Partida Rol por web

Durante un buen rato todo fue un caos de explosiones. En cuanto la lluvia de morteros barrió el área quedó claro que las coordenadas habían sido dadas equivocadamente. Una de las primeras víctimas, quizás por justicia divina, fue el maldito operador de radio que había transmitido las órdenes. ¿En qué estaba pensando? Luego todo el mundo corrió a resguardarse.

Los hombres que ahora se reunían silenciosamente habrían jurado que no se habían separado tanto. ¿Por qué no escuchaban disparos? A estas alturas la lluvia de bombas ya había finalizado y alguien tendría que haber sobrevivido. ¿Hacia donde habían huido?

El sargento Mills sacó de su mochila su mapa y una brújula. Maldita sea: ¿en que posición estaban? La zona hacia la que se dirigía el pelotón estaba hacia el norte pero ¿cuánto habían avanzado de forma transversal? 

Mills ojeó nuevamente el mapa fingiendo desconcierto. Pero todo estaba correcto: se habían alejado una milla hacia el oeste y si ahora iban hacia el noroeste, según la información táctica de la que disponía, podrían encontrar el templo donde se encontraba 'el tesoro'. ¿Debería informar a sus hombres de la misión? ¿O sería mejor mantenerlos al margen?

-¡Mierda, ese puto operador de radio era inútil!

Mills miro de lado a lado en busca de la posición en la que estábamos.

-Baronetti mira haber si puedes recuperar esa puñetera radio y date prisa, son capaces de seguir atacando sobre esa posición!

-¡Morriset adelantaté hacia el noroeste unos cuantos metros.

Mills señalo a Morriset el noroeste por si acaso este no era capaz de deducirlo solo.

La cara de Maverick miraba hacia el sargento, recordandole en ese instante de que alguien debería de haber sobrevivido.

-Maverick, hecha un ojo por ahí, busca supervivientes.

-¡Daos prisa!

Maverick se levantó todo lo rapido que pudo y lo primero que vio fue al sargento con algo en sus manos. Parecia un mapa, pero tenia la cabeza embotada todavía por el maldito bombardeo de los estúpidos artilleros, ¡No acertarian ni a un maldito destructor  iluminado con bengalas en medio de la noche! Estaba sangrando por varios cortes de metralla, pero nada serio.

Escuchó la voz del sargento y tras analizar lo que me decia ya que sus oídos estaban emitiendo un zumbido molesto, comenzó a buscar supervivientes. se acerque a donde estaba Bings tirado

-Bings arriba!, ya ha pasado el 4 de julio... ¿Bings?.

Lo ayudó a ponerse en cuclillas

-Has tenido suerte de que ese C4 no te reventase en ese turrado culo que tienes.

Esbozó una sonrisa de camaradería.

Tras esto prosiguió con el intento de encontrar a mas gente sin demasiada esperanza, les habían dado bien, demasiado bien...

-S.. s...ssii...si, m...m...mi ssargento - tartamudeó Baronetti.

Sin dilación alguna, este soldado raso se apretó el casco con la mano, tragó saliva, se colgó la m16 sobre su espalda y comenzó a correr sorteando la excesiva abundancia de la zona... Sus pisaba impregnaban sus botas con el rocío de las plantas alargadas ¡Menuda selva!

Una vez allí, Baronetti contempló el cadáver del operario de radio.

-¡Madre mia...! Baronetti estaba al lado de la radio... Estaba de pie, contemplando el cadáver, ensimismado, abstraído. Sin duda se encontraba en un letargo, un trance en aquella guerra que a tantos otros que había acaecido la muerte y el dolor y los que había de acontecer otros tantos en los próximos momentos, sin duda... Por momentos dicha impresión lo paralizó...

Sin embargo, volvió a recordar las órdenes de Mills: "...recuperar esa puñetera radio y date prisa..."; es por ello que volvío a colocarse el casco, se agachó sin desviar la mirada del maltrecho cuerpo del operador (si es que a eso se le pudiera llamar "cuerpo") y contempló la radio...

-Calma... ve..ve...veamo... -Baronetti estaba realmente nervioso. Comenzó a estudiar la radio, los componentes, los botones... en cuanto tuviera una noción mínima del estado de la radio, la comprobaría e intentaría retomar la posición, saber qué había pasado.

