Partida Rol por web

Ni siquiera le di tiempo al córcel de parar, yo ya había bajado.

-¡VAMOS! -les grité a los otros tres- El agua no espera.

Caminaba hacia el río mientras me sacaba por el camino el vestido, las joyas, los zapatos quedándome en enaguas. La yegua despreocupada y sin molestarle la silla, se inclinó y empezó a comer el verde pasto.

-¡QUERÉIS DAROS PRISA! -les apresuré ya en la orilla del río. Metí la puntita del pulgar del pie derecho, el agua estaba helada, un escalofrío recorrió mi espalda de arriba a abajo y yo me sacudí. Sonreí divertida y me eché a correr, recogiendo mi ropa interior entre las manos, hasta llegar al medio y zambullirme. Estaba helada, daba vueltas y vueltas para entrar en calor. Sabía que desde ahí no me escucharína. Cerré los ojos, me relajé e hice que varias yo apareciesen alrededor de sus caballos que se agitaron nerviosos.

-Vamos.... -dijeron al unísono una decena de mis copias alrededor de los tres caballos.

El estudio en primavera tenia que ser posiblemente una tortura aplicado a los que tenian la pena de muerte, parecia la broma de un dios injusto que el tuviera que pudrirse en aquella cabaña apestosa estudiando calculo e historia mientras afuera el mundo se divertia sin preocuparse por la triste desventura de un pobre muchacho, pero tal como siempre la vida nunca era justa.Un repentino golpe en la nuca lo hizo apartar la vista de la ventana para ir a estrellarse contra el libro que tenia abierto frente a el pero habia dejado de prestarle atencion al menos hacia quince minutos,la vieja morgause no era su madre pero dudaba mucho que la temida 'bruja del bosque' como llamaban a morgana pudiese tener un caracter aun peor,su tia no se quedaba nada corta y de echo podia llegar a enfurecerse si alguien cometia la torpeza de confundirla lo cual felizmente no pasaba a menudo simplemente porque nadie iba a visitarla.

Incluso los nobles mas hambrientos y hundidos en la miseria sabian que la hermana de vivian no era alguien de quien convenia estar cerca y mucho menos compartir el lecho,antes de que su tia tuviera tiempo de recriminarle algo mordred hundio la cabeza en el libro para ocultar su boca diciendo palabras magicas.Un pequeño pase mas tarde se habia liberado de aquella odiosa anciana mientras una ilusion se quedaba alli guardandole las espaldas, se subio al caballo y partio al galope al lugar donde debian encontrarse con eli.

Tal como esperaba cuando se unio a su pequeño grupo de desadaptados eli estaba de un humor enfermizamente alegre casi enpujandolos al agua en su apuro por llegar-eli no creo que sea correcto que hagas eso en publico-dijo imitando la voz nasal de su padre mientras veia como ella sin verguenza se quitaba todo quedando casi desnuda sin la menor muestra de pudor

Las cosas habían estado relativamente calmadas los últimos días, así que Galeas no tenía muchas cosas que hacer, con lo que había decidido al levantarse arreglar las herraduras de su blanco corcel Tusko. Siempre se encargaba que estuviera a punto, a punto para el día que empezara su propia epopeya, cuando sería conocido como el gran caballero blanco de Camelot. Pero sabía que estaba más cerca para él la noche más oscura que el día más brillante. Una vez arregladas las herraduras, empezó a cepillar al bueno de Tusko, cuando apareció Elizabeth a lomos de su propio corcel.

Una vez los 4 reunidos se dirigieron hacia el bosque, lo cual animó a Galeas como siempre lo hacía cualquier visión que no fuera la misma rutina de cada día. Aún no estaba muy sudado - no por lo que es habitual en el gran herrero -, pero era un bochornoso día de primavera, y las perspectivas de zambullirse en el rio en estas condiciones era casi como meter un arma recién forjada en el yunque en agua mágica o bendecida. O quizás fuera la sangre que le fluye por las venas, una parte que se encuentra tan o más a gusto en el agua que sobre la tierra.

Aunque la que parecía hija de la Dama del Lago parecía Eli, con su alegre afán de meterse dentro del agua. La parte de tenía en él de caballero le dijo para si mismo "las damas primero". Entonces Mondred habló. ¿En público? Sólo estamos nosotros 4... - repliqué aun a sabiendas que no iba en serio. Y entonces Elizabeth hizo aparecer muchas de sus copias. Ah, te referías a ellas... pues creo amigos míos que al "público" le está incomodando que llevemos tanta ropa.

