Partida Rol por web

Mil balas sobre Avalon Hill.

Capítulo 3. El último argonauta.

Cargando editor
20/12/2008, 12:11
Director

Gertrudis, a pesar de las reticencias de Josie, había insistido en trasladar al mestizo –que se había presentado como Carlos Príamo- hasta la cocina, para atender sus heridas; la vaquera tampoco puso demasiados reparos una vez oídas sus sorprendentes declaraciones.

Cargando editor
21/12/2008, 12:43
Carlos Príamo.

Su rodilla derecha estaba destrozada y debería estar sometida a cuidados intensivos durante algunas semanas antes de que comenzase a estar operativa. La propia criada extrajo la bala con unas tenazas bajo las miradas circunspectas de Catherine y su hija, y procedió a vendarla. Príamo lanzó un profundo suspiro y lo repitió todo deteniéndose en los detalles:

-Su marido era un gran hombre, señora. Hace muchos años (aún era yo un crío), trató de salvar a mi hermano José, y ajustició a sus asesinos –tragó saliva y continuó: -Serví a las órdenes del teniente en la campaña de Missouri, y más tarde en los hostigamientos a lo largo del cauce del Mississippi.

A mediados del año pasado, formé parte de una compañía que viajó en secreto hasta Richmond. Wales y otros oficiales se entrevistaron con el presidente Davis. Ignoro el objeto de la reunión, sólo sé a que nuestro regreso teníamos la misión de conducir una pesada diligencia a través de las líneas enemigas. En Louisiana, el Sargento Speaker y otros perros lestrigones… -El hombre carraspeó y explicó: -Lestrigón, ese era el calificativo para un desertor. Digo que Speaker se amotinó y quiso apoderarse de la diligencia. Pero nadie era más rápido que el Teniente. Lástima que huyesen, ese Speaker tiene siete vidas… Ya en Texas, el Teniente se ocupó de la carroza, no supimos qué se hizo de él. Esto fue a finales de Noviembre. Sólo lo vi en otra ocasión más, en que me hizo partícipe del temor que sentía por su familia, por lo que pudiera haceros el lestrigón.

No estaba con él cuando los unionistas apresaron a su partida. Los mataron como a perros. Huí a Nuevo México después de la guerra, pero sentía que tenía que saldar una deuda, y regresé en Julio. Me instalé en una granja en ruinas, hacia el Este, y esperé. Vigilé. Esta noche ocurrió algo extraño: dos jinetes aparecieron, bajo la lluvia. –En ese instante, las mujeres repararon en su aspecto desastrado, estaba calado hasta los huesos. – Los maté. Eran cuatreros, sin duda. Y enseguida me puse en camino hasta aquí, barruntando lo peor. No me equivocaba.

Cargando editor
21/12/2008, 12:45
Director

Justo Príamo concluía su testimonio cuando afuera causaron estrépito los cascos de unos caballos que llegaban en veloz carrera.

Cargando editor
21/12/2008, 13:10
Director

Los caballos iban a merecerse un cepillado y una alpaca de heno: habían galopado infatigables a través de los páramos, bajo la escafandra plomiza de un cielo que amenazaba con el cierzo. Las ropas de los vaqueros, lejos de orearse con la carrera, se volvían pesadas planchas de acero gélido que amenazaban con sumirlos en un estado febril.

Lewis y Bonito, figuras vivaces y enterizas, cruzaron los primeros bajo el cartel del rancho, mientras que el capataz y Sarah lo hacían un poco después. Un silencio ominoso se instalaba entre los edificios.

Dos cuerpos yacían en el porche.

Un barrizal de sangre se extendía a orillas del establo.

Cargando editor
21/12/2008, 13:58
Lee Miles

 

Revisé la silla y que las cinchas estuviesen bien, que los aparejos no hubieran sufrido daños y revisé el herrado para que no chacolateara. Después monté sin causarle prejuicio al animal. Relinchó y piafó un momento antes de llevarle hasta donde se encontraba mi compañero.
 
Un rancho no es solo ganado y vaqueros. Si te roban el ganado, puedes comprar más, si te matan vaqueros o se van, puedes dar trabajo a más... pero si te roban el contrato de las tierras, o te queman la finca, entoncés... - vaciló un momento como si hubiera recordado algo doloroso - entoncés lo pierdes todo.
 
