Partida Rol por web

Grim había desparecido en Xermalud días antes. Nadie supo qué había ocurrido. Tan sólo apareció justo instantes después de que Klonendart cayera al vacío inexpugnable. Apareció tras unos arbustos, y se acercó a Tori y luego al resto. Estábais sorprendidos de que éste reapareciera, pero quizá tenía una buena razón para ello*. Grim vió que habían cruzado por un puente, y éste se había precipitado al vacío. Klonendart no estaba ya en el grupo. El sol brillaba sobre vuestras cabezas, y cada vez estábais más cerca de la cueva donde aparentemente se escondían algunos caballeros de Idhún...

Dejando escapar un tenue gemido, contemplo horrorizada como Klonerdart desaparece en el abismo que acabamos de cruzar.

¿En qué estaría pensando para cruzar el puente con tan poco cuidado?

Sigo mirando el vacío como si creyera que va a aparecer flotando el condenado mago, aunque me temo que nunca más le volveremos a ver, pero, quien sabe, tal vez en el último momento ha lanzado un hechizo y ha frenado la caída lo suficiente como para salir con vida.

De repente noto una presencia a mi espalda.

• Por todos los tentáculos venenosos del inclemente Shaguth, pero si es Grim. ¿Dónde te has metido todo este tiempo y cómo has llegado hasta aquí?

Como Shawak, Samen siguió, impotente, con la mirada la caída trágica de Klonerdart al abismo. Y como la ladrona, saltó de su escondrijo para ver si por las aguas reapareciera el cuerpo del mago, pero nada… Cerró los ojos, afligido, y mandó una plegaría al Dios único para que salvara la vida de su compañero…

Pero apenas había formulado el rezo, que ya trastornó a la mente del joven monje otra sorpresa, aunque de índole agradable: la reaparición repentina de Grim.

“¿Cómo, tú aquí?” le asaltó con la pregunta. No pudo evitar que un pensamiento de desconfianza brotara en su cabeza.

Justamente cuando se había aflojado la cuerda de un puente del que Tory les había, por su experiencia, asegurada la seguridad, se estrenaba de nuevo este personaje que los había dejado sin más ni menos…

Por supuesto, no expresó el pensamiento, pero añadió: “Espero que tengas una buena explicación por haberte ausentado, y, sobre todo, por hacer de nuevo acto de presencia en … tales circunstancias” - tuvo una última mirada lastimosa hacia el abismo que se había tragado a su compañero mago.  

Saliendo de detrás de unas rocas, veo a dos de mis antiguos compañeros. Parecen estar mirando un puente, o quizá el abismo sobre el que cruza. Sin hacer ruído, yo también me acerco para ver qué miran.

Como era de esperar, Samen el medio elfo es el primero en darse cuenta de mi presencia.

Hola, compañeros. Lamento haberos tenido qué dejar así, pero surgió un asunto que tenía que solucionar. Pero ahora ya está todo arreglado. Por cierto, ¿dónde está el mago Klonerdart? Tendreis que ponerme al día. Y supongo que yo también.

Samen está sorprendido por la actitud natural de Grim y de golpe pierde gran parte de su recelo ; con un deje de desconfianza quedando, contesta : "Pues, mucho no pasó después de que te perdimos en la taberna… Mor Brandilor, alto concejal de Xermalud, nos ofreció una misión : ir al ‘Pozo de la Locura’, una cueva en la falda de una montaña donde se supone que vigilen los últimos resquicios de los caballeros de Idhún esperando su momento para lanzarse a una posible reconquista de Xermalud… Brandilor nos dejó al joven Tori aquí presente, pastor de su oficio, para guía. Por el camino fuimos atacados por dos ogros… logramos vencerlos, o más bien Shawack y Klonerdart lo lograron" - al mencionar a su compañero desparecido en el abismo, siente un pinchazo en el corazón.

"De hecho, nos habría ido muy bien tu ayuda… entonces, dinos de una vez, ¿dónde estuviste?" pregunta mirando a Grim detenidamente, brotando de repente de nuevo las sospechas confusas sepultadas apenas un instante antes.

'El Pozo de la Locura'. Hacia allí me dirigía. Pero sí, supongo que os debo una explicación. Así pues, comenzaré por el principio, aunque implica contaros algo más de mi.

Miro hacia el horizonte, pero se nota que realmente no estoy ni aquí ni ahora. Mi mente vaga por el pasado, por los recuerdos que se agolpan en mi cerebro, deseando salir como un preso desea su libertad.

Hace tiempo, más del que quiero recordar, yo era un oficial del ejército.- Miro a mis compañeros, observando su reacción a mis palabras. Al fin y al cabo, ese 'era' puede sorprenderles. Vuelvo a mirar a lo lejos, al pasado.

