Partida Rol por web

Klonendart intenta esquivar alguno de los ataques (por si le cae algún golpe encima).
 

Aquellos ogros se lanzaron contra Klonendart y Samen. El primero de ellos golpeó al medio elfo con su porra fuertemente, y el segundo también golpeó a Klonendart (no tan contundentemente, pero le llegó a acertar). Claro que, en esa confusión de ataques,  Shawak aprovechó y se abalanzó a ellos y clavó su cuchillo en la pierna del que había tenido en mente todo el combate (Ogro2). La hoja entró limpia y salió enrojecida, fruto de la sangre negruzca de aquel ser...

Vaya, debe considerarme poca cosa cuando me ha ignorado y se ha ido a por Klonerdart.

Aprovechando que ha centrado su atención (al menos momentáneamente) en el mago, me abalanzo sobre su espalda con la intención de volver a clavarle mi cuchillo.

Y sí, ya se que es por la espalda, y para algunos será poco honorable, pero a mí el honor nunca me ha dado de comer y conozco a muchos que en cambio les ha quitado la vida.

El ogro, mirando tontamente a Klonerdart, no se percata de mi presencia, es como si se hubiera olvidado que hace unos segundos estaba peleando conmigo, así que doy un gran salto y clavo la punta de mi cuchillo en su nuca. La enorme mole se desploma al suelo como si un rayo le hubiera fulminado.

Samen ve aliviado como al fin Shawak logra derrumbar definitivamente a uno de sus enemigos en un ataque de impetuosidad y precisión magistral.

Al mismo tiempo, por fin se percata como primero brotan chispas de su bastón, al par siente la magia fluir por sus venas traduciéndose su intención y pensamiento en el efecto físico, palpable. Luego las chispas se convierten en un ramillete constante de rayos azules que se separan a ambos lados del punto de bastón, se extienden en ambas direcciones y finalmente forman un círculo que engloba a Samen, Shawak y Klonerdart, protegiéndolos de los ataques de los ogros, trazando un muro infranqueable por sus enemigos, pero que ellos mismos pueden atravesar.

Samen no está seguro cuánto tiempo le durará el conjuro, porque es la primera vez que la necesidad le fuerza a invocarlo.  

Klonerdart se levanta del suelo tras la caida. El ogro abatido por Shawak había caído muy cerca de el y el otro parecía darse la vuelta en busca de la escurridiza ladrona. El mago, aunque exhausto por el golpe y el esfuerzo mágico anterior, junta las palmas de las manos y se dispone a lanzar un hechizo de confusión. De sus manos salen despedidas unas ondas extrañas que golpean al ogro que aún sigue en pie. 

• Shawak, si mi hechizo ha funcionado, aprovecha para cortar los gruesos tendones de los tobillos del Ogro con tus afilados cuchillos. Una vez en el suelo, poco podrá hacer comtra nosotros!

¡HIJOS DE MIL BESTIAS!, -decia uno de los ogros mientras se llevaba las grandes manos a las heridas abiertas-. ¡Vais a morir!

Uno de los asaltantes ogros se abalanzó sobre Samen mientras hacía el conjuro y le golpeó en la cabeza, haciéndole una brecha y provocándole un futuro chichón considerable... Acto seguido, el clérigo comenzaba a utilizar su magia para el siguiente embiste, creando un pequeño escudo de protección para él y sus compañeros. El otro ogro se abalanzó sobre Klonendart, que hizo lo propio, golpeándole ahora en el estómago. Claro, que ni Shawak ni el propio Klonendart se iban a detener...

La mujer ladrona logró clavarle en la nuca la última cuchillada: el ogro se desplomó inerta hacia atrás, muerto en ese mismo momento*, mientras que unas ondas bastante extrañas hacía vibrar la percepción visual del ambiente (y salían de las manos del mago), directas hacia su rival... Dicha ondas golpearon al ogro que quedaba en pie y azotaron en mente y cuerpo, haciéndole perder razón y entereza momentánemanete. El mago Klonendart era realmente poderoso...

