-Entíendo- le miro intentándo relajar un poco el ambiente -¿y vos quien sois?¿Que puesto teneis?

Narsés me habla muy formal, eso me hace sentir como si tuviera algún título, como si yo fuera el señor y él mi vasallo. Intento ponerme a su nivel lingüístico, aunque tampoco llegue a mucho y finalmente le trato más a título personal, menos formal.

-Bu-bueno, yo...soy el encargado de las tierras de campo del señor Asenoc. Ya sabe, no quiere que mala gente, como los cazadores del pueblo o esas sucias ratas que merodean por la  noche para robarle a nuestro señor, y como el último guardabosques se esfumó, me lo pidieron a mí. Aunque la mitad del tiempo me lo paso sin hacer nada, solo tumbado en la pradera con el sol dándome en la cara y hablando de  cosas banales con mi compañero Otis.

Examino a las personas que se van paseando frente a nosotros, intento averiguar a cuál me valdría más arrimar. "Quizás a aquel, parece ser quien más poder tiene...o mejor a ese...no, a esa con el vestido apretado...no sé, no sé, mucha gente y ninguna con ganas de hablar con alguien como yo".

-No veo a nadie que quisiera perder el tiempo con alguno como tú y como yo, será mejor que me limite a acercarme a la bebida y a las mesas y afinar bien el oído- le miro, esta vez me siento con fuerzas como para mirarle directamente a los ojos.

-Veo que sólo os fijais en la apariencia.... Un mal paso....- Digo pensativo -nunca se sabe el poder que puede tener alguien, bueno disfrutad de las biandas.- Digo casi despidiendome de Admes.

-Sí, claro. Adiós. 

"Vaya, parece que a cada paso hago más amigos" pienso irónicamente.

Veo hacia dónde se dirige Narsés y tomo el rumbo opuesto y seguidamente me dirijo a una mesa en la que se halle un par de nobles bebiendo. Antes de acercarme cojo un par de jarras con vino.

Ves un par de ricos comerciantes hablando de caza... Bien, un tema en el que te sientes cómodo, algo que conoces y que puede dar pie a una conversación. Te acercas a ellos, se encuentran de pie, un poco apartados de los demás contemplando la cabeza de un impresionante venado que por el polvo que acumula fue cazado mucho antes de que Asenoc llegara a este castillo.

Ruth permanece de pie junto a una de las puertas. Parece una más de las armaduras que adornan la sala. No bebe nada, no come nada, no habla con nadie. El resto de la gente parece ignorarla o evitarla. Es evidente que la diplomacia no es una de las mayores virtudes de esta mujer. Su mano en el mango de la espada que cuelga de su cinto, y bajo la otra el casco de la armadura. Al percatarse de que la miras, te hace una inclinación de cabeza en signo de respeto.

Si, la fiesta parece segura. Ya me dirás que haces ahora ;D

Intento mezclárme entre el ambiente de la boda, sabíendo quien es quien, me acerco a alguno de los nobles y hablo con el que menos soberbio veo, no tendré mi anterior bello físico pero ahora soy un miembro de confianza de Asenoc.

-Mis señores, ¿están disfrutando de las viandas y el vino?

Asiento a Ruth y sigo de la mano de mi esposo. Asenoc parece conocer a todos los nobles de la zona y llevarse bien con ellos. No conozco a la mayoría de la gente, y tanta charla, algo nuevo para mi, me abruma y me da un ligero dolor de cabeza. Comienzo a agobiarme ligeramente y a notar calor por ello, hago por disimular pero el dolor de cabeza me marea un poco.

Espero que Asenoc no se enfade ni se lo tome a mal, pero tanta gente hablando llega a marearme. Debería empezar a acostumbrarme pronto a ésto, pero hoy no puedo más...- busco a mi padre con la mirada, disimulando.- Que padre no se de cuenta que me ausento por algo así, o dirá que soy débil y me echará una reprimenda...

-Creo que necesito algo de agua fresca...- susurro a mi esposo.- Me ausento, si me disculpais...- digo en un hilo de voz.

Demasiados nobles aburridos deseando una oportunidad para criticarme. Que mi esposa se ausente de la celebracion les daria conversacion durante toda la noche.

Me temo que hay demasiados ojos puestos en vos esta noche.
Si de verdad estais mareada... salgamos juntos al jardin unos minutos.

Si por el contrario...

Dejo un pequeño silencio

... lo que necesitais es reuniros con alguien en privado... os ruego que seais breve.
Y que todo el mundo vea que llevais a Ruth con vos.
 

Miro sorprendida a Asenoc y bajo la mirada rápido, sintiéndome avergonzada.

No me cree, piensa que le miento y deseo ver a otra persona... Si aquí solo conozco a padre, ni siquiera mis hermanos vinieron... No debí pedirle nada- siento si cabe más calor por la vergüenza de que mi esposo desconfíe de mi.

