Partida Rol por web

Con soltura, Harold desciende por las escaleras para ir a parar a una habitación bastante desaliñada.

Las escaleras descienden hasta la esquina sureste de la sala y podéis ver en ella bastantes piezas de mobiliario esparcidas por el suelo, junto con ropa pisoteada. Una puerta de roble lleva al oeste y un pasillo lo hace hacia el norte.

No es difícil verificar que la ropa del suelo perteneció a tres individuos enanos de cierta categoría social...

Bajo, un poco extrañada de que me haya entendido asi el enano

Hothar, para mi la compasion consiste en que el que tenga que morir lo haga rapido, y tampoco me hace mucha gracia, si tu no te contienes yo tampoco lo hare

Con una risita al pensar dos veces mi ultima frase me giro a mirar al elfo, mientras cargo mi ballesta, ajusto la rodela y me aseguro de que la maza este preparada para ser empuñada rapidamente

Ethelnir, a ti lo mismo te digo, pero en un sentido mas horizontal,

Susurro con un guiño

- Cuidado ahora. - dijo Larissa. Tomando la ropa de los enanos. - Querida, ¿No tendrás por ahí un conjuro de prestidigitación para limpiar esta ropa... si no me temo que se la tendrán que volver a poner.

- Sigamos por el norte, tenemos que encontrar a esos enanos y largarnos esta misma noche si podemos.

Lorik hizo un gesto afirmativo tras posar los pies en el suelo y sacó su espadón, adoptando una pose lista para el combate.

El pasillo llega enseguida a una habitación grandecita con un montón de sillas y otros muebles apilados. También hay unos cuantos barriles. Una puerta lleva al oeste.

- Anda, Harold, sé un cielo y mira esos barriles y esa habitación por si hay alguna trampa. Que espero que no...

Harold asintió a las palabras de Larissa y lentamente se acercó, revisando la zona, para asegurarse que no activaban ninguna trampa o alarma.

Harold comienza el registro de la sala. Los barriles sólo tienen aguamiel y cerveza, pero en la pared del sur, el monje encuentra una puerta secreta muy bien escondida. Tanto la puerta secreta como la normal están cerradas con llave.

- Bravo Harold, mira a ver si puedes abrir esa puerta, busca trampas primero y si necesitas el favor de Calistria...

No perdamos de vista la parte trasera

Murmuro dando un par de pasos para atras, para colocarme en mitad del pasillo y tener controlada la entrada y la otra puerta

Harold asintió a las palabras de Larissa y se dispuso a revisar la zona de la puerta secreta tras los barriles, buscando si había algún tipo de mecanismo de protección.

Pese a no ser un hombre religioso, agradeció la intercesión de la magia de Calistria cuando sintió su energía fluir a través de Larissa.

La puerta no parecía tener mecanismos extraños, pero de momento no se abrió.

Larissa volvió a imbuir a Harold del poder de su diosa. Y luego a apartarse por si las trampas...

Lorik agarró su espadón con ambas manos, girando suavemente las manos sobre el pomo para notarlo y agarrarlo aún más fuerte, preparado para saltar en cualquier momento contra un enemigo invisible.

Harold seguía peleándose con la cerradura, la punta de la lengua asomando por la comisura de su boca mientras movía diversas palancas y ganchos de metal que iba sacando del estuche que portaba a la cintura.

Lo primero que nota Harold al abrir la puerta es el hedor que la acompaña y su forma irregular pero rápidamente el monje se da cuenta de sus habitantes que parecen estar pendientes de la puerta (es lo que tiene escuchar que alguien la está forzando).

Al fondo de la sala hay una blasfema criatura, un híbrido de mosca hinchada y querubín del que están cayendo arañas sin cesar. Más cerca se puede ver a una masa de carne fundida vagamente humanoide...

El ser volador revolotea mientras profiere unas palabras en infernal que parecen dirigir al otro a atacaros... Además las arañas comienzan a moverse en dirección a la puerta atravesando el umbral y metiéndose por todos los recovecos de las ropas y picando infinidad de veces. Harold se siente muy mareado mientras que Lorik comienza a notar como el veneno hace que sus miembros se entumezcan...

Las criaturas son diablos. Los reconoces bien.

La masa de carne es un lemure uno de los seres más débiles e insidiosos de los infiernos. El otro es un zebub o diablo acusador. Suelen ser usados como espías y crees que el enjambre debe ser cosa suya.

No conoces de las vulnerabilidades exactas de estos, pero los diablos suelen necesitar armas buenas y/o de plata para ser heridos.

Cuidado, usad armas de plata, si no es dificil que les hagais mucho daño

¿arma-gghefb de plat-gdefe?

Intento hablar pero las malditas sabandijas no me dejan ni siquiera hablar tranquilamente. Sonrío (con los dientes apretados) y después me lanzo a la carga apartando a mis compañeros, con la cabeza del hacha de mi urgrosh en alto.

Al llegar al lémur, descargo el hacha y una raja de color parduzco aparece en su fofo y seboso cuerpo.