Partida Rol por web

¡Ay madresita mía! gritó una de las acompañantes en el funeral. De uno de los butacones, se levantó Mamasita, la sirvienta de De los Santos Benditos Esteban.

¡Me hacéis trabajar hasta cuando alguien se muere, pobre mis señores...! de no se sabe dónde, sacó un pañuelo y se lo puso en la cabeza. Se acercó a una esquina donde había un cubo con agua y un trapo para frotar. Se agachó en el suelo y empezó a fregar.

PacoJoJa lansó una mirada de ira al padresito Ricardín. Él yasía en el piso igual que la ansiana, pero ni siquiera se dignó a ayudarle. ¿Había que tener tetas para que hasta el mísmisimo hijo de la palomita buena onda le hisiera caso? ¡Estaba claro que sí!.

Ensima para más colmo de males, su prima la borracha, no porque fuera alcohólica, sino porque sus iniciales parecían las de un güisqui de marca, le reprendió por el estropisio montado en la sala y las manchas de su blusa y del piso. ¿Acaso él tenía la culpa de lo que había susedido?

Luego la tremenda y maravillosa Esmeralda preguntó a su prima y después a él. La cámara por fin dejó de apuntar a sus voluptuosos pechos, para marcar el tremendo culo que se gastaba el jovensito. Los televidentes debían estar contentos, pues tanto los hombres como las mujeres podían disfrutar de semejantes cuerpos por parte de los dos primos. Luego le enfocaron a su cara, PacoJoJa lució una sonrisa blanca y brillante al tiempo que hablaba por primera vez en la escena. Claro que sí, primita. Estoy bien. Dijo mientras trataba de volver a ponerse en pie sin que nadie le ayudase tras el golpe que había sufrido. Mírala, pensó el chavo, está guapa hasta con salsa de yogur en la entrepierna.

Cuando creía que tenía todo el interés de la audiencia puesto en él, su prima, la buena, no la borracha, se puso a hacer un soliloquio sobre lo tremendamente desgrasiada que era ella. Y eso que ella no había quedado en ridículo ante todos los espectadores. Las cámaras la volvieron a apuntar a ella, pero esta vez a la cara, al tiempo que maldesía. Por suerte, Francisco no fue capas de escuchar lo que estaba disiendo. Así que tan solo pudo escuchar y ver la intervensión de la mamasita que si había estado en la sala del funeral, él no se había percatado de su presensia.

Afortunadamente era parte del servisio, y es que su familia era sumamente inteligente y sabía que debían invitarlos también esas ocasiones. Nunca se sabía cuando alguien iba a tener un accidente y se iba a manchar todo el piso.

Pisando lo recién fregado a la mamasita, Fransisco pudo comprobar como todas las cámaras ahora se centraban en él, pero ahora de verdad. Vieron sus andares poco elegantes, pues los aperitivitos iban resbalando por toda su ropa, e incluso una bandeja de ponche le había mojado la ramera hasiendo que todo su musculoso cuerpo se marcase aún más. Con esas fachas se dirigió hasia su prima, la buena, y la quiso dar una abraso. ¡Ais primita! ¡Cuán desgrasiados somos! ¿Cómo se encuentra?

Abuelita querida ¡ha despertado! Es un milagro- dijo abrazándola y acercándola una silla- Siéntese abuelita querida, que necesita reposo. ¿Quiere algo?-  Preguntó, e instantáneamente le vino la respuesta. Por supuesto que quiere algo, quiere tomar, la abuela siempre toma, en el desayuno, la comida o la cena. Así que se fue a por un buen trago para su abuelita querida.

Y allí lo vio, no había tenido tiempo de presenciar esa obra de arte divina, esculpida en escayola oliva y con pelo azabache, su querido jardinero. Era tan amable por aparecer allí, había hecho tanto por la familia.

Fue hacia él que estaba junto a las botellas de alcohol y le abrazó con fuerza, un abrazo que nada tenía de familiar.

Querido Rigoberto Julián, me alegro de que estés aquí apoyando a la familia. Haces tanto por nosotros. Ojalá, algún día, me dejes agradecértelo. dijo, como si no hubiera nadie más en toda la sala. Y se quedó mirándole fijamente, abrazada a él.

-Sin duda ésto es trágicamente trágico... nadie se esperaba que dos personas en la flor de la vida murieran así, a la ves. No es justo, nomás.

Ese hecho había reunido a toda la familia, además de al cura y pare del servicio. Oscar Bertín buscó al albacea o a un abogado por la sala, todos sabían que era una familia adinerada y quizá habrían dejado algo en herencia a sus familiares. Aunque Oscar Bertín solo esperaba que no se liara una gorda, no sería la primera vez que se montan trifulcas y culebrones en base a la avaricia de recibir herencias.

¡Maldito güevon! gritó Mamasita. Las cámaras dieron un giro inesperado y se centraron en la cara de indignación e ira de la negra sirvienta. Alzó un puño hacia PacoJoJa y le movió lentamente.

¡Me pisaste lo fregado, desgraciado! ¡Yo, que he refregado las cacotas de tu culo sucio cuando no eras más que un niño! ¡Maldito!

De no se sabe donde, apareció una fregona en la mano de Mamasita. Recogiéndose la falda y las enaguas, empezó a avanzar con determinación sin evitar lo fregado, y se encaró al joven que estaba abrazando a una de las primas. Se metió entre medio y le apartó de un empujón. Comenzó a golpearle con la fregona.

¡No se acerque a la señorita, que la va a ensuciar más de lo que ya está! ¡Malnacido!

Se dejó abrazar por esa joven moza, pues siempre era de agradeser que una jovensita linda lo abrazara- Claro que sí, señorita de los Santos -contestó- además, su mamá fue muy amable conmigo siempre.

Eso era verdad, la difunta señora había sido muy amable con él, y el difunto señor también. No podía quejarse de como lo habían tratado y siempre había parecido un miembro más de la familia, salvo por el hecho de que él trabajaba en los jardines.

No pudo evitar una risa al ver a Mamasita evitar que el huevón rubiales del primo de las chicas abrazara a Esmeralda María Escarlata. En ese momento se le pasó una idea por la cabeza, y la haría, ahora tendría que ir a dar un abrazo a la otra prima para demostrar que en realidad él era más apreciado que algunos familiares.

-Solo espero que todo se vuelva a la normalidad y ustedes consigan encauzar sus vidas -dijo mirando a los ojos de la chica rubia- ¿Le apetece algo de beber? -dijo a Juber mientras se giraba para ver que bebidas no había tirado el primo con peinado de pájaro loco.

-Grasias al sielo- extendí los brazos yendo hacia mi encantador y sesi primo mientras mi hermana querida ayudaba a la abuela  yendo a por algo para la abuelita, interceptando al jardinero que estaba rebueno y se pegó a su maravilloso cuerpo tostado por el sol de la no toscana que era nuestro extenso jardín de las delicias.

Entonces la Mamasita querida interrumpió el emotivo (y pecaminoso pues mis pensamientos no podían ser menos oportunos, ¡ay señor! ¿Por qué me pones a prueeeebaaa?) abraso de mi querido PacoJoJa, encarándose y moliéndole a palos por manchar mi ropa.

-¡Por favor Mamasita!...¡Johnny!-llamé a mi otro para que ayudara a PacoJoja con un gesto de desolasión me limpié la salsa de yogurt de las mejillas, era sierto que mi maravilloso modelito se había visto arruinado pero el señor Dios no cierra una ventana para abrir la chimenea... o no cierra la chimenea para abrir la puerta... como fuese.

-Sielos, deberíamos cambiarnos, acá en la casa seguro que hay algo que podría valer- la otra opsión era pedírselo al padre Ricardín pero sería pecado pecadoso.

Segurísimo.

JB miró a Mamasita, esperando que se girase y golpease a su hermanita querida por pecaminosa, vulnerar la casa del señor mirando así a todos los hombres debía castigarse con el infierno, o con un par de palos de fregona.