Tras clavar mi cuchillo en la nuca del ogro, extraigo el arma de su cuerpo y salto hacia atrás con la intención de evitar una posible respuesta del monstruo. El ser titubea unos momentos, los ojos se le ponen en blanco y un chorro de oscura sangre sale a borbotones de la herida de la cabeza.
Entonces dobla las rodillas y su enorme corpachón se vence hacia atrás, cayendo sobre su espalda. Tras un par de convulsiones, el movimiento de su pecho se para definitivamente.
Tras tomar aliento contemplo la situación, aún queda otro ogro, herido por los conjuros de Klonerdart pero con su capacidad de hacer daño intacta. El mago también ha sufrido algunas heridas, pero no parece que esté peor parado que yo. El que parece en peor situación es Samen, con una preocupante herida en la cabeza. Ojalá sea capaz de lanzar un conjuro de protección, al menos para que le proteja a él porque en cuanto eliminemos al segundo monstruo vamos a necesitar de su conocimiento para curarnos.
Suspirando, aprovecho que el otro ogro está algo confundido para lanzar un ataque contra su costado. Mientras hundo la hoja de mi arma en su costado, confío y deseo que Klonerdart le envíe otro de sus rayos y entre los dos podamos hacer que acompañe a su amigo en el viaje a los infiernos.

Aún a pesar de haber sido golpeado, Samen mantiene su concentración y el hechizo de protección sigue englobándolos.  

Klonerdart, mortalmente agotado por el esfuerzo requerido en sus dos últimas invocaciones, coge fuerzas de su interior y se dispone a lanzar otro conjuro de electricidad hacia al ogro apuñalado por Shawak. Después de todo esto, voy a necesitar un buen descanso. El hechicero vuelve a señalar hacía el ogro con el dedo indice de su huesuda derecha y lanza un rayo que atraviesa el aire perforandolo, para impactar inmediatamente en el pecho del ogro. Y tras esto, se deja caer en el suelo de rodillas, como si le faltaran las fuerzas.

• No recordaba este trabajo como algo tan agotador. Dijo antes de abandonarse al cansancio.

Mientras Samen activaba el conjuro protector, aquel orco se qudó paralizado, junto al cadáver de su compañero, el cual yacía a su lado. Al verse sólo, con la luz de la magia del medio elfo, y los conjuros y amenazas con el cuchillo de sus otros dos rivales, el agresor soltó su porra y se preparó para huir... Corrió torpemente alejándose de la batalla, pero Shawak no tardó en clavarle en el costado su cuchillo, hundiendo con fiereza su hoja. Klonendart, por su parte, emanó de sus manos otra retahíla eléctrica que le chamuscó los pelos de brazos, piernas y algunos de la cabeza...

Justo entonces, el ogro tropezó, abatido por los rayos, y aunque conservaba un último aliento estaba realmente a vuestra merced...

Para Samen, con uno de los ogros ya derrotado y el otro mortalmente herido, esta lucha se había acabado. Desde luego, se retiró dos pasos y ya se preparaba interiormente para curar a si mismo y a sus compañeros de la fatiga que les asolaba, y de las heridas que habían sufrido.

Quizá el ogro caído llevaba objetos de valor por encima, que ahora, habiendo sido ellos las víctimas de una agresión, les pertenecían por derecho, pero dejaría a Shawak y sus dedos rápidos de hurgar por ellos. Respetaba el cuerpo de cada criatura muerta, aún siendo ogro y despreciable por la conducta de su vida.

Dejaría a sus compañeros actuar con el ogro mortalmente herido tal como los juzgaban convenientes. „No tengáis piedad con los despiadados, los que se afrentan a la vida“, se les habían inculcado en el orden del monasterio; Samen no pediría que se le perdone la vida al ogro, aunque, si solamente habría sido su responsabilidad, sí lo habría hecho. 

Delante de mí el segundo orco se derrumba como fulminado, aunque no parece muerto. Parece que Klonerdart acertó con su último hechizo antes de dejarse caer.
Aunque me entran también ganas de sentarme a curar mis heridas, me acerco al ogro que no parece estar en condiciones de hacer nada.

• Deberiais haber sido más educado. ¿Tanto os costaba saludarnos y preguntar por el tiempo como hacen las honradas personas cuando se cruzan con otras?. ¿Crees que has aprendido la lección para la próxima vez en que te veas en una situación así? .-me agacho a su lado y sonrío.- Pero no, para tí no habrá próxima vez .-añado mientras hago correr el filo de mi cuchillo por su cuello degollándolo.

A continuación y sin perder un instante, registro a los dos ogros buscando cualquier cosa de valor, aunque sospecho que no llevarán nada encima y lo tendrán oculto en el agujero donde se refugien.

Tras registrarlos me siento en el suelo, ahora sí, reviso mis heridas para curarlas y me tomo un merecido descanso.

Ya desde el suelo miro a mis compañeros. Samen parece estar en trance, supongo que estará apelando a su dios mientras Klonerdart descansa con aire meditabundo. Aunque no tengo claro que realmente me vayan a escuchar les hablo.

