Partida Rol por web

Se muy bien dónde está la puerta, señorita Rienne. Nos vemos por allí, o tal vez no nos veamos más después de esta noche. Mañana, probablemente, estaremos todos muertos. Os deseo una feliz noche... una feliz última noche. Si me necesitáis, podéis llamar a este número. Alguien me dará el mensaje. Dijo Edward arrojando una tarjeta de visita a los pies de la vástaga y sonrió.

Después, se dirigió a la puerta de la mansión y se retiró de allí corriendo muy rápido.

Todos observan como, con premura, Edward L'strange hace su salida triunfal por la puerta, y notan un par de pasos acelerados, alejándose como alma que lleva el diablo. El silencio abruma, y la tarjeta cae a los pies de William Danton. Erik habla por lo bajo -P-Pero Lauren... no necesitas que estén todos?- comenta con un gesto sorprendido, pero decide no cuestionar las órdenes de la anfitriona y baja por las escaleras.

-Señor Danton, acompáñeme por favor hasta la cochera, para que le de el maletín- comenta con un aspecto serio y rígido, como si fuera un mayordomo, sin mostrar expresión alguna y por supuesto sin mostrarse intimidado (al menos aparentemente) por el aspecto del alto vástago. Y con esto, le da la seña para que salga por la puerta y comience a caminar.

Sales, el frío de la noche acaricia tus sentidos de vástago, aunque habrías sentido frío en tu humanidad, ahora era una sensación distante, y meramente objetiva, recorrió tu cuerpo y te avisaba que la noche había perdido toda calidez, y corriendo como ibas, un viento de baja temperatura te golpea de frente. Es un barrio tranquilo y suburbial de Filadelfia, además de estar bastante solo, un par de autos aparcados hacia lo lejos y la premura de abandonar aquella casa, lejos de la influencia que te hubiese obligado a aceptar una invitación para pasar la noche en el refugio de aquella altanera vástago. La tranquilidad de la noche era inspiradora, mientras el cielo estaba nublado por completo, solo te concentrabas en tus pasos por la acera, dirigiéndote hacia donde tu sire.

Y cabía plantearse varías preguntas, después de lo sucedido... tu nombre quedaba en los anales de la recepción, y seguramente tarde o temprano tendrías que comparecer ante el príncipe a explicar lo sucedido. Quizás solo Samantha podría ayudarte, pero el no tener representación de tu estirpe en el consejo de la primogenitura, tan solo le restaba posibilidades a salir bien librado de todo aquello.

¿Que pasaría entonces? ¿Cuánto tiempo tendrías? y lo más importante... como te podrías librar de todas esas dificultades? preguntas simplemente sobraban.

Observo la peculiar escena con los ojos bien abiertos y no se bien como reaccionar, no se si la anfitriona me esta despidiendo a mi tambien. De pronto vuelvo en mi y guardo mi sorpresa mientras me acerco a la ventrue lenta y calmadamente. - Creo que esto es un terrible malentendido...o una falta total de modales de tus invitados, supongamos que es la primera opcion - mientras me ubico junto a ella y enarco una ceja mirando a los otros vastagos.

-Es su pellejo Mujer, no el mio! por mi cualquier cosa es mejor que pasar el día aquí, con el riesgo de ser apuñalado meintras duermo por sus mayordomos- anunció desafiante. -Yo no olvido, y no me he olvidado de lo que intentó hacer hace unas horas, si yo fuera usted, me andaría con cuidado... no vaya a ser que pierda la cabeza...- dijo y esperó a que el chofer pasara junto a él para dirigirse, a la salida. De forma silenciosa, y habiendo dicho todo lo que debía.

El silencio calló de improvisto entonces, la intervención de Jones resonaba, un malentendido? una falta de modales?, Dantón azotó la puerta al irse, Erik tendría que cumplir lo suyo mientras tanto. Y los dos elegantes se habían distanciado de los dos excéntricos, los poco delicados. Los hoscos, los brutos.

Al menos no había peligro, eso se podía resaltar, a favor de todo, pero el revuelo causado había distanciado a los cuatro sospechosos de un asesinato (y posiblemente de dos) en las inmediaciones del elíseo, resaltando que la primera víctima era el protegido de Madame Kingsley. la culpa, la tensión y la frustración flotaban en el aire, y el tiempo corría contra ustedes, en cualquier momento el príncipe se enteraría, y sabrá Dios lo que pasaría entonces...

Erik no volteó a mirar, evitaba entrar en contacto visual con Danton, solo caminó y dió la vuelta hacia el garaje, mientras a la distancia, se podía ver aún la silueta de L'strange corriendo. El sonido de sus pies sobre el pavimento, y como se perdía de vista. Luego el silencio de una noche aparentemente tranquila sumió el sitio, le respiración y los latidos de Erik eran lo único diferente al viento, que irrumpía la reinante calma.