Tras bajar de Tusko y con una sonrisa picarona a mis compañeros empiezo a desnudarme para acompañar en el agua a todas las Elizabeth que requieran de mi compañía...

Aquel día no había gran cosa que hacer así que la idea de ir hasta el bosque era muy tentadora. Norma, mi nodriza con la cual seguía viviendo, se encontraba por algún lugar de la casa atareada en sus quehaceres diarios. Cuando me acerqué para despedirme, la pobre mujer que ya estaba quedando medio sorda, pegó un respingo tan gracioso que consiguió hacerme reír. Me alejé de la casa con el sonido de las voces de Norma persiguiéndome… Los mismos consejos de siempre, que tuviera cuidado, que me cuidara, que una dama tenía que ser recatada y saber mantener las formas… Y yo como siempre asintiendo mientras sonreía. Aquel prometía ser un gran día.

Monté en Gwynt, el negro caballo regalo de mi padre como otro más de sus intentos por que yo le aceptara, y me dirigí al encuentro de mis amigos. Como casi siempre, Elizabeth irradiaba una actividad que podía llegar a ser desesperante por momentos, y todavía no había desmontado cuando ella ya se encontraba casi en el agua.

- Pero Mordred, ¿desde cuándo te preocupa mantener la compostura y la etiqueta propia de la corte? –Le dije sonriendo mientras observaba a Galeas ir tras Eli.

Bajé del caballo y también me empecé a desnudar, lentamente, igual que si estuviera delante de cualquiera de mis amantes. Me acerqué al río y comencé a tiritar nada más introducir mi pie en el agua, lo mejor sería meterse sin pensar en ello. Así que, ni corta ni perezosa me zambullí empezando a bracear para entrar en calor.

- Venga Mordred… sólo faltas tú. El agua está estupenda.

Volví a cerrar los ojos y relajarme para dejar de hacer magia. La decena de mis copias desaparecieron, y justo a tiempo, pues Galeas estaba seduciendo a dos de mis yos.
-Lo se, lo se. Mordred, el aguafiestas. No hacer magia. Ya lo se.-le respondí sabiendo que se refería a que no me quedara en paños menores. Pero estábamos acostumbrados, los cuatro había crecido juntos, desde muy pequeños. Éramos como hermanos.

Me acerqué a Lilyan y le salpiqué divertida mientras reía.
-Esta noche, Arturo celebra una de sus fiestas para buscarle esposa a su bastardo. ¿Venis a reiros de las pretendientas de Mordred?_pregunte divertida- Con sus artes culinarios, artisticas,... Jajajaj. Es tan divertido humillarlas

Si alguien los hubiese visto en aquella situacion le habria costado creer que los jovenes que retozaban tan alegremente en el rio como una panda de chiquillos eran realmente los hijos de algunos de los hombres nas importantes del reino.
Las copias magicas de eli revoloteaban a su alrededor como mariposas cada una agitando aquella hermosa melena rubia que ella habia herededado de su madre misteriosa,hasta el dia de hoy mordred no era capaz de entender como el viejo de merlin habia logrado conquistar a una mujer y menos a una capaz de engendrar a una hija tan hermosa, parecia tan sumido en los estudios que habia llegado a creer que ellos eran los unicos amantes del mago, pero las preguntas de ese tipo eran de mala educacion cuando se trataba de los hijos bastardos.
Galeas como siempre tenia la gran capacidad de pensar con sus pantalones,algo que sin lugar a dudas habia sacado de su padre,ademas hacer magia frente a lilyan siempre le habia parecido de mal gusto despues de todo ella era la unica que no tenia poderes magicos de ellos aunque quizas eso la hacia la mas afortunada de los cuatro-de acuerdo ya voy-dijo finalmente sacandose el justillo de cuero y la camiseta de seda que tenia debajo mientras bajaba agilmente del caballo, se quito las botas y las medias y se arremango los pantalones hasta la rodilla aunque sin quitarse el cinturon y la daga,despues de todo debian estar precavidos,slepnir se quedo alli pastando con los otros, una mancha gris entre los corceles negro y blanco-no os riais tanto que cualquiera de vosotros podria ser la proxima-dijo mientras atacaba con agua a las chicas junto a galeas, la verdad era que aquellas cenas lo aburrian mortalmente si ellos no estaban, era dificil creer que algunas familias nobles estaban dispuestasna casar a su hija connun bastardo pero claro todos apostaban a que el rey moriria sin otro hijo dejandolo a el como unica opcion.