Baronetti examinó la radio. Al escuchar el sonido inconfundible de un montón de engranajes rotos comprendió que además de perdidos ahora estaban incomunicados. Sin ningún remordimiento sintió bastante más pena por la pérdida del aparato que por la del operador.

Trás recuperarsede la extresante situación, Morriset tomó aliento y trató de calmarse y centrarse en ver donde se encontraban. Las palabras del sargento le sacaron del estado en el que estaba y sin más preámbulos ni preguntas o cuestiones asintió con la cabeza y comenzó a avanzár lo más sigiloso que pudo, tanto silencio, la ausencia de disparos. Todo eso no era normal después de lo que acababa de pasar.

En cuanto se separó unos metros puso el pecho en el suelo y comenzó a avanzar con lentitud y sigilo, siempre con el fusil en su mano derecha, aprovechando cualquier pequeña abertura entre los matorrales de la selva para ver algunos metros más allá de su nariz.

-Me cago en la... -murmuró Baronetti.

-Radio acaba..acabada...estamos sin poder...jo...joder..." -pensaba al tiempo que miraba de nuevo agachado los restos del operario.

Acto seguido se descolgó su M16. No se lo pensó dos veces: cogió su arma, le dio media vuelta y sujetándola por el cañón con la fuerza de sus brazos, golpeó firmemente el aparato en un par de ocasiones. El sonido del "crac" retumbó un poco en la zona y justo despues, tras levantarse y coger su arma en posición de ataque, introdujo su bota en la brecha que había hecho al aparato: Bartholomew había destruido todo rastro aprovechable de esa radio...

Acto seguido, volvó hacia atrás, hacia la posición de sus compañeros, con una mano sujetando el arma larga y la otra levantándola de forma precavida y extendiendo su palma, no fueran a dispararle. Cuando llegó al grupo habló.

-M...mi... iiii.... sargento, señor... l...la radio esta deee...deestrozada, señor... incomunicados -Baronetti se sostuvo el casco para decir esto un par de veces. No encontré los br... br... brazos del operario..., mi sargento.

Y tragó saliva ante la imagen perdurable todavía en su mente.

-Respire Baronetti.

Era de esperar. Pensó Mills.
Saco un cigarro y se lo puso en la boca al tembloroso soldado.

-Espere aquí mientras Maverick hecha una ojeada.

El soldado Maveric continuo buscando, pero no habia nadie con vida, solo restos de lo que una vez habian sido personas. Recogio algo de municion aprobechable y algunas armas y se dirigio hacia el grupo de nuevo con su M60 en ristre.

-¡Sargento!.

Espero a que le mirase y nego con la cabeza en señal de fracaso

-Solo encontre a Bings, todabia esta recuperandose de la sacudida. He recuperado esto, todo lo demas estaba chamuscado o con impactos de metralla.

Se acuclillo delante de Mills y dejo en el suelo un par de m16 de dudosa fiabilidad, 6 cargadores aparentemente en buen estado y parafernalia variada, como arneses para municion y varios botiquines de tropa de lo que solo pudo aprovechar 3 vendas.

-Tambien pude recuperar algunas raciones, almenos tendremos comida para unos dias.

Las dejo en el suelo junto el resto del equipo.

Tras esto miro a Mills fijamente y se encendio un cigarro.

-¿Que hacemos ahora? Bings parece que esta aturdido, y no hay nadie mas. Pronto vendran los charlies a rapiñar lo que puedan. Esos bastardos... ahora deben estar celebrando nuestra GRAN CAGADA...

Suspiró y dio otra calada al cigarro, tras lo que se quedo embelesado con la colilla, esperando que Mills les sacase del gran monton de mierda en el que estaban metidos.

Bings estaba molesto, había intentado mantenerse a salvo y tener una visión clara de lo que estaba pasando; sin embargo aquel imbécil no se lo había permitido, y además se había atrevido sacudirlo mientras lo levantaba, es que acaso creía que no había tenido suficiente ya de sacudidas por un día.

