Partida Rol por web

Me pongo de espaldas a Missy para no ver su regalo, ya que probáblemente fuese lo mismo que el mio, y me hace más ilusión abrirlo a mi que vérselo abrir a ella.

-Bueno, voy yo también - Digo ilusionado mientras comienzo a quitar el papel de regalo, el corazón me late muy deprisa.

Chad es menos cuidadoso que su hermana y rompe el papel con rapidez para ver que es su regalo, al igual que pasa con su hermana su paquete es una caja de carton sin etiqueta alguna, eso da que pensar de que es probable que los regalos no sean de primera mano.

Chad abre la caja con mas cuidado que el papel y ve un pequeño ordenador portatil, no demasiado bueno, pero parece en perfecto estado.

Me quedo mirando el portátil con cara de niño de 5 años abriendo su regalo de cumpleaños. Lo dejo en el suelo y me lanzo hacia mi madre para abrazarla.

-¡Es genial, mamá! ¡es auténticamente genial!

Missy sonrió al ver el teletransportador. Lo sopesó, evaluando su peso. Satisfecha, sonrió a Rock, a Chad, y por último a su madre. Tras un breve abrazo como refuerzo positivo, volvió a su sitio y se quedó trasteando con cuidado. Quería ver qué tal funcionaba.

- Es una pasada- respondió la chica, maravilla cual científica ante su nuevo material químico. Ojos como platos y sonrisa de grandes planes-. No sé si será difícil de transportar, pero me facilitará la vida de cara a...-se aclaró la garganta- los robos.

Le incomodaba ese tema, pero la realidad era una. Tan sólo esperaba que no usasen Porygons para robarlos también virtualmente.

- ¿Hay algún receptor por aquí?- preguntó a su madre- Siempre he querido dejaros unos cuantos regalos en casa. No sé, siempre he pensado que un Machop podría seros de gran ayuda. 

Mira las caras de emoción de mis hijos, estaba encantada ellos sabian que aquellos regalos no eran nuevos pero aun asi no dijeron nada, estaba felices con lo que les habiamos dado y yo no podia estar mas orgullosa de ellos, cada uno era diferente pero los 2 eran mis pequeños y siempre los querria.

- Se que no son muy nuevos, pero vuestro padre los probo y ambos funcionan bien, puedes conectar el teletransportador a la linea telefonica y servira de receptor, tendras que enviar las cosas desde el centro Pokemon, pero nos haremos cargo de tus Pokemon si quieres -

Esperaba que Samy depositara su confianza en mi para eso, aunque eso fuera todo lo que pudiera hacer como ayuda cuidaria de sus Pokemon encantada.

- Tu ordenador tiene instalado un mapa automatico o algo asi, no estoy muy segura de lo que dijo tu padre, tendras que preguntarle a el -

- Bien...- murmuró la chica mientras se colocaba el cacharro en el regazo.

Miró una última vez en la caja, por si había algún manual de instrucciones, y se puso a trastear con cuidado, intentando averiguar para qué servía cada cosa. Toma de corriente, método de programación, lugar de alucinaje... y esas necesidades básicas.

Missy confiaba en que si dejaba Pokemons en casa las cosas mejorarían. Sabía que su madre, al menos aparentemente, no tenía ni idea, y su padre estaba demasiado ocupado trabajando, pero al menos eran buena gente, y agradables, y cariñosos. No los criarían mal. Igual no serían unas bestias de combate como era de esperar, pero sería mejor que nada.

Tendré que comprar un mapa. Si lo sé me lo tatúo en el mismo.

Se le había olvidado. Confiaba en seguir las indicaciones, caminos, y rutas, preguntando a los ciudadanos, pero desde luego un mapa le simplificaría la vida. Y no eran pesados, así que...

Lo que tenía claro es que dejaría allí el teletransportador. Llevar más peso encima no era una buena idea. Y allí, en casa, tendría un buen bastión para dejarlos. Lo gracioso será hablar con su madre cuando quiera recuperar alguno...

Se encariñará con ellos, aunque a alguno que otro seguro que le cogerá manía.

- Lo conectaré a la línea telefónica- sentenció la niña, más por informar a su madre que por otra cosa, pues lo tenía claro desde hace años-. No importa que no sean nuevos, lo importante es que...son.

En cuanto su madre se pusiese con la cena, Missy se encargaría de hablar de una vez por todas con Growlithe... aún sabía qué mote ponerle.

-¡Y qué importa que no sean nuevos! ¡A mi me gusta igual! - Digo elevando el tono algo de más mientras vuelvo a abrazar a mi madre... realmente soy feliz, y no queda vestigio de la crisis que he pasado hace unas horas.

Lo curioso de todo esto es que realmente no se cómo voy a utilizar el ordenador portátil, además de que, estaba claro que yo también podría usar el transportador de pokémon de Missy, pero con el ordenador portátil tendríamos más problemas... o eso pienso, pero ahora tampoco se un asunto que me importe demasiado.

Devuelvo el abrazo a mi hijo, mientras miro unos instantes como Missy empieza a trastear con el teletransportador.

- Voy a prepararles algo de cenar vengo enseguida - 

No queria dejarles ahora pero no tenia ams remedio seguro que se estaban muriendo de hambre

Doy un nuevo beso a mi madre y la suelto para dejarla ir.