El sueño de mi vida siempre fue servir en el ejército, para así ayudar a la gente de Thalabinor. Sin embargo, las cosas no siempre son lo que parecen. Demasiados soldados solo buscan su poder y sus pretensiones personales. Sobre todo entre los mandos. Ciertamente, la llegada de los magos solo destapó algo que ya existía.

Un día me enteré que nuestro reino se alió con los magos, sin importar los intereses del pueblo. Los poderosos solo buscan permanecer arriba, sin importarles lo más mínimo los que están abajo.- Mi cara refleja una creciente ira con este recuerdo. -En la capital toda la sociedad está corrupta, y los pocos buenos que quedan son irremediablemente aplastados. Así que, cuando mi superior me ordenó comandar mis tropas para ayudar a los magos y los traidores Caballeros de Idhún, me negué y deserté.

Bajo la vista, mirando a mis antiguos compañeros. Desde entonces, he vivido de la tierra, limitando el contacto con la sociedad. Cuando llegamos a Xermalud, me di cuenta que yo ya no pintaba nada en ese mundo, y decidí partir. Mi objetivo estaba claro ante mi, tenía que encontrar y derrotar a los magos. Ese es el mejor servicio que puedo hacer por la gente de Thalabinor.

Sin embargo, no he tenido suerte, y no he podido conseguir información sobre los magos de los lugareños. Todo lo que conseguí fue un nombre, 'El Pozo de la Locura', y una vaga indicación de dónde encontrarlo. Según dicen, allí se esconden los Caballeros de Idhún que quedan en esta zona. Sin más pistas, decidí dirigirme allí para explorar y quizás capturar a algún caballero con vida, para que revele el paradero de sus señores.

Y he aquí que os he encontrado, junto a este abismo. Lamento no haberos acompañado, pero la sociedad ya no es mi casa, y no me siento a gusto allí. Estoy mucho mejor en la naturaleza.

Miro a mi alrededor y luego a los dos. No veo a Klonendart. ¿Dónde está?

Samen escucha sorprendido el relato de Grim, porque es la primera vez desde que se conocen que abre la boca para hablar de sí mismo. Por supuesto, llegar a Xermalud que tanto sufrió de la opresión de los caballeros de Idhún, oír que vestigios de los mismos aún se hallaban cerca y encontrarse así Grim cerca de lo que considera su destino, luchar contra los caballeros, habrá desencadenado algo en él que le habrá llevado a quitarse su habitual actitud huraña.

De hecho, si de verdad hubiera sido él quien les había puesto una trampa en la que por alguien motivo hubiera caído Klonerdart, Grim habría necesitado ser un actor brillante para ahora poder contar tan ensimismado un resumen de la historia de su vida. Por mucho desconfiado que es, ante tales palabras, tal comportamiento, la desconfianza de Samen se disuelva.

« Klonerdart, por un descuidado que no puedo explicarme, acaba de caer del puente, al río. Según las apariencias, el abismo se le ha tragado... », dice Samen tras tragar saliva. Mira atrás, al puente. « No sé, pero… que un mago tan experimentado como ha probado ser durante nuestro recién combate, que alguien así termina su vida simplemente por andar descuidado por un puente… no puedo creérmelo. Mi aferro a la idea que su desaparición no es nada más que eso : el truco de un mago, que Klonerdart habrá hecho por la razón que él sabrá. No me sorprendería si de repente lo viéramos hacer de nuevo acto de aparición, tan intempestivamente como tú acabas de hacerlo », termina dirigiéndose a Grim.

Charlábais sobre el reencuentro los tres casi a orillas del precipicio donde había caído el mago Klonendart. Aún con la duda si habría sobrevivido o no (de un mago nunca se sabía), avanzásteis por consejo de Tori, pues aún quedaba trecho para que llegara la noche, pero ésta no se hacía nunca esperar. Avanzásteis de nuevo hacia el norte, atravesando aquellas mazmorras naturales, picos de piedra insalvables que se os presentaban uno tras otro. Tras una hora de camino, divisásteis en el cielo unas terribles nubes oscuras que hacían contraste con aquel, pese a peligroso, bello paraje montañoso.

Miren esas nubes, señores -dijo el pastor señalando al cielo con el dedo-. No tardarán en descargar... Si estuviera yo con mi rebaño no dudaría en darme la vuelta y regresar al pueblo, pero estamos en las montañas... Habría que buscar un refugio, o algo...

Miro las nubes, preocupado. Estoy de acuerdo, Marsella Tori, esas nubes no son alagueñas. Y el estar entre montañas lo hace peor. Por suerte, no debería ser difícil encontrar aquí una cueva.

Uniendo las palabras a los actos, me acerco a la montaña más cercana y busco una cueva. Miro detrás de los matorrales, encima del nivel del suelo. Pero solo encuentro una cueva que no me convence demasiado, ya que hace una ligera cuesta hacia abajo, con lo que se formará un charco.

