Partida Rol por web

Los Elegidos de Yog-Shothoth

Epílogo: Diabolo et eius actus.

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22/11/2013, 23:04
Sor Madeleine

Sor Madeleine realmente no sabía que podía decir o hacer para ayudar a su amiga, cuando la enfermera le clavó la mirada, la sostuvo. Había echo todo lo que estaba en su manos para ayudarla, incluido disparar al demonio malnacido que le hizo aquello...

- No fueron las serpientes Daisy...- consiguió decir- fue aquel demonio con forma humana quien te lo hizo... yo tampoco se como, ni como te lo hizo a tí, ni como le hizo lo de la pierna a Claypole... pero fuera como fuera, al menos pudimos acabar con aquel manl nacido... - dado el fuerte carácter que poseía la enfermera, lo mejor era andarse con cuidado. Teniendo en cuenta su situación actual y lo insólito de lo vivido lo normal era que se encontrase de aquella manera. El problema es que la psicología nunca había sido el fuerte de la monja "A ver ahora que le digo..." pensó

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23/11/2013, 00:17
Daisy Kaplan

Había alguien más Madeleine...había alguien más...yo me acerqué a él porque me pareció verle y...eso sabía mi nombre...es imposible que lo supiese, nadie lo había pronunciado...Y llamó a alguién antes de morir ¿recuerdas? Hay alguien más...

Daisy temblaba y sudaba pero sentía muchisimo frío. La enfermera creía que recordar todo aquello estaba haciendola subir la febre y era algo que no podía permitir. no quería sumirse en un sueño de balbuceos y gritos. Tras unos segundo smás se levantó tambalandose insegura y mirando el lugar donde tendría que estar el brazo. Gracias por visitarme...¿Podemos salir fuera?...donde nadie pueda verme...y ya de paso...me cuentas como está Claypole y Highway...por favor, dime que al menos sobrevivieron...

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23/11/2013, 10:22
Director

Highway llegó vivo al hospital gracias a tus cuidados. Del esto no sabes nada porque la primera persona que has visto cuando has salido de la cuarentena a sido ella. Aunque por las palabras del doctor puedes intuir que ha podido hablar con los cinco.

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24/11/2013, 00:47
Sor Madeleine

Sor Madeleine miraba con los ojos como platos a Daisy, su menté regresó a aquellos malditos túneles y con ello le vino el recuerdo de aquel demonio y lo que pasó... efectivamente le había dado la impresión de que había algo más, pero la monja tuvo tal tensión que no era capaz de recordar con claridad todo lo que aconteció. De lo que si estaba egura es que disparó al demonio en varias ocasiones... justo a la cabeza y que por su cercanía hasta un niño de corta edad hubiera acertado, sin embargo ella falló la primera vez, porque algo esquivó la bala, por instinto supo que el culpable fue el mismo demonio, que haciendo uso de vete a saber que tipo de magia maligna, se las apañó para no resultar herio enaquella ocasión.

- Daisy, yo no pude ver a nadie más... estaba aterrada... pero te creo- le dijo mirándola a los ojos con seriedad, quería transmitirle que contaba con su apoyo incondicional y que la ayudaría en todo lo que pudiera- Con respecto a los soldados, lo cierto es que no los he visto todavía, pero el doctor no me ha comentado nada sobre ninguna baja, así que seguro que están recuperándose en el hospital, son demasiado duros para morirse así como así- trató de bromear para tranquilizarla- Y sí, te vendráa bien salir de aquí... pero antes déjame ponerte esto, creo que estás destemplada...-le sugirió mientras le ponía sobre los hombros una bata reciay le ayudaba a ajustársela para que dejara de tiritar- Venga, vamos a ver a los soldados.

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24/11/2013, 13:07
Daisy Kaplan

Saldré Madeleine pero...no quiero ver a nadie...o mejor dicho...no quiero que nadie me vea— respondió en un tono que indicaba que en ese aspecto no estaba dispuesta a ceder.—No.No puedo....Solo quiero respirar y tomar el aire fresco

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24/11/2013, 23:08
Sor Madeleine

Sor Madeleine suspiró accediendo a los deseos de su maltrecha amiga.

- Está bien Daisy... ven conmigo. Hay un jardín en el ala este del hospital, pertenece a la zona del convento donde vivimos las religiosas. Solemos utilizarlo cuando necesitamos aislarnos del mundo, es un lugar agradable y soleado- le posó una mano sobre el brazo que conservaba y la obligó a acompañarla con suavidad, tratando de transmitirle tranquilidad y afecto.

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25/11/2013, 00:02
Daisy Kaplan

Daisy se levantó y siguió a Madeleine, más no permitió que la agarrase para caminar. Ya era demasiado doloroso ver colgar la manga vacia como para que la machacasen con la debilidad general que sentía.