-Aturdido?, aturdido?, aturdido debe estar tu trasero de tanto cagarse de miedo…, vendrán los charlies, vendrán los charlies; si tanto les temes no deberías haberte apuntado en este jodida guerra-

Bings camino dando círculos cortos sin rumbos, parecía buscar su equipo aunque ya había cogido la mayoría de las cosas y lo demás estaba a la vista en el suelo, sin duda el soldado bings estaba sumamente alterado, mas aun al intentar esconder este hecho.

-Esta jodida guerra, esta maldita jodida guerra…, se ha dado cuenta sargento, esos idiotas nos han disparado, si pudiera les metería una granada por el culo haber si así apuntan mejor-

Morriset se arrastró unos metros alejándose del grupo a rastras, evitando mostrar rastros. De pronto se detuvo extrañado. ¿Qué demonios era aquello? En medio de la selva, plantado entre los árboles y casi oculta por la hojarasca, una enorme estela de piedra se alzaba ante él. Durante su estancia en Vietnam había visto algunos templos en medio de la selva pero esto no se parecía demasiado. Los templos eran de piedra antigua, al estilo de las viejas películas de la Hammer, pero esta piedra que estaba a escasos metros de donde se habían perdido era totalmente negra y parecía lisa salvo por unas inscripciones que desde esta distancia no distinguía. Mientras los otros discutían Morriset observó la extraña estructura que tenía forma de tabla clavada, de un metro veinte de alto por medio metro de ancho. No parecía nada de los vietcongs. Demonios: no parecía nada de lo que había visto hasta ahora. Si no fuera porque aquello era Vietnam hubiera jurado que se parecía a las estelas funerarias egipcias.

-¡Graci... gracias sargento! - dijo Baronetti esbozando una sonrisa por el pitillo, al tiempo que me colgaba momentáneamente mi M16 del hombro.

Luego, al oir la palabra "Charlie" y la pequeña discusión entre sus compañeros soldados ocurrió algo. Mientras se encendía un cigarro, los ojos de Baronetti se clavaron en un punto fijo, su mente se abstrayó y comenzó a hacer aspavientos con las manos... Primero lento, muy lento, y poco a poco su "aleteo confuso" parecía atraer la atención de sus compañeros.

-¡Charlie! ¡Charlie! ¡¡Charile!! -decía por lo bajo mientras fingía tener un puñal entre sus manos y  clavándoselo repetidamente a alguien... ¡una y otra vez! Su cara ahora parecía la de un personaje macabro de Allan Poe...

Luego su mirada volvió al mundo real, bueno... a esa guerra, a esa realidad en medio de la jungla. Baronetti se sintió un poco avergonzado, pues acababa de hacer aspavientos estúpidos, aunque mostraban unas claras intenciones... Luego carraspeó y volvió a sostener en sus manos su arma al tiempo que sonreía como para disimular...

-Je je je... Cha... Cha... ¡Chalie! Jeje, Jeje, Je... uhm... -finalizó Baronetti patéticamente antes de callarse.

-¿Que coño haces Baronetty?

Ese hombre se estaba volviendo loco pensó Mills viendo al soldado asesinar al aire.

-Bueno, coger la munición y destrozar las armas que no podáis llevar.

Las m16 estaban hechas de plástico, parecían juguetes, un buen golpe de una bota las destrozaría.

El sargento se puso en pie.

-Me e dado cuenta Bings, no es por nada pero creo que todos nos hemos dado cuenta, así que muévete, tenemos que salir antes de que Charlie nos encuentre.

Mills avanzo lentamente hacia la posición de Morriset.

-Enga chicos, avanzaremos hacia el noroeste, tener los ojos bien abiertos.

-¡N...n...nada, mi Sargento! ¡Es la emoc.. c... czzz.. ción, mi Sssargento! Ejem... -carraspeó de nuevo llevando su mirada al suelo avergonzada.

-Permitidme tomar un ccc....cccargador.  A ver si alg...alguien puede aprr...rrr...provechar esas vendas...

Acto seguido, Baronetti cogió uno de los cargadores, lo revisó, y lo guardó en su fardo.