De repente, JB miró a su alrededor, faltaba alguien en ese funeral, su abuelito querido aún no había llegado.

Sirvió la bebida, fue junto a Satanasa y la dio un copazo de whisky como los que ella solía desayunar. Aquí tiene, un whisky triple con hielo, como a usted le gusta abuelita querida.-la dijo con ternura.

Francisco Jonathan Javier de los Olmos Blancos sonrió ante la propuesta de su primita querida. Era cierto que tenía la ramera remojada y que todo su cuerpo se estaba marcando, haciendo que se le pegara al pecho y sus pezones estuvieran duros hasta casi rasgarla.

Órale, queridita prima. Hase algo de frío aquí también. Será mejor que vayamos a cambiarnos de prenda tal y como sugeriste. No son fachas para estar en el funeral de tu papá y de tu mamá. Ellos no querrían vernos así. Dijo mientras las cámaras mostraban como el primo daba la mano a la prima y juntos abandonaban la escena camino del dormitorio donde solo ellos dos sabrían lo que pasaban. A no ser que ese culebrón fuera para mayores de 18 años, pues entonces, quisá, y solo quisá, los teleespectadores podrían ver lo que susedía en aquel cuarto. Pues si algo aún no sabía PacoJoJa, era el horario en el que se emitiría.

-Es suerte la nuestra que podamos cambiar nuestras prendas- dijo con una sonrisa profident que te cagas marchando de la mano con su primo, tan encantada de su presensia que casi se le salía el corasón

A Oscar Bertín se le frunció el ceño cuando vio a Esmeralda y a su primo tan cerca, como si no sintieran ningún decoro ni ningún respeto por los muertos.

-Creo que le acompañaré en lo del whisky- le dijo a Satanasa- hoy es un día muy duro.

Cogió una copa y siguió observando a los primos... cuando al parecer los dos se iban a retirar para hacer cosas poco honestas a Bertín se le cayó la copa de indignación.

"Esto no quedará así... que poca vergüensa que tienen los güevones" se dijo a sí mismo, mirando a cámara... aunque creía que todo aquel que estuviera viendo eso desde sus casas pudo oírlo claramente, como una voz en off.

Recuperando su dignidad, Prudencia Satanasa tomó el copaso que le tendía la jovencita y, dándole un buen lingotazo, acabó por dejar escapar un suspiro:

-Ahora si que está chévere. No se preocupen, la santa palomita no permitió que me susediera nada... habría sido demasiada desgrasia ya para este día.

Vio entonces cómo los dos jóvenes salian de alli, en dirección a a saber dónde. Lo que si tiene claro Satanasa, a juzgar por ese primer plano de mirada desconfiada y recelosa es qué van a hacer.

-Ay, mija, me parese que tu primito va a maleal a Esmeralda... Hay que ser desvergonsado para estar cogiendo mientras los papás están acá, tan muertecitos... Esta morocha no sabe lo que se hase...

Y vuelve a darle un buen trago a ese vaso de whisky, asintiendo a Oscar Bertin:

-Ay, sí mijo, agarráte lo que nesesitás. Así podemos brindal por los papás... -dice, observando cómo acto seguido parece que al muchacho se le cae la copa- pero andáte con cuidado, no vayás a rompel el vidrio... Ni que te hubieras puesto celosón....

-No... es solo que- dijo a Satanasa- hoy es, como dije antes, un día reduro. Pero no se preocupe, esto se limpia pronto.

Hizo un gesto con la mano para llamar a la sirvienta.

-Mamasita, venga usted para acá y limpie esto, por favol.

Y volvió a servirse una copa del licor amarillento. Hoy habían buenas razones para beber.

Yastá', la negra tiene que estar relimpiando siempre. ¡Me hierve la cabeza por su culpa, naquete! gritó acalorada la pobre Mamasita. La cámara dejó de enfocarlos para señalar cómo los dos primos se iban agarrados de sus manitas. Hizo después un primer plano de Satanasa, donde sus ojos se entrecerraron y casi gritó al ver esa escena. Pero no era el único, Oscar Bertín se unió al plano de la cámara y compuso la misma mirada que Satanasa.

