Partida Rol por web

Después de haber comprado dos cartones de Lucky Strike en los "Duty Free" del aeropuerto, entrecierro los ojos cuando veo a Bhalzhebu con ésa pelirroja que... ¿Quién demonios es? Comienzo a caminar hacia donde se encuentran a buen paso, guardando la bolsa con los cartones en la mochila que cuelga de mi hombro.

Miro a un lado, primero, y luego al otro, observando cómo se marchan uno por cada lado.
Ella me ha visto y luego se ha pirado... ¿Qué coño es esto? Veo como Bhalzhebu comienza a irse... Bueno, con él ya he hablado, me interesa más saber quién es esa chica, por qué la conozco y por qué se ha ido tan rápido al verme.
Comienzo a caminar por donde se ha alejado, guiado por el olor de su perfume.

Abro el primer paquete de tabaco, que he guardado en un bolsillo, y me enciendo un cigarrillo. Me acerco hasta la mesa en la que la chica pelirroja se ha sentado, con el ceño fruncido, y sin ningún tapujo me pongo delante, observándola de arriba abajo.

Relajo repentinamente el ceño, abriendo mucho los ojos, sorprendidísimo, pero sin cambiar en absoluto la expresión de la boca. Parpadéo un par de veces, asegurándome de que es real... Aunque la conversación mantenida con Bhalzhebu me levantó serias sospechas, no podía terminar de imaginar esto.
Sin embargo, pasados un par de minutos de ensimismamiento en los que no soy capaz de hacer otra cosa aparte de mirarla fijamente, vuelvo a fruncir el ceño y me siento en la silla que está frente a ella, dejando a un lado la mochila.
-Joder, Adrianne... No esperaba verte por aquí... Tú tampoco has cambiado nada... aunque, claro... Dejo de hablar entonces, dejando la frase en el aire.
Bah... No merece la pena hacer sangre de aquello...

Enarco las cejas por un momento mientras bebo un sorbo del café. Después de un par de caladas al cigarrillo vuelvo a hablar, mirando a Adrianne, esta vez, directamente a los ojos.
-Parece que todo el mundo está enterado de cosas importantes menos yo... ¿Qué es este rollo misterioso que os lleváis tu amiguito Bhalzhebu y tú?
Evito deliberadamente hablar del pasado, mostrando en todo momento una postura de típico "tipo duro", aunque en realidad me embarga la duda y, en cierto modo, la emoción...

-Sí bueno... Eso parece... En realidad no es algo que tenga muchas ganas de hacer, pero pretendo quedarme ahí por un tiempo... Después de todo, tengo un trabajo que hacer ahí... Y además irán ellos... Ya sabes de quienes te hablo... Un atisbo de ansia y emoción cruza mi mirada. Adrianne sabe bien de quienes hablo: mis hermanos. Ella es una de las pocas personas a las que le he contado acerca de mi pasado... No así de mi presente. Esbozo seguidamente una media sonrisa, la primera desde hace bastante tiempo, algo que se nota. Espero que no te hayas quitado aquél tatuaje... Te quedaba muy bien...

Suspiro ligeramente tras dar una nueva calada, terminando el cigarrillo y apagándolo en el cenicero. Bebo lo que queda del café de un trago. Oculto nuevamente mi emoción... Ella les ha visto... ¿Estarán bien? No sé mucho de ellos, aunque parece que Donnie ha triunfado como estrella de cine... Dios... Nunca me había sentido tan ansioso...
-Dime... ¿Cómo están? ¿Qué te han parecido? Hace tiempo que no les veo en persona...
Así que iremos a donde te criaste... Vaya, no esperaba que fuera ése lugar... Y bueno, no sé... Ya veremos si vuelvo a ver el tatuaje... Sonrío con un cierto toque amargo.

Sonrío, muy aliviado, al saber que ambos están perfectamente.
-Sí, recuerdo partes de lo que me comentaste... Y no te preocupes, no estoy cabreado... Es sólo que... No me esperaba encontrarte aquí... No sé muy bien qué decir o cómo reaccionar... Estuve pensando durante mucho tiempo sobre lo que ocurrió... En fin, es igual... ¿Te va todo bien?

Se me escapa casi sin querer una pequeña risa sarcástica mientras enarco una ceja.
-¿Quieres decir que quizá me des clase? Joder... Eso sí que no sabría cómo tomármelo... Aunque aún no estoy seguro de que vaya a asistir a clases... No me apetece especialmente estar rodeado de críos... Y no te preocupes por lo que ocurrió, en serio... se me pasará...

Quedo en silencio unos instantes, pensativo.
-Mmm... Hecho... Iré a tus clases... Aunque ya sabes que los coches no son mi especialidad... Pero ver ése coche merecerá la pena, seguro... Entonces, ¿tú también eres mutante?

Sonrío, mientras me cruzo de brazos y el gesto facial se torna divertido.
-¿Que te cuente acerca de mi poder? Bueno, te puedo contar lo que quieras, pero si tu amigo Bhalzhebu sabía perfectamente cuál era mi poder y mi alter ego, me parece que tú los conocerás con mayor facilidad... Siempre has sido muy inteligente, y ahora además eres telépata...
Saco, aún sonriente (casi me duele la sonrisa por la poca costumbre de esbozarlas), el paquete de tabaco y saco un cigarrillo, ofreciéndole otro a ella.

-Entonces disfrútalo como se merece... Así que ni cerveza ni tabaco... Será para volverse loco... Pero bueno, siempre existirá el viejo truco de fumar en el baño... Sonrío con cierta picardía. Y si no sabes nada acerca de mis poderes me encantará hablar sobre ellos contigo... Aunque lo de entrenar, no sé si será buena idea, no me gustaría hacerte daño si me paso de la raya... Es un poder un poco... Agresivo, ¿sabes? Comento, sin una pizca de chulería o alarde, sino simplemente comentando mi poder desde un punto de vista objetivo.

-¿¿Que te lo enseñe?? ¿Ahora? Susurro, sorprendido, para después sonreir de nuevo. Siempre te gustó el riesgo... ¿verdad? Me levanto, cogiendo la mochila y echándola al hombro y comienzo a seguirla.

Observo enarcando una ceja cómo abre la puerta y la cierra sin siquiera tocarla. Vaya... Curiosa habilidad... Nada más salir me aseguro de que no hay nadie por ninguna parte. Una vez hecho esto, dejo la mochila a un lado y me quito la cazadora primero, la camiseta después, las botas y, finalmente, los pantalones, quedando únicamente en ropa interior. La miro con cara de circunstancia. -Bueno... No es que me haya emocionado, es que... En fin, ahora lo comprenderás...

Me alejo un par de pasos y cierro los ojos. Al volver a abrirlos aparecen rodeados de llamas verdes. Las manos, primero, comienzan a arder con el mismo fuego mientras aprieto los dientes a causa del dolor. Las llamas comienzan a extenderse por todo el cuerpo, uniéndose a la forma de los músculos. El pelo primero y después la piel comienzan a quemarse mientras aprieto los puños. La transformación se desarrolla de éste modo mientras lanzo un grito de dolor sin poder contenerlo por más tiempo. Me pliego sobre mí mismo hasta que, por fin, vuelvo a alzarme, convertido en un monstruoso esqueleto plateado con llamas esmeralda crepitando, formando los músculos del cuerpo.

Vuelvo a mirar a Adrianne bajo mi terrorífica faz.

-No tiene por qué ser asombroso... Mi voz ahora suena totalmente distorsionada sin parecerse ni por asomo a lo que era antes. Rodeo uno de los látigos con mi esquelética mano, observándolo. Si es útil es más que suficiente... Y éstos látigos son cojonudos, seguro que tienen muchísimos usos... Los controlarás mentalmente, imagino...

Miro de nuevo a ambos lados, mientras comienzo a hacer que la transformación remita. Las llamas van tomando forma, convirtiéndose en los músculos, la piel... El pelo surge de forma natural después, así como los tatuajes, dibujándose de nuevo en la dermis. Me miro el cuerpo y luego levanto los ojos para mirar a Adrianne, dejando escapar una pequeña sonrisa. Me doy la vuelta y comienzo a ponerme la ropa de nuevo.

Abro mucho los ojos, sorprendido, tras el susurro de Adrianne. Nada más comienza a irse levanto la mano, para coger su brazo, pero me quedo a mitad de camino sin acabar de saber bien por qué. Suspiro mientras vuelvo a fruncir el ceño. Recojo la mochila, enciendo otro cigarro y regreso a la terminal, donde me siento tomando otro café, esperando el momento de embarcar, lo que me acercará un poco más al reencuentro con mis hermanos.

Observo ambas botellas de reojo y luego paso a mirar a los ojos fijamente a Bhalzhebu, con el ceño aún fruncido. No se trata de ninguna forma de intimidación ni nada por el estilo... Es simplemente por costumbre.
-No tienes por qué disculparte... Sobre todo porque al final he ganado yo la apuesta... Aunque sólo porque eres un tío honrado. Doy un trago a la cerveza. Cualquier otro se hubiera aprovechado y me hubiera hecho pagar la cerveza a mí... Saludo levantando la botella. Así que... a tu salud...

-Mira... Yo voy a ir porque mis hermanos van a estar ahí... Es más, me están dando ganas de subir a ése avión y obligar a los pilotos a despegar para poder llegar cuanto antes a ése maldito hotel... Así que no te preocupes, no me voy a ir de la escuela por muy coñazo o por muy dura que sea... Para mí supone un nuevo hogar en el que vivir con mi familia...

Asiento con la cabeza.
-Me lo dijiste... Pero preferí no pensar en ello, porque significa que tú tuviste algo que ver con aquello, y como no eres muy de contar cosas... Secretas, vamos a decir, directamente preferí no preguntar... Ya sabes, es mejor que te digan las cosas a que tengas que hablar tú...

-En tal caso, si quedamos todos a iguales, no hay problema... Me termino la cerveza que queda de un trago y apago el cigarrillo en el cenicero al acabarlo. Me levanto, cogiendo la mochila. Oye... ¿No deberíamos ir yendo a embarcar? Aunque intenta ocultarlo, se ve claramente que John está impacientísimo.