Partida Rol por web

Rumick Aquinosefía, el enano propietario de "La Muñeca Chochona", observaba asombrado toda aquella situación.

Si bien ya había sido avisado de la llegada a su posada de un grupo de aventureros, que se presentarían ante él por medio de la curiosa contraseña que había verbalizado la muchacha, no se esperaba para nada la llegada de otro tantos voluntarios más, algo más "especiales".

Por un lado, un joven humano que se presentaba como “alguien importante”, además de tener muy presente su árbol genealógico. Por otro, otro enano que también estaba centrado en la búsqueda de algo “perdido”. Y por último, Krugg...

Rumick se había esperado de todo, menos aquello.

Días antes, ÉL había aparecido en su local vestido con una larga capa encaputxada intentando pasar desapercibido, pero sus modales refinados y su apabullante aroma a colonia Brumel lo habían delatado.
A cambio de una gran bolsa de monedas de oro,y la posibilidad de hacer la vista gorda en unos asuntos sobre lucha ilegal de chiguaguas con jersei de punto, Rumick estuvo de acuerdo en que su posada fuera el punto de reunión de un grupo que realizarían una misión de vital importancia para Reinos Recordados.

ÉL había sido muy explícito en dejar muy claro que aquella era un tema altamente secreto. El enano recordó las palabras del encapuchado:

-Es un tema altamente secreto.

Efectivamente, era altamente secreto, tal como le había dicho el encapuchado que le había dicho que era un tema altamen... "Bueno, vale ya!" pensó Rumick enfadado consigo mismo y de su manía de dar vueltas al mismo tema de manera interminable.

Observó a los “valerosos aventureros” que había esperado hacía días y dudó, muy mucho, de si la elección que había hecho ÉL era la correcta...o fruto de una mala borrachera de Caca-Cola.
Además, haberse presentado de una forma tan abierta y sin guardar cierto secretismo a tan importante encargo, preocupaba mucho al enano... Alguien podría estar vigilando!

-Silencioooooooooooo!! -todo enmudeció tras el gutural grito de Rumick Aquinosefia.-Barra libre para todos!

"La Muñeca Chochona" explotó en un griterío ensordecedor, mientras con un rápido y perspicaz gesto ordenó a su pareja de orcos que recogieran a Kadisse, a Terney y a Volstagg, y los llevaran a una de las habitaciones del piso superior. Allí, según lo acordado, se encontrarían con ÉL y su trabajo habría acabado.

-Krugg, tu también te vienes!

“La Muñeca Chochona” hervía en una fiesta desmadrada. El griterío era ensordecedor y la cerveza, junto con la leche con galletas de las abuelitas de la entrada, corría y volaba por toda la posada de manera alocada.
Un grupo de bárbaros hacían la conga al ritmo que marcaba un juglar que cantaba una melodía sobre “un chiringuito” o algo similar, una enana barbuda competía contra un obeso hombretón a quien bebía mas cerveza por la nariz, una vieja arrugada se entestaba en realizar un pésimo espectáculo de strip-tease sobre una de las mesas de la sala... En resumen, la posada estaba de fiesta y había que celebrarlo!

Trabajo tuvieron los subordinados de Rumik para alcanzar al peculiar grupo entre todo en gentío. Los orcos no eran muy buenos pensando, pero si apartando a golpes a quien se interponían en su camino. Sus enormes manazas cogieron, uno por uno, a todos los señalados por el enano y los trasladaron a una de las habitaciones del piso superior.

Esta vez más tranquilos y en un ambiente más relajado, Rumik guardó unos segundos de silencio y se dirigió al grupo.

-Esperad aquí. ÉL ahora vendrá.

Por primera vez, los cuatro estaban solos. Puede que fuera un buen momento para conocerse algo mejor...o para plantearse ciertas dudas como: quién era ÉL? Por qué había sido llamada Kadisse? El nombre del joven pirata era realmente Terney o tal vez Guybru? A qué enseres extraviados se refería Volstagg? Krugg era feo o estaba mal enfocado?

