Partida Rol por web

Parece que la puerta no estaba cerrada, así que empujo un poco más hasta que queda completamente abierta. Con el ceño fruncido, doy un paso hasta cruzar el umbral y miro a mi alrededor tratando de encontrar algún ser vivo que no sean las aves de corral que aletean al otro lado de la habitación. El leve altercado con los aldeanos no me ha dejado buen sabor de boca, y estoy empezando a arrepentirme de haber venido hasta aquí. He recuperado mi fe, pero todavía no es tan firme como lo era antes. Si veo que no soy bien recibido, me marcharé por donde he venido.

- ¿Encías? - digo en voz alta, casi gritando - Soy Avan, paladín del dragón de platino. He venido para ayudaros

Cuando los pasos te llevan ya por la primeras calles de Bajomonte no tardas en notar que la situación no es normal. Hay bastantes hombres por las calles y el ambiente que se respira es algo tenso. Sin lugar a dudas esos hombres hace días o semanas que no trabajan ni entran en su mina, y tanta inactividad les está volviendo un tanto inestables. Ves varios grupos de hombres ociosos que no tienen otra cosa que hacer que discutir entre ellos proponiendo soluciones o soltándo alocadas hipótesis de lo que esta ocurriendo bajo tierra.

Te diriges hacia la casa de Encías, o al menos donde crees recordar que esta. Algunas personas con las que te cruzas te miran y te saludan con un gesto de cabeza al recordarte quizás de otras veces que has estado por aquí.
Sin embargo antes de llegar, ya encuentras a Encías por la calle, mediando con dos mujeres por algún tipo de disputa.

Al gritar el nombre de Encías, escuchas una potente voz que proviene del piso de arriba. - ¿ Que ? ... Espera, ya voy. -. Antes de que puedas responder escuchas unos pasos sobre madera que cruje y protesta por el esfuerzo. Siguiendo las pequeñas trazas de polvo que se desprenden del techo, puedes intuir que la persona se acerca hacia unas escaleras, hasta que ves sus pies asomando por ella.

Un hombre muy corpulento, de mediana edad y con la rostro marcado por los recuerdos de una varicela mal curada, agacha para otear quien ha entrado en su casa. Al ver que eres un forastero, opta por bajar hasta tu nivel y se presenta. - ¡Hola!. Soy Encías ... ¿ Ha venido por lo de las minas ? - Pregunta mientras ofrece su gran mano

Yo soy Bastien, y el es Pal. - Con un ademán de mano hace referencia al hombre que continua comiendo de un taco de queso, sin prestaros ya mas atención.

La mujer coge una pequeña olla que hay junto un fuego en brasas, abre la tapa y hace una mueca. - Pero si ya no queda a penas nada ... - Protesta con incredulidad y resignación. Pal responde a ello levantándose de hombros. Bastien hace acopio de paciencia y vuelve a dejar la olla en su sitio, aviva las brasas con un atizador y acto seguido empieza a pelar media docena de patatas que ha sacado de un saco en una esquina.

Creo que voy a tardar un rato. Aun no debes de haber hablado con Encias, ¿ verdad ? ... Es el "alcalde". - Te informa dando un énfasis particular a su última palabra - Oye Pal, ¿ Porque no acompañas a la chica a ver a Encías ?

El hombre se gira sin mucho humor, se toma unos segundos antes de responder, en lo que parece un duelo de miradas entre el y su esposa. Finalmente acepta la derrota y mustia un - Vale ....

Se reincorpora como si el culo le pesara como una roca y casi arrastrando los pies te pide que le acompañes.

- Así es - estrecho la mano que me ofrece con firmeza - Mi nombre es Avan, y soy fiel servidor de Bahamut.

Abro un poco la capa y dejo al descubierto el peto de la armadura, donde las desgastadas filigranas de plata dibujan la silueta de un dragón con las fauces abiertas. Está especialmente abultada, gracias a la ropa de abrigo que llevo bajo la misma. El metal tiene algún pedazo de hielo, pero con el calor de la casa de Encías comienzan a desprenderse.

