Celeste sonaba preocupada por el canal de enlace que mantenía con su hermano. Parecía interesada por saber cómo iba la búsqueda.
-Jules ¿Habéis encontrado a María? ¿Está bien? ¿O aún no?
Por si quedaban dudas, dejo de mantener los dos conjuros ;) el de advertir, y el de leer
La llegada al hotel fue rápida, aunque no todo lo que podría haber sido. En hora punta los carros solían tener problemas para circular, con la muchedumbre plebeya cortando el paso, los niños corriendo, los perros persiguiendo a los caballos. Jules se dirigió presto a la recepción y preguntó por María. Se volvió, pálido, y anunció:
-María acaba de marcharse con un hombre. Era moreno, joven. Se presentó como Silas.
Se la han llevado. En el hotel dicen que la han visto marcharse con un hombre moreno llamado Silas. Se la ha llevado. Estabas en lo cierto.
Y ahora me tocará hacer de mensajera. Tienen suerte de que tenga problemas personales mezclados entre tanta mierda...
Celeste suspiró, y volvió a usar el canal que les unía. Jules hablía llegado al hotel, y María no estaba... ¿pero sabían donde?
-Jules, ¿sabéis algo más? Donde se la han llevado, donde suele estar Silas... ¿Serena conocía a Silas? ¿Se fue por la fuerza o acompañada plácidamente?
...
¿Quieres que vayamos?
Aleph, malas noticias. Jules ha llegado al hotel, y ese tal Silas se ha llevado a María. No sé si debemos ir o no, dejar a Eli sola no es una buena idea.
Celeste tenía los sentimientos enfrentados, si podía encontrar a su "maestro" o a alguien a su cargo iría allí aunque tuviera que pasar por encima de cualquiera... pero Eli era una debilidad. No sabía exactamente porqué, pero la chica había despertado sus sentimientos más caritativos.
Puede que fuera porque le recordaba a ella misma cuando era pequeña, o porque Aleph había conectado de una manera especial con ella, pero le importaba mucho más Eli que María. Infinitamente.
Aleph sintió los pensamientos de Celeste en su mente, y, sorprendentemente, esta vez se mostró de acuerdo con ella
Ya sabes que no me gusta desconfiar a sí de la gente. Pero te creo, y si es cierto que Jules nos oculta algo, lo mejor será enterarnos cuanto antes. No solo por Elisabeth. Hay una persona cuya seguridad me preocupa mucho más
Entonces Celeste le trasmitió la confirmación de sus peores sospechas. Aleph frunció el ceño
Necesitamos un mapa de la ciudad. Si alguien está dedicándose a invocar cosas, quizás esté siguiendo algunos patrones a la hora de elegir el lugar. Ya sabes, trazando algún círculo de invocación o algo así... No sé mucho sobre estas cosas, solo lo que te he oído hablar a ti. Pero quizás nos da una idea de a donde se la ha llevado. Puede que a otra iglesia vacía...
Su tono se volvió algo más reflexivo, como si el gigante no se acabara de decidir sobre sus propias palabras
Y respecto a que debemos hacer... Estamos en una encrucijada. Por una parte, ya que Elisabeth ya ha sido utilizada, es posible que no la necesiten más, y no correría peligro. Además, tiene a Erik para defenderla, y también es cierto que, si el ser que van a invocar tiene una fuerza similar a la de Sandor, necesitarán ayuda, toda la posible
Por otra parte, puede que estén esperando justo eso: Que la dejemos sola. Y, siendo sincero contigo, no podría perdonarme el volver a fallarla. Lo siento, estoy bloqueado
Era una muda forma de decir que aceptaría lo que decidiera Celeste... Para bien o para mal
Desde la ventanilla del carruaje Damien contemplo las dificultades que tenía el vehículo para avanzar, y aunque el cochero era habíl y el progreso era rápido y constante, deseó por un momento que pudiera atizar con la fusta a los pesados de los peatones y seguir avanzando hasta llegar a su destino.
Una vez en el hotel escuchó las palabras de Jules y una expresión de extrañeza cruzó por un momento su rostro. -¿Silas? No me suena de nada, pero es demasiada coincidencia para que se vaya con el primero que pase. Estoy bastante preocupado ¿Acaban de irse o se fueron hace tiempo?- dijo mientras miraba desde debajo del dintel de la entrada hacia ambos lados de la calle.-¿Pidieron carruaje o marcharon a pie?.- Si la hemos perdido por unos minutos...-pensó frustrado.
