Partida Rol por web

Era una noche tranquila, un cielo despejado y repleto de estrellas decoraba el paisaje de la gran ciudad de praga. La gente desfilaba por las calles, como un rebaño de ovejas sueltas en su corral.

Los caminantes parecian no reparar en si mismos o en lo que los rodeaba, mucho menos iban a reparar en el hombre alto vestido de gabardina, que caminaba como uno mas en la multitud.

Hermosa noche para caminar.
Que me deparará el destino en esta oportunidad...

Caminando por las noches solitarias junto a mi criado, uno de esos paseos de locos, donde dejo que mi delirante mente se haga un festín de mis neuronas.
Observo la noche... creo que es momento de terminar con esta salida. Pero esperen...
Quien es ese vago que se interpone entre mi y mi rango de visión?

Luego de un tiempo de caminar note en una calle a una figura que me sonaba conocida.

Andros Giermannis...
Recuerdo a Chejov hablarme de el, un loco dueño del manicomio local, tambien recuerdo que me parecio graciosa la ironia. Si lo que me dijo Chejov es verdad debo reunirme con el, pero no ahora. Le dire a Chejov que le haga una visita.

Segui mi camino tratando de no resaltar entre la multitud, espere un momento en el que la linea de vision de Andros estuviera bloqueada y "desapareci".

Sigo caminando por la calle y por fin me encuentra mi limo. Subimos hacia mi manicomio.
Estos paseos son una mierda.

Cuando veo que Andros se sube a su limusina, no puedo evitar una sonrisa.

Estos niños que no conocen de la humildad... es hora de enseñarles un poco

Saco mi celular y marco un numero telefonico.

-Chejov, necesito un mandado...

sigo caminando hacia la oscuridad de la noche...

10:37 PM Salida de un restaurante de Praga

El "sr. Frank" (ése era su apodo) esperaba sentado en su coche para resguardarse del frío de la noche. Iba vestido de tonos oscuros, para pasar desapercibido en la noche si tenía que hacerlo; nunca se sabe. Aunque esa noche no creía que tuviera problemas...

Una canción empezaba a sonar en la radio, justo después de un anuncio sobre el nuevo disco de un cantante que no conocía...

Encendió un cigarrillo. No acostumbraba a fumar, pero la verdad es que con el frío de fuera apetecía... Ésas eran las pequeñas cosas que le gustaban de su condición y, en gran parte, lo que había hecho que continuara igual; aunque se lo ofreciesen, cosa que dudaba que pasase nunca, no se tornaría en vampiro. Bueno eso si le dieran a elegir...

Las cosas ya estaban bien así. Él se ocupaba de pequeños trabajos, aquí y allá, muy de vez en cuando; discretamente y en solitario. Si le preguntaban, trabajaba solo. A cambio recibía la vitae que le había hecho adquirir aquellas magníficas cualidades y le hacía sentirse vivo de verdad. Se ganaba la vida trabajando en un taller, así que... quién podría sospechar de él?

Maldito Vólkov, ya es hora de que salgas... - pensó el "sr. Frank" mirando la hora que marcaba la pantalla del coche.

El sonido que dejó salir, la puerta del restaurante, al abrirse, fué la respuesta a sus pensamientos. De ella salieron charlando dos hombres de edad avanzada, elegantemente vestidos. Se intercanviaron unas palabras en la puerta y se fueron, cada uno por un lado. "Sr Frank" sabía a quién seguir.

Apagó el cigarrillo.

Salió del coche enfundándose unos guantes de cuero y un gorro, y empezó a caminar discretamente tras él, mientras daba un vistazo a la calle. Por suerte no había casi nadie, así que sería fácil.

Aquella persecución no duró demasiado; aquel hombre estaba a punto de pasar ante un callejón estrecho, así que no podía dejar pasar aquella oportunidad.

El "sr Frank" aceleró el paso de manera bien calculada para que lo alcanzara justo delante de aquél callejón.

Al igual que la mayoría de objetivos, no le dió tiempo a gritar. Sin miramientos y en un movimiento casi aburrido por la experiencia, rodeó su cuello con un brazo, le tapó la boca con la otra mano y, de un tirón, se lo llevó a las penumbras del callejón.

Como los demás, se resistió e intentó liberarse de la potente presa a la que estaba sometido, pero no tardó demasiado en asfixiarse... El "sr. Frank" esperó unos momentos antes de soltarlo, para asegurarse, y lentamente lo recostó en el suelo.

Normalmente habría simulado un robo a mano armada, con la muerte "accidental" de la víctima, pero parecía que en este caso daba igual lo que pensase la policía...

Lo que sí era seguro era que a él sí que le daba igual, él ya había cumplido. Después de dar un último vistazo a la escena, se alejó de allí por callejones casi desiertos, de manera que tuvo que dar un poco de vuelta hasta llegar al coche... por si acaso.

Arrancó el coche de nuevo y la radio volvió a sonar con una canión que tampoco conocía...

Subió el volumen y pisó el acelerador, perdiéndose su coche en las oscuras calles de Praga.

Buenas noches, Dimitri

Dimitri no pudo evitar dar un salto de sorpresa al sentir aquella profunda voz en su nuca y se giró de repente para ver a un hombre alto y de aspecto oriental cubierto con un manto completamente negro.

P...Pero quién coño eres tu? Como has...? Como sabes mi nombre? - estaba nervioso y alterado, como era de esperar, y rápidamente se puso a la defensiva. Abraham sonrió.

Lamento haberle asustado. Mi nombre es Abraham - respondió éste con una leve reverencia con la cabeza - Si quiere podemos ir caminando hacia el encuentro con Marx y por el camino le explico...

Dimitri no tenía palabras. Quién coño era aquél tipo? Cómo sabía a donde se dirigía? Justo cuando iba a replicar y poner la mano en la funda de su pistola unos profundos ojos se clavaron en él.

Acompáñeme

Aquella petición sonó como una orden para él y no pudo más que hacerlo. Abraham continuó hablando.

Antes de nada tranquilo, no soy de la policