Partida Rol por web

La estancia en que os adentráis ofrece una visión que os golpea en las narices como un inmenso tubo de cartón. De cuantas extravagancias podíais esperar visto lo visto hasta el momento, ni la mente más abstraída podría resistir un respingo ante esto:

¿Qué diablos hace una recepción, conseguida hasta el más mínimo detalle, en lo que suponéis se trata de la mansión de un magnate de telecomunicaciones inglés?

 ¿Y qué coño es esto? Camino unos pasos por el recibidor, algo sorprendido.¿A qué se cree este ricachón que está jugando? Entonces grito al aire. ¡No somos un montón de putos Sims dando vueltas por ahí!, ¿sabes?

En alguna parte de la casa, ocho solemnes campanadas parecen responder la declaración de derechos de Terry Halleck.

Chloe mira de reojo la reacción de su compañero. Vamos, sí era raro, pero tampoco para sulfurarse de esa manera.

Eh... calma. Dice con tranquilidad mientras se acerca a la recepción y observa todo lo que hay en él. Si nada le llama la atención, seguirá caminando hacia las escaleras y subirá por ellas.

Lo primero que observa Miss Sullivan es el casillero para las llaves. Está totalmente vacío, pero cada uno de los veinticuatro compartimentos muestra una plaquita con números que van desde el 101 al 125. Junto a él, un cartel enmarcado con un plano que no parece corresponder al edificio. Bajo él hay manuscritas las siguientes palabras:

"Nada resulta más engañoso que un hecho evidente".

Por lo demás, algunos folletos (bastante nuevos) sobre Green Ridge y sus actividades estivales, una fotografía en blanco y negro del edificio fechada en 1954 y una cortina que da paso a un cuartito con un sofá biplaza y una mesita sobre la que descansa un grueso tomo recopilatorio de Sherlock Holmes. Las plantas que decoran toda la estancia son artificiales.

Miro alrededor de la sala bastante sorprendida. De todo lo que habria esperado encontrar desde luego esto habria sido lo último. Me acerco junto a Chloe para observar la recepción y el casillero. Miro el plano, que no se corresponde en nada con la idea que tenia del edificio y trato de pensar en el significado de las palabras, que fuera de contexto sin duda son una verdad como una casa.

Me acerco para observar el libro de Sherlock Holmes.

  Atraído por el sonido de las campanas, intento adivinar de dónde proviene. Tiene que ser de un lugar alto... - Murmuro para mí mientras deambulo por la habitación buscando algo que me guíe.

Dirías que ha sonado en el piso superior. O quizás en el ala opuesta de la casa. Sin embargo, no viste en las otras estancias ningún reloj, por tanto ahora sólo se te ocurre una dirección en la que poder investigar... subiendo las escaleras a la izquierda del mostrador de recepción.

El libro es una edición con tapa de piel, de encuadernado excelente y hojas amarillentas por el tiempo. Posee una tira marrón a modo de punto de lectura y está más o menos situado en el primer tercio del libro, en la novela "El Signo de los Cuatro".

Te llama la atención una casi imperceptible señal a lápiz subrayando una línea:

Una vez que se descarta lo imposible, lo que queda es la verdad por improbable que parezca.

Vuenvo a cerrar el libro y me acerco de nuevo al mapa, lo unico que se me ocurre es que pueda haber alguna relacion. Asi que lo observo con detenimiento tratando de ver si hay algo que concuerde con le verdadero plano del edificio.

Chloe tras examinar todo lo que había encontrado, se dirige detrás de Halleck a las escaleras. Como mínimo debían encontrar algo para el herido y si de camino encontraban a algo o alguien más, mejor.

La pared que acompaña a las escaleras en su curvado ascenso está decorada con recortes enmarcados de diarios y revistas. Un rápido vistazo os basta para ver que se trata de reseñas o menciones a Mallowan RedSystems. A la altura del último escalón, un marco un poco más grande contiene la siguiente fotografía:

Una placa dorada en la parte inferior del marco reza: R. Mallowan (11/04/2009)

La escalera os lleva a un pequeño rellano cuadrado tenuemente iluminado por el débil resplandor del anochecer que se cuela por la ventana. A través de los finos visillos que la cubren se pueden adivinar las espesas copas de los árboles que nutren el inmenso bosque de Green Ridge, ofreciendo la imagen de un tétrico patio de butacas desde el que cada uno de vuestros movimientos es contemplado con muda expectación.

Dejando la ventana a vuestra izquierda, se extiende ante vosotros un amplio corredor abovedado suavemente iluminado. Podéis observar, a uno y otro lado, unos arcos de escayola de distintos tamaños. Los pequeños, situados a media distancia en la pared, enmarcan pequeños lechos en los que hay jarrones con plantas que, sorprendentemente, parecen auténticas.

Los arcos más grandes, que nacen en el suelo y escalan hasta la moldura que separa pared de bóveda, alojan puertas de madera embellecidas con listones de hierro de las que cabría esperar en una fonda medieval. De cada puerta sobresale un precioso picaporte negro de lo que, de un simple vistazo, Miss Stockton reconoce como porcelana. Sobre cada picaporte hay un pequeño dispositivo metálico con una fina ranura, muy similar a la cerradura electrónica de una habitación de hotel.

Desde donde estáis, podéis ver que el corredor gira a la derecha en ángulo recto. No se oye nada más que el resonar de vuestros pasos al caminar.

 Tío, este tipo no parece privarse de nada. El lujo, abundante por donde se mire, era tal que llegaba a asquearme. ¿Qué sigue ahora, los restos fósiles de un dinosaurio como adorno para el baño?

 Dejé que mi mente divagara en ese pasillo, y ni bien me topo con uno de los dispositivos, me detengo un rato a examinarlo.Ummm...Talvez las tarjetas sirvan de algo. Sin pensarlo más, introduzco mi tarjeta en la ranura y dejo que se deslice en la dirección convencional.

Halleck inserta la tarjeta con el extremo perforado hacia abajo. El dispositivo emite una especie de resoplido, como si se estuviese mofando del joven.

Al forcejear con el picaporte para intentar abrir la puerta, te das cuenta de que tiene grabado algo sobre la porcelana:

XX

  Examino las marcas con detenimiento.Creo haber visto esto antes. ¿No será algo que estaba en las cartas? Espero, impaciente, la respuesta de mis compañeras.

Chloe también lo observa, con una mano en la barbilla, acariciándosela y con pose pensativa.

Supongo que esto quiere decir que no tenemos permiso para entrar aquí. Dice insertando también su tarjeta y haciendo lo mismo en todas las que se encuentre. Alguna abriría, posiblemente.

Mientras habla, Halleck señala unos símbolos grabados en el picaporte:

XX

Miss Sullivan introduce su tarjeta perforada en la ranura de la puerta, obteniendo el mismo resultado que su compañero de exploración.