Partida Rol por web

Me quedo mirando al niño, sin saber que hacer.... Qué le ocurre ahora?
Miro a Joseph, con una expresión estupefacta en mi rostro, todo parece tan surreal.
Algo en mi interior me dice que el niño necesita atención, así que me agacho a su lado, intentando hallar el motivo de su estado actual...

El niño temblaba y gemía en los brazos de Liselotte. Poco a poco de uno de los locales destrozados de la calle empezaron a salir diferentes personas de todo tipo y condición.
Hombres mujeres, e incluso un anciano herido empezaron a salir por el aparador roto. Las llamas empezaron a surgir del local a las espaldas de la gente que poco a poco se acercaba al coche patrulla. Las alarmas saltaron y la extinción automatica del local se activó.

Liselotte pareció vismulbrar una figura que se recortaba entre las llamas andando tranquilamente entre ellas, le pareció que iba con una especie de sombrero y un paraguas en las manos.

Joseph encargate del niño...

Le digo dejándole al cuidado del niño, y me dirijo rápidamente hacia la figura que camina entre las llamas, intento enfocar mejor mi misión para poder ver de quien se trata...

No es posible, no puede estar caminando tan tranquilo por allí...

Apreto un poco el paso, no quiero perderlo de vista, camino en dirección contraria de toda esta gente que sale del local y me acerco lo máximo que me permite el calor de las llamas...

Quién hay allí?

Pregunto en voz alta, intentando hacerme oir entre el rugido de las llamas. Levanto el brazo para protegerme los ojos del calor de las llamas...

Liselotte trató de mirar entre las personas que salían del supermercado, algunas con las manos vacías, otras con cargadas de productos electronicos y ropa cara. La joven agente se sorprendió al ver que todos ellos la miraban fijamente e incluso alguno gruñía como un animal al ver que la joven se les acercaba.

Por un hueco abierto entre la gente que parecía dispuesta a saltar sobre ella vio a aquel tipo observandola, debería rondar una edad indeterminada ente los cuarenta y los sesenta años, iba vestido con ropa anticuada, quizá del primer cuertop del siglo XX, de riguroso luto y con su estrafalaria vetimenta rematada por un bombiín negro y un paraguas en su mano. Él tambien la estaba mirando y al verse reconocido la saludó con una leve inclinación de cabeza. La gente continuó avanzando hacia Liselotte.

Liselotte joder novata!! Largemonos de aqui!

Siento un nudo en mi estómago, quizás sea debido al terror que me mantiene clavada en mi sitio, escucho de fondo a Joseph gritar que huyamos... Huir?
Miro a mi alrededor, veo a la gente dirigiendose hacia mi, no me gusta su aspecto, deberían estar clamando ayuda, no se, otra expresión... Siento mi corazón como late fuertemente; doy media vuelta y me dirijo corriendo hacia el coche patrulla, donde me espera Joseph...

Si, vamonos...

Le digo casi en gritos...

Con el niño llorando dentro del coche Josep empezó a maniobrar, cascotes y piedras llovieron sobre el coche cuando la gente que había salido del supermercado empezó a tirar piedras y todo lo que llevase en la mano contra el coche patrulla.

Una cascote golpeó contra la luna delantera rompiendo el cristal, aunque este no cedió del todo, mentras Josep daba un volantazó gritababa Liselotte que pidiese refuerzos por radio, ellos se largaban con el crio.

Cojo la radio, y empiezo a llamar a la centralita, las piedras empiezan a golpear el parabrisas e intento protegerme, no nos dan, pero la impresión de ver como la piedra golpea el cristal hace que levante la mano protegiendome...

Mierda, que está pasando aquí... Venga date prisa...

Se que está haciendo lo que puede, pero los nervios hacen que grite un poco, cuando me contestan por la radio informo de la situación para que manden fuerzas especiales, nosotros no podemos hacer nada...

El coche chirrió y quemó rueda, el compañero de Liselotte con un par de volantazos la sacó de allí, algúnas piedras impactaron en la luna trasera pero con menos fuerza que las veces anteriores. Ambos miraron un segund hacia atras para comprobar que habían dejado atrás a aquella turba. el niño que Liselotte llevaba emepzó a gritar. Delante de ellos estaba el hombre del bombin, a tres escasos metros con el poderoso motor del coche patrulla rugiendo Josep trató de dar un apartarse perdiendo el control del vehiculo. Este se estrelló contra un muro cercano.

Al ver al tipo ese del bombín, en medio de la carretera, como si no ocurriera nada, exponiendo su vida ante el coche patrulla, un escalofrío recorre mi espalda, a ese hombre le he visto entre las llamas, no es humano; Joseph da el volantazo, e intento coger con fuerza al niño, protegiendolo con mis brazos de cualquier golpe.