Mi tío, dos orcos, el enano apuesto, un tipo extraño -¿Semielfo? ¿Qué carajos es un semielfo?, me pregunto. Jamás había oído hablar de que existiera tal cosa- y una humana tocona.

Bueno, en peores plazas hemos toreado.

Nos llevan a una sala aparte, justo ahora cuando comenzaba la diversión en la taberna. No puedo dejar de preguntarme quién es ÉL mientras realizo un mohín por habernos obligado a alejarnos de la algarabía, justo cuando el alcohol habría hecho que más de uno le partiera la cabeza a otro. Pero en fin, habíamos sido apartados por lo que habíamos sido apartados, y si había que atender a cosas de mayor envergadura, pues no era cuestión de dejarlas de lado por ver unas cuantas peleas de borrachos.

Dicho esto, tomo mi espejito de la mochila y me contemplo el rostro. Sí, sigo siendo pelado como el culo de un bebé humano. ¿Qué es esto? ¿Quizás me está creciendo algo de pelusilla...? ¡Na! Es un hilillo de la chaquetilla de la morena tocona, que se me ha quedado pegado a la cara.

Guardo el espejo con evidente desánimo por mi escasez de pelo y doy una palmada al frente, decidido.

-¡Bien! ¿Quién se despelota el primero?

Porque nos han apartado aquí para una orgía, ¿no?

Fruncí el ceño. ¿Qué le estaba pasando a la elección de nombres para personajes importantes? Primero fue "ESE TÍO" y ahora "ÉL". ¿Acaso la fábrica de nombres estaba en huelga y sólo estaban los nombres predeterminados? Maldita sea, con lo fácil que era poner un nombre, como por ejemplo…. eh… mmmm… "ELLA" o "YO" o… o… "Raíz cuadrada de fango". Fácil!

Pero eso no fue lo peor. Barra libre para toda la taberna. ¿Toda? Mentira! ¿Dónde estaba mi jarra de grog con sabor a limón¿ ¿Dónde? ¿En la barriga del orco que me llevaba en brazos? ¿En posesión de "ÉL"?

¿Y por qué estaba siendo llevado? Traté de zafarme de las grandes manazas que me rodeaban, sin demasiado éxito. Mis pataditas (llamémoslas así) no parecían hacerle nada a la gruesa piel verdácea , sino más bien cosquillas. Para desgracia mía, estaba siendo fuertemente sujetado y apenas podía formular palabras de quejas.

- Hmpfff.

Lo que no contaban es que era capaz de mantener la respiración durante varios minutos sin graves consecuencias. Si intentaba asfixiarme, podría engañarle. Aún así, nada de eso sucedió. Fuimos llevados a una habitación. Un silencio incómodo en el que todos nos veíamos las caras y que finalmente fue replicado por el enano con aires de gigantismo.

- ¿Por? ¿Acaso ha habido algo desternillante que me he perdido?- pregunté extrañado. Estaba seguro de que no había sido así, salvo que todo aquello fuese una de esas bromas de humor inteligente, como las obras de Terencio, cuyo humor nunca entendí. ¿O tal vez era una versión descafeinada de "El Show de Truhán".

La situación se torno ligeramente violenta e incomoda de forma rápida y brusco. Primero los orcos de escasas maneras, pues con un simple por favor hubiesen conseguido el mismo efecto que conn el uso de la fuerza bruta. De no ser porque debía de seguir al gigantesco enano los hubiera despachado a los dos con presteza, pero dos simples guardas orcos no se merecían la desgracia de tener que luchar contra el bravo y gallardo Volstagg, vencedor ante regimientos enteros.

Segundo, el enano cuyos pasos debían de guiarme en mi sagrada visión hablo de desnudarnos todos, estando una dama presente. No es que tuviera ningún miramiento, pero dudaba que la pobre moza pudiese refrenar sus instintos al ver el poderoso cuerpo del León Indomable y probablemente los otros sintieran una profunda vergüenza al no poder compararse en poder y majestuosidad. A no ser que fuera un requisito indispensable para seguir en la aventura... ¿Y debido a que debemos de despojarnos de nuestras indumentarias? ¿Acaso ese tal Él viene a realizarnos una inspección médica como requisito previo a la misión? Si es así puede ahorrarsela, Volstagg se encuentra en la mejor de las formas físicas, el summun de la condición física de cualquier raza que habite en los Reinos Recordados.