-Disculpadme... Tenéis razón, están aquí por nosotros, no puedo marcharme...- niego con la cabeza baja.- _{Haced como que no dije nada...-} añado con un toque de tristeza en mi voz.

Dejo caer unas risitas contenidas ante la reaccion de Carienn.
Todavia no me acostumbro a un comportamiento tan timido y contenido.
Despues de todo mi madre murio siendo yo muy joven y he pasado toda la vida con mujeres sin un apice de vergüenza en sus venas.

No quiero que se sienta mal por cada cosa que le diga. Ni que piense que todo lo que hace esta mal.

No soy tu guardian princesa. Ni tampoco tu padre. Tus cadenas se han roto cuando te has casado conmigo. Al contrario de lo que piensas... confio en ti. Es por eso que no me pareceria mal que tuvieses tus propios asuntos personales que tratar y eres libre de contar conmigo para ellos o no.

Sencillamente en los actos publicos como estos debemos guardar las apariencias. Haz lo que debas. Y recuerda que puedes confiar en mi para cualquier cosa. No te voy a censurar... pero no me dejes al margen.

Ve...

Le doy un calido beso y una disimulada palmadita en el culo para instarla a andar.
 

-Por supuesto, jamás vi semejante festín. -El noble te saluda afable- He aquí alguien que podrá convencer a mi testarudo interlocutor de lo erróneo de su argumento. ¿Tu que piensas? ¿Es más fácil cazar venados o jabalíes? Por cierto, permite que me presente, me llamo Verpus. -Es evidente que se trata de un noble menor. La forma de tratarte de tú indica que está tan fuera de lugar en la corte como tu te encuentras. Probablemente esté más acostumbrado a la vida militar que a la vida en palacio.

-Encantado, Verpus. Mi nombre es Admes y le estás haciendo la pregunta a la persona acertada. Pues verás, a mi parecer la carne más fácil de cazar sería...- piensa unos segundos mientras se rasca la marca de equis de su mejilla- pues el jabalí, obviamente. Y si os preguntáis por qué muy sencillo: si bien el jabalí es más rudo y podría atacar al cazador, eso compensa, el jabalí tiene más carne, es más fácil atraerlo, pues con tan solo unas bayas o incluso solo limo podrías atraerlo hacia una trampa o tu punto de mira. Además, el ciervo es un animal muy veloz y grácil, por no decir que tiene un oído muy agudo. Por todo esto es más sencillo que el venado huya a la mínima que nos acerquemos. Y el jabalí, al ser un animal más groso tiene más donde dar con la flecha -dejo unos minutos en silencio para que todos esos datos que he ido soltando se asientan-. En conclusión, el jabalí es más sencillo de cazar. ¿Y ustedes qué piensan?

Miro con ojos sorprendidos a mi esposo cuando lo escucho reírse. Asiento ante sus palabras, aún incrédula y sin saber bien cómo actuar ante el trato tan abierto que me muestra Asenoc.

Luego me pongo completamente colorada ante sus muestras de afecto tan cercanas, todo nuevo para mi, y miro alrededor nerviosa. De donde vengo la gente no es tan cálida y mucho menos se demuestran en público su afecto, nunca los nobles.

Quizás en el país de mi esposo actuar así es normal, deberé acostumbrarme también a ello...-miro a Asenoc.- O quizás será lo que me dijo Sebastien...- bajo la mirada aún más avergonzada al pasar por mi cabeza la idea de la noche de bodas.

-Solo deseo refrescarme, no tardaré en buscaros...- digo cohibida y busco a Sorcha, para acercarme a ella.

-¿Lo ves? -Verpus se dirige a su interlocutor- Ya te dije que tienes poca práctica cazando, o nunca hubieras afirmado que se caza el venado mejor que al jabalí. Menos mal que todavía queda gente con cabeza en el mundo -Verpus te propina una amistosa palmada en la espalda y el otro hombre se aleja con aire hastiado sin despedirse de vosotros- cretino... No le hagas caso, es un idiota integral. Un placer conocerte, Admes, la charla con el Barón empezaba a cansarme en extremo. ¿Eres nuevo en el cargo? Ya he oído el triste destino de tus anteriores predecesores.

A Sorcha la ves entrando y saliendo de la cocina con platos y bebidas que se van colocando en las grandes mesas. No porque nadie se lo haya ordenado, sino porque desde que ha llegado a este palacio parece haberse hecho cargo de todo, y el resto de los sirvientes parecen haberla aceptado como a un igual (o incluso superior) de Sebastien en muchos aspectos.

Al percatarse de que la buscas, da un par de órdenes a unas jóvenes doncellas y se acerca a ti con una sonrisa.

-La celebración ha sido preciosa, y la gente está encantada. Me empieza a caer bien tu marido.