El vehículo se estrella, siento todo mi cuerpo dolorido, abro la puerta y salgo del vehículo, dejando al niño dentro.

Miro a mi alrededor, desenfundando el arma miro de protegerme con el coche, este hombre me da muy mala espina, le apunto.

No te muevas, levanta los brazos, allí, donde yo pueda verlos, como hagas algún gesto extraño disparo... Quién eres?

Liselotte salió a toda velocidad del coche. A pesar de que apuntó con velocidad y decisión al hombre del bombín este no se mostró asustado ni nervioso, solo levemente divertido.

Tres

Fué lo único que dijo y sin ningún tipo de acento en particular, la voz era grave y atractiva, como la de un narrador de cuentos, aunque consiguió hacer que el vello de la nuca de la joven se erizara. Sin descir nada el hombre del bombín señaló el motor del coche que empezaba a humear, en el interior seguía Joseph semiinconsciente.

Mierda, con los nervios no me di cuenta de que Joseph no podía valerse por si mismo...

Veo como el coche empieza a humear, tiene muy mala pinta, bajo el arma y me dirijo corriendo al coche, para sacar al niño y ayudar a Joseph a salir, nerviosa voy echando rápidas ojeadas hacia el motor del coche.

Venga Joseph, tenemos que salir de aquí, corre...

Me doy cuenta lo novata que soy, esta situación me está superando, al sacar al niño miro hacia donde estaba el desconocido, para poder comprobar si continúa allí o ha desaparecido...

Los temores de Liselotte se vieron ocnfirmados, el humo negro indicaba lo peor, aquello iba a estallar y rápido. Aunque le estrañaba en sobremanera que con un golpe tan leve del coche pudiese amezar en incendiarse (después de todo aquello era la vida real y no una peli de acción de Hollywood). Con esfuerzo sacó el cuerpo semiinconsciente de Joseph y el niño con facilidad, y cuando giró la mirada para comprobar si el estraño sujeto estaba allí no se sorprendió demasiado al ver que había desaparecido.

Lisselote se sorprendió al ver que algo, una especie de papel que estba segura que antes no estaba allí se estaba quemando y arrugando sobre si mismo a causa del calor. Las sirenas de los refuerzos estaban cerca, podía escuchar con claridad como se acercaban coches patrulla, ambulancias y bomberos.

A pesar de que el tipo ya no estaba, Liselotte vio como se quemaba algo encima del capó, parecía un especie de cartulina, quizá una carta de naipes pero ya estaba demasiado quemada cuando se fijó para saber cual era.

Haciendo un gran esfuerzo intento apartar lo máximo posible al niño y a Jhosef del coche, después ya me encargaré de intentar averiguar algo sobre el tío ese...

Lo arrastro por el asfalto buscando un lugar seguro, no entiendo nada de lo que está pasando y empiezo a estar algo nerviosa...

El coche terminó envuelto en llamas de fuego que surgían del motor, nada, ninguna prueba prodía quedar después de semejante calor.

Liselotte, frustrada arrastró el cuerpo de su compañero fuera del alcance de las llamas. No había no rastro del niño. Ya eran visibles las luces de los coches de bomberos y los antidisturbios.

Mierda, donde se ha metido?

Busco con la mirada al niño, temo que ese desgraciado le pueda hacer algo, es solo un niño... Siento como todo se me está desbordando, me pongo nerviosa, no puedo controlar la situación...

Jhosef, despierta, venga, joder...

Le empiezo a dar pequeñas palmaditas en la mejilla, intentando despertarle, él sabrá qué debemos hacer, pero lo que está claro es que así no lo voy a dejar solo, con la mirada intento valorar su estado, miro que no tenga ninguna herida mortal.

Los coches de refuerzo llegaron a toda velocidad, los furgones se detuvieron inmediatamente delanta de ellos mientras los bombores se ponían ya a trabajar en el coche en llamas. La ambulancia se detuvo unos segundos más tarde, los ATS bajaron a toda velocidad para hacerse cargo del policía inconsciente. En un par de minutos estaba dentro de la ambulancia y de camino al hospital.

Liselotte se quedó en medio de aquella marea humana que corría de un lado a otro, ni rastro del viejo del bombin ni del niño.

Cuando el fuego del coche patrulla ya estuvo controlado, uno de los bomberos aún sinsacarse la mascara de oxigeno se acercó decidico a Lisselotte.

¿Agente, es usted la conductora del coche sinistrado? -dijo a través de la mascara que le distorsionaba terriblemente la voz- Venga conmigo.