Se quedó en silencio, observando como las reses se movían siguiendo las ordenes de ambos vaqueros, descendiendo la colina en donde se levantaba la casa en ruinas y las guiaron hasta un camino firme y ancho que recorría la vereda por la que habían cabalgado horas antes.
 
Busqué el pañuelo y atándolo al cuello me coloqué gran parte del mismo tapando la nariz y la boca, las reses comenzaban a levantar polvo.

 

Notas de juego

Buckner dijo :

Miles, ¿crees que realmente el rancho era el objetivo de todo esto?, ¿alguien se tomaría tantas molestias para buscar algo allí? uso deliberadamente algo en vez de alguien, eso le aterraba más, Miles llevaba muchos años en el lugar, seguramente sabría más sobre esa posibilidad.
 
Cargando editor
22/12/2008, 04:40
Josephine "Josie" Wales
Sólo para el director

Josie permaneció de brazos cruzados y gesto ceñudo caminando de un lado mientras Príamo contaba su historia. Al darse cuenta del error que había cometido miró a su madre y se llevó la mano extendida a la frente, presionando con sus dedos medio y pulgar las sienes. Bajó la mirada, no porque estuviera avergonzada de cómo había actuado, mal que mal lo había hecho en post de proteger a su familia, pero no podía negar el hecho que se había equivocado al actuar precipitadamente, empero, orgullosa como era, admitir ese hecho públicamente le estaba costando lo indecible.

Respiró profundo y volteó, estaba a punto de pedirle disculpas cuando oyó el ruido de los cascos. Sus músculos se tensaron, las facciones de su rostro adquirieron nuevamente un aspecto hosco y sombrío, pues asumió que esos cascos pertenecían a Speaker que había regresado con sus secuaces.

-Le pido perdón -dijo con voz seca, pero no por ello menos sincera-, pero espero que entienda que estaba intentando proteger a mi familia -tomó el rifle de él y se lo devolvió-... Úselo si es necesario.

No dijo más y se acercó a la ventana con cautela, esperando corroborar sus sospechas referente al regreso de Speaker y sus hombres.

Cargando editor
22/12/2008, 17:00
Zacharias Buckner

Zacharias escuchó con gesto serio las palabras de Miles, su semblante intentaba ocultar la tremenda desazón que lo asaltaba, aquello podía ser mucho más grave de lo que en principio había imaginado.

Si alguien busca eso, no es un ladrón común, si terminas de esa manera con un rancho, quitas una posibilidad de robar, yo nunca haría algo así calló por un momento, si fuera un ladrón, claro, o sea, si pensara como un forajido adelantó un poco su caballo, visiblemente nervioso, maldiciendo interiormente por mostrarse así, no había hecho nada malo, nunca robaría, pero cada palabra y cada mención a este tema lo hacía parecer todo lo contrario.

Para colmo parecía haber tocado algo que causaba pesadumbre en el otro vaquero, Buckner no estaba de suerte realmente, aunque bien es cierto que nunca la había tenido. Démonos prisa con esto, por si el día empeora o por si llegaba a tiempo, elevó una plegaria al cielo, no sabía muy bien sobre lo que pedir, pero aún así el joven rezó.

Cargando editor
24/12/2008, 12:58
Director

Reunir las reses y encarrilarlas les había tomado el tiempo en que, a galope tendido, estimaban que sus compañeros habrían alcanzado el Rancho Ithaca. El cielo estaba bajo sobre sus cabezas, y mientras tanto, un cierzo inclemente había comenzado a soplar, convirtiendo los abrigos de los vaqueros en gélidas lápidas marmóreas.

Cargando editor
27/12/2008, 11:21
Darius Potter.

Darius Potter observó como los dos muchachos se detenían en seco cerca de los edificios, y galopó alarmado hasta detenerse a su altura. Reconoció aquellos rastros de violencia y palideció. Tragó saliva y se volvió para enfrentar los rostros estupefactos del explorador y el pistolero. Sarah, un poco más rezagada, llegaba en ese momento.

-Acerquémonos con cuidado, sin locuras –y gobernó a Pallas al paso lento, con la culata de su rifle apoyada en el muslo derecho.

Cargando editor
27/12/2008, 11:44
Director

Josie permaneció en tensión contemplando a través del cristal; a su espalda, Príamo recargaba su rifle y hacía indicaciones a la dueña y a Gertrudis para que se retirasen hacia la parte posterior de la casa.

El grupo de jinetes se había detenido fuera de la vista y la espera se tornaba insoportable. De repente, el paso inconfundible de un caballo repicó de nuevo y una sombra se disparó sobre la senda. Josie apuntaba cuidadosamente, su dedo se constreñía sobre el gatillo cada vez más. Príamo se levantó a duras penas y cojeó hasta posicionarse a su vera. El sudor perlaba su frente, la agonía era evidente en sus facciones, pero su determinación era envidiable. Levantó su arma contra la figura que comenzaba a surgir en el ángulo de visión.

-Ya es mío –murmuró.

Pero era Potter quien llegaba.

Cargando editor
27/12/2008, 12:34
Thomas Lewis

La última cabalgata de regreso al rancho estaba empezando a pasar factura a Lewis después de la larga y tormentosa noche de escasos y extraños resultados.
Cuando los vaqueros llegaron a su destino, no pudo evitar abrir más los ojos. Alarmado y preocupado a la vez que casi congelado, el castañeo de sus dientes se volvía imperceptible para él en comparación con las potentes y aceleradas pulsaciones que amenazaban con salirse de su pecho mientras su mano sujetaba con mayor firmeza el rifle.

Escuchó la voz de Potter de fondo, como si en realidad se encontrara en un sitio mucho más lejano.
Por suerte la conmoción provocaba que todos sus movimientos se hubieran vuelto algo más lentos de lo habitual, por no hablar del cansancio.
Se acercó hasta el porche, donde descabalgó de forma poca precavida, para acercarse a los supuestos cadáveres que lo cubrían y comprobar si realmente yacían muertos y quiénes eran.

Cargando editor
27/12/2008, 18:40
Sarah Hudson-Parker

Sarah volvió con el semblante sombrío y se volvió aún más cuando vio los cuerpos inertes de aquellos hombres. Se dirigió al establo y dejó a su caballo allí para luego correr a donde los demás estaban, correr es un decir, la pobre apenas aguantaba el frío y mantenerse en pie le suponía más esfuerzo que el que hubiera empleado durante la noche. Se mantuvo alejada de Lewis unos pasos, no quería interrumpir al que parecía más preocupado de todos pero siempre atenta a lo que estaba sucediendo, todos parecían acusar el recibo de aquella mala noche.

Cargando editor
01/01/2009, 17:28
Director

Y así fue como, siguiendo las indicaciones del torvo Miles, se apresuraron a registrar los cuerpos sin vida de aquellos desconocidos, dos presuntos cuatreros, y se hicieron con sus revólveres y sus cintos, y un caballo que deambulaba sin rumbo, cuyas bridas el veterano enlazó al pomo de su silla, y, poco después, embargados por siniestros pensamientos, reemprendieron la marcha hacia la granja, y algún que otro escalofrío los sacudía sin que pudieran evitarlo. El ganado discurría entre ambos, perezosamente, pingües reses empapadas de lluvia.

Cargando editor
02/01/2009, 00:26
Josephine "Josie" Wales

Pidió a Gertrudis que fuese a la habitación a ver a Jeremy, con todo aquello no había tenido tiempo para preguntar cómo se encontraba el pequeño y mucho menos sabía si por fin la fiebre había cedido, aunque mucho temía que no y quizás fuese mejor, así el pequeño no se enteraba de todo lo que estaba pasando.

Vio la figura que se dibujaba con las luces de la noche y no tardó en tenerlo a tiro, sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con Príamo, se limitó a mantenerlo en la mira, pues había decidido no disparar hasta verle el rostro o, cuando menos, dilucidar si efectivamente era una amenaza. No quería cometer el mismo error que con el mestizo.

Príamo en cambio, y pese al esfuerzo que le significaba mantenerse en pie, estaba listo para abatir al jinete. Josie tuvo que reaccionar rápido.

-¡No! -exclamó apartando la mano derecha del arma, mano cuyo dedo era el encargado de accionar el gatillo y obligó a Príamo a desviar la escopeta haciéndole apuntar hacia arriba-... Vamos a esperar, no cometeré el mismo error dos veces.

Volvió a fijar la mirada en la figura, apuntándole con el arma, a la espera de que el rostro se le iluminara lo suficiente para saber de quién se trataba o hiciera algo que les indicara si debían temer o no.

Cargando editor
02/01/2009, 11:19
Zacharias Buckner

Le costaba imaginarse en esta situación, conduciendo un rebaño a través de un lluvioso amanecer acompañado de un veterano vaquero sin tener que mirar atrás constantemente, sin sentir esa sensación de tener el cañón de un revolver a tu espalda de manera continua, pero así es como debía ser.

Buckner hizo el resto del camino en silencio, Miles era un hombre parco en palabras, y además, era lo suficientemente inteligente como para saber cuando debía mantener la boca cerrada, hablar le distraía de sus obligaciones. Hacía frío, estuvo tentado de quitarse el abrigo en más de una ocasión, pues empezaba a ser realmente incómodo, pero lo descartó porque tampoco mejoraría el asunto.

El joven alzó la mirada al cielo por unos instantes y emitió un inaudible murmullo, por lo menos para los mortales, pero él no se dirigía a ellos en estos momentos, sino que pedía por la seguridad de los que se encontraban en el rancho, y en especial, y casi sin darse cuenta, por la chica con la que había compartido niñez, quería conocerla mejor, decirle que ya no era quien fue.

Esperaba ser escuchado.

Cargando editor
02/01/2009, 11:52
Director

Los ojos del tirador, émulo de Apolo, brillaron con crueldad; nadie le desbarataba un disparo. Ya le debía dos a aquella chica huraña y… desconcertante. Emitió una mueca de disgusto.

-Como usted diga… Mírelo ahora, ¿lo reconoce?

Por supuesto que lo reconocía, se trataba de Miles, y junto a él aparecía Lewis, quien descabalgó con mil precauciones junto al porche. Y también Sarah irrumpía en el cuadro, ésta dirigiéndose hacia el establo.

Cargando editor
02/01/2009, 12:23
Director

Todo permanecía calmo. El viento estremecía las copas cercanas y silbaba en los aleros. Las reses mugían en el cercado, los caballos resoplaban en el establo. Las botas de Lewis estuvieron a punto de resbalar sobre una sustancia grumosa esparcida en el suelo de madera y que provenía de… ¡Por el templo de Salomón! Eran los sesos desparramados de uno de aquellos cuerpos, el perteneciente a un desconocido; el otro, aunque mantenía el rostro hacia el suelo, con las muñecas pendientes de la barandilla y con aspecto de marioneta desmadejada, no podía ser otro que el bueno de William Clayton: su cráneo aparecía roto como una pieza de porcelana.

Potter, aún a horcajadas sobre Pallas, se dobló en dos por el estómago al reconocerlo. La angustia le demudó el semblante.

-El pobre… el pobre Bobby… ¿Quién se lo dirá ahora a su… a su madre? –gimió.

Cargando editor
02/01/2009, 14:59
Josephine "Josie" Wales

-Sí -respondió-, son mis hombres.

Bajó el arma y caminó hasta la puerta. Fue a su encuentro y aunque su rostro no lo reflejaba, estaba feliz de verlos.

Cargando editor
02/01/2009, 15:46
Director

Sarah, que ya había regresado del establo, a pie, se mantenía a poca distancia entre Lewis y el caballo de Potter, manteniéndose erguida a duras penas.

Justo en ese instante, la puerta de la casa se abrió y Josie apareció en el umbral.

Cargando editor
05/01/2009, 21:00
Thomas Lewis

Lewis bajó de su montura con un salto, dando un pequeño traspiés hasta alcanzar el porche embadurnado con la sangre y otros "restos" de lo que hasta hace poco fueron compañeros.
Por suerte o por desgracia nunca llegaron a ser grandes amigos, sin embargo el espectáculo no deja de ser dantesco y bizarro, de lo más desagradable que ha podido ver en sus largos años de penurias montañesas.

-Ahora lo sabemos con certeza, todo el asunto del ganado sólo era una distracción...- comentó en voz alta sus pensamientos, lo que probablemente estaba pasando por la mente de todos, pretendiendo que centraran nuevamente la atención en lo que acontecía a su alrededor puesto que el riesgo a quedar paralizados por la macabra visión era alto.

La puerta se abrió en esos momentos, dando paso a la joven Wales, al parecer tan entera como todos la recordaban.
-¡Josie...!phine- añadió al final el nombre completo, recordando que ya hacía un tiempo que había perdido el derecho a emplear un tono confiado con ella.
Se acercó entonces hasta ella con largas zancadas, volviéndola a observar de arriba a abajo para comprobar su estado, limitándose a sujetar el rifle con mayor firmeza para resistir la necesidad de reaccionar de otro modo.

-Me alegra ver que estás bien... ¿y los demás?- preguntó con el ceño fruncido, refiriéndose al resto de mujeres del rancho.