Aun lo siento comentó en una de las ocasiones en las que miraba furtivamente el lado izquierdo de su cuerpo. Había oído que pasaba, pero no terminaba de creer que fuese cierto...lo siento y me duele, me duele mucho. Tras unos segundos de silencio añadió "aunque peor sería que  sintiese algo agradable...me recordaría lo que no voy a sentir" Tras esto la enfermera se sumió en un silencio reflexivo mientras miraba el empedrado camino hacía el patio del que habába la monja. Cuando llegaron Daisy comprobó que lloviznaba ligeramente, el sol había sido tapado por una nube que había decidido imitar el estado anímico de la chica, aunque visto la claridad del cielo, parecía que no duraría más que unos minutos. SIi dudarlo dos veces avanzó hacía el centro del jardín. Quería sentir la lluvía en el pelo y en la cara. Quería sentir que había merecido la pena. Si no hubiese encontrado a aquel hombre los soldados estarían muertos. Un brazo. Casi treinta vidas. Merecía la pena. La enfermera trataba de decirse eso sin estar realmente muy convencida cuando vio una culebra entre los matorrales. Era un enánago. Una pequeña e inofensiva culebra plateada como las que había en los campos de la casa de sus abuelos. Demostrando aún rapidez, Daisy lanzó el brazo sano para agarrarla entre sus dedos aunque cayó arrodillada en la hierba. CUando se levantó el animal se movía prisionero ajeno a los pensamientos de la mujer que parecía luchar contra sus instintos mas primarios. Finalmente la mano se relajó y liberó al animal. Los motivos que la llevaron a hacer esto no los dijo en voz alta, pues quría guardarlos para sí pero la expresión parecía más relajada que antes. la joven se sentó en uno de los bancos esperando que Madeleine se sentase a su lado, aún con la mirada pérdida.

Si aprovechan sus vidas habrá merecido la pena

Notas de juego

por mi este es mi ultimo post. QUeda bien

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25/11/2013, 00:44
Sor Madeleine

Sor Madeleine observó a Daisy en silencio, cualquier que pudiera decir o hacer estaban de más en aquella situación. La señorita Kaplan era lo suficientemente fuerte para superar aquel horror, pero necesitaba tiempo y la monja estaba más que dispuesta a concedérselo, puesto que al fin y al cabo ella misma también lo necesitaba... Sor Madeleine fue consciente de que había visto y sufrido demasiado para que todo volviese a ser como antes.

De manera que se sentó junto a la enfermera sumida ella también en sus propios pensamientos.

Notas de juego

Te ha quedado estupendo, yo por mi también lo dejaría aquí ^^

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25/11/2013, 15:50
Director

Daisy necesitaba tiempo para curar sus heridas, tanto físicas como mentales y Madeleine era perfectamente consciente de ello. Sabía que se recuperaría, en el tiempo que habían pasado juntos le había demostrado que era una mujer de fuerte carácter, pero lo que habían vivido no era fácil de digerir y en el caso de la enfermera aún era más duro por la pérdida de uno de sus miembro.

Aunque Sor Madeleine tenía muchos otros pacientes que atender siempre que tenía un hueco lo dedicaba a visitarla, pero cada vez que entraba en la habitación la encontraba enormemente triste, melancólica y abatida, sin ningunas ganas de hablar. Aunque lo intentaste con todas tus fuerzas, no conseguiste sacarle ni una simple sonrisa, ni tan siquiera una palabras más allá de un si o un no mientras mantenía su mirada perdida a través de los cristales de la habitación, parecía que en lugar de mejorar se iba hundiendo poco a poco en los brazos de la depresión. Dos días después, una tarde al entrar en la habitación la viste vacía, preocupada fuiste a ver al doctor, que te informó de que había sido enviada de vuelta a casa por heridas de guerra.

Por su parte, los soldados estaban mucho más animados, iban a ser condecorados con la cruz de plata por sus actos, a cambio, solo tenían que mantener la charada sobre lo que encontraron bajo el castillo de los condes de Trounoir.

Poco más de dos meses después, el 11 de noviembre terminaba por fin la gran guerra y aunque el trabajo en el hospital no terminaba diste gracias a Dios porque no os envían ningún otro joven herido en el frente más.

El día de la condecoración de los soldados fuiste invitada al solemne acto, que tuvo lugar en el salón de recepciones de la embajada americana en París, en presencia de la plana mayor del ejercito estadounidense y varios políticos y militares franceses. Días más tarde, los miembros de la división raimbow recibieron la orden de embarcar de vuelta a casa. Os despedisteis sabiendo que vuestras vidas tomarían caminos diferentes que difícilmente volverían a cruzarse.

 

 

 

O tal vez no.

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25/11/2013, 16:47
Director

Aunque sor Madeleine tenía innumerables pacientes que atender siempre que tenía un minuto acudía a verte. Te colmó de atenciones y cuidados, aunque entre tu oscuro estado de ánimo y las ordenes del mayor, por desgracia, no pudiste demostrarle ningún síntoma de mejoría que pudiese tranquilizarla.

Una tarde te visitaron los soldados, pese a las heridas sufridas parecían contentos. Les habían exonerado e incluso iban a ser condecorados con la cruz de plata por sus actos, a cambio, de mantener una charada sobre que lo que encontraron bajo el castillo de los condes de Trounoir era un comando alemán que los secuestró y tatuó.

Dos días después, un vehículo militar te esperaba en la puerta, oficialmente volvías a los estados unidos. En realidad tu destino era ligeramente diferente y ciertamente mucho más peligroso.

Sin despedirte de nadie, abandonaste el hospital sabiendo sabiendo que las vidas de los todos vosotros tomarían caminos diferentes que difícilmente volverían a cruzarse.

 

 

O tal vez no.