- Oh, parad ya. -Les grité dando manotazos al agua con los ojos cerrados a causa del agua que me había entrado y sin parar de reír. Disfrutaba esos momentos de diversión los cuatro juntos, momentos en los que me sentía yo misma, sin tener que esconderme tras ninguna máscara.

- Me encantará asistir a la cena, siempre se sacan jugosos chismorreos en esas reuniones, sobre todo cuando el vino y la cerveza ya han corrido a raudales. Las jóvenes que le buscan a Mordred son todas unas santas y unas recatadas... en apariencia, jajajajajajajaja. Además, me resulta del todo placentero pasearme delante de mi madre recordándole lo amargada que se siente al estar al lado de un hombre al que no ama, jajajajajaja... eso es lo que más disfruto.

Ellos conocían el resentimiento hacia mi madre así que mis palabras resultaban de lo más normales. Le guiñé pícara un ojo a Mordred mientras le salpicaba con todas mis ganas.

- Lo siento Mordred, ese día no llegará... todavía no ha nacido el hombre que consiga dominarme. ¿O acaso te ofreces tú a hacerlo?

Finalmente estaban los 4 en el agua divirtiéndose todos juntos, algo que en momentos de su vida parecía estarle prohibido, así que apenas le preocupaba nada cuando estaba junto a sus amigos. ¿Y hoy había cena? No recordaba si lo había olvidado él, o alguien aún no se había acordado de comunicarle como es debido.

A mi también me encantan las fiestas, siempre hay alguna que se resiste irse con las manos vacías, y con algo de alcohol en la sangre sólo ven en mi... mi gran personalidad! - digo entre risas mientras me impulso hacia arriba para que se vea bien mi torso bien definido tanto por genética como por años en la herrería.

Tras zambullirme en el agua entero y volver a salir a flote, aparto las gotas de agua de mi rostro que habían quedado.

Eso Mondred, inténtalo. Dale la oportunidad a una mujer de este reino en el día de hoy de ser ella quien te rechace jajaja.

¿Madre? No sabía que significaba esa palabra. Por un momento una sombra de tristeza cubrió mi alma pero no dejé que ellos lo supieran. Nadaba rebosante de energía y felicidad.
-Pues Lilyan, quizás se pase su vida al lado de un hombre que no ama pero se pasa cada noche con el que sí-le respondí distraída- Me la encuentro muchas veces en los pasadizos secretos de palacio para ir de la cama del rey a la de Lancelot-comenté.

Nos lo estábamos pasando bien. Unos podríamos salir de la ajetreada vida de palacio, otros de trabajos forzosos y niñeras pesadas. El agua empapaba mi camisón y no me dejaba moverme muy bien. Nadé hasta quedar frente a Mordred.
-Oh, señor Fey, por favor, escuchadme cantar -decía haciendo reverencias y con voz melosa.- ¡Ahahahaaahhh! -y me puse a cantar de forma malísima para echarme a reír.-¿Os he enamorado, mi señor? -me burlaba. Me volví a zambullir en el agua. A nadar, a bucear, adoraba sentir el agua fría contra mi cuerpo. Y me hubiese gustado más si no estuvieran ellos para sacarme la ropa y nadar desnuda.

Volví a la superficie para respirar cuando una turba enloquecida de campesinos perseguían a una joven que llevaban maniatada de pies y manos y con un trapo por ropa mientras se arrastraba con las rodillas y las manos despellejadas.
-¡¡BRUJA!! ¡¡BRUJA!! -gritaban al unísino mientras la apedreaban con las piedras que topaban en el camino- ¡¡¡BRUJA!!!

