Partida Rol por web

Maldita sea, se escapa -pensó para sus adentros mientras se dirigía a la ventana-. No puedo permitirlo. Este tipo tiene información y tiene que dármela, sea como sea.

Entonces la histeria se empezó a apropiarse de la mente de Lauren, súbitamente sin que pudiera ni siquiera darse cuenta. Sabía que su vida bien podría depender de lo que supiera ese sujeto. Pero no había manera de alcanzarle, él tenía ventaja y la escalera le daba cobertura contra los disparos.

No tengo otra alternativa, tengo que bajar más rápido, sorprenderle y no dejarle opción. Sólo así conseguiré lo que quiero. Pasó por la ventana y llegó hasta la escalera. Nunca había saltado desde muy alto. No tenía vértigo, pero saltar desde esa altura era un suicidio. Pero, ella ya estaba muerta. Que perdía por probar. Nunca había puesto a prueba sus capacidades físicas y esta era una buena situación para descubrirlo.

No lo pensó, si lo hubiera pensado aún estaría allí. Cogió impulso y saltó, calculando que llegaría unos segundos antes al final de la escalera. Esto le daría otra vez la ventaja y pondría al sujeto "entre la pistola y la escalera".

Lauren corre a trompicones. Se tropieza con el escritorio y debe rodearlo en la oscuridad, mientras aquel personaje toma ventaja y desciende rápidamente por la escalera de emergencia. Los pasos sobre el metal resuenan por toda la estructura, pero Lauren espera, cautelosa. Observa el callejón midiendo exactamente el tiemp. La pobreza de la iluminación apenas si lanza sombras difusas de lo que podría encontrarse allí. No podía fallar, no debía fallar. Se guarda el arma en el cinto, para evitar perderla por si caía mal. Estaba cerca, estaba llegando... Concentra su sangre en sus músculos, concentra la energía de su naturaleza no-muerta, en los atributos que la inmortalidad le había concedido.

Y entonces salta. Se lanza ágilmente sobre el barandal, el aire frío pasa velozmente a su alrededor, mientras se prepara para flexionarse al caer. Jamás se había puesto a prueba de tal forma. Jamás habría pensado en hacer aquello de estar viva. Pero no lo estaba.

El suelo se acerca con gran velocidad, Rienne toca y se flexiona, como un resorte, mientras sus piernas absorben el impacto. Todo su cuerpo se estremece, pero la delicada mujer de sus días mortales no existía más.

Se levanta imponente, presta a hacer lo que fuese necesario. La silueta de su contrincante se dibuja frente a ella...

El hombre al principio parece impactado, pero notas como, para tu propia sorpresa, se recompone rápidamente. Es más, parece divertido. Es un hombre de contextura gruesa, de cabello largo mal arreglado y barba a medio afeitar, en jeans, un suéter y una chaqueta encima. Flexiona las piernas... Sonríe.

-Vaya, así que será de la forma difícil...- dice con voz carrasposa mientras parece dudar un instante, para luego sacar de su chaqueta lo que parece un puñal retráctil en forma cilíndrico, un arma cuya cónica punta termina metálicamente... Aquella forma es bastante inusual.

-Por mí, genial- añade sardónico.

Si así lo quieres, que así sea. Te aseguro que voy a disfrutar matándote lentamente mientras saboreo tu corazón aún palpitante -dice mientras su lengua recorre sus labios y deja ver sus colmillos-.

Lauren Rienne concentra su poder de manipular sobrenaturalmente las emociones. Abraza esta vez la intimidación y empleando la revelación de su naturaleza vampírica (una violación a la Mascarada que veía justificable), se enfoca en evocar el temor profundo y primordial de aquel desvergonzado enemigo, que se había atrevido a amenazarla.

El aire vibra con la fuerza de la manipulación de la Ventrue, sintiéndose helado y pesado. Frente a él, la cainita puede sentir como el corazón de aquel humano se acelera. Sus ojos se abren y sus manos tiemblan mientras parece haber sido tomado por sorpresa. Su expresión se transforma en angustia... durante unos instantes.

Pero se resiste. Su mano tiembla, pero aún sostiene con fuerza su arma, y sus intenciones permanecen... apenas.

-V...Vas a necesitar más que tus trucos mentales, asquerosa chupasangre- espeta el hombre, más por enmascarar el miedo que por coraje, parece reponerse temporalmente de los efectos de los poderes de Lauren, presto a terminarlos de una vez por todas.