Mmmm si, vale, una habitacion, 2 enanos y un rubiales con graves problemas de socialización. ¡JODER! ¡esto va a ser la caña!

La propuesta del enano me deja algo así como una mezcla entre asqueada y curiosa, a ver si lo iban a llamar enano por.......

-Errrr.....a ver como iba esto...si, vale. ¡Hola! Me llamo Kadisse y no, por ahora no me apetece desnudarme, aunque luego iré a hablar un rato con la camarera, a ver que me cuenta- digo sonriente y sin dejar de pensar en los cuantiosos beneficios que tendría el beneficiarme a la que manejaba el oro de la taberna (aunque solo fuera para ponerlo en el bolsillo del enano altanero, había un lapso de tiempo entre una cosa y otra que podía aprovechar) -Asique a ver si quien tenga que venir viene rápido, ¡que tengo más quehaceres esta noche, hombre ya!

La duda se cernía sobre el grupo de aventureros. Unos que proponían una especie de intercambio lascivo de fluidos corporales...o como mínimo planteaba la previa del "despelote"! Otros que aseguraban estar en inmejorable forma física en el supuesto caso que el despelote propuesto fuera por algún motivo médico. Otras que notaban un "picorcillo" bajo vientre a causa de cierta curiosidad en conocer más, como decirlo, profundamente a una de las trabajadoras del local. Y otros que, a causa del grog o por el efecto de asfixia y la consecuente disminución de oxígeno en el cerebro, estaban más perdidos que Nacho Vidal en una clase de colegialas.

La cuestión es que habían sido reunidos en aquella habitación, por alguien conocido como ÉL, sin tener ni pajotera idea del motivo de aquel encuentro inesperado.

Sin saber bien bien como, todos y cada uno de ellos, recordaron aquella famosa canción del bardo Percales que decía algo como..."Y quién es él? En qué lugar se enamoró de ti? Pregúntale, a qué dedica el tiempo libreeeeeee...".

Y cuando todos parecían iniciar un ligero vaivén a modo de danza hipnótica a causa de tan poderosa melodía, una puerta curiosamente camuflada pareció abrirse para dejar paso a una enigmática figura encapuchada, acompañada por Rumick Aquinosefia.

-Mi señor, este es el grupo que estaba esperando.-miró a Kadisse y, señalándola, la presentó– Ella ha dicho la contraseña que demuestra que es la portadora de la misiva: Quien se ha cagao, que güele a bakalao, tu por tu, has sido tu.

En ese momento, Rumick miró a Volstagg y Terney, y dudando un poco de sus palabras, continuó...

-Y este debe ser el grupo de..ehem...aguerridos y valientes aventureros que la acompañan. Y esteeee...-era el turno de Krugg-...este, mi señor, es mi sobrino. Poco agraciado pero con muchas ganas de ayudar en tan importante misión...y de salir de mi local pitando! Mi señor...

Y con estas últimas palabras de respeto hacia el desconocido, el enano propietario del local, se marchó de la habitación dejándolos solos de nuevo.

El encapuchado se acercó unos pasos hacia Terney, Krugg, Kadisse y Volstagg. En ese tenso momento, descubrió su rostro tras la capucha. Era Armando Jaleo of Balls, paladín y monarca de Reinos Recordados!!

Un inesperado sonido rompió la sorpresa del cuarteto al estar frente a tan poderoso personaje. Una canción que entonaba  algo así como “suavementeeeee besameeee, que quiero sentí tus labios rosssandome otra vesssss”, hizo que el monarca reaccionara velozmente, rebuscando en uno de sus bolsillos, e hizo aparecer una bola de cristal a la que hablaba como si se tratara de una persona.

-Hooooola... si, si....estoy aquí, reunido, si...si, si... ahá... de acuerdo... si pero... vaaaale... no, no, no... ahá... cuenta que... eeeeso... si, si, si... peroooo... no, no, no... ahora no puedo... vaaaale... esta noche... siiii... yo tambien... no, yo mas... siiii... te dejo... veeeenga.