- He atendido a vuestra demanda de auxilio, pero parece la ayuda no es muy bien recibida en Bajomonte - giro la cabeza mirando hacia la puerta de entrada - Sólo he venido para ayudar y alejar cualquier mal de este pueblo. No pretendo saquear a nadie

A medida que te adentras en el pueblo, no tardas en percatarte de que hay bastantes hombres sin mucho trabajo en el que gastar sus energías. Eso les obliga a sentarse y esperar, generando el caldo de cultivo apropiado para que surjan algunas tensiones. Quizás estas tensiones son el motivo por el que algunos no se esfuerzan en mostrar su desagrado por tu presencia.

Una mujer te llama la atención, quizás porque en su cara no ves el rechazo y ye acercas a preguntar por alojamiento.

¿ Una posada ? - Replica casi sorprendida por tu pregunta - No tenemos. ¿ Porqué preguntas ? ¿ Vas a quedarte algunos días ? ... Creo que mi hermana tiene una habitación libre en su casa, a lo mejor te la alquila.

Norte deposita 70 kilos de mochilla en el suelo y suelta un bufido de descanso mientras termina de sacarse el abrigo, que dentro de la casa empezaba a ser molesto.

-No, tengo hambre, esperaré y ya iré luego ... ¿tienes algo para beber?- La enana se sienta en la mesa y da un golpecito en la mesa con uno de sus cortos y gruesos brazos que parecen no encajar con su rostro femenino.

El golpecito termina siendo algo mas fuerte de lo esperado, flacas mesas humanas, y lo que hay encima de esta tiembla un poco. La enana sonríe a modo de disculpa y se masajea uno de los bíceps que tiene venas como chorros de acero fundido surcando la piel.

-¿Un pulso para matar el tiempo?- Le dice al hombre.

Con tu negativa a ver a Encías, suelta un resoplido y echa una mirada recriminadora hacia su mujer. Luego, sin mediar palabra ni hacer mucho caso a tu idea del pulso, se sienta en el banco de madera donde esta hace un instante para retomar su tentempié.

Por el otro lado, la mujer se muestra mas deseosa de hablar. Sin dejar de preparar alguna cosa que llevará patatas, pregunta un poco por tu vida - ¿ Y de donde eres ?, ¿ Vienes de muy lejor ?, Por que creo que no hay ninguna colonia enana por aquí ¿ Verdad ?.

¿ Y que crees que puede ser lo de las minas ?. El pueblo lleva casi un mes parado y no podemos permitirnos estar así mucho tiempo mas.

¿ Has visto alguna vez el mar ?. ¿ Es verdad que no se ve nada en el horizonte ?

Con el paso de los minutos, vuelve a calentar la olla en las brasas y le echa las patatas, verduras y un poco de carne de pollo. Poco a poco, con el paso de los minutos, una sutil aroma empieza a llenar la estancia.

-Vivo o vivía algo lejos de aquí, pero lo bastante cerca para escuchar que teníais problemas.- Responde ella con calma. -Una ciudad humana.-

-Desconozco si hay colonias enanas por aquí cerca, pero si las hubiera estaría encantada de saber mas sobre ellas. Desgraciadamente no he visto nunca mas de un puñado de enanos y no he tenido la oportunidad de pisar el ancestral suelo de mi raza.-

-Pero algún día encontrare el hogar de mis padres. Algún día.-

-Sobre las minas, no tengo ni idea ... solo se que están paradas y que necesitáis ayuda, pero no el motivo por el que no podéis trabajar, ¿sabes algo?-

Miro a la mujer un poco incrédulo, pues no seria la primera vez que una mujer le halls intentado engañar, así que miro su lenguaje corporal, buscando algún signo de que pudiera ser alguna especie de estratagema para aliviarle un poco del peso de algo que pudiera ser de valor. Pero no pudo apreciar tal cosa, o a lo mejor era el cansancio, el sueño y el hambre que no le dejaba fijarse bien en esos detalles, o quizás este siendo amable la buena señora y todo lo mencionado anteriormente le estaba haciendo ser un poco paranoico. Así que, con una sonrisa le dijo a la buena mujer Si hay calor en su hogar, buena comida caliente y una habitación limpia y cómoda, con una buena tarifa, lleveme, mi buena mujer

Erdan espera pacientemente a que Encías termine con las dos mujeres. A las manos ociosas un Diablo les da trabajo, piensa para sí. A aquellas personas, acostumbradas a trabajar duro, no les sentaba nada bien estar sin hacer nada.