Lauren esperaba que su persuasión fuera suficiente para que el hombre que tenía delante dejara las amenazas y, aún más, los hechos para otra situación. No tuvo tanta suerte. Parecía que el tío no estaba tan convencido de si mismo como antes pero aún representaba una amenaza.

Podía utilizar su arma e intentar liquidarlo, pero necesitaba información, no podía matarlo. Además si le disparaba, este sitio no tardaría en llenarse de miradas curiosas y, lo que es peor, policía. Tenía que evitarlo.

Luego hizo lo que, teóricamente, mejor se le daba a un vástago: morder. Con toda la potencia que pudo acumular se lanzó encima del tío, aprovechando que aún estaba algo acobardado. Con suerte lo desestabilizaría lo suficiente como para poder morderlo en seguida...

La sangre se concentra de nuevo en Lauren, la Ventrue no está dispuesta a perder esta batalla y concentra sus energías en una acción desesperada, saltando, carga contra su víctima mostrando sus colmillos, como una bestia salvaje sedienta de venganza. Por dentro, el monstruo que habita en la vitae de cada vástago parece estar disfrutando de la batalla al máximo.

No obstante, la refinada Sangre Azul no está habituada a la lucha, y quizás haya sido un error lanzarse en aquella brutal embestida. Ella es demasiado lenta y su enemigo le lleva gran ventaja... fintando con cierta rapidez, éste logra rápidamente darle la vuelta a la situación, mientras lanza su mano con fuerza hacia el pecho de Lauren Rienne, para terror de esta, quien reflexivamente usa ambos brazos para detener el funesto ataque...

La punta fría y metálica atraviesa el vestido y el chaleco, pero se detiene apenas al contacto con su piel, a la altura de su corazón. De no haber detenido ese ataque, estaría ahora mismo perdida... estaría a merced de aquel sujeto que parecía saber muy bien lo que hacía.

Pero sin importar la situación, levanta el rostro para encararle, mostrando sus incisivos con un gruñido salvaje. Puede sentir el olor de la sangre de aquel hombre, puede oler como corre por su cuerpo humano, puede sentir la desagradable esencia de poco refinado plasma que le disgusta mentalmente. No tiene tiempo para ser exigente, es una batalla de no-vida o muerte. Y por sobretodo, siente el rápido batir del corazón del humano, aún sacando fuerza de su coraje para enfrentarse a ella.

-Maldita bestia... vas a ir de vuelta a infierno!!- dice mientras lleva la otra mano a su chaqueta, Lauren intuye que sacará otra arma y que tendrá que actuar ahora o nunca...

Lauren sentía que no estaba preparada para una pelea así. Era una ventrue, estaba acostumbrada a mediar en otros conflictos, menos... vulgares podríamos decir. Pero esta vez le había tocado lidiar con una bestia callejera, que solo entendía el conflicto físico como solución a los problemas.

En todo caso, no había alternativa. Intentó tirar a su adversario, una idea un tanto loca viendo el tamaño de su adversario, sobre todo teniendo en cuenta el suyo. Obviamente la maniobra fracasó, mientras el desconocido intentaba herirla con una estaca en el corazón.

Salvada! El chaleco paró el golpe que podría haber sido fatal y gracias a ello, Lauren estaba en una posición perfecta. No podía desperdiciar esta ocasión, quizás fuera la última así que se abalanzó sobre el brazo del hombre e intentó mordero con todas sus fuerzas.

Los colmillos de Lauren se clavan a través de la ropa, apretando con fuerza sobre la carne de aquel hombre, quien lanza  un grito de dolor apagado. Una maldición silenciosa mientras parece mover su mano libre para ganar tiempo, y pronto la Ventrue entiende que está en una posición delicada, demasiado cercana, demasiado vulnerable.

El clic de un arma le indica que es demasiado tarde, suelta la presa mientras gruñe, tratando de fintar con rapidez, pero el hombre dispara. La bala sale silenciosa, como un dardo, mientras la vástago gira su rostro, y siente el ardor del corte cálido junto a su boca. Responde con un gruñido bestial, una simetría del mismo dolor que ha expresado su adversario.