Tras aquel misterioso diálogo con la bola de cristal, Armando Jaleo la introdujo de nuevo en su bolsillo y carraspeó un poco antes de dirigirse al grupo. Con porte majestuoso, les explico el motivo de aquel encuentro.

-Sed bienvenidos y gracias por la asistencia a mi desesperada llamada. El tiempo apremia, así que iré al grano:
Hace ya mas de 500 años del final de la mas cruel de las guerras de Reinos Recordados, donde se enfrentaron todas las razas de estas tierras: humanos, elfos, enanos, orcos, drag-queens... La Guerra del Bak-ah-lao originó unas hondas heridas difíciles de curar y olvidar, pero con la ayuda del poder arcano de una espada, se consiguió la paz que todos ansiaban.
Fueron los 5 sabios los que crearon a Escubidur, una mágica espada capaz de retornar la calma a estas tierras. Tras restablecer la armonia y el acuerdo entre las razas, la espada fue ensartada por medio de la magia en una roca sagrada por nombre Gibra-altar, impidiendo que nadie pudiera extraerla de allí.

El rey cambió el semblante, para mostrar un rostro preocupado y algo atemorizado.

-Pero oscuros vientos soplan en Reinos Recordados. Un malvado general está decidido a apoderarse de Escubidur y proclamarse amo y señor de toda criatura viviente de estas tierras. Malus Kagontó se servirá de cualquier método, por sangriento y vil que pueda parecer, para conseguir dicha arma de poder ilimitado. Vuestra misión es bien simple: impedir que eso suceda. En vuestras manos está el futuro de las gentes de Reinos Recordados.

"escubi-dubi-dur, güer ar llu..."

Pero ÉL no tarda en sacarme de mi duda.

-Gibra-altar, vale, comprendo.

Aunque en verdad quería decir:

"No tengo ni la más remota idea de dónde queda. Es más, recuerdo un cuento que me leía mi madre cuando era pequeño que hablaba de Gibra-altar como un lugar ficticio, justo entre Narnia, la Tierra Media y Teruel".

-Y señor de los humanos, Armando Jaleo of Balls, de todos los rincones del reino, de todos los lugares habidos y por haber, ¿de verdad la taberna de mi tío Rumik Aquinosefía era el lugar más apropiado para encontrar aguerridos guerreros que puedan cumplir con tal misión?

Porque vamos, conozco yo a dos enanas de seis años de mi aldea con más músculos y barbas que algunos de los presentes... Ya lo dice el dicho: "portador de arma que quepa en una mano, no sirve ni para meterle mano".

Y carraspeo antes de hablar de un punto crucial de todo cuanto nos ha dicho:

-Y aún no nos ha hablado de lo más importante, míster ÉL. Ya sabe...

https://www.youtube.com/watch?v=ETxmCCsMoD0

Por las barbas del granjero Donald, hacedor de carne de dudoso estado y bebida viscosa pero sabrosa, aquella bola era la segunda bola más pequeña que había visto en mi fructífera vida. Pero lo más extraño fue ver cómo aquel hombre, el llamado ÉL, o para los amigos Armando Jaleo of Balls, hablaba sólo ante semejante artefacto.  ¿Qué clase de material sería eso?

Y por algún extraño motivo, cada segundo que observaba el aspecto de tan peculiar monarca, empecé a sentir ardientes deseos de comerme carne redonda, tomate, lechuga y pepinillo, con pan negro horneado en las Calderas del Destino, acompañado de una refrescante Grog Cola Zero Light ™.

La mención de Escubidur hizo que un cosquilleo recorriese mi espalda. Por las quillas perdidas del Diamante Blanco, ¿acaso era posible que la pulga Serafina había regresado de entre la muerta para darme tortura sin fin? Evitando la tentación de quitarme la camisa y tirarme al suelo para acabar con ella, traté de recordar si mi padre Ugh, hijo de Uhg, me había contado alguna historia relacionada. Mientras mi memoria operativa procesaba la información y buscaba en la memoria de largo plazo cualquier recuerdo, mi mente me deleitó con imágenes de mi querido padre lanzando a transeúntes por los aires con su garrote.