Missy, al ver como su madre se alejaba a cocinar, sonrió. Intentaría, más adelante, darles a probar la comida, a ver si a sus pequeños les gustaba. A Chad, como es natural, le sonrió.

- Es práctico, tu regalo- le dijo, intentando dejarle alardear. No es que considerase el regalo de Chad mejor, ni mucho menos. Simplemente, eran diferentes. Cada uno tenía sus usos, y no se le pasó por la cabeza que su hermano también podría enviar Pokemons al receptor- Mira a ver si puedes sacar el mapa antes de mañana, por papá.

Le hacía ilusión verlo, y sobretodo, ¡ver si marcaba la localización actual! Eso sí que hubiese sido interesante. Pero claro, no iban a despertar a padre por eso.

Satisfecha, dejó con cuidado el receptor al lado del sofá, en el suelo, y agarró la pokeball sobre la mesa. La de Growlithe. Acariciando a Rock con la otra mano, le habló.

- Veamos qué tal es nuestro compañero- Y liberó al cachorro.

Sonrío y me siento en el sofá colocando el portátil sobre mis rodillas y encendiéndolo.

-Es increíble que nos hayan regalado estas cosas - comento, hasta que me doy cuenta de que está con growlithe.

Growlithe es liberado de su Pokeball, el Pokemon al contrario que todos los demas nada mas salir esta durmiendo, recostado comodamente sobre el suelo sin hacer absolutamente nada.

¿?

¿Durmiendo? ¿Cómo que durmiendo? Bueno, tampoco era de extrañar. En algún momento tendrían que dormir, y era de noche, así que... era lógico.

Rock- susurró la chica intentando no despertar al cachorro- ¿Quieres dormir?

No había reparado en que el pequeño probablemente también estuviese cansado, y más con lo que había combatido. Quizá fuesen sus primeros combates. Quizá.

Y con ello, tras escuchar la respuesta del rocoso amigo y actuar en consecuencia, se sentó en el suelo al lado de Growlithe, para estar a su altura, y comenzó a acariciarle con suavidad el pelaje.

-Por cierto Missy - Digo mientras sigo mirando qué puedo hacer con el ordenador - Creo que no te lo he dicho antes, pero felicidades, me alegro mucho por ti por haber ganado el torneo.

Reggenrola niega con la cabeza y empieza a dar saltos, estaba claro que tus 2 pokemon tenian poco que ver uno con el otro.

- Gracias- respondió la chica a su hermano-. Yo... me alegro de que seas tan íntegro- en vista a su rendición en los combates, era lo mejor que le podía decir sin ofenderlo. Ella había intentado manipular a Xavier, algo horrible, de lo que no acababa de arrepentirse... del todo- ¿Cómo va el ordenador?

Y con eso, bajó a Rock del sofá, poniéndolo a la misma altura que el Growlithe y que ella misma.

- Venga, ayúdame a despertarlo, cariño- le propuso con una sonrisa, rascándole el lateral-. Dale toquecitos con esas patitas que tienes, pero suave, y con cuidado, que como se revuelva te puede tirar.

Y la chica se puso a acariciar al pequeño, intentando despertarlo con cuidado. Tenía que hablar con él antes de partir, aunque fuese para que ambos se viesen las caras. Eso sí, procuró hacerlo despacio y con cariño, para que no se sobresaltase ni se despertase bruscamente. Esperaba que despertándolo con buenas formas, con un Pokemon al lado, y a su misma altura, si mantenía una sonrisa el Pokemon se despertase con el pie derecho.

Growlithe abre los ojos despacio a medida que lo acaricias y que Roggenrola le da pequeños golpes, te mira simplemente, es una mirada que apenas duras unos segundos, justo despues abre la boca en un claro bostezo y se levanta para dar un par de vueltas justo antes de volverse a tumbar.

Tendido en el suelo hecho casi una bola te mira fijamente, no parece prestar atención a Roggenrola y n no produce sonido alguno, su mirada son todas las palabras que lanza.

Missy acercó sus ojos a lo de Growlithe, hasta que su nariz tocó el hocico del mismo. Entonces frotó, primero a la derecha y después a la izquierda, cual beso esquimal. Se separó y sonrió, rascándole la barbilla.

- ¿Qué tal, dormilón?- canturreó con voz dulce, cual infanta- Yo soy Missy. ¿Tienes ya algún nombre?

No tenía ni idea de qué mote ponerle, pero sí que tenía una cosa clara... ese pokemon no iba a ser un dormilón. Si hacía falta, le entrenaría día y noche, sin descanso, hasta que cayesen de agotamiento. Ambos. Un par de días así y el pokemon se disciplinaría, aunque fuese por las malas. Y sino... por las muy malas. Missy siempre intentaba empatizar con sus pequeños, pues eran, en la mayoría de los casos, inocentes, no como los hombres. Pero aún la pereza y demás pecados capitales eran algo presente en ellos, y era algo contra lo que su entrenadora lucharía, con medios agradables o desagradables.

Aquellos Pokemons tenían dos caminos a elegir; Empatía... o Disciplina. Quedaba a su consideración elegir cuál. ¿No era así como entrenaban los artistas marciales, los maestros de tipo roca y lucha? Se valían del entrenamiento férreo y sin excusas. Quizá Missy fuese blanda, pero podría con ello... mientras fuese para hacer crecer a Grow.