, así que se dedicó a estar al lado de María, para darse apoyo mutuamente. Así les encontro Isamu cuando llego, su comentario no podía ser más acertado.

Sí, alguién tendría que decirles algo, alguién con rango. Estoy seguro que el comandante dará un buen discurso animador antes de que salgamos a pelear.

Pore más que intentaste detener a esa chica, era terca como una mula. Camille no acepto irse al refugio sin antes ir a ver a su hermano y a Eve, por lo que tubiste que traerla contigo.

Cuando llegas a los hangares de la base, la verdad es que no hay mucho ánimo entre los que ahí se preparan para ir a la batalla. La cosa era más parecida aun funeral que a los preparativos para la batalla más importante que emprenderían. No obstante, ves que ya han llegado al lugar Isamu, Mª Claudia y Steinn, quienes están esperando seguramente la llegada del capitán.

Y hablando del rey de Roma. Al rato apareco McLeud y Eve. Él viene vestido con su falda y todos los accesorios del traje típico escoces. Los que ahí reunidos lo miran y algunos sonríen, pero la verdad es que el animo no está para bromas.

Por su lado, Camille sale al encuentro de su hermano y Eve, abrazándoles a ambos.

Después de prepararse, Ian te lleva de la mano a los hangares donde todos se preparaban para la batalla. la verdad es que en otras circunstancias las bromas no se hubieran hecho esperar ante la facha que llevaba Ian. No obstante, a lo mucho hubieron debiles sonrisas, ya que todos estaban con cara de funeral debido a lo que iban a enfrentar.

Ahí tambien pudiste ver a tus compañeros. Estaba Isamu, Mª Claudia, Steinn, Bobby y Camille. Al verlos, la pequeña hermana de Ian sale a su encuentro y lo abraza muy fuertemente. No dicen nada, simplemente se dan fuerza mutuamente en silencio. Luego Camille se acerca a ti y también te abraza, diciendo:

- Te quiero mucho, hermana. Ten mucho cuidado.

Mientras ustedes están ahí esperando ven llegara a Bobby acompañado de su novia, la hermana de McLeud. Seguramente la chica quería despedirse de Ian antes de que se fuera a la batalla.

En tanto, como si fuera lo más raro que an visto en mucho tiempo, aparece Ian acompañado por Eve. Lo extraño era que el teniente iba perfectamente vestido con el traje tradicional de escocia, a excepción de la chaqueta que era la del ejército. La situación hubiera despertado la hilaridad de los que se encontraban en los hangares si no fuera porque el humor no daba para eso.

Al final, Camille salió al encuentro de Eve e Ian y los abrazó a ambos.

A pesar de la situación, una sonrisa se dibujó en mis labios al ver como Camille abrazaba a su hermano, pues a pesar de todo, sabía lo mucho que se querían y cuando me abrazó a mí, la respondí con fuerza, agradeciéndole muchísimo aquel gesto y aquellas palabras.

- Lo intentaré. Alguien tiene que cuidar del cabezota de tu hermano. - Susurré para después soltarla mirar al resto. Como esperando sin saber si decir algo o si mantenerme así o...

Estaba algo nerviosa, aunque se me pasaría en cuanto me subiera a mi lata y me pusiera a " disparar marcianitos ".

Maria se acerca al oido de Alex y le dice si esto hubiera durado mas me hubiera gustado tener una vida juntos y quien sabe si llegar a no sabe que hacer si decirlo o no.

Se siente algo cohibida.

Pero Maria piensa si son mis ultimas horas con el por que no decirle todo lo que siento, a lo mejor luego me arrepiento pero si voy a morir prefiero no dejar nada en el tintero.

Maria se arma de valor y reanuda su monologo donde lo ha dejado.

Alex quiero decirte que me hubiera encantado tener una vida juntos, y habernos casado y haber tenido hijos.

He sentido desde hace algun tiempo que ya no tendria que buscar a nadie mas que tu eres ese hombre.

Lastima que se acabe aqui, Maria rompe a llorar en ese momento.

No ha soltado la mano de Alex en ningun momento, ahora mismo desea que la abrace fuerte, y es lo que espera que haga.

Alex se gira a María, y la mira tiernamente mientras la escucha. Cuando se pone a llorar la abraza con cariño. Luego le acaricia la cara y se la levanta para que peuda mirarla a los ojos.