Al mismo tiempo aprovechaba mi ejercicio mental para tratar de recordar si mi capitán Espárrago me habló alguna vez de Malus. Diantres, sé que me habló de Barba-paleta de colores, del terrible duo arquero diabólico Leg-y-Las, incluso de Eustaquio, el de las habichuelas. Y todo ello, en las sesiones de bebida gratis. ¿Cómo voy a recordarlo todo?

- ¿Y a qué distancia está ese Altar de Gibra? ¿nos tocará recorrer islas y mares? ¿Montañas y caminos? ¿antros angostos?- le pregunté a ÉL.- ¿A qué terribles peligros nos tendremos que enfrentar?

Los engranajes de mi cerebro comenzaron a trabajar a altas velocidades. Tanto es así que casi se podían escuchar girando. Todo por la mención de la legendaria Bah-Ka-Lao. Tal y como me habían profetizado, aquel que era el más grande de mi raza me llevaría tras la pista, y así estaba siendo.

Pero si bien el nombre de la ciudad y sus legendarias y pantagruélicas me eran de sobra conocidas, no lo eran tanto la leyenda de aquella batalla y la espada. Comencé a rebuscar entre mi portentosa memoria en busca de algún tipo de información que hubiera oído de ella, pues si yo no tenía conocimiento de ello era que en realidad no había existido y no era más que una vil patraña.

-Vale, a ver si me he enterado: tenemos que ir a Ginebraltar a evitar que un hombre malo con problemas intestinales severos robe una espada superrechachiguay para cobrar la recomp....DIGOOOOO para salvar a los Reinos Recordados. Bueno, suena divertido, ¿porqué no? ademas siempre me puedo esconder detrás de mi amigo el gigantenano si las cosas se ponen feas, ¿verdad?- digo mientras le doy un par de palmaditas a Krugg en la espalda con una gran sonrisa en la cara -Que hablando de recomp.....DIGOOOO de honorarios, que el renombre y la gloria son la caña, que yo no digo que no, pero aquí una no come del aire, aunque lo parezca- paso las manos sobre mi esbelta figura

Por más que intento recordar dónde está Gibra-a-Altar, o como se diga, no consigo que el recuerdo vuelva  a mi  mente. No hago más que pensar en las clases que me daba doña Behlen Es'hebhan, la semiorca maestra de la escuela para enanos de mi infancia, pero mi mente sigue en blanco. Ya me lo decía ella: "Krugg, ¿me entiendees? Es que como eres tan alto no te llega el oxígeno al cerebro? ¿Me entiendes? Y ahora cómete el pollo".

¡Ah! ¡Horribles tiempos aquellos en el comedor de la escuela enana, cuando los otros niños se metían conmigo y me cantaban "Krugg, dos zancadas por delante y tres mentes por detrás de los demás".

Unos toques en la espalda me sacan de mi enmimismamiento. 

-¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Quién se ha muerto? Y si no ha muerto, ¿a dónde tengo que ir para remediar tal cosa?

En ese momento me percato de que no he escuchado ni una palabra de Skypie. A lo mejor me he perdido algo importante. Luego me percato de que estamos hablando de Skypie, así que las posibilidades de que sus palabras al menos hayan sido coherentes tienden a 0.

El monarca escuchó las respuestas de los cuatro aventureros, tras plantear aquella misión de extrema urgencia para Reinos Recordados.

A parte del joven semielfo, el resto no mostraba temor alguno a los peligros que podrían encontrarse en el camino...o a enfrentarse al ejército de Malus Kagontó. “O son muy valientes o no saben “andesanmetío”!” pensó Armando.

Por lo que veía, el tema de la remuneración por los servicios prestados, era lo que más preocupaba a un par de los aventureros.