Y de repente hizo la conexión mental y fue como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, se acercó a Jules y le murmuró:. -¡Silas! Maldición, Junette dijo ayer que escuchó ayer a una mujer hablando con un tal Silas de que alguien quería "despertar los guardianes..." y que mientras Silas estuviese no podrían "terminar la tarea", ibamos a contartelo Jules nada más despertaras.-
-Les escuchó en uno de los cafés de la zona, podemos mirar a ver si están en alguno de ellos, igual es un hombre de costumbres.-
Pero sin hacer caso a sus palabras y partir para un café se le ocurrió otra cosa y se volvió hacia el hotel. ¿Tendrá portero este lugar? ¿Sabrá si María partió en carruaje o andando?.
Trato de encontrar un portero para preguntarle ese dato. (Si tomaron carruaje irán lejos, si fueron andando irán a los cafés, creo) Y si no hay portero espero a ver que me dice Jules de registrar los cafés.
Edito: He cambiado la frase de reconocimiento de Silas a un murmullo a jules, para que serena no se entere.
El recepcionista del hotel les pudo facilitar algún dato más:
-Ese joven rondaba por aquí hacía días, pero es la primera vez que entabla conversación con ella. La señorita Aribeth parecía un poco triste, pero cuando le ha visto a él se ha alegrado y se han marchado juntos sin ningún problema. Creo que han cogido un carruaje.
-¿Un carruaje? ¿A dónde? -quiso saber Jules.
-Lo ignoro, señor Lázarus. Pero si han tomado uno de los carruajes de la entrada, se puede averiguar preguntando a su conductor. Si no han ido muy lejos, en breve regresará, con ellos o a solas.
Se han ido en un carruaje y debemos esperar a que regrese para preguntarle dónde los ha dejado. Si todo es como creo, estarán preparando otra de esas activaciones. Venid aquí y preparaos. Estoy seguro de que será hora de luchar otra vez.
Asistió a la escena que siguió a la confesión de forma bastante perpleja. Al ver el unicornio había interpretado que el dinero y el poder estaban detrás de quien fuera que había ordenado el asesinato. ¿Pero celos? Su mente, extremadamente racional en algunos momentos, tardó en procesar algo así. Si no hubiera existido el secuestro y todo se hubiera quedado en el intento frustrado de Serena, le habría parecido una broma de mal gusto.
Por suerte Celeste tenía mejor capacidad de reacción que ella, que se había quedado quieta y apartada en una esquina sin decir nada. Asintió a las órdenes que dictó Jules, pero en el fondo sabía que una vez más, poco podía hacer ella por Elisabeth. La frustración y la rabia que sentía hacia Serena luchaban por salir de su cuerpo, pero su carácter más bien comedido hizo que sólo saliera un resoplido de sus labios.
Por un momento dudó si seguir al resto al jardín, después de todo aquello se empezaba a sentir bastante inútil y si había que proteger a Elisabeth ella sólo estorbaría. Empezó a dar vueltas por la casa, en un afán de sentirse ocupada en algo, dando órdenes para que recogieran la mesa del desayuno y empezaran rápidamente con el resto de quehaceres domésticos. Los sirvientes la conocían ya lo bastante bien como para saber que cuando estaba de ese humor era que se cocía algo en su cabeza, y buscaba cualquier excusa para distraerse. Obviamente las camas se iban a hacer igual, pero pedir (siempre por favor) que lo hicieran ya le daba la falsa impresión de tener el control de las cosas.
Pasó unos pocos minutos así, recorriendo la mansión, antes de volver a juntarse con el grupo en el jardín. Lo primero que hizo fue acercarse a Elisabeth y darle un medio abrazo, un acto espontáneo de cariño del que estaba segura no andaba sobrada esos días.
- Parece que no han encontrado todavía a Maria, no hay novedades... - miró a Aleph, esperando alguna respuesta que indicara que allí tampoco las había habido y las cosas seguían más o menos calmadas - ¿Todo bien?
En breve regresará, en breve regresará...si no se han ido a una mansión en las afueras o a una iglesia a montar otro cirio con elementales, algún demonio y el mismo Abel Cristo bailando las danzas tradicionales de Remo.
-Pero le habrán indicado su destino al cochero, igual alguno de los demás lo escuchó.- dijo Damien a Jules. Su cara había recobrado la compostura y se acercó a los carruajes de la entrada mudando su rostro a su sonrisa más encantadora.- Maeses conductores, hace un momento han subido a uno de sus carruajes una pareja de jóvenes... tenemos un importante negocio que resolver con el varón pero ha de hacerse rápido, cada segundo que transcurre es perjudicial. ¿Por casualidad alguien escuchó la dirección que dieron a vuestro compañero de oficio? Por favor, hagan memoria, estaríamos muy agradecidos de que pudieran decirnos el lugar.- terminó Damien implicando una buena recompensa.