Una marca sangrienta en su boca, la bala rasgó la piel en el costado izquierdo de su rostro, dejándole una herida abierta que alcanza a dejar ver sus colmillos y su dentadura, bañados con el rojizo de su propia vitae. La furia se inunda en sus ojos, mientras lleva su mano para sentir la carne lascerada y achicharrada por la pólvora. Su naturaleza sobrenatural le permite resistir a aquella lesión sin el mismo trauma que causaría de estar viva. El hombre en un parpadeo, se dispone a vaciar el cargador sobre Lauren...

La pelea se estaba complicando, algo no del todo inesperado teniendo en cuenta la experiencia de Lauren en el combate cuerpo a cuerpo. Pero ahora, no había marcha atrás.

Había intentado evitar disparar para no llamar la atención. El disparo no tardaría en advertir a los vecinos, llamarían a la policía. Esto le daría sólo unos minutos de margen. Tendría que ser suficiente para registrar el cadáver, subir las escaleras y registrar el piso. Y huir del sitio, por descontado. Eso si salía airosa de la situación.

A la desesperada, calcó el movimiento de su oponente e intentó dispararle a la cabeza.

Lauren saca su arma con rapidez, desenfunda y apunta, su enemigo comprende que aquello podría ser más peligroso. La Ventrue cree tener la ventaja, y esta vez decide acabar rápidamente con todos sus problemas. No iba a quedarse en sutilezas, ni a tratar de capturarle vivo, había tomado la decisión de matarle allí mismo...

No obstante, volvía a subestimar a su enemigo, estando tan cerca un disparo así sería fatal, eso estaba claro. Pero también, le otorgaba a él la ventaja de poder reaccionar a tiempo... el hombre se lanza para desviar la mano de Lauren antes de que sea demasiado tarde, la fuerza la empuja, pero ella resiste, hala el gatillo y como un trueno, el arma escupe una bala resonando con potente eco en la oscuridad y el silencio de la noche.

El hombre retrocede mientras toma el costado derecho de su cabeza con la mano, y da dos pasos hacia el costado aturdido. Atrás de él, en el muro, Lauren puede ver la salpicadura oscura y viscosa de sangre que se extiende. A través de la mano del sujeto, un chorro oscuro, pero apetitoso de sangre comienza a surgir... en ese momento, la vástago entiende que si bien su disparo no ha sido certero, le ha volado la oreja a su enemigo, quien debe estarse debatiendo entre el aturdimiento y la sordera , mientras lo que queda de la misma se deshace en sangre y más sangre.

Su mirada se gira hacia ella de nuevo, con furia. Presto a lanzar un nuevo ataque, con un impulso salvaje que tiene cierta reminiscencia de la bestia misma que domina los impulsos de las criaturas de la noche...

Lauren estaba debatiéndose entre las ganas de engullir toda la esencia vital de ese tipo y dejarlo con vida para sacarle la información que necesitaba. Optó por la segunda, sabiendo que con la primera no conseguiría nada.

Puedes decirme lo que necesito y salir con vida o dejar que te vuele los sesos aquí mismo.

Su arma apuntaba directamente a la cabeza de su agresor y su dedo estaba puesto en el gatillo, listo para disparar ante cualquier movimiento de su adversario. Su intención sin embargo no era matarlo, de ser necesario volvería a disparar pero moviendo suficiente el arma para no impactar directamente a un punto vital... al menos a un punto que la ventrue no considerara letal.

Consumido por la rabia, el hombre de lanza hacia la Ventrue, sin detenerse siquiera a escuchar sus amenazas. De poco valdría usar rápidamente los influjos sobrenaturales en un momento así y cuando vio la carga demasiada cerca, Lauren dispara de nuevo, el estampido ignífugo atraviesa a su atacante, y de nuevo se pierde en el eco de la noche.

Le ha atravesado el abdomen, una mancha rojiza aparece a través de la ropa, generándose rápidamente mientras una contorsión de dolor disminuye la velocidad pero no la furia. Se tambalea un poco, pero sigue en pie, resiste todavía con entereza. Lauren intenta disparar, pero pronto percibe la mano y enorme que aprieta la suya propia, la misma que tiene el arma, sus delgadas muñecas.

Huele a sudor y a sangre, respira agitado, adolorido, como una bestia malherida a punto de caer, y aún así, tiene suficientes energías. Su mirada refleja rabia y obliga a la Ventrue a levantar su mano propia, atenazándola hasta que las articulaciones se aflojan y el revolver cae al suelo, a los pies de ambos.