Abrió la cochera y con las llaves, abrió el baúl, mostrando nuevamente el cadáver con el rostro deforme de golpes, de aquel rubio, el supuesto fotógrafo, junto a él, el maletín negro dichoso. Lauren Rienne había dicho que no estaba vestido exactamente igual, ahora, en esa posición fetal, ese monigote que supuestamente vivía hasta hace unas horas, y que ahora adornaba de forma lúgubre y macabra el auto de Lauren Rienne. Erik te mira fijamente, esperando a que tomes lo que viniste a buscar y te largues de una vez, por orden de la anfitriona.

No obstante... pudiste notarlo, atrás tuyo un auto te seguía a una distancia discreta, no podías decirlo con seguridad, pero en un barrio tan vacío... parecía que si estaba tras de ti, tras unas cuantas calles, el auto se detuvo y giró por otra parte, y aunque te mantienes alerta en todo el trayecto, no hay rastros de él.

Filadelfia parece tranquila, y aún en tu carrera por ir hasta donde se encuentra tu Sire, te topas con algunas pandillas callejeras, que te observan, en algún momento entras en una zona residencial y un silencio de muerte gobierna los alrededores, luego alguna calle principal con tráfico de vehículos te recuerda que no estás tan solo, y en algunos momentos, la curiosidad se voltea hacia tu persona sin causarte mayores problemas. El trayecto es largo, de ser un humano todavía hacía algunos minutos que estarías sudando y exhausto, pero ahora sin mayor problema, tus funciones te impulsaban de largo y sin reposo, tus músculos tenían un límite, claro, pero al menos no contabas con esas entrañables funciones vitales de los vivos.

Llegaste finalmente, a otro barrio Suburbial de Filadelfia, hasta encontrar la Avenida Niedro, casi por instinto que tratas de alejarte de ciertos parques cercanos, pensando que podría no ser una zona muy segura. Y allí estás finalmente, 1878 de la Avenida Niedro, una casa elevada, de dos pisos, cómoda, con antejardín y jardín, silenciosa, al frente, está aparcada una vieja camioneta Toyota, color vino tinto que sabes pertenece a tu sire. Recuerdas el estilo bicolor de las casas de aquel barrio. Te apresuras a la puerta y finalmente tocas el timbre, que suena agudo y algo molesto.

Tras unos instantes sales Samantha Branno...

Está usando una chaqueta de cuero, una camiseta blanca que resalta sus curvas, un jean algo sucio y raído, y unas botas. Enarca una ceja apenas te ve frente a la puerta. Samantha es una mujer de aspecto despreocupado, pero que cuenta con un caracter díficil de ignorar y a pesar de su naturaleza depredadora, es tremendamente protectora, no obstante, como todos, guarda sus secretos con celos y se mueve con cautela. Siempre te han gustado sus relatos, los que cuenta cuando los Gangrel de la ciudad se reunen para cumplir con las tradiciones de su clan, y distraerse un poco.

-Vaya Ed, no esperaba verte por acá... - dice mirándote fijamente, se abstiene de sonreir -... Vienes de la recepción quizás?- preguntó apoyándose sobre el umbral de la puerta.

- Cuando un jarrón que ha estado entre las posesiones de mi familia desde que pisó Estados Unidos y, que sobrevivió a la guerra de Secesión... - negó con la cabeza desde lo alto de la escalera - Es destrozado y quien lo ha hecho, sonrie maliciosamente... - señaló por donde se marcha L'Strange esperando este le oyese - Lo considero falta de modales. - sonrió con amabilidad a Jones ignorando por completo a Danton - Por favor, siga con lo que estaba haciendo, terminaré de vestirme y le acompañaré. - terminó asintiendo hacia el vastago y desapareciendo por el pasillo.

Mi Sire... Yo... Dijo Edward intentando hablar.

¿Puedo pasar? Será mejor que hablemos dentro, todo... bueno, todo no ha salido tan bien como esperaba y la verdad, es que ahora estoy metido en un buen lío.

Recapitulamos. Lauren Rienne y Bernard Jones ahora están solos en la residencia de la anfitriona, los otros dos vástagos, Danton y L'strange no se encuentran y todo este asunto apesta como las alcantarillas, pensándolo detenidamente, es obvio que las cosas solo están empeorando, la tensión aumenta, y lo que para todos los ojos no-vivos de la ciudad, es una cuadrilla, se resquebraja ante una apariencia y el orgullo de sus integrantes.

El caso es que la noche muere lentamente, y quedan pocas horas para pensar en algo inteligente que hacer, siendo la mitad de recursos, y el doble de secretos. Un enorme obstáculo se alza ahora ante los cuatro vástagos.