Sentí una inmensa compasión por ella, pero no podía hacer nada más que mirar. Que fuéramos los mimados de Camelot no significaba que las leyes no existieran para nosotros. Y eso me afectaba especialmente a mí, porque yo si era una bruja y esa joven sólo era aprendiz de matrona.
-Será mejor irnos al castillo. Debemos prepararnos para la noche -le dije seria a Mordred acercándonme a él

Aun cuando nadie lo admitia cada uno de ellos tenia su propios muertos en el armario,padres ausentes que no habian llegado a conocer o quizas ni siquiera deseaban conocer en el primer lugar, a veces no podia evitar sentir que eran aquellos problemas los que los mantenian juntos mas alla de cualquier cosa.Entre ellos no tenian que fingir o sentirse disminuidos, todos ellos sin excepcion eran parias de la peor clase para el reino pero sabian jugar sus cartas para llevar aquellas existencias tan comodas de las que gozaban.

Como siempre sus tres amigos se dedicaron a atacarlo a el y su eterno juego de cortejos,a veces se preguntaba en que momento se habia convertido en el bufon del grupo aunque claro que ser hijo del rey traia todo ese tipo de problemas-lo siento pero me es imposible elegir entre vosotras-dijo llevandose una mano a la frente y poniendo una cara de sufrimiento como si se encontrara con un dilema existencial-la oportunidad de ver el rostro de tu padre si te desposara seria demasiado graciosa como para perdermela-le contesto a lilyan con una mirada provocativa-pero el canto de sirena de elizabeth me tiene ya embrujado-continuo con su actuacion mientras extendia las manos hacia el agua como tratando de atraparla-mi corazon no puede elegir por lo que me casare con ambas-finalizo mientras reia mitad en serio y mitad bromeando,si bien ambas eran como hermanas para el cada una tenia atractivos que no eran nada despreciables sin duda los 3 en la cama podrian crear una velada digna de una cancion.

Pero todo aquel buen humor espontaneo desaparecio de su rostro en cuanto vio como la pobre chica era apedreada,habia escuchado a elizabeth y aun asi se desenvolvio de ella mientras se ponia sus ropas con rapidez y corria en direccion a la turba-detened vuestra mano señores,el padre ha juzgado ya a esta alma y solo a el le corresponde dictar sentencia-dijo hablando por lo alto mientras miraba al populacho con una fiereza que parecia arder como fuego,sus palabras cuidadosamente elegidas tuvieron su efecto y la turba parecio calmarse,el no podia reparar aquella injusticia pero al menos podia dejar que la pobre alma tuviera un final digno.Tras su pequeño sermon volvio junto a su grupo esperando llevarse una reprimenda,no era un caballero cristiano ni mucho menos pero las palabras eran su arma tanto o mas que la espada-tienes razon vamonos-dijo en un tono gelido mientras volvia junto a elizabeth y los otros.

Eli sabía como enfurecerme y eso lo conseguía contándome las veces que la ramera de mi madre huía de la cama de su esposo para acudir a calentar la de mi padre. Pegué un manotazo irritada al agua para aquietar mi enfado pero las bromas y chanzas hacia Mordred consiguieron hacerme reír de nuevo sin mucha dificultad.

Nadé durante unos minutos alrededor de mis amigos, rozando mi cuerpo contra el de los dos jóvenes intentando provocarlos. Me gustaban esos juegos y ellos lo sabían, aunque nos conocíamos tan bien los cuatro que poco efecto tenían. Pero era una manera de pasarlo bien sin mayores consecuencias.

Las bromas y las risas fueron cortadas de golpe al oír las voces. La escena que pudimos contemplar me pusieron los pelos de punta, ver a aquella joven siendo arrastrada por una turba de ignorantes y fanáticos de la nueva religión impuesta por el rey era demasiado insoportable para mirarlo imperturbable, pero no podíamos hacer nada... el castigo era el mismo para todos, aunque fuéramos hijos de nuestros padres.

A pesar de que yo no poseía ni un ápice de magia y que de cara a la corte era una seguidora de los dioses cristianos, la magia formaba parte de mi vida a través de mis amigos, creía en la magia tanto como creía y confiaba en ellos, y la nueva situación que se vivía en Camelot me parecía que había pervertido el verdadero espíritu que había impulsado la creación de la Mesa Redonda y sus caballeros.

- Si, vayámonos ya. –Salí del agua y empecé a vestirme con semblante sombrío.- No sé si acudiré esta noche al castillo... creo que se me han quitado las ganas de divertirme.

La felicidad era un don efímero para ellos, y justo cuando apenas estaban disfrutando de una libre y completa, se fue por culpa de prácticamente todos sus males: sus progenitores y sus estúpidas leyes y resentimientos. Deseaba de todo corazón poder ayudar a la chica, pero sabía que desafortunadamente ya era posible que algún día fuera a él a quien persiguiera toda Camelot, no podía arriesgarse a forzar las cosas así porque si.