El hombre sonríe malamente. -¿Que tal eso como respuesta?- espeta con esfuerzo, mientras sostiene a la vampiro... su sangre apesta todo el sitio, las sombras cubren la mancha carmesí al lado de la cabeza. ¿Cuántas más heridas resistiría aquel humano?

El sujeto parecía más fuerte de lo esperado para un humano, ¿cómo aguantaba en pie con esas heridas? Lauren había oído hablar a su mentor de humanos alimentados con sangre vampírica, que les hacía más fuertes. Normalmente servían a los vástagos, a los cuales estaban atados por la addicción a su sangre, como si de una droga se tratara.

Independientemente de lo que fuera, debía deshacerse de él. Había perdido la pistola, pero no todas sus armas. No podía arrancarle sus colmillos, al menos mientras ella pudiera defenderse. Su oponente debería saberlo, puesto que ya los había utilizado antes pero no tenía muchas opciones, se estaba desangrando y su tiempo era limitado.

Esta vez mordió el brazo de su oponente con fuerza, dejando que la sangre del individuo fluyera a través de sus colmillos y hacia su cuerpo.

Lauren muestra sus colmillos de nuevo. Esta vez ha logrado de nuevo lo que quería, con la mano en alto, y desarmada, toma al hombre y con un movimiento rápido, clava sus dientes sobre su cuello desnudo, dispuesta a otorgarle el beso para terminar con la batalla de una vez por todas.

El sabor de la sangre cargada con adrenalina inunda a Lauren. Su paladar saborea esos toques indescifrables, distinguiendo cada sutil aroma que le rebelaba el carácter hosco y pendenciero de aquel hombre... simplemente repugnante y desagradable, sangre sucia e impropia. La presión en su mano se aligera y las piernas del atacante tiemblan, mientras el cansancio y el placer del beso terminan por horadar lo que queda de su resistencia. Su respiración se debilita, y al final se desploma mientras Lauren deja que caiga al suelo.

Le toma unos instantes recomponerse, sus pupilas contraídas, su boca llena de sangre, su sangre, la sangre del humano, su naturaleza bestial en su esplendor. Luego da un paso hacia atrás y con una fuerte contracción, se ve obligada a vomitar a un lado toda la sangre bebida, asqueada profundamente. Grandes hilos de saliva sanguínea salen de su boca, mientras un charco sobre el suelo se forma rápidamente. Su ropa está salpicada, su rostro parece haber recibido lo peor y su aspecto parece sacado de una mala película de terror.

Pero al menos ha vencido. Por el momento...

La escena era realmente nauseabunda, el vómito de Lauren podría bien haberse debido a ese hecho, si no fuera sangre lo que salía de su boca.

Todo estaba teñido de rojo. A la ventrue no le habría venido mal esa sangre, pero era tan desagradable que tan sólo tragarla ya era un esfuerzo. Además, su cuerpo la rechazaba con tanta fuerza que le era imposible aprovecharla.

Observó la situación durante un segundo y luego reaccionó. Recogió su pistola e inspeccionó al hombre que estaba tirado en el suelo en busca de alguna pista. Si había cogido algo del piso debía de tenerlo consigo. Luego se preocuparía de su estado y de revisar el inmueble, según el tiempo del que disponiera.

El callejón continuaba desierto. Dado que Lauren poco había detallado los alrededores, no sabría si algo había cambiado. Dos disparos habían sonado no tan lejos de una vía principal, quizás estaba contra el tiempo, pero desde su limitada posición, era poco lo que podía ver. Lo que si notó, es una motocicleta aparcada sobre la boca de la callejuela, con un compartimento trasero, casi oculta entre las sombras.

Se volcó sobre el hombre, manchado de sangre, con pulso débil y respiración esforzada. Lo giró pesadamente. En su chaqueta había otra estaca de punta metálica como la primera que había usado y que debía haber caído no muy lejos de allí, y una segunda pistola. Igualmente había una especie de contenedor cilíndrico metálico con algún líquido adentro, un termo que Lauren asume contenía alguna bebida alcohólica a juzgar por el olor. No está segura de que más pudiese encontrar allí, pero por lo que sabía, aquel hombre no era un vándalo común o un criminal corriente...