• No podemos permitir que nos vuelvan a sorprender otra vez. En este grupo no hay guerreros acostumbrados a pelear de frente y como tengamos que pasar otra vez por un trance así no se si vamos a sobrevivir. A partir de aquí creo que deberiamos, una vez nos hayamos repuesto de nuestras heridas, seguir con el mayor de los sigilos. Somos nosotros quienes debemos sorprender a esos caballeros y no al revés, solo de esa manera podremos tener una opción de éxito.

Klonerdart observa a Shawak como degolla y urga el en cuerpo del ogro buscando algo de valor.

• Creo que tienes razón, no estamos hechos para el combate cara a cara, deberiamos extremar las precauciones en el futuro.

​El mago se sienta apoyado en una piedra a descansar un rato para reponer fuerzas. Todo el esfuerzo mágico le ha dejado agotado.

El joven curador y protector mira al lado mientras que Shawak corta el pescuezo al ogro y registra los bolsillos de los dos. Le aflige lo que tiene que presenciar: aunque las dos criaturas se merecen su castigo, le pese al monje la violencia, por mucho que sea inevitable e incluso justa.

Samen, descansando al mismo tiempo que los demás, ve que Shawak está un poco peor que Klonderart y así decide brindarle los efectos de su magia sanadora evocando un hechizo de curación destinado a devolverle parte de su brío perdido durante el apremiante combate.

Comenta la reflexión de la ladrona: “Tienes toda la razón. A partir de ahora tenemos que avanzar con suma cautela. Y si nuestro ataque no es una ataque de sorpresa, no veo como podríamos prevalecer contra los caballeros de Idhún.”

Shawak registró a los ogros, justo cuando hubo de degollar al segundo de ellos. En sus pequeñas bolsas atesoraban unas especies de barritas de oro: pequeños lingotes que bien valdrían unas dos o tres decenas de monedas de oro una vez fundido. ¿De dónde las habrías sacado? ¿Habrían robado a alguien? ¿Pero a quíen (si esos parajes no acostumbraban a llevar sino a campesiones y viajeros no remunerados...)? Finalmente pudísteis haceros con seis piezas de aquel metal precioso.

Casi no os habíais acordado hasta ahora, pero el joven Tori había salido ya de su escondite: una roca junto a un arbusto fue su refugio donde la batalla. Él, un joven algo reprimido pero valiente, no acostumbraba siquiera ni a pelear contra los lobos que pudiera amenazar a su rebaño (como para hacerlo contra ogros). Salió con algunas ramas en la cabeza, las cuáles se sacudió, y mirándoos resopló de alegría (aunque no fuérais guerreros en su totalidad, parecía que os admirara desde entonces).

Finalmente, con tales dudas sobre el origen de tales pequeñas recompensas pero la soberana certeza y acuerdo de que debíais avanzar sigilosamente (al menos no tan a las bravas), marchásteis en dirección norte. Tori os guiaba por un desfiladero ahora que no tenía muy buena pinta.

Los hay mejores señores, pero es de recibo que os explique porqué atravesar estas alturas. Hay un puente de madera que conecta estas dos estribaciones, ¿lo véis? -y señaló un puente que unía dos precipicios. Por supuesto hay otras maneras de cruzar el paraje, pero nos llevaría días, e incluso el descenso afilado podría matarnos... ¡vamos allá!

Finalmente, tras andar unos minutos, os acercásteis al puente de madera, que se componía de tablones y cuerda aparentemente bien atada y ancada en sus bases laterales.

Es por aquí, a cruzar -dijo el joven, mientra él se adentraba concuidado-.

Samen no se fijaba mucho de puentes cruzando por abismos vertiginosos, pero al ver como sin pensárselo dos veces el joven se adentró en este, suponía que lo conocía bastante bien para saber que podía cruzarse sin peligro.

Sin embargo, dijo: “Creo que es mejor que atravesemos el puente uno tras otro, para reducir el peso. En cuanto estés al otro lado, Tori, te sigo.”

Contemplo el frágil puente mientras veo como el pastor lo cruza con precaución.

• Tienes razón Samen, mejor ir de uno en uno para no poner a prueba su aguante. Sin embargo tengo la impresión que el principal peligro tal vez no sean esas cuerdas, ya que este sería un interesante lugar para una emboscada. Mientras lo cruzamos estaremos expuestos a que nos ataquen ya sea desde el otro lado o incluso desde nuestra espalda. Klonerdart, creo que deberías tener preparado uno de tus rayos, ya que eres el único que puedes hacer algo a distancia. Yo cruzaré detrás del pastor para intentar asegurar el otro lado. Detrás de mí creo que debería cruzar Samen.

Y sin esperar confirmación me dirijo al puente para cruzarlo antes que el clérigo.