Y la perspectiva de que la inmortalidad otorgada por los dones de la sangre, podría desvanecerse con la próxima noche en la hermosa Filadelfia.

Samantha se mostró tranquila. -Claro, claro, pero calma Ed, siempre has tenido esa tendencia a exagerar las cosas- comentó sonriente, y tenía bastantes razones para creer que quizás estuvieses alarmado de más. -Cierra la puerta cuando entres- te dice mientras camina.

La sala de esta residencia es bastante escasa, a pesar de que sabes que Samantha es una mujer de recursos (o al menos cuando vivía lo era), prefiere los gustos discretos y humildes, el centro del recinto está coronado por una alfombra oscura con motivos antiguos, una lámpara ilumina la habitación, no hay cuadros, mesas o sillas, pero si se siente un calor agradable, obra de la calefacción. Las cortinas son pesadas, y cubren todas las ventanas. El piso es de madera, está sucio de barro y hay varias marcas visibles de pisadas, algunas secas y otras recientes. Las paredes contrastan por estar bastante limpias.

La puerta de la cocina está cerrada, y las escaleras que dan al segundo piso, están coronadas con la oscuridad, lo que significa que no hay luces arriba.

Samantha se sienta, en el tapete y te mira. -Siéntate Ed y me cuentas lo que sucede- comenta con tranquilidad, si algo caracterizaba a esa vástago, era el como siempre lograba parecer tu mentora y maestra sin importar la situación... y ella sentía aprecio por supuesto, el aprecio que un sire sentiría por su chiquillo sobresaliente.

Y Edward se sentó.

Y comenzó a hablar.

Soltó por esa boquita acolmillada todo lo que había pasado. Todo lo que sabía.

Él sabía que ahora mismo tenía un gran problema. Bueno, el problema era de cuatro, pero a él no le gustaba estar metido en un asunto del cual no tiene ni la más pizca de culpa.

Estoy en un serio problema, Sire. Dijo al final, agachando la cabeza.

Vaya tranquila, tengo todo el tiempo del mundo... - digo con una leve sonrisa en el rostro, que obviamente intenta aliviar la tension. Veo subir a la dueña de casa escaleras arriba, y ahora me encuentro solo, la presencia de los dos vagabundos ya no era un problema...¿o no es asi?... Me desparramo holgadamente en el sillon mientras los pensamientos vuelan en mi mente.

Unos minutos después, descendió la escalinata camino del salón ya con zapatos, el pelo arreglado y la ropa en su lugar.
El bastón habia desaparecido, mientras caminaba hacia uno de los asientos dedicó una sonrisa amable a su invitado, esquivando a su mayordomo que se esmeraba en recoger el jarrón roto por L'Strange.

- Disculpe mi tardanza, tenía que dar instrucciones a Erik para que se encargase del cadaver. - explicó tomando asiento frente al cainita - Agradezco que seaís más paciente que esos salvajes... - terminó dedicando una mirada rabiosa hacia el jarrón roto.

Samantha te escuchó en silencio, apenas si asentía, su mirada se posaba en tí, sin rastro alguno de sonrisa o satisfacción. Apenas acabas, ella duro unos instantes meditando, y el silencio cae con rudeza, es atronador, por los escasos y eternos segundos, Samantha Branno no dice absolutamente nada. Pero luego oyes su voz, neutra, tranquila.

-: Eso lo se Ed, esto es grave- su mirada reflejaba una preocupación creciente, y es fácil deducir que tu debes tener una mirada similar.

-: Lo que me parece increíble es como han cometido tantas estupideces juntas... si Kingsley los acusó de ser una cuadrilla...- dijo mientras se levantaba del tapete, y te miraba desde arriba -Porque rayos se fueron juntos? seguramente quien les siguiera habrá notado ese detalle... y el cadáver de aquel sujeto que encontraron...- se cruzó de brazos -Por casualidad no dejaron una carta de confesión? como para agravar las cosas?- y luego guardó ese silencio reflexivo, que parecía preceder a una tormenta importante.

-: Langley es un leguleyo, te lo he dicho... y creo que lo mejor que podemos hacer por ahora, es tratar de comprobar que tú no tienes nada que ver con lo sucedido... pero me temo que el que yo lo digo no va a ser suficiente...- parecía pensativa -Debemos encontrar alguna manera... de demostrar la inocencia... incluso aunque eso implique... demostrar la inocencia de los cuatro a la vez... o encontrar entre los cuatro una cabeza de turco...- dijo mirándote. -: ¿Porque tienes tanta suerte Ed? sales de tu laboratorio por primera vez en días, y te ganas un problema con un vástago influyente... tienes buena estrella- anunció con sarcasmo.