Partida Rol por web

El barco negro comenzó a acercarse a la playa. Desde dónde os encontrabáis, podéis ver a mucha gente vestida de negro sobre la cubierta y justo en la punta del barco, podéis ver a vuestro archienemigo, El Pirata Supremo.

Y allí están todos. La Reina de los Gatos junto con sus hombres, 100 enanos armados hasta los dientes dispuestos a matar, y vosotros, esperando dar por fin finalizado todo esto... de una vez por todas...

El Oro ya está ubicado, y al parecer, el Pirata Supremo, de alguna manera, os ha seguido y ahora quiere ese oro... y luchará hasta el final para conseguirlo, aunque tenga que matarlos a todos y a cada uno.

Bien, tripulación del Berenice Comenzó Markus, tomando la iniciativa ante aquel panorama. Esto no va a ser facil, pero en peores nos hemos visto y además parece que la gentecilla pequeña va a dar bastante caña.

Preparaos todos para la batalla. ¿Alguna estrategia, Capitana? Preguntó a Mery mientras miraba al horizonte con su recién adquirida espada ya reluciendo en oro preparada.

Portate bien, pequeña, tu antecesora hacía maravillas... Murmuró hacia su arma, como si de un pirata más se tratase-

Rodrigo se sorprendió al ver acercarse  aquel barco negro, iban a tener que volver a pelear y esta vez puede que fuera más en serio que las anteriores. El oficial empezaba a cansarse de tanto combate pues en las  últimas semanas la rutina del grupo de piratas se había visto salpicada de sucesos que les habían llevado a las situaciones más peligrosas y extrañas.

Con su espada en la mano se dispusó a hacer frente a los recien llegados , con la esperanza de volver a sobrevivir y llevar a cabo su sueño, tener un barco propio y vivir tranquilamente, con y del mar...

Levanté mi espada al aire, esperando el momento exacto para dar la órden. Mis hombres parecían preparados, también lo parecían los hombres pequeños de la Reina.

¡Por fin das la cara, maldito bastardo! Grité con todas mis fuerzas a mi mayor enemigo. ¡Moriras bajo el filo de mi espada! ¡Marineros! ¡Esperad mi orden!

Vargo estaba ahí con su tripulación con la que había pasado tantos momentos buenos.. y no tan buenos.
Sacó de sus fundas aquellas dos espadas suyas.. sus dos amigas.. compañeras de batalla con las que tanta sangre había derramado. No estaba nervioso. Al contrário..
¡¡Era la oportunidad de vengarse por sus compañeros muertos!! eso hacía que se le dibujara una sonrisa en el rostro.. de las que anteriormente han visto los piratas del Berenice.. significaba que iría a matar, sin cuartel y dispuesto a arrebatar todas las vidas enemigas que se acercaban en aquel barco..
¡¡¡¡Venid aquíiiii hijos de putaaaa!!!! - grita alzando en forma de "x" sus armas - ¡¡¡¡Moriréis!!!!

Si no fuera porque ella sola no podría salir de la Isla, Coraline ya hubiera cogido el tesoro y hubiera huído por patas. No porque tuviera miedo, si no porque lo suyo era robar, no luchar. Sin embargo, ella no podría defender el tesoro y a pesar de todo, no lo habría conseguido sin sus "compañeros".

Su estrategia era permanecer a la defensiva, y en caso de que algun compañero la necesitase lo ayudaría. Por suerte, había cogido una espada del tesoro, que apesar de lo mal que se le daba pelear, tenía alguna oportunidad. Su mascota permanecía a su lado, gruñendo y enseñando los dientes. Contaba con él, con sus reflejos para esquivar y cómo no, con sus compañeros para salir de esta.

La estrategia de siempre, por lo que veo... me encanta. Comentó Raven con media sonrisa viendo que todos estaban preparados para salir de la isla ilesos tras la batalla.

Con la misma sonrisa petulante de superioridad, Elisabeth levanta la barbilla mirando al capitán enemigo.

¿Con esas pintas se considera capitán y pirata?

Comenta para sí misma con burla mientras frota sus dos cuchillos, uno contra el otro, por delante de ella.

Recuperaré lo que es mío...

Su sonrisa de superioridad, propia de la mismísima realeza, no desaparece de sus labios, haciendo juego con su fina y blanca piel y su estilizado cuerpo, pero en contraste a los afilados cuchillos que hay en sus manos.

Los hombres del Pirata Supremo comienzan a bajar del barco.

Una decena, dos docenas, una centena.

Son muchos.

Los hombres de la Reina de los Gatos parecen amedrentarse al ver semejantes hombres encapuchados... no se les puede ver las caras... hasta que de repente, todos levantan sus espadas negras como la noche y sus rostros al cielo, haciendo que las capuchas caígan hacia atrás, dejando a la vista sus rostros totalmente inhumanos.

