Partida Rol por web

Los ojos enmarcados en barro de Hiedra no consiguieron ver nada raro dentro de la casa. Solo una vigilante para el engendro de Allen. Claro que si hubiese trampas escondidas, la gracia sería que no las vería, porque bueno, estarían escondidas. Igualmente, la niña de la hiedra tenía que actuar con la información que tenía. Lo primero que hizo con la información que tenía fue agacharse, y así quedar por debajo de lo que se podía ver por la ventana. Luego pensó, actividad que de vez en cuando practicaba, aunque preferiblemente en sesiones cortas. Esto fue lo que pesó:

En cualquier momento va a empezar la batalla. ¡Jo, me la voy a perder! Ojalá fuera pirata y pudiese hacer todo lo que quiera. Bueno, a lo mejor puedo tener una batalla ninja contra la de adentro.

Lo más ninja que podía hacerse era buscar un vil y efectivo ataque por la espalda, así que así agachada, fue rodeando la casa.

Desda la posición donde se encontraba Dolan podía ver la interacción con aquella mujeres y las acciones de Hiedra, si bien la mayoría de su atención estaba puesta en aquella mujeres y aquel tipo, no dejaba de vigilar el lugar por donde avanzaba Hiedra, nunca se sabía por donde podían aparecer y si tendría que actuar para cubrir a los compañeros.

Pero de momento Dolan se quedó en silencio y vigilando todo el lugar, esperando alguna amenaza potencial que pusiera en peligro a los demás, de momento solo estaban teniendo algunas palabras y no pasaban a las manos.

Tras darle vuelta a la cabaña encontraste una ventana semiabierta. No parecía que tenía alguna trampa escondida, pero siempre era buena idea revisar las cosas antes de actuar.

El engendro de Allen había comenzado a llorar por lo cual la nana opto por cargarlo y arrullarlo con el motivo de que dejara de llorar.

Si optaras por pasar por la ventana, tendrías que esquivar un pequeño mueble lleno de las mamilas de vidrio del nene y un par de sonajas que se encontraban regadas por todo el suelo, de lo contrario la nana se percataría de tu presencia.

En caso de que lograras esquivar esos pequeños obstáculos, estarías libre para usar tu mejor atributo para inmovilizar a la nana.

Al parecer Hiedra habia comenzado ya con el plan, ya que en un abrir y cerrar de ojos esta habia desaparecido atras de la cabana. Que harian los demas?

Hiedra se sentía muy ninja, así que con semblante severo, se aventuró hacia la ventana indiscreta. Al principio fue bien, su táctica de ir subiendo como una oruga por la pared le daba el sigilo necesario. Hasta consiguió pasar por la ventana sin ser vista, pero... siempre hay un pero...

Su bolso tiró una de las mamillas de vidrio, provocando un pequeño estruendo delatador. Por si fuera poco, en el intento de agarrarlo antes de que cayera, los reflejos de su pie fueron a parar nada más y nada menos que a una de las sonajas en el suelo. ¿Esto se podría usar para una canción? 

Antes de que la nana dijera nada, Hiedra decidió improvisar. Buenos días. Siempre es bueno saludar. Mientras hablaba, iba alejándose de la ventana. Soy una ladrona, como habrá podido notar. ¿Qué más? Habla bien Hiedra, habla con clase. Actualmente resido por aquí en los bosques, Señaló hacia la ventana con el bate, como osos para desayunar. Hiedra masticó su bate durante un segundo frenético. Paró en seco, y se enjarronó con el bate apoyado en la cintura. Vi esta adorable casita aquí en medio y pensé: me están entrando Mmmuchas ganas de hurtar. Un silencio innecesario  ocupó algo de espacio mientras Hiedra pensaba en como seguir la historia, moviendo las cejas arriba y abajo. Reconozco que tengo severos problemas de autocontrol, soy peligrosa. Asintió con la cabeza, y dio dos golpecitos de bate en la palma de una mano, dejándola llena de babas de cuando mordió su arma para escenificar que come osos. Deme sus joyas... s-sus berris... y esas cosas, y habrá paz. Si no accede, tendré que usar la fuerza contra usted y su hijo, como comprenderá. ¿Algo más? Muy lindo su hijo, se le parece. 

Concluyó mirando un momento la ventana, y guiñando un ojo, como si le diera una señal a alguien.

Las cosas se estaban desarrollando según lo planeado.

Decidió esperar a que Shun actuase primero; mientras tanto se mantendría alerta, espada en mano, para actuar con la mayor rapidez posible.

-Que demonios dijiste!!!? gritaria la Nana mientras colocaba al bebe en su cuna y tomaba una raqueta de tenis que estaba en el suelo, justo a un lado de la cuna.