Cariño. Te quiero. Podría decirte mil y una cosas, pero en realidad todo se reduce a eso. Eres lo más importante que me ha pasado nunca. Yo también quiero pasar el resto de mi vida contigo, tener una familia.

Te quiero María. Y no permitiré que esto acabe aqui y así. Saldremos de esta. Tenemos que hacerlo.

Alex también lloró. Rezaba como nunca lo había hecho para que no le hubiese mentido. Para que de alguna manera pudieran sobrevivir a todo aquello.

Por favor. Por favor. Por favor. Dios. No la dejes morir.

Isamu se iba a acercar a hacer un comentario divertido sobre Mcleud para liberar un poco de la presion existente, pero de pronto Maria empieza a decirle esas cosas a alex, a hablar como si ya estubieramos muertos, Isamu cierra los puños, esta arto de tantas caras largas, de que la gente crea que ya esta muerta, cuando habla lo hace en voz alta y tono de enfado.- ESTO NO SE HA ACABADO, PUEDE QUE SEA CASI IMPOSIBLE SALIR DE ESTA, PERO ESTOY ARTO DE QUE LA GENTE DE POR PERDIDA ESTA BATALLA, ESOS 5 MILLONES DE NAVES ESTAN AQUI PARA EXTERMINAR A LOS HUMANOS, A TODOS, Y TODO EL MUNDO HABLA COMO SI YA LO HUBIERAN CONSEGUIDO, PUES ME NIEGO, PIENSO SALIR AHI FUERA A DARLES PATADAS EN SUS GIGANTES TRASEROS HASTA QUE SE ARREPIENTAN DE HABER VENIDO, PORQUE NO PIENDO RENDIRME MIENTRAS ME QUEDE ALGUIEN A QUIEN PROTEGER.- La mirada de Isamu muestra determinación.

Los que les rodeaban miran a Isamu. Algunos asienten con la cabeza, mientras que otros simplemente prefieren agachar la mirada, pues habían aceptado que todo había acabado. Por su parte, Ian se acerca al teniente japonés y le dice:

- Ese es el espíritu que debemos tener, chico... pero si yo llevo falda, tú por lo menos debes ponerte ese cinto en la cabeza que te hace parecer cocinero de sushi.

Ian bromea, pero los ánimos no están de lo mejor. Sin embargo, el capitán no está dispuesto a dar su brazo a torcer. Con decisión se acerca a uno de los técnicos y le pide que le preste una enorme llave inglesa. Con ella, se sube a un andamio de los que usan para encaramarse en lo alto de los mechas y comienza a golpear la estructura con la llave hasta que cuenta con la atención de todos los presentes. Entonces les hace señas para que se acerquen y pasea su mirada por las caras de miedo antes de comenzar a hablar:

- Hace más menos media hora la flota principal del ejército zentraedi atacó a la Tierra, a nuestro planeta, a nuestro hogar. Todo lo que hemos amado, lo que nos hacía añorar volver, fue destruido en un suspiro. Seis mil años de cultura humana han desaparecido envueltos en una terrible luz que acabó con todo.

"Y ahora estamos aquí, en esta nave que nos cayó del cielo sin que nosotros lo pidiéramos, una fortaleza que se ha transformado en nuestro hogar y nuestra prisión. Estamos aquí esperando a enfrentar a un enemigo que, contando a los zentraedi que están con nosotros, nos supera al menos en cinco a uno.

"No suena para nada bien ¿cierto?"

Si en realidad McLeud deseaba levantar ánimos, con todo esto no era que lo lograra muy bien. No obstante, continuó:

- Veo miedo en sus caras y está bien que lo sientan. Estoy seguro que les encantaría estar en otro lugar o simplemente  tener más opciones. Algunos pensarán que podemos escapar. Ya no hay nada en la tierra para nosotros y no tiene sentido pelear. Sin embargo, no podemos vagar eternamente por el espacio, no tenemos provisiones como para sustentar por tanto tiempo a las personas que viven en esta nave y, quizás, el final de esta posibilidad sea más horrible de lo que podemos imaginar.

"Tampoco podemos rendirnos para salvar nuestras vidas, pues lo que los zentraedi buscan es la total aniquilación de la raza humana y su cultura. En la ciudad Macross está el último vestigio de lo que somos, de nuestra libertad para elegir, de nuestra vocación de amar y de proteger a los que queremos. Es eso lo que el enemigo desea destruir y por lo cual somos peligrosos".