Asombrado ante lo que acababa de ver, Morriset se aclaró los ojos y volvió a mirar, en efecto. Aquella extraña estructura seguía ahí. Por su mente pasaron bastante cosas, unas le trajeron recuerdos de cuando decidió apuntarse a la aventura de Vietnam, otros más borrosos y lejanos. Prontó sintió el sonido de alguien acercándose por detrás. Unos segundos, más tarde sus compañeros pudieron encontrarlo con el arma apuntando sus cabezas

Un suspiro de tranquilidad y el arma hacia abajo, seguido de un gesto de silencio llevando su dedo índice a los labios. El cabo Morriset instó a sus compañeros y al sargento en concreto en acercarse y contemplar lo que el mismo tenía delante.

- Señor, no he visto a charlies por la zona pero...

Con la punta del arma retiró alguna hoja que entorpecía la visión y ante Mills, apareció una enorme estela de piedra totalmente negra y lisa salvo por unas inscripciones que desde la distancia actual no se podían distinguir. Su forma era la de una tabla clavada al suelo de metro y pico de alto por medio metro de ancho. Si el miedo a ser descubierto no estuviera siempre presente en la mente de Alan, hubiera preguntado que era aquello, pero se limitó a observar la reacción de su capitán, dando furtivas miradas a la roca y sus alrededores.

Tras seguir a Mills, Baronetti llegó hasta la posición del cabo Morriset. Éste estaba tan sorprendido como él mismo.

-P...pero... qu... ¿que es...? -balbuceó mientras aparataba hacia atrás su casco con la mano y se frotaba la frente.

Luego Baronetti esbozó una sonrisa en su cara totalmente mezclada con incredulidad, y a la vez, y en mayor medida, duda y desconcierto. Se reía, miraba a sus compañeros, y volvía a reirse. Le venía grande aquella situación... "Una trr... trampa...no, espera Bartholomew... un mu....mu..muro..., no jo..joder!" -pensaba en su interior.

La siguiente reacción fue tragar saliva y pretender entender aquella escena, la cual, según la intuición y pensamiento de Baronetti, entendía todo el mundo (cosa errónea), para no revelar la torpeza mental en la que estaba sumido, la cual compartía con el resto de compañeros (y aún así no se daba cuenta...).

-Je Je.. pero.. no, bue.. ¿eh?, qu.. qu... ejem... -los resoplidos eran constantes. ¿No sera... no serán los Ch... Ch... Cha...?

No consiguió acabar la palabra de lo nervioso que estaba por no entender nada. Su presión era extrema ahora. su cara... un asombroso poema en el lenguaje más impenetrable del mundo...

Acuclillado entre la vegetacion Maverick puso rodilla en tierra, apunto con su arma en la direccion e intento comprender que pasaba. Morriset estaba muy tenso y "El chico" no hacia mas que balbucear cosas incoherentes.

-Yo no veo nada... almenos fuera de lo normal. Oye Morriset, pasame un poco de eso en cuanto lleguemos a la retaguardia ¿vale?

Maverick agarro un colgante que llevaba en el pecho, del que nadia se habia percatado hasta el momento y musito algo parecido a una plegaria. En el fondo supo que habia algo mas aya de sus sentidos que no iba bien; desplazo ese pensamiento y volvio a la realidad, no habia nada mas que un pequeño claro enfangado.

Echo su cuerpo a tierra y planto el bipode, su instinto no solia fallar.

-Que rayos pasa con ustedes, que mierda se supone que han encontrado- Bings se acercó a los demás algo mas levantado de lo debido y sin considerar el ruido que hacia al avanzar.

Pero ante todo Bings estaba siempre preparado, al ver la reacción de sus compañeros supuso que se preparaban para tenderle una emboscada, así que proyectil en mano se acerco a Maverik mientras sin mirarlo cargaba el lanzagranadas.

-A que bastardo se supone que tenemos que volar?-

Una mirada satisfactoria ilumino el rostro de Mills.

-Eso no parece muy vietnamita.

Mills se giro hacia el resto del equipo tras dar un golpe de reproche al casco de Mariconetty.

-Como desvelen de nuevo nuestra posición seré yo quien los mate y no el Vietcom.- susurro.

Hizo el signo para que rodearan y cubrieran la zona y a Bings para que le siguiera de cerca mientras se acercaba a la estructura.