Partida Rol por web

Despues del despliegue artistico de Thingol se escuchan unos ronquidos... pero no son de los piltrufos negros, sino del abuelo piltrufo, que aburrido perdido se esta echando una siestecita

Despues de toser largamente por el humo, y el tufo de Armando, que es de larga duración..

-ALAAAAAA....¿¿pe...pero dónde se ha piltrufiido Thingol?? -miro bien...- ¡AH! Si está aquí! OOOOHHH..¡Te has convertido en un requetepiltrufín de piltrufibolsillo!-ya le estaba buscando posibilidades como mascota en el bolso, a Piltrufiparis Hilton le quedaban tan bien..A no ser que...

-¡Por la piltruficobertura de mi móvil! ¡Tengo una idea! ¿Y si te cuelas así de pequeño en la guarida de los piltrufos? Sería tan heróoooooicooooo..

Ojitos tiernos..Ya lo adoptaría para mi bolso después.

- Tío, ahora eres el piltrufiexplorador perfecto, fijo que puedes revisar toda la piltrufialdea y ganar algunos piltrufipuntos de esos que siempre murmuras que necesitas.

Y mandando a otro como explorador Armando se quedó tranquilo de que no le tocase a él, que empezaba a ver peligrar su vida.

Bueno, no puede decirse que la cosa haya salido del todo mal. No es el hechizo que quería pero al menos he conseguido llamar la atención de la piltrufa pija. Que me lleve en su bolso no es más que el primer paso… pensaba Thingol con la mirada perdida (el resto de los pensamientos no los ponemos porque estamos en horario infantil y son para mayores de 18 años).

La voz de Armando saca a Thingol de su ensoñación (cosa que por otro lado le fastidia bastante). Al parecer gracias a su “error” se le abría una nueva oportunidad de lucirse, con lo cual el cabreo se le redujo bastante. Tienes razón, esta piltrufiquest está hecha para mí. Dejadme sitio que voy, volveré con piltrufinformación sobre los piltrufiplanes de los piltrufos negros en menos que canta un piltrufigallo.

Mientras el resto de piltrufos se lian el último resquicio de piltrufihuana que les queda y juegan a verdad acción o beso, quedan a la espera de que Thingol resuelva la incursión al almacen o la palme en el intento, cualquiera de las dos les iría bien...

Thingol se acerca al almacén y ve más de cerca lo que observaban con anterioridad. Los piltrufos negros están como hipnotizados con un halo verde que les rodea y llevan piltrufihuana al almacén, para mirar dentro Thingol debe escurrirse entre los guardias y que no le vean.

Había llegado mi gran momento, mi momento para destacar, mi momento para demostrar que los frikis que nos tiramos 22 horas diarias delante del ordenador o de la consola valemos para algo más que para mantener con vida las industrias de comida rápida y de pornografía. El momento para darle un uso práctico a mis cientos de horas delante de una pantalla de televisión.

Más concretamente era el momento de demostrar mis conocimientos de infiltración aprendidos pasándome todos y cada uno de los Metal Gear Solid. Así que al más puro estilo Solid Snake me tire cuerpo a tierra y me acerque al almacén reptando lentamente. En lugar de ir directamente a la puerta fui a uno de los laterales donde había visto que tenían unas cajas apiladas. Cogí una de ellas, le hice una abertura en un lateral por la que poder ver lo que hay delante mío y me la puse por encima, tras lo cual intente colarme dentro del almacén gracias a mi astucia e inteligente disfraz.

Thingol logra entrar camuflado en una caja hasta el interior del almacén.

Los piltrufos negro van dejando en fila india hipnotizados por el halo verde y depositando la piltrufijuana en unos extraños rodillos gigantes, tras depositarlos los piltrufos negros introducen un gran papel gigante en los rodillos y entre varias decenas de piltrufos hacen girar los rodillos y de allí sale la cosa más maravillosa e increible que un piltrufo haya soñado ¡un piltrufiporro gigante!

Thingol jamás podía haber soñado con algo más increible y seductor que un piltrufiporro gigante lleno de piltrufihuana. Una vez confeccionado el piltrufiporro, los piltrufonegros los llevan a un lado del almacén donde lo guardan juntos con otros tres maravillosos ejemplares de porros gigantes.

EL techo no tiene uniones con las paredes, es decir, es como una tapa

Los ojos casi se le caen al bueno de Thingol de las cuencas de lo abiertos que los tenía al contemplar semejantes piltrufiporros joder… con uno de esos tengo para varias sesiones de juego… sí parece que no se lo pudieran fumar ni entre toda la piltrufialdea…

Pero ya estaba bien de marujear, tenía que volver con el resto del grupo para contarles lo que había visto. Además estaría bien crear una maniobra de distracción para que fuese más fácil entrar al resto. Algo que sea mu jodido, una pequeña putada, algo como… algo como desenchufar la piltrufimaquina de los piltrufiporros. Seguro que estos piltrufos negros son de los que se creen que pulsar F5 es pulsar 5 veces la tecla F, así que fijo que tardan en darse cuenta de que la piltrufimaquina esta desenchufada.

Así que aun hábilmente escondido debajo de la caja comienzo la búsqueda del piltrufienchufe (y no precisamente del que tienen las piltrufinas en las oficinas de papa piltrufo) para quitarlo y acto seguido salir por patas de aquel almacén.

Thingol, tras recordar que hizo la mili en los PiltrufiGeos y tras unas maniobras dignas del mismísimo PiltrufiNorris desenchufa la gran máquina fabrica porros tirando del enchufe. Los piltrufos negros continúan con su labor como si no hubiera pasado nada. Ummm a lo mejor habría que investigar si ese halo verde coloca más que la piltrufihuana... Aunque los piltrufos negros no se enteran de la huida Thingol está contento porque llevaba 10 minutos sin provocar ninguna muerte, propia ni ajena.

Cuando lleva la mitad del recorrido un gran temblor acude la tirra POUMMMM, y otro POUMMMM y cada vez más seguidos POUMMM POUMMM POUMMMM, nuestros protagonistas se tienen que esconder entre los arbustos y Thingola hace lo mismo en la zona donde se ha detenido.

Poco a poco divisáis la fuente de los temblores, ¡Es Guarjamel! el archienemigo de los piltrufos, claro, el tenía que estar metido en todo este embrollo, también le sigue su gato Azrael al que le encanta comer piltrufos.

Guarjamel llega hasta el almacén y levanta su tejado para ver su interior.

¡Solo tres porros! malditos piltrufos negros, necesitáis más mágia. Guarjamel gira un gran anillo con una piedra verde y un halo de luz envuelve a los piltrufos que se ponen a trabajar más deprisa.

Guarjamel coge uno de los porros almacenados y lo enciende para fumárselo sentado al lado del almacén que al lado suyo parece una casa de muñecas. Mientras Azrael olisquea y explora peligrosamente los arlededores...