-Me importa un comino si comes osos o si eres una ladrona, tu morirás aquí! Gritaría con una voz furiosa y agresiva.

Casi al instante, la nana se abalanza contra ti lanzando un raquetazo directo a tu cabeza.

De pronto, desde la cabana se lograban escuchar estos gritos de una voz desconocida.

-Que demonios dijiste!!!?

-Me importa un comino si comes osos o si eres una ladrona, tu morirás aquí!

Shun tenía un plan bastante anticuado, llamativo pero para nada ingenioso, simplemente consistia en tener una pequeña distracción para poder atacar a sus rivales, él y Deku serían suficientes para poder entretener mientras Kabuto, Kira y Volk atacaban por atrás como refuerzos. 

Al escuchar los gritos en la cabaña supo que era la señal que necesitaban, Shun no espero más y salió disparado contra las tipas de Bikini, una sonrisa enorme en sus labios mientras atacaba a la de su izquierda permitiendo que Deku se encargara de la otra. En tanto Kabuto y Kira salían desde atrás de los arboles y corrían hacia donde estaban ellos.

Junto a Kabuto y Kira, salió de su escondite, espada en mano, dispuesto a enfrentarse a sus enemigos y apoyar a Shun.

-Que demonios les pasa malditos!? gritaria la capitana de las bikinis de esa escuadra (Bikini C) al observar como Shun y Deku se abalanzaban sin resultado alguno contra las guardias. -Acaso quieren morir?

Al instante todos salieron de sus escondites poniendo en apuros a la capitana. Esta simplemente se puso en guardia esperando cualquier ataque que el viniera. -Chicas, acabemos con estos malnacidos! 

Había que reconocer que su experiencia con las bikini, y la isla en general, no era muy amistosa. Exceptuando sus nuevos compañeros, claro estaba, pero lo habitual era que la gente le pegara palazos, balazos, zarpazos, y en este caso, raquetazo. La amenaza de muerte sin duda aclaraba las intenciones, hasta Hiedra podía entender que no se trataba de un juego. Bueno... ¿Podía?

La mujer del bate se agachó con su arma a la altura de la cabeza, e impulsó el raquetazo hacia arriba con un rápido golpe de bate. Resultando en una extraña posición simétrica y agachada, sosteniendo el bate en la frente, como si se dispusiera a bailar una danza hindú con él. Señora, ¿usted cree que esa es forma de criar a un hijo? 

Acto seguido, apoyó su bate en el suelo, y se dio impulso para levantarse de golpe, aprovechando la inercia para arrear una patada en la rodilla a la bikini enemiga.

-Quien carajo te crees tú para hablarme de como criar a un hijo! Diría con un rostro lleno de furia y enojo pero con una lagrima recorriendo su mejilla. Esto lo hacía mientras saltaba evitando la patada en la rodilla para después aprovechar la inercia y gravedad de la caída para intentar golpear el rostro de Hiedra con el mango de su raqueta.

Uou, su farol es mejor que el mío. ¿O el de Allen mejor que el mío y el suyo...? Bah, no hay que desaprovechar la oportunidad de pegar. Sin duda, aquella lágrima era desconcertante. ¿Realmente le afectaría? Y si eso afectaba emocionalmente a la bikinii de los raquetazos, ¿qué quería decir? Por el inconsciente de Hiedra pasaban esas preguntas, pero su cuerpo era más decisivo y contundente. 

La gravedad que quería usar la bikini en su favor le jugó muy en contra. Hiedra resolvió la situación en dos rápidos batazos: el primero apartó la raqueta de un derechazo, con la misma facilidad con la que el gran oso había mandado a volar a Hiedra. El ruido de metal contra metal resonó casi un segundo, y antes de que el eco rebotara un instante por las paredes, llegó el segundo batazo. Después del derechazo contra la raqueta, la niña de la Hiedra agarró el bate con las dos manos, concentró toda su voluntad para que sus músculos le dieran un precipitado instante de energía desesperada, y arreó un poderoso ataque contra las piernas de la bikini, antes de que la enemiga pudiera tocar el suelo. 

Justo cuando el bate se disponía a tocar piel, Hiedra respondió la pregunta de su enemiga, llena de pasión, con los ojos casi llorosos.

¡SOY LA HIJA DE TODOS! 

Desde el interior de la cabaña se lograron escuchar fuertes choques de metal antes de un grito de Hiedra que no parecía tener mucha coherencia para ustedes:

¡SOY LA HIJA DE TODOS! 

Se demoro en reaccionar, no pudo preveer bien las cosas que iban a suceder y salió corriendo con algo de lentitud e incluso casi tropezandose con algunos arbustos. Mierda, no puedo llegar tarde a defender a los demás.