Galeas sin decir nada empezó a seguir a sus compañeros a salir del agua y a empezar a vestirse para regresar a esa especie de prisión a la que llamaban hogar. A veces se preguntaba cual debía serlo más, si Camelot o Avalon donde vivía su madre apartada del resto.

Yo tampoco estoy con el mejor de los humores Lilyan, pero bastante tiene que soportar Mondred como para además lo dejemos solo. - quería añadir alguna broma más, pero necesitaría el trote de su fiel compañero Tusko para estar lo suficientemente animado para soltarlas. Y sino, bueno, las podía reservar para la noche, que falta harían.

Pude ver la reacción que mis palabras habían tenido en Lilyan. No había sido mi intención enfurecerla sólo contarle la verdad, aunque a veces, era mejor que me quedase calladita.
Las bromas hacía Mordred eran divertidas y nos podíamos olvidar por un momento de quienes éramos pero eso era sólo la superficie del glaciar. Todos y cada uno de nosotros sufríamos por existir, por vivir una vida que no deseábamos siendo los monigotes de los grandes señores. No, no éramos dueños de nuestras vidas pero dejábamos que los demás pensaran que no nos importaba.

Cuando la turba llegó, con sus gritos y humillaciones, el hijo del rey actuó. Pero sus palabras sólo tuvieron efecto durante unos instantes, en cuanto se dio la vuelta, volvieron a las andadas.

Los cuatro salimos del agua. Nos pusimos la ropa seca sobre la mojada y aunque era incómodo moverse con las telas mojadas, montamos en nuestros caballos y volvimos cada uno a su hogar, en completo silencio. Y aunque ninguno teníamos ganas de ir a la recepción de esa noche, ninguno se la perdería.

Me eché a andar delante de él, abriendo el paso. Quería que viese mi paso grácil, mi espíritu jovial, y mis ganas de vivir hasta que oí su pensamiento en voz alta. Mi primera intención fue hacerme la loca pero me volví y le miré.
-Arturo custodia un dragón bajo Camelot.-Le dije suavemente.-Es su carcelero-le expliqué. Y yo... bueno, cómo decirlo. Tenía un extraño vínculo con ese dragón, me pasaba las horas muertas que no estaba contigo en su gruta, conversando.-Me di la vuelta y esperé a que llegase a mi altura para caminar cogida de su mano.

Tan pronto como tocaron la orilla del bosque elizabeth volvio a caminar como si el dolor que la habia paralizado en avalon jamas hubiera existido,entendia que no queria preocuparlo luego de lo que habian vivido pero tampoco queria que se guardara su dolor para ella sola,la respuesta de eli no era lo que esperaba dado que jamas habia esperado que le respondiera al primer intento pero de momento aquella explicacion bastaba en parte para acallar sus temores-jamas pense que mi padre seria capaz de encerrar a una bestia tan noble-dijo el por toda respuesta como si se diera por echo con aquella explicacion,sabia que en algun momento tendria que parar para tener una larga conversacion junto a elizabeth y probablemente junto a todos sus amigos pero en aquel momento tenian cosas mas importantes de las que preocuparse que en satisfacer su curiosidad obsesiva,lo peor de todo era que temia que cuando el momento llegara descubriera que en realidad eli jamas le habia ocultado nada y que su padre finalmente habia logrado volverlo tan receloso que ni siquiera era capaz de confiar en la mujer que amaba-tan pronto lleguemos a camelot te ayudare a liberarlo-dijo mientras tomaba a elizabeth de la mano mientras intentaba forzar una sonrisa,no sabia si la criatura aun estaba alli luego de todo el tiempo que habia pasado y con la guerra que se habia desatado pero el poder de un dragon bien valia un poco de investigacion una ves estuvieran alli.

A medida que se acercaban a las murallas las señales del combate se hacian cada vez mas evidentes,cuerpos calcinados y destruidos hablaban de hombres que habian resitido cada paso que los hechizeros daban en direccion a la ciudad,pero por muy valientes que fueran ninguna armadura podia protegerlos de los poderes arcanos que se habian desatado aquel dia,como era posible que las cosas habian llegado a ese extremo,en que momento los aliados se habian vuelto enemigos tan acerrimos como para pelear con aquella furia tan desmedida-aun no puedo creer que mi madre hiciera esto-dijo mientras pasaban frente a un hombre cuyo rostro mostraba una expresion de terror inenarrable,era obvio que la bruja del bosque habia descargado su odio contra su hermano en aquellos pobres infelices.