Solamente quería preguntar a Encías si podía hospedarse en su casa, como había hecho otras veces, pero ahora estaba más intrigado por lo que fuera que hubiera pasado en la mina. Estaba claro que había habido algún problema: quizás un derrumbe, o habían dado con una bolsa de gas peligroso.

Espero que no se haya terminado la veta; aquella horrible posibilidad supondría no solamente la desaparición del pueblo, sino también la de la forma de vida del explorador; sin pueblo, aún habría menos caravanas interesadas en cruzar el Paso de las Montañas... y Erdan dudaba que pudiera seguir ganándose la vida con menos clientes de los que ya tenía habitualmente.

Bueno, seguro que Encías se lo contaría... en cuanto hubiera terminado con las dos mujeres.

Poco a poco, la charla se va volviendo mas amena y hace la espera algo mas corta. Incluso mientras el tema de conversación salta de un tema a otro Pal se anima a intervenir esporádicamente con respuestas secas y de escasas palabras.

A grandes rasgos también descubres que Bastien y Pal viven aquí desde hace tiempo. La familia de ella desde hace alguns generaciones y Pal se vino a vivir cuando se enamoró de ella. De eso hace ya algunos años. Tampoco tienen hijos, pese que están en edad. Lamentan que los Dioses no quieran bendecirlos con pequeños en casa (Curiosamente este hecho parece afectar mas a Pal que no a Bastien).

Te desean suerte en tu búsqueda del "hogar de tus padres", pero no pueden aportarte mucho mas.

Cita:

En cuanto tocas el tema, Bastien se propone responder, como ha hecho hasta ahora con casi todas las preguntas. Pero sin embargo en esta ocasión Pal toma la iniciativa, ya que ahora se habla de algo que "conoce".

Las piedras hablan y no quieren que entremos en las minas. - Empieza anunciando, quizás con un dramatismo exagerado. - Hace ya un par de meses, un grupo estaba excavando en la galería Nor-Oeste 17, cuando toparon con una gruta natural, seguramente excavada hace miles de años por algún río subterráneo. Al principio no fue mas que un hallazgo anecdótico, pero desde entonces las cosas empezaron a cambiar.

Pal toma un trajo de agua y mientras tanto Bastien se da la vuelta para atender a la olla, no quiere volver a escuchar la misma historia por enésima vez.

Al principio pensamos que podía ser el viento. Ya sabes ... las corrientes de aire son muy traicioneras bajo tierra. Cuando las ráfagas de viento corren los pasillos a veces parece parece que aúllan. Pero esta vez no era igual. Si prestabas atención, el viento hablaba. No se en que maldito idioma, pero susurraba cosas que hacían estremecer hasta el mas bravo. Esas palabras se te meten en la cabeza y ... - Pal se golpea la frente con los nudillos, incapaz de describir la sensación que quiere expresar - ... no se.

Cada vez fue a peor. Algunos dicen que solo es el miedo, pero te puedo jurar por lo mas sagrado que he visto sombras moverse ahí abajo. Llevo trabajando en la mina desde que cumplí los 15. Se como bailan las sombras a la luz de las linternas y ...

Cariño ... por favor. - Interrumpe de repente la mujer, sabiendo que volver a explicarlo no le hace ningún bien

El detonante final fue cuando Rubio enloqueció. - Continua, desoyendo a su mujer - Hace ya un mes que de repente enloqueció. Atacó a TresDedos y Reno sin motivo. Reno murió de inmediato con el pico clavado en la cabeza. TresDedos pudo gritar pidiendo ayuda. Los primeros en llegar fuimos Yago, Telmo y yo, pero para entonces ya estaba herido de muerte. Le había arrancado media cara a mordiscos. Rubio nos miró, se echo a llorar y ...

¡ PAL ! - Interrumpe de nuevo Bastien, esta vez dejando claro que no le dejará seguir.

Se queda unos segundos mirando a su esposa, hasta que de repente se levanta con tanto ímpetu que el banco en el que estaba sentado acaba rodando un par de metros por al suelo. Coge un pedazo de carne seca a medio comer que tenia en la mesa y se larga por las escaleras hacia la calle.