Partida Rol por web

Comprendiendo que el capitán es un hombre tremendamente atareado, el señor Musa explica sin mayores rodeos el motivo de su solicitud nada más cerrar la puerta:

-Verá, señor, aparte de la fundamental misión que la logia nos ha encomendado, y para la que estoy más que dispuesto, también he sido enviado aquí por otro motivo. Necesito entregar una importante misiva al mismísimo Thakur en persona.

-Está claro que yo sólo no podré hacerlo. Por eso, os ruego encarecidamente, como cofrade y pupilo vuestro, que me ayudéis a hacérsela llegar a través de alguno de sus agentes si está en vuestras manos dicha posibilidad--concluye el joven de Absalom mientras saca el pergamino que el capitán Colois Maldris le ha confiado.

El capitán te mira con cara de disgusto.
No me gusta meterme en asuntos de política. Siento no poderte ayudar, al Thakur tampoco le gustan nuestras actividades, nosotros también estamos sacando artefactos de su isla. De todos modos si Zamir no accede a unirse a la Sociedad puedes entregarlo a los hombres del Thakur. Ellos también le buscan activamente.

El enano mira como Aslam sigue al capitán a una sala aledaña y frunce el ceño como solo un enano es capaz de hacer - Ya empezamos con los secretos - rezonga por lo bajo sin perecer tan preocupado como indican sus palabras.

- Y ese Waman donde estará? - se pregunta mirando a su alrededor - Aunque tengamos un par de días para salir me gustaría cerrar el tema de las provisiones. Y debemos resolver quien llevará ese encuentrasendas. Alguien debería llevarlo entre sus enseres. Quizás mi mochila sea un buen sitio. Yo no suelo dejarla en ningún lado - Acota demostrando que, pese a la conversación la misma sigue colgada de su espalda

-No, no, no. Disculpad, mi señor--trata de arreglar un poco la situación el pícaro como bien puede.

-Creo que me habéis malinterpretado o, mejor dicho, que yo me he explicado bastante mal. Por favor, jamás os pediría que lo hiciérais vos.

-Lo único que quería era alguna indicación o pista para localizar yo mismo a los agentes del Thakur y hacer la entrega de la carta en persona. Ciertamente, es un asunto de vital importancia... 

La elfa apoya su barbilla en el bastón observando con mirada picaresca y gran deleite al grupo con el que deberá llevar a cabo una misión tan dificil como esta, conocer a sus camaradas será tan importante o más, que el propio hecho de sobrevivir, el maese enano llevaba razón, secretos desde principios de la misión podían ser conflictivos, pero al ser con el propio capitán, dudo que obstaculicen el resto del trabajo.

Sin sacar las manos de mi propio bastón, interfiero en las cavilaciones del enano tratando de sonar afable aunque de misteriosas intenciones

Sin duda inspirais gran confianza, yo apostaría por el devoto Alfrik, pero, si se trata de llevarlo entre las manos, yo misma confío en mis dotes arcanas, por lo que no requiero de más armas, pudiendo llevar tal carga.

Sin embargo, por ahora no es necesario su uso, por lo que resultaría absurdo y delatante que lo lleváramos entre manos, tu mochila me parece tan buen lugar como cualquier otro.

Puedo ver aquí un auténtico devoto que sin duda nos hará creer a todos en la palabra de Torag, personalmente ardo en deseos de conocer sus enseñanzas, pues no estoy versada en conocimientos religiosos, Maedros Tolre, ¿qué aportais vos a esta compañía aparte de tan bello porte y unas innatas capacidades diplomáticas? apostaría.

¿Y vos William?

- Os agradezco las palabras Erika. Soy un hechicero - respondió de forma sencilla y con una sonrisa de oreja a oreja- Y en efecto, tengo buenas dotes para la diplomacia, y también para explicar a los que no merecen el uso de mi diplomacia, por qué deben rendirse antes de que los masacremos o esclavicemos

William observó como Aslam se marchaba con el capitán sin inmutarse. No le preocupaba lo más mínimo. Pues cada uno podía resolver sus dudas como quisera.
Depues miró, esta vez con un poco más de dureza al enano, el cual parecia ser la persona más inquieta y suspicaz que hubiese conocido nunca. Por suerta la bella elfa entró en la conversación, al parecer tenía curiosidad por saber más de ellos. Aun así, contestó al enano primero.

Si quereis llevar el buscasendas, lo podeis hacer. Eso sí, no hay que hacerlo a la vista. Y menos cuando vayamos a ver a Waman. Se supone que es parte del plan para pillar a sus socios. Si lo reconoce de alguna manera se habrá acabado antes de empezar.

En cuanto a qué aporto al grupo, mi querida señorita, supongo que es obvio. A mí. Soy el mejor en mi trabajo.
William Grend, cazador ...,  a vuestro servicio.

Estuvo a punto de añadir algo más despues de lo de cazador, pero al final prefirió no dar demasiada información.