La voz de celeste tenía un tono de cansancio, como si le aburriera el asunto, pero tenía un pequeño tinte de emoción pese a todo. Tenían que ir de nuevo, Jules se lo había pedido, y era cierto que sus habilidades habían supuesto la diferencia entre la derrota y la victoria en la última batalla. Eso es lo que la aburría.
Pero, la idea de poder encontrar a su secuestrador la hacía bullir de curiosidad, y de deseos de venganza, por qué no decirlo.
-Aleph, ven al recibidor. Coge tu Ram Dao, nos vamos, Jules quiere ayuda.
Tras esto, Celeste bajó al recibidor a esperar a su compañero.
Aleph miró a Junette en silencio, con una expresión de reproche
No, no hay novedades. Por ahora
Luego, miró a Elisabeth, que le observaba, y casi pudo distinguir la confusión pintada en sus ojos. Suspiró. Ahora que Junette había mencionado a María, no había manera de ocultarlo. Habría preferido que la niña no se preocupara hasta que todo estuviera solucionado, pero ahora ya...
Entonces su expresión cambió
Junette, Elisabeth. Tengo que dejaros, Jules me requiere. Ante todo, no os mováis de aquí, ¿De acuerdo?
Luego miró a Erik, y habló de nuevo, esta vez en lengua ogashima, para que le entendiera
Debo irme. Protégelas a las dos, por favor. Puede que estén en peligro
Acto seguido salió corriendo. Pero antes de salir del patio se giró por última vez
Volveré en un rato. No hagáis ninguna locura... Por favor
Luego desapareció
Pues... Te dejo sola, otra vez XD
Acaban de requerirme en otro lugar
Lo que está en cursiva se sobreentiende que no lo comprendes, a menos que tu pj sepa ogashima
Aleph apareció en el recibidor, con su enorme espada colgando de la espalda. Habló por medio del canal: De alguna manera, le parecía más íntimo y completo que la simple comunicación verbal
Vamos, pequeña. Ya me contarás lo que has encontrado
El rostro de la joven fue cambiando de color al comprender que había hablado sin pensar, llevándose por delante los esfuerzos de Aleph por tranquilizar a Elisabeth.
- Yo... eh... - miró a su prima y compuso una sonrisa nerviosa, mientras pensaba en como explicarlo todo sin alarmar más a la joven - Ante todo, no te preocupes. Maria y Serena se han peleado por una tontería - que omitiré todo lo que pueda - y Maria ha salido corriendo. Pero Jules ya la está buscando, así que no hay porqué preocuparse, ¿vale? - explicó con tono dulce y calmado.
Miró a Aleph, esperando que en sus ojos se pudiera leer una disculpa por haber entrado de forma tan torpe en la conversación. Quería pensar que era el encontronazo con Serena lo que la había descentrado, actuando como si no fuera ella misma. Tal vez un paseo por el jardín fuera lo que realmente necesitaba.
- De acuerdo, no nos moveremos de aquí. - dijo al grandullón - ¡Pero volved pronto con noticias frescas o iré yo a buscaros! - terminó con tono divertido, pero hablando totalmente en serio.
-Se fueron hacia los Jardines Funerarios -dijo uno de los presentes mascando tabaco.
Los Jardines Funerarios de Kahr se llamaban así por su cercanía con el cementerio y porque habían sido construidos en honor a la mujer del Duque Richard, en el tiempo en que la nobleza gobernaba en Arlan. Eran una hermosa zona por la que pasear, digna de burgueses y nobles, muy limpia y tranquila. También se sabía que en algunas de sus zonas solía haber parejas que buscaban, al abrigo de la noche, un lugar al aire libre para... el romance.
-He visto a ese hombre antes, creo -murmuró Serena mientras uno de los cocheros contestaba a Damien-. No me dio buena espina, pero nunca se lo dije a María. Si es él el que se la ha llevado y va a hacerle daño...
-Es usted todo un caballero.-dijo Damien al cochero con amabilidad.
-Y sí, desde luego, la gente... la gentuza que hace daño a jovencitas se merece todo lo malo que le pueda pasar.- continuó en un tono más duro mientras hacía señas a Tristán y a Jules para subir al carruaje.
-A los Jardines funerarios, se que usted habitualmente rápido, pero en este caso es de extrema urgencia que lleguemos cuanto antes.-indicó al conductor.
-Y Serena ¿Por qué te dio mala espina?- Medio asómó la cabeza por la ventanilla mientras el carruaje empezaba a avanzar, no creía que les alcanzaran antes de llegar... pero todo era posible.
-Miraba demasiado a María. Todo el mundo la mira. Pero él la miraba... distinto -dijo Serena con los nudillos blancos de sujetarse al asiento.