Partida Rol por web

- Nosotros teneos mucho que hacer, la verdad. Puedo llevarles hasta la cabaña, que está acondicionada contra el frío, y dejarles allí unas horas. Luego iría para estar con ustedes hasta la llegada del avión. O pueden esperar aquí, pero de nuevo estarán solos un par de horas mientras trabajamos y deberemos dejar todo cerrado con llave y a ustedes en una celda. Lo siento, pero no podemos dejarles estar a solas en la comisaría sin más.-
 

No podía pensar con coherencia, y se quedó mirando al agente mordiéndose el labio y negando. ¿Qué negaba...? Ni idea, sólo sabía que aquello no era lo que quería que no parecía una solución, una respuesta. No, no estaban fuera de peligro, no tenían garantías. No.

Miró alternativamente, casi frenética, a sus compañeros, a Rose, al policía.

-Yo... yo no... sé qué hacer. Pero... no me gustaría... quedarme encerrada... no...

Casi que si no les importa ,prefeririamos estar en un sitio donde no estemos encerrados y si ese sitio es la cabaña a la que se refieren -digo tragando saliva ostensiblemente -pues que así sea.

Salis de allí con el consuelo de ver el sol cada poco rato a través de las nubes. Comparado con la nocre gris y roja que pasásteis, la diferencia es notable. Los agentes os acompañan fuera del pueblo por el mismo camino helado que recorrísteis al venir, Pasáis frente a la gasolinera del malogrado Tomah tragando saliva y por fin, tras casi media hora de trayecto a pie, llegáis hasta la cabaña que sirve de refugio a pasajeros esperando un avión o a quien se encargue de recoger el correo.

Desde luego, no es gran cosa, pero tiene una chimenea y no parece haber goteras. Eso sí, apenas tiene dos ventanucos desde los que poder observar el exterior, convirtiéndola en un lugar un poco claustrofóbico. Por fin, el guardia se marcha de allí, diciéndoos que él volverá en pocas horas y el avión llegará por la tarde.

Con una mirada general a su alrededor, Sanne se centra en la chimenea. Hay que apilar leña que esté lo más seca posible, y encender un buen fuego que los reconforte. También echará un vistazo por si hay comida, agua, en fin, algo con lo que pasar las horas que faltan más confortablemente. Si no puede ella sola, le pedirá ayuda a Stephany.

Y, con voz temblorosa recomendará a Frank que se ocupe de la "seguridad del lugar", por lo que pudiera ser...

Sin dudar ni un pequeño instante empiezo a ayudar a Sanne a poner leña en la chimenea y a hechar una mano en la busqueda de algo caliente que podamos tomar para calmarnos.
Se que a lo mejor estoy exagerando , pero si esto solo tiene una salida podemos estar en una ratonera.

Frank se asomo por la ventanuca, limpio un poco el cristal y volvio a mirar. Despues de eso salio por la puerta y antes de cerrar por fuera dijo a las chicas Voy a mirar por detras de la cabaña para ver si hay algo util que podamos usar.  Frank tocaba una y otra vez la pistola, convencido que estaba protegido por cualquier posible intruso. Sin más cerro la puerta y se encamino a la parte trasera de la cabaña.

Cuando Franck sale de la cabaña me invade una sensacion de indefensión, !maldito hombre siempre haciendo cosas sin preguntar a nadie!y empiezo a buscar en la cabaña algo con lo que en un momento dado defendernos,el fuego puede ser una buena defensa...

Frank vuelve poco después con una pala para nieve que podría usarse de arma. Stephany ha encontrado un atizador y ha preparado un par de antoechas improvisadas que deja sin encender junto a la chimenea. Mientras, Sanne ha logrado organizar un almuerzo de agua, galletas y un poco de cecina seca.

Va pasando el tiempo. Una hora, dos, tres. El miedo casi es ocupado por el aburrimiento de escuchar siempre el mismo ritmo del viento. Al cabo de las cuatro horas, cuando las tripas os piden un almuerzo, os empezáis a preguntar dónde estará ese policía. Entonces escucháis un grito fuera.

