Diego de Guzmán mueve cielo y tierra para descubrir dónde está el monasterio de San Miguel de los Reyes, cómo llegar allí y qué es lo que se sabe de estos jerónimos.
Se les conoce como la Ordo Sancti Hieronymi, y se trata de una orden contemplativa que prescribe la soledad y el silencio, y busca la fortaleza en la penitencia. Hasta ahora nunca han llamado la atención, siendo vistos como ermitaños, aunque hacia un par de semanas han estado recibiendo la visita de algunos ilustres, altos miembros de la iglesia y la inquisición.
El complejo es enorme y se encuentra en las afueras de la ciudad de Valencia, lejos del mundanal ruido y los ojos de los curiosos.
Rodriego aprovecha para hacerse con un hábito blanco y un escapulario marrón con capucha del mismo color, el característico hábito de estos monjes.
Rodriego ha alterado todo lo posible su apariencia para tratar de pasar desapercibido... ha ido tan lejos como para realizarse la tonsura, de hecho. Ahora, en las cercanías del monasterio, se gira y contempla a sus compañeros.
Podemos suponer que los guardias, de haberlos, no conocerán a todos los hermanos... y en caso afirmativo, algo inventaré. ¿Queréis que entre yo primero, y busque una entrada más discreta para daros paso al recinto?
Diego asiente y apoya una mano en la espalda del judío.
-Suerte amigo Rodriego. Procúranos un acceso discreto, sería mucha providencia jugársela con tres disfraces. No te demores o entraremos a despellejar monjes-mira hacia el sol que en un par de horás estará en su cénit-. Si no has regresado cuando llegue a lo alto intentaremos entrar por nuestros propios métodos.
-Nada me gustaría mas que verme obligado a utilizar el acero con esa recua de frailes...
Asumo entonces que intentáis entrar de día, ¿no?
Asier mantiene el gesto serio, rotundo. No le gustaba que un amigo se pusiera en peligro sin saber que podia pasar... pero la verdad es que no les quedaba otra.
- Si no te importa, te seguire a distancia parta comprobar que al menos puedes infiltrarte sin que nadie sospeche. Si a medianoche no estas de vuelta... entraremos a por ti.
El judío asiente gravemente y se encamina a la entrada del monasterio. Se oculta el rostro con la casulla, intentando pasar lo más desapercibido posible, pero dispuesto a inventarse cualquier fruslería si la ocasión lo demandase.
Para él, no es sólo un disfraz o una usurpación de identidad; realmente, es ese preciso instante, se siente en la piel y el hábito del monje al que imita...
Por favor, aclaradme este punto: ¿es de día o es de noche?
Perdón, perdón... de día.
se le ha ido la olla al vasco ;)
te imaginas al monje volviendo de madrugada al monasterio después de la fiesta:
-¡ oye..que soy yo...abridme...que me he estado tomando unas gordas !
:P
Protegido por el hábito Rodriego encaminó sus pasos hacia la puerta del monasterio, cerrada, como corresponde a la clausura. Llamó con la gran aldaba de hierro y a los pocos instantes se abrió una mirilla con celosía tras la que unos ojos se clavaron en él. Se limitaron a mirarle en silencio y la puerta se abrió, dándole paso a la negrura.
El monje que se encontraba en el interior no le dirigió la palabra.
Imitando al portero, Rodriego no emite palabra, sencillamente asiente con la cabeza en dirección al hermano y se introduce en el monasterio. Aparentando familiaridad total, el falso monje avanza con seguridad por el pasillo de entrada y se dirige al claustro que sabe debe existir en el centro del recinto y que normalmente comunica todas las zonas.
Efectivamente. Tal y como suponía el claustro se encuentra en el centro del monasterio. Los arcos rodean un pequeño jardín con una fuente que fluye produciendo el único sonido que hay entre estas paredes junto al de los pájaros.
Rodriego se cruza con un par de monjes que ni siquiera levantan la mirada hacia él.
Lo primero es lo primero, pensó Rodriego; hay que asegurar una ruta para que mis compañeros puedan acceder al monasterio, y por la que después podamos huir.
Normalmente los monasterios tenían una puerta trasera, cerca de la cocina. El judío se propuso encontrarla, mientras permanecía atento a cualquier mirada extraña o algún detalle que no concordara con la vida monacal. También sabía que los monjes católicos rezaban a menudo y dichos rezos estaban regidos por el toque de campanas; no quería desentonar con el resto de encapuchados religiosos, así que acudiría si hacía falta.
Tirada oculta
Motivo: Alertness
Habilidad: Normal (+1) (1)
Dificultad: Mediocre (0) (0)
Tirada: [-1] [1] [0] [1] = +1
Resultado final: Competente (+2) (2), Éxito
Voy a hacer una prueba de Alertness; si no ha lugar, ignórala por completo. La hago escondidica.
Primero, encontrar una puerta trasera. Después, investigar qué está ocurriendo con la gente a la que traen aquí.
Rodriego no tiene problemas para ecnontrar una puerta trasera, aunque la búsqueda no resulta fácil. El monasterio es mucho más grande enrevesado de lo que parecía desde el exterior. En su trayecto se cruza con algunos monjes más que no le dirigen la palabra, aunque sí largas miradas silenciosas.
Cuando por fin localiza la puerta trasera le quita el cerrojo y, en ese preciso instante, escucha la llamada a la oración.
Te doy un Fate point e invoco "vivir tiempos interesantes".
¿Qué haces?
Lo acepto. ¿Debo describir yo el inicio de la escena, o lo haces tú?
Rodrigeo no quiere llamar la atención y sigue a los monjes en su camino hacia el templo donde van a dedicarse a la oración.
Después de vagar por los corredores del monasterio llega hasta la enorme capilla. La capilla no tiene bancos, sino que los monjes se situan en las paredes laterales, sentados en sillas de madera tallada, mirando al suelo cubiertos con sus capuchas.
Rodriego entra y, en ese momento, todos levantan la mirada hacia él. La puerta se cierra a sue espalda.
Voy con tus compis.
A Diego la espera se le estaba haciendo eterna. El sol todavía no se encontraba en su cénit, pero no quería quedarse aquí de brazos cruzado...
Diego, ¿aceptas un punto fate por Impulsivo e Intrépido?
Diego no puede contenerse. Impaciente se lanza a buscar una entrada al monasterio. Arde en deseos de solucionar el misterio de los secuestrados y si es necesario llevarse algún inquisidor con su acero.
ok , me apunto un PF más