Me aferré a la mano de Mordred mientras caminábamos rumbo a la ciudad. El camino estaba plagado de cadáveres con expresiones de horror y dolor. No, pensé, esto no era obra de una hermana vengándose de su hermano. Era obra de una mujer furiosa contra el hombre al que una vez amó.

Llegamos al río donde nos bañábamos y sentí una extraña punzada en el pecho. Volví la vista atrás un instante y me quedé plantada.
-Me gustaría darme un baño -musité melancólica. Aunque parecía una escena muy morbosa. Nosotros, en medio del agua, medio desnudos y cadáveres observando como nos amamos, nos mojamos, o yo que se.

Ni siquiera esperé su respuesta. Empecé a desnudarme, me quedé con un camisón blanco sucio que hacia a la vez de ropa interior y empecé a caminar hacia la orilla. Metí los pies en el agua fría, y como si de mi propia purificación se tratara, me hizo sentir bien.

Me volví para mirarle y alcé mi mano, invitándolo a bañarse junto a mí.

El camino se volvia mas lugubre a cada paso que daban,la magia que habia destruido a esos hombres aun se aferraba como a sus cuerpos como una bestia hambrienta evitando que sucumbieran a la descomposicion,los cinco años que habian estado ausentes del mundo apenas si eran visibles como si acaso todo aquello se hubiera preparado para que al regresar pudieran ver la medida del daño que sus acciones habian causado a las personas que vivian alli.Si acaso era una tecnica para hacer que se sintieran culpables mordred no pensaba caer tan facilmente,aquella locura habia sido fruto del odio entre sus padres y nada tenian ellos que ver en aquella carniceria,casi lo hacia preguntarse como morgana habia podido llevar en su interior a un niño de un hombre que despreciaba tanto como arturo,acaso deseaba que un rey de su propia sangre ocupara el trono o deseaba usarlo como un instrumento de venganza contra el hombre que la habia despreciado de aquella manera.

Las palabras de elizabeth finalmente lo sacaron de sus lugubres cavilaciones mientras con una propuesta un tanto inusual,mordred alzo la mirada y se dio cuenta que se encontraban en el mismo rio donde habian estado jugando hasta no hacia mucho tiempo,era dificil creer que habia pasado tanto tiempo cuando en su mente solo habia sido un par de dias atras que ellos se encontraban alli jugando en el agua,casi podia oir la risa de sus compañeros aun sonando en el agua cristalina.Sin pensarlo dos veces se despojo el tambien de su ropa dejandose solo una calza que le llegaba hasta las rodillas y que le servia de ropa interior,no sabia que le esperaba en camelot pero el sentimiento era tan funesto que incluso una excusa como aquella le parecia valida para retrasar su llegada-supongo que es lo mejor,despues de todo llevamos 5 años sin tomar un baño-dijo en un intento de broma antes de tomar la mano de elizabeth y besarla en los labios una vez mas,no le importaba que todos los muertos los miraran con ojos vacios estaba cansado de esconder lo que sentia por ella,ahora la amaria a plena luz del dia y si a su padre no le gustaba podia llevarse su opinion al infierno.

Mis labios se posaron en los suyos. Cerré los ojos y dejé que todas esas maravillosas sensaciones me invadieran. Hasta que sentí el rocé de algo en mi tobillo. Abrí los ojos y miré. Pegué un grito a la vez que daba un saltito para salir del agua.

Una hilera de cadáveres descompuestos bajaba por el regato, como si estuvieran esperando nuestra presencia para soltarlos. Con la ayuda de Mordred me puse la ropa rápidamente mientras los cadáveres acababan destrozados, mutilados, contra los peñascos de los rápidos. En donde el agua se teñía de sangre marrón y sus cuerpos despedazados seguían recorriendo el curso del río.
-¿Qué clase de broma cruel es esta? -pregunté taciturna a la nada.

Me volví para mirar hacia la dirección del castillo. Alguien nos estaba esperando, y nos daba la bienvenida. Esto no me gustaba ni un pelo.