La última frase hizo que todos se miraran entre sí. McLeud puso en sus cabezas una verdad muy simple. Intentaban exterminarlos únicamente por ser lo que eran; humanos.

- Está bien que tengan miedo, pues ustedes se afrentan lo que nunca nadie se ha enfrentado. Esta es la batalla más grande de todos los tiempos, es el Ragnarok, el Armageddón ¡La maldita batalla del fin del mundo! Ustedes serán quienes se planten ante el enemigo y le digan: No seré una oveja que va al matadero. Si quieres venir por mí tendrás que luchar, y juro que si caigo te arrastraré conmigo al infierno. Ser valiente no es no temer, sino sobreponerse al miedo.

Ian mantuvo un tono tranquilo hasta las anteriores palabras en las que sacó a relucir una especie de ira que nacía en el fondo de su corazón. Miraba a la gente con los ojos encendidos, como si fuera uno de esos pastores furibundos de la TV. Pero aún tenía que rematar:

- ¿Quieren saber en realidad cuales son sus opciones? Pues solo hay dos ¡Vivan para la gloria de la victoria o mueran con honor!.

Entonces levanta nuevamente la llave inglesa y golpea con rabia la estructura en la que se había encaramado.

- ¡Ahora golpeen y griten con furia! ¡Que sepan esos hijos de puta que el último ejército humano va a la batalla!.

Por un momento todos parecían aturdidos, pero en el fondo, alguien comenzó a golpear una mesa de metal, y eso desató la catarsis. En un instantes todo se llenó de bullicio, gritos de rabia y maldiciones.

Maria se lleno de orgullo al escuchar a Alex y se abrazo fuerte a el cuando el empezo a llorar tambien despues de decirle esas cosas.

Mientras lloraba y lo abrazaba Maria le dice a Alex tu tambien eres lo mas importante que me ha pasado en la vida y tu eres lo unico que me queda.

En un momento dado mientras seguian abrazados Isamu ha hablado y a continuacion Ian se ha echado la gente encima y se ha subido a un andamio de los mecanicos y nos ha echo que nos suba la moral y que  todo lo que aprendimos en la academia por el honor renaciera por lo menos en Maria.

Esta esperando ver si Alex siente lo mismo que ella que al final iran a la batalla y moriran por su mundo que ya no existe.

Sin soltar a María de la mano, Alex escucha las palabras de furia de Isamu. Pensaba decirle algo, pero en ese momento McLeud llega hasta ellos.

Cuando empieza la arenga, Alex nota que poco a poco todo el mundo está haciendole caso. Y cuando este acaba es uno de los primeros en gritar con una mezcla de furia y alegria. No busca nada para golpear porque prefiere estar junto a María.

Ya antes odiaba a aquellos alienigenas, pero ahora es mucho peor. Desde luego si al final moría se llevaría por delante a todos los que pudiera.

Escuché atenta aquellas palabras de ian, apretando los puños al escuchar lo que ya sabía que había sucedido, pero creyendo fervientemente que teníamos que luchar hasta que no quedara ninguno de ellos. No, no habría piedad para aquellos que habían destrído todo lo que conocíamos y sabía que ninguno de nosotros estaría dispuesto a darles por las buenas lo poco que nos quedaba. Además, de que aún teníamos un deber que cumplir con los civiles que llevábamos con nosotros y era el no dejar que nada les sucediera, pues dependían completamente de nosotros.

Puse mi cara más fría y mostré en ella mi determinación antes de abrir la boca.

- VAMOS CHICOS! VENGAREMOS A TODOS AQUELLOS QUE NO HAN PODIDO DEFENDERSE! NO DEJAREMOS NI UNO DE ESOS MALDITOS EXTRATERRESTRES VIVOS!

No era momento para pensar en otra cosa que no fuera pelear.

Lágrimas de impotencia y frustración comenzaron a recorrer las facciones de Bishop, que aún se encontraba tomado de la mano de su amada Camille. El joven teniente se giró una vez más a ella, gritándole al final para hacerse escuchar entre la atronadora algarabía que McLeud había desatado.

¡CAMILLE! comenzó aferrando ambas manos entre las suyas TE JURO QUE ACABARE CON TANTOS DE ELLOS COMO PUEDA. SEA COMO SEA, OS DAREMOS UNA OPORTUNIDAD...

La muchacha asintió, también llorando. Si esos eran sus últimos instantes juntos, los aprovecharían al máximo, y la pareja se fundió en un apasionado beso que duró varios minutos...