Los primos se lanzaban miradas llenas de sentimientos. Se pudo ver una imagen de ellos, cada uno montando a un caballo, dándose la mano mientras cabalgaban.

Salieron al pasillo del tanatorio y se quedaron expectantes. ¿Dónde podría estar un armario con ropa decente para ellos? Caminaron hasta la entrada, donde había una linda resepsionista atendiendo el teléfono.

¡Hola buenos días, mi nombre es Paloma Cantaora de las Marías Auxiliadoras, número de referencia 85472! ¿En qué puedo ayudarte? os preguntó cuando os vio.

Desde tu cochazo de importación, mientras recargabas tu pistola, puedes ver cómo Esmeralda María Escarlata y Francisco Jonathan Javir se acercan a la resepsion agarrados de la mano.

¡Ay mamita! Dijo mirando a la recepcionista. ¡Nesesitamos algo de ropa para cambiarnos! Hemos sufrido un percanse allá dentro de la sala de nuestros difuntos. Nesesitamos un sitio para cambiarnos y algo de ropa limpia. ¿Podría usted ayudarnos, buena señora? Dijo PacoJoJa mientras le dedicaba una sonrisa profident a la mujer de la recepción, al tiempo que marcaba su increíble pecho, bajo la ramera mojada.

Luego miró a su querida primita, y luego la susurró algo. No te preocupes, amor. Esto lo solusionaremos ahorita mismo.

Jhonny no había podido evitarlo. Finalmente, se había quedado dormido en una de las sillas, durmiendo la mona, con los brazos colgando, y por suerte, sin roncar... hasta que el olor del alcohol parecio llamarlo como si de oro mismo se tratara. La camara cambio de objetivo hasta Jhonny, momento en el que abre los ojos y se incorpora, poniendose de pie. ¡SIELITO BENDITO QUE PASO?

Se mira la camisa, manchada de alguna salsa roja, y se agarra la camisa, tirando de ella para ver la camisa mejor. ¿Quien es el malnasido que me mancho la camisa? ¡Mamasita limpiame esto, que asquito! Comenzo a restregarse la salsa por la camisa, quejandose mientras se acercaba a la barra junto a Oscar y Satanasa, con sus andares, como si estuviera bailando.

Ponme uno de esos, tron... Que tengo que ahogar las penas... que estoy retriste...

A Mamasita nunca le llamaban para nada divertido. Limpiar, barrer y quien sabe qué cosas más... aunque no recordaba que se dieran tanta prisa a la hora de pagarle como cuando necesitaban que le plancharan la ropa interior.

-Amos a vel, señorito, que una no puede estar en to'.- le dijo a Jhonny, que se había manchado la camisa- voy a ayudarle, pero solo porque le conosí desde que era un bebón- en realidad, lo que Mamasita quería era verle los abdominales. Aún no habían enseñado demasiada chicha y la gente se podría estar impacientado. Así que le quitó la camisa y se fue a llevarla a la lavadora... no sin antes echarle un vistazo a la mercancía.

-Pero no me sea guarro, que hoy ya me han hecho trabajar demasiao... ahora espérese nomás a que le traiga la camisa.

Claro, que no pensaba darse ninguna prisa.

-Y más le vale que esa mancha roja no sea sangre, que se quita mu mal.

-Ah, menos mal que estás aquí, mi sielo -dije, afectadísima no solo por la terrible muerte de mis papas sino por el terrrriiiiiiible insidente con los canapeses y las viandas que había lanzado por los aires mi amado fransiscojoja. Después miré a la amaaaable resepsionista.

-Le estaríamos muy agradesidos, y si puede procurarnos algo para mi amada hermana también le agradeseríamos muchisimo, no puede ir con las fachas manchadas en el último adiós de... de...-me cubrí mis presiosos labios hechos para la tentasión con la mano y me apoyé en mi querido primo. Él era taaan fuerte, taaan cálido, con esa sonrisa deslumbrante digna de cualquier anuncio de Licor del Polo...-les voy a echar de menos...-sollocé cual mujer desvalida.