Sin embargo, es lo único que veo. Las nubes y la oscuridad se nos hechan encima. Venid, allí hay una cueva. dicho eso, me dirijo donde vi la cueva.

Miro las nubes, preocupado. Estoy de acuerdo, maese Tori, esas nubes no son alagueñas. Y el estar entre montañas lo hace peor. Por suerte, no debería ser difícil encontrar aquí un refugio.

Uniendo las palabras a los actos, me acerco a la montaña más cercana y busco una cueva. Miro detrás de los matorrales, encima del nivel del suelo. Pero solo encuentro lo que parece un viejo refugio de cazadores abandonado. El tejado está casi todo caído, así que casi seguro que el agua se filtrará, pero no veo otro sitio. Igual con las mantas...

Venid, allí hay una casa abandonada. No es que esté muy bien, pero es lo único que veo, y las nubes y la oscuridad se nos hechan encima. Dicho eso, me dirijo donde vi la casa.

Al poco de haberse unido a ellos, ya Grim demuestra otra vez su utilidad para el grupo sabiendo, como buen rastreador y hombre curtido por las asperezas de la naturaleza, encontrar rápidamente un lugar un poco más seguro en este paisaje volviéndose repentinamente muy inseguro por la tormenta amenazándolos.

Samen sigue, aceptando su buen criterio en materias de supervivencia, los pasos de Grim hasta la choza.

La aparición de Grim me dejó completamente sorprendida y cierta desconfianza anidó en mí. Tras una desaparición misteriosa, que de repente surgiera como si tal cosa no hacía que me sintiera muy cómoda precisamente. Por el contrario, Samen parecía haber dado por buenas las explicaciones de Grim y lo más probable es que tuviera razón en confiar en él, pero he vivido demasiado tiempo entre la traición como para no tomar algunas precauciones, así durante todo el trayecto me limito a asentir o negar con gestos casi imperceptibles mientras observo con discreción cada uno de los movimientos del explorador.

Tori parece ajeno a todo esto, guiandonos con un aire un tanto despreocupado, supongo que producto de su natural inocencia. Cuando señala al horizonte y nos muestra la tormenta que en breve se nos echará encima frunzo el ceño. No estoy muy acostumbrada a soportar tormentas al aire libre, supongo que es lo que tiene ser una chica de ciudad, así que me envuelvo en mi capa y sigo a mis compañeros hacia el refugio que ha visto Grim. Espero que haya algún rincón que se mantenga seco cuando empiece a caer la lluvia.

Grim vislumbró un pequeño refugio que no era más que una cabaña abandonada. Se trataba de una vieja casa abandonada junto al camino, cuyo tejado estaba casi del todo caído y el agua se filtraba desde las tejas y caía dentro. Poco cobijo podía dar tal lugar, pero menos era nada y nada era pasar la noche en el raso...

Tras meteros allí supísteis que encender un fuego era prácticamente imposible: el suelo estaba húmedo, la hojarasca tambien y el musgo y líquenes hacía aquel espacio un lugar frio. Las gotas no os caían directamente, pero había por doquier corriente de aire (y la tormenta comenzaba a silbar).

Soportásteis a partir de entonces los duros y tambaleantes truenos sobre vuestras cabezas. Las luces de los rayos eran incesantes, y pensábais que se prolongarían toda la noche. Tras una media hora de fogonazos éstos cesaron, pero no así la lluvia. Sin embargo, poco a poco comenzásteis a caer dormidos, justo antes de formular unas guardias de a uno para asegurar la estancia.

Entonces te despertaste.
No estabas con tus compañeros.
Éstos habían desaparecido.
Por el tejado de la cabaña aparecióun pie gigante.
Un pie con dedos y uñas pétreas.
Su pulgar era tan grande como tu cuerpo.
Su tobillo asemejaba a cinco caballos juntos.
Tras mirar por un hueco del tejado lo viste.
Era un ser espeluznante, gigante, aterrador, peligroso.
Parecía querer aplastarte con sus zancos.
La lluvía seguía cayendo, en el suelo, el tejado, tu cara y su piel... de piedra.
Fue entonces cuando con otorgó otra pisada y aplastó totalmente tus sientes contra el suelo...

...entonces despertaste.

Entonces te despertaste.
No estabas con tus compañeros.
Éstos habían desaparecido.
Por el tejado de la cabaña aparecióun pie gigante.
Un pie con dedos y uñas pétreas.
Su pulgar era tan grande como tu cuerpo.
Su tobillo asemejaba a cinco caballos juntos.
Tras mirar por un hueco del tejado lo viste.
Era un ser espeluznante, gigante, aterrador, peligroso.
Parecía querer aplastarte con sus zancos.
La lluvía seguía cayendo, en el suelo, el tejado, tu cara y su piel... de piedra.
Fue entonces cuando con otorgó otra pisada y aplastó totalmente tus sientes contra el suelo...

...entonces despertaste.