Ya con un traje de piloto puesto y con la idea de que este es un trago amargo del que nadie puede escapar te encuentras en el hangar. Ahí están todos los pilotos y técnicos trabajando para tener todo listo, pero el ánimo no es de los mejores. Mas bien pareciera que esta es la antesala de un funeral.

En ese momento se te acerca Nataly, quien tambien viene con su traje y te saluda con un beso. Ella como siempre parece prosaica en su actuar, sin dejar escapar ni nerviosismo o pesimismo de su enigmático y hermoso rostro.

Entonces sienten el ruido de alguien que golpea algo metálico y, al alzar la vista, te dasd cuenta de que es McLeus que se ha subido a uno0 de esos andamios hidráulicos que usan para poder llegar a lo más alto de los mechas. Desde ahí llama la atención de los presentes y cuando las miradas están consentradas en él, les habla:

- Hace más menos media hora la flota principal del ejército zentraedi atacó a la Tierra, a nuestro planeta, a nuestro hogar. Todo lo que hemos amado, lo que nos hacía añorar volver, fue destruido en un suspiro. Seis mil años de cultura humana han desaparecido envueltos en una terrible luz que acabó con todo.

"Y ahora estamos aquí, en esta nave que nos cayó del cielo sin que nosotros lo pidiéramos, una fortaleza que se ha transformado en nuestro hogar y nuestra prisión. Estamos aquí esperando a enfrentar a un enemigo que, contando a los zentraedi que están con nosotros, nos supera al menos en cinco a uno.

"No suena para nada bien ¿cierto?"

Si en realidad McLeud deseaba levantar ánimos, con todo esto no era que lo lograra muy bien. No obstante, continuó:

- Veo miedo en sus caras y está bien que lo sientan. Estoy seguro que les encantaría estar en otro lugar o simplemente  tener más opciones. Algunos pensarán que podemos escapar. Ya no hay nada en la tierra para nosotros y no tiene sentido pelear. Sin embargo, no podemos vagar eternamente por el espacio, no tenemos provisiones como para sustentar por tanto tiempo a las personas que viven en esta nave y, quizás, el final de esta posibilidad sea más horrible de lo que podemos imaginar.

"Tampoco podemos rendirnos para salvar nuestras vidas, pues lo que los zentraedi buscan es la total aniquilación de la raza humana y su cultura. En la ciudad Macross está el último vestigio de lo que somos, de nuestra libertad para elegir, de nuestra vocación de amar y de proteger a los que queremos. Es eso lo que el enemigo desea destruir y por lo cual somos peligrosos".

La última frase hizo que todos se miraran entre sí. McLeud puso en sus cabezas una verdad muy simple. Intentaban exterminarlos únicamente por ser lo que eran; humanos.

- Está bien que tengan miedo, pues ustedes se afrentan lo que nunca nadie se ha enfrentado. Esta es la batalla más grande de todos los tiempos, es el Ragnarok, el Armageddón ¡La maldita batalla del fin del mundo! Ustedes serán quienes se planten ante el enemigo y le digan: No seré una oveja que va al matadero. Si quieres venir por mí tendrás que luchar, y juro que si caigo te arrastraré conmigo al infierno. Ser valiente no es no temer, sino sobreponerse al miedo.

Ian mantuvo un tono tranquilo hasta las anteriores palabras en las que sacó a relucir una especie de ira que nacía en el fondo de su corazón. Miraba a la gente con los ojos encendidos, como si fuera uno de esos pastores furibundos de la TV. Pero aún tenía que rematar:

- ¿Quieren saber en realidad cuales son sus opciones? Pues solo hay dos ¡Vivan para la gloria de la victoria o mueran con honor!.

Entonces levanta nuevamente la llave inglesa y golpea con rabia la estructura en la que se había encaramado.

- ¡Ahora golpeen y griten con furia! ¡Que sepan esos hijos de puta que el último ejército humano va a la batalla!.

Por un momento todos parecían aturdidos, pero en el fondo, alguien comenzó a golpear una mesa de metal, y eso desató la catarsis. En un instantes todo se llenó de bullicio, gritos de rabia y maldiciones.

 ¡Hagamos que se arrepientan de haberse metido con nosotros! - grito como los demás, alzando el puño, influido por el discurso de Ian e inundado por mis sentimientos y los de mis compañeros.

No nos queda nada más salvo luchar... por nosotros, y por nuestra raza.