- Uhm... dos magos y un cazador - reconoció el enano dando cuenta que estaba ataento a lo que se decía a su alrededor - Y un servidor de Torag - añadió señalándose a si mismo - Uno que sabe usar el martillo de guerra - completó señalando su arma

- Yo debo reconocer que no soy muy diplomático - comentó sin inmutarse - Así que quizás lo mejor será que hablarais vos a ese Waman. Si lo hago yo, sabiendo que es un traidor, hablare más con mis armas que con mi boca. Aunque sepa que no es lo mejor -

El clerigo se acercó al buscasendas y lo observó con cuidado antes de aclarar - Y si, coincido en que no debe estar a la vista. En mi mochila estará bien oculto. Si algo me pasa ya saben donde buscarlo... aunque no creo que Torag permita que a un fiel servidor de sus ideas le pase algo - Aflojando las tiras de su mochila la dejó en el piso y la abrió, buscando el sitio donde podía acomodar el objeto mágico. Finalmente lo colocó con cuidado en medio de un rollo de soga, usando la misma para protegerlo de los golpes.

Nuevamente cerró su mochila y se la colgó a su espalda, volviendo a ajustar las correas con cuidado y moviendo sus brazos para verificar que no tuviera inconvenientes para moverse.

Creo que está todo dicho. No creo que te cueste encontrar a agentes del Thakur, pero te aconsejo que no te acerques a ellos salvo que tengas algo que ofrecerles. Ni los andoranos ni los Pathfinders gozan de buena fama.

Aslam sabe encajar perfectamente los errores a los que le empuja su ímpetu de juventud. Asintiendo con la cabeza, el pícaro se despide del capitán cortésmente.

-Está bien. Siento haberle ocupado algo de tiempo, señor. Gracias por el consejo y mil disculpas si mi petición de ayuda no ha sido tan oportuna como a mí me lo parecía. 

-Regresaremos con Zamir, se lo aseguro--dicho lo cual, el pícaro vuelve junto al resto del grupo. 

Con gesto contrariado, Aslam sale del despacho del capitán para reunirse de nuevo con sus futuros compañeros.

-Bueno. Ya está. Disculpad la demora.

-¿Me he perdido algo?-inquiere finalmente el joven de Absalom recuperando rápidamente su abierta sonrisa.

- Mas o menos lo mismo que nosotros. - tercia Maedros con una sonrisa cortés y ligeramente desdeñosa- Palabras que van de unos labios a un oido

-¡Perfecto, pues!--bromea Aslam divertido ante semejante respuesta--Aunque, a menos que hayais hablado entre susurros y junto a la oreja, espero que en vuestro caso hayan sido ocho oídos en lugar de uno o dos sólo. ¡Ja, ja, ja!

-Supongo que ahora debemos buscar al individuo ese, el tal Waman, para que nos dé los detalles del itinerario, ¿no? ¿O se ha dispuesto cualquier otra cosa en mi ausencia?

William volvió a sentarse y apoyarse contra la pared nuevamente. Así lo encontró Aslam cuando salió de su entrevista eprsonal con el capitán.

No mucho, la verdad. Poca cosa, aparte de decidir quién y donde llevar el buscasendas mágico estabamos pensando en lo mismo. Ir a buscar al tal Waman y descansar el par de días que faltan para salir.

Preguntando por la casa franca no os cuesta demasiado localizar a Waman. Es un chico joven con la tez bronceada que está en el almacén haciendo un inventario.

Maedros Tolre se acercó a Waman con una sonrisa cordial

- Buenas tardes, busco a maese Waman, ¿sois vos acaso? Me manda a buscaros el capitán Mihir

El enano se mantiene tras Maedros, esperando que este lleve el peso de la conversación, mientras acomoda su pesado martillo de guerra sobre su hombro derecho. Tal como ha comentado, está claro que no le molesta llevar la mochila, con el buscasendas, a su espalda y se mueve como si estuviera sin ninguna impedimenta, aunque también es cierto que sus cortas piernas lo obligan a caminar con ligereza para no quedarse tras sus compañeros

- Si, tenemos que armar una caravana - agrega como al pasar.

El grupo se deció a moverse al fin. Fueron a buscar a Waman para preparar la trampa.

Tal y como había dicho Maedros, tenía buen don de gentes y llevaba las negociaciones. Así que William se mantuvo en un discreto segundo plano, escuchando y tomando nota mental de lo que necesitarían para el viaje.

De vez en cuando echaba un vistazo a Waman, estudiandolo, por si en algún futuro cercano necesitara encontrarlo. Nunca estaba de más estar prevenido.

Sobretodo hay que llevar mucha agua. Este clima tan caluroso es una mierda.

-Y que lo digas, William--convino Aslam añadiéndose a la queja del explorador mientras se secaba el sudor de la frente con el antebrazo.

-Al menos espero que para combatir el calor las mujeres de este lugar no vayan embutidas de pies a cabeza como las beduinas sureñas. Con un poco de suerte hasta puede que vayan ligeritas de ropa. ¡Je, je, je!

A pesar de la aparente despreocupación, el pícaro se mantuvo en todo momento atento y alerta con respecto al supuesto traidor.

- Si, mucha agua, y eso significa un carro con un barril - acotó el enano dispuesto a solicitar todo lo posible. Despues de todo no tenía claro cuanto tiempo demandaría la misión - O quizás dos y las provisiones necesarias para nosotros y para el animal que lleve el carro. Alguien sabe conducir un carro? - preguntó a los presentes, olvidándose, por un momento, de Waman - Si es necesario supongo que yo podré, pero sería la primera vez. Aunque no debe ser tan dificil -