-Evidentemente, esta peligrosa misión será bien recompensada. Vuestras serán las 1.000 monedas de oro por cabeza, si conseguís traer de una pieza la espada Escubidur, además de todo aquello que consigáis durante vuestro viaje. Pero la más alta recompensa será el reconocimiento como auténticos héroes en todo nuestro reino... La gente conocerá vuestras hazañas, pondrán vuestros nombres en calle si plazas, estamparan camisetas con vuestros nombres, apareceréis en el próximo calendario de ropa interior de Porrelli, participaréis en la próxima edición de Gran Hermano VIPS...

Y mirando a pirata preguntón, continuó su discurso.

-...Y si, joven amigo, Reinos Recordados son tierras peligrosas y muchos los obstáculos que deberéis saltear. En ellas encontraréis peligrosas criaturas, enemigos por doquier y la amenaza constante de los hombres de Malus. Pero si estáis aquí es por un motivo. Espero...

El monarca dudó seriamente sobre si aquellos cuatro “elegidos” eran los mas adecuados para realizar tan importante tarea. Pero era la última posibilidad que tenía, ya que lo esencial era que fueran capaces de pasar desapercibidos y que nadie sospechara de su secreta misión.

-Para realizar tan ardua empresa deberéis estar adecuadamente preparados. Mañana podéis dirigiros a la Calle de los Gremios y buscar el local del señor Fisher Prais. Él, os ayudará a equiparos con armas y provisiones para el viaje, y os ofrecerá mas detalles sobre vuestro siguiente destino. Solo queda deciros que tengáis mucha suerte, que por lo que veo la necesitareis, y que las gentes de Reinos Recordados os estará eternamente agradecida.

Armando se volvió a ocultar bajo la capucha e inició su camino hacia las sombras, por el mismo lugar que había aparecido junto a Rumick. Pero antes de desaparecer, se dirigió al grupo por última vez.

-Yo soy tu padre...digoooo... Que la fuerza os acompañe!

El silencio se adueñó de nuevo de la habitación de “La Muñeca Chochona”. Puede que algunos estuvieran asimilando toda la responsabilidad de aquel encargo, otros recordando episodios doloroso de su tierna infancia en la escuela, otros en lo que harían con tantas riquezas si conseguían recuperar la espada Escubidur y se la entregaban a Armando Jaleo of Balls...

Solo un grito, originado en la sala de abajo, hizo despertar a los aventureros de sus profundos (o puede que no tanto) pensamientos. Unas palabras no muy agradables, pusieron a Kadisse, Terney, Krugg y Volstagg en tensión.

-Me cagon tó lo que se menea! Tol mundo al suelo, coñio!

Kadisse recordó la lección de “Espadas importantes de nuestra historia” aquel día (puede que el único) que fue a escuela y no la llevaron al despacho del director por robar gomas de borrar y lápices de colores.

La leyenda decía que la poderosa espada Escubidur fue creada por los 5 sabios de los Reinos, utilizando un metal caído del cielo, según se decía. Un gran maestro herrero, el enano Urgen Torrebruno, forjó el arma y los sabios grabaron en ella varias runas de poder. Aquel arma tenía un solo objetivo: acabar con la cruenta Guerra del Bak-ah-lao, que enfrentaba a toda raza de aquellas tierras.

Tras devolver la paz a los Reinos Recordados, los sabios ensartaron la espada en una piedra, el altar de Gibra.

Solo la elfa Felpa, del Bosque de Porrompompero, conoce el paradero de esa piedra.

Pero no será fácil separar a Escubidir de la piedra de Gibra-altar. Solo los enanos, conocedores de los secretos de la piedra y descendientes de Torrebruno, saben como conseguir liberar la poderosa arma de su cautiverio arcano.

De pronto, tras la interminable perorata del artista antiguamente conocido como ÉL, pasamos a percibir el evidente clamor de un tipo que ha entrado en La Muñeca Chochona con la intención de facilitar la vuelta a casa de los comensales a base de aligerarles la bolsa de monedas. Porque ese grito es el de un atracador como que yo me llamo Krugg. Y de pronto, sin darme cuenta, me hallo rememorando en voz alta...

-Ese alarido... Va a ser que me recuerda a alguien de la cueva. ¿Cómo se llamaba...? ¡Ah, sí! Thexero, sí, el inefable Thexero, que asaltó la escuela una vez para declararse a la maestra Behlen Es'hebhan al grito de "¡Todo el mundo al suelo! ¡Pero no lloréis, que me voy a casar con ella!". Aún recuerdo que el chupanugs de Frergh me había puesto la pierna encima para que no pudiera levantar la cabeza para mirar cómo ella le respondía: ¿Por qué no te callas, Texero? ¿Por qué no te callas? ¡Ya me has jodido la explicación sobre la digestión de un yogur!"...

De pronto, me percato de que seguimos allí, todos sumidos en el más absoluto de los silencios, salvo yo, y sin hacer nada más que rascarnos nuestros verrugosos culos. Así que, como un ejemplo a seguir, tomo el hacha a dos manos, lo volteo por encima de mi cabeza y me dirijo a la puerta a todo correr:

-¡Los que tengáis fortaleza para pelear, agarrad un arma y venid trás de mi! ¡Que la fuerza me acompañe!

Un más que conocido sonido venido de la parte inferior de la posada captó mi atención por completo. Un sonido que lleno de gozo y de satisfacción mi ser. Un sonido que era siempre el preludio y el comienzo de gestas y de grandes aventuras y divertimentos. Un sonido que alegraba a un enano desde lo más profundo de su corazón: el sonido de una bronca de taberna.

Así que lleno de felicidad y deleite saque mi cucharón sopero, no para hacer un buen caldo, sino para caldear el ambiente a base de jarabe de palo y me lance a la carrera tras Krugg al potente grito de guerra de ¡DAME TU FUERZA PEGASO!

Que me aspen si yo no pudiese recorrer  tanto tierras peligrosas como los muchos obstáculos que habría que saltear. Si bien era cierto que yo en cuanto al combate no era quizá el más fuerte, al menos tenía la agilidad de salir corriendo con bastante facilidad. No quiero que decir que sea un cobarde que rehuya un combate, simplemente buscó una alternativa estratégica. Pero cuidado con quien osase enfrentarse a Terney, hijo de Ugh.

La marcha del tal ÉL hizo que pensase sobre las nuevas posibilidades que tenía a mi alcance. Sin haberlo planeado, me iba a embarcar en una nueva aventura, cosa que no hacía desde hacía un día. Si cumplía esta misión tendría dinero, si tenía dinero, me compraría un barco y si me compraba un barco podría convertirme en el terror de los mares. Y si sucedía todo eso, sería una leyenda. ¡Y VIVA!

Ay, capitán, espero que sigas volando alto, espero que algún día podamos volver a vernos.  

En ese momento, no me percaté del enano gigante y su llamada a las armas. Un creciente griterío venía desde abajo. Los dos enanos gritaron prácticamente al unísono algo sobre una "Fuerza". ¿Era su grito de guerra? Quizá debería emularlo.
Cogí mi maza (¿o era una espada?) y les seguí al grito de:

- Que la fuerza… eh… fuerza sea.

''Tambien es suerte que la única clase de esa vieja verrugosa de Rotoenelmayer que consiguió quedarse en mi cabeza me haya ayudado esta vez. Gracias, maldita bruja''

Estaba dispuesta a compartir parte de mi información (yo siempre me llevaba una comisión de TODO, hasta de mis propios conocimientos) pero empezaron a escucharse los gritos de alguien que parecía que quería llevarse, espera, ¡EL ORO CON EL QUE LLEVO INTENTANDO HACERME TODA LA NOCHE! ya esta, ya la jodieron: fuese quien fuese, me había declarado la guerra. Levanté mi puño al cielo con pose victoriosa para después salir corriendo hacia el tiburcio, haciendo gala de una valerosa y sobre todo fisna consigna de batalla:

-¡SALSEOOOOOOOOOOO! ¡SALSEO EN LA TABERNAAAAAAAAA! ESE BOTÍN ES MIO, MAMONEEEEEEES- eh, no, Kadisse, eso no tenías que decirlo -¡DEMONIOOOOOS! ¡OLVIDAD LO QUE HE DICHO ANTEEEEEES!