Los hombres gritan y lentamente, se abren a un lado y a otro, dejando pasar a una especie de mole increible, con cara de malo y realmente asqueroso, por no decir que también lleva barba y trencitas...

El de las trencitas grita con fuerza y todos los demás se enardecen. Se ponen como locos... como zarigueyas en celo, como carcayús hasta arriba de farlopa, vamos, se ponen todos locos con ganas de matar y sed de sangre.

Detrás de todo, sobre una especie de altar, El Pirata Supremo os mira con saña... y sorna... y de reojo... y así ¬¬.

Es el momento de decidir vuestro futuro... aquí y ahora, se acaba todo.

¡¡¡Tu madre!!! ¡¡JaJaJaJaJaJa!! - le grita al bicho feo haciendo chocar sus espadones al aire.. produciendo unas chispas. - ¡Eh! - llama la atención de Markus.. - ¿a que me cargo a más tíos que tu? jusjus.. - le vacila en forma de juego con una sonrisa. - ¡¡Venid ya, mariconas!! - vuelve a gritarles a los enemigos.

Sería dificil llevar la cuenta y lo sabes, Vargo. Comentó Raven mientras notaba como ese espíritu competitivo que solía llevar con su compañero en batallas y combates se alzaba sobre sus pensamientos.

¿Qué te parece si hacemos caer primero al feo aquel? Sugirió finalmente con un cabeceo dirigido al barbudo.

¡Anda ya! ¿me vas a decir que ahora no sabes contar? - vacila gracioso y sonriente.
vargo mira al barbudo que señala Markus.. y se le acentúa más la sonrisa.. - Está bien. Cuando tu digas.. JusJus..

Elisabeth no puede evitar que una mueca de asco se dibuje en su cara mientras recorre con la mirada los hombres que acompañan al energúmeno que se hace llamar capitán pirata. Ella, que había leído tantas historias sobre piratería con hombres fornidos y de fuerte carácter al frente de los navíos, ahora se encontraba con un pobre desgraciado con esas pintas.

Las historias son solo historias, he de suponer.

Pone los ojos en blanco al escuchar la conversación que se tienen esos dos compañeros suyos y finalmente, su media sonrisa vuelve a aparecer.

Preocuparos de no dañar a mi gato... Quiero recuperarlo.

Murmura hacia ellos pero sin apartar la mirada de sus enemigos, esperando que se lancen sobre ellos. En ese momento, recuerda a sus compañeros perdidos... les habría encantado estar aquí con ellos. Pero como no podía ser, acabarían con ellos también en su nombre.

Y al final, pasó lo que tenía que pasar...

Los ¿hombres? feos del capitán Supremo se lanzaron a la carga contra los pequeños enanos de la Reina Gatuna, los cuales entre gritos y demás insultos, también se lanzaron a la carga.

Mientras tanto, alguno de estos enemigos, espoleados por el tio de las trencitas, se desbandan del grupo y se acercan peligrosamente a los protagonistas de la historia.

Las espadas y las lanzas chocan en el centro del campo de batalla cuando ambos bandos se juntan, los gritos de dolor y de pánico comienzan a llenar la playa mientras los demás se acercan a vosotros con la sana intención de daros pal pelo y quedarse con el tesoro.

Los enanos habitantes del lugar parecen ser huesos duros de roer y luchan con ferocidad, al igual que los bichos feos de los enemigos y lentamente, las filas, ambas filas, se van diezmando mutuamente. Los pequeños luchan con fuerza, cortando piernas e ingles, dejando que los enemigos se desangren mientras que los grandotes horribles aremeten contra ellos cortando cabezas como el que cosecha olivas en el campo.

Y el de las trencitas y tres fornidos más se plantan frente a vosotros para soltar una risa bastante grave y sepulcral.

Mientras tanto, el Capitán Supremo mira todo desde allí arriba, acariciando un gato con una media sonrisa mientras que media docena de esqueletos lo rodean.

¡Vamos! Gritó el pirata al tiempo que se lanzaba de un salto hacia el barbudo, soltando un tajo vertical hacia su cabeza con la dorada espada.

Vargo se lanza a la vez que su compañero contra el mismo contrincante pero deslizándose velozmente por el suelo.
Con su primer ataque con la espada de la izquierda intenta rajar su estómago, que logra bloquear con la espada aunque.. con un giro de 360º, le corta con la de la derecha.
Una vez rota su guardia aterriza Markus desde arriba..

- ¡¡Jaaa!! - grita después de propinar el tajo..

Elisabeth se agacha y en vez de centrar sus ataques hacia el mismo hombre, lo hace en uno de los que le acompaña. Sus dos cuchillos desaparecen de sus manos y antes de que ninguno de ellos haga impacto, tuerce el gesto, sabiendo que uno ha ido a parar donde no debería.

Maldición...

Murmura mientras, entre sus finos y delicados dedos, vuelven a aparecer dos cuchillos más.