Frank se asoma a la ventana y observa al guardia, con toda su ropa de abrigo, corriedo hacia la cabaña. Acaba de aparecer por e camino que circula tras de un granero  y está aún a un par de centenares de metros. Agita los brazos en vuestra dirección... De repente, hace un movimiento violento hacia delante, como si algo le hubiera golpeado por detrás, y cae de bruces al suelo.

En un primer momento el grito fuera la asustó, y se levantó corriendo para mirar por la ventana detrás de Frank. Cuando vio al guardia, sin embargo, se sosegó... sólo hasta darse cuenta de que acababa de caer, quizá abatido por un golpe.

Sanne se agarró al hombro de su compañero, sacudiéndolo, presa del pánico.

-¡Le han pegado! ¡Has visto! ¡Alguien le ha pegado!

Frank estaba también nervioso pero no ayudo a que Sanne le cogiera del brazo con violencia y lo sacudiera. Por unos segundos pensaba que le estaban atacando a el también. Suelta maldita seas! Nunca vuelvas hacer eso!

Inmediatamente Frank saco la pistola y sonrio a su compañera. en efecto perra como vuelvas a molestarme te pegare un tiro.

Frank volvio a mirar por la ventana para ver si veia algo y preparo el arma por si se acercaba alguién o lo que es peor algo. Mira la puerta y callaros esto puede ser vital.

Tenemos que ayudar a ese hombre ,Franck , si está en problemas es por nosotros y esto- digo mirando a mi alrededor- es una ratonera, no es un lugar seguro, si ocupan la puerta no tendremos por donde huir.

Se soltó más por la reacción de Frank de sacársela de encima que por la pistola, o su mirada. Pero no dejó de gritar, aterrada, sin llegar a entender siquiera lo que decía el hombretón. O su compañera. Aunque sí se quedó con la última palabra, y su concepto.

-¡Le han pegado! ¡HAY QUE HUIR! ¡HAY QUE HUIR!

Se dirigió a la puerta, corriendo, descontrolada, aunque se detuvo justo delante, sin saber qué hacer.

Segundos después, tres figuras pasan tras de la esquina del edificio que os tapaba la vista del atacante. Dos hombres y una mujer, los mismos que os siguieron hasta la comisaría, suponéis. Uno de ellos lleva una escopeta humeante. Se detienen allí, a un par de cientos de metros, observándoos. Uno de ellos se agacha en el suelo, sobre el cuerpo y empieza a manipularlo, aunque no sabéis qué está haciendo...

-¡NO! ¡LE HAN PEGADO UN TIRO! ¡SANTO CIELO!

Sanne está fuera de sí, aterrada. Recula de la puerta, para deslizarse en una esquina pared abajo, hasta quedar hecha un ovillo tembloroso en el suelo, incapaz de reaccionar.

De que está hecho el suelo de la cabaña? se podria excavar una salida trasera con la pala ?

Sanne , por favor tranquilizate! deja que Franck se encargue de esto mientras nosotras buscamos una salida, él tiene un arma y si no derrocha la munición eso nos dará tiempo- digo intentando calmarla .

Aunque Frank tenia un arma tampoco sabia si debia usarla para disparar a esas personas. Se temia lo peor y mientras observaba que pasaba por el ventanuco dijo Rapido mirar de salir de la casa por la parte de detras o algo... Rapidamente Frank antes de acabar la frase sabia que si salian era su perdición y si se quedaban se convertiria en una trampa para ratones. Así que Frank abrio la puerta y pistola en mano dijo Largaros de aquí si no me vere obligado a disparar. Frank apuntaba a la persona que estaba manipulando el cuerpo y mirar que estaba haciendo.

Se quedó mirando a Stephany, que le pedía tranquilidad. Por dos veces boqueó como un pez, con intención de decir algo, pero se quedó en eso, en la intención.

Pero la voz apremiante de Frank sumándose a la de su compañera, la hizo reaccionar por fin. Se levantó del suelo, la espalda aún contra la pared, y asintió. Se contendría, contendría su miedo. Tragó saliva y empezó a buscar una ventana o una puerta en el muro trasero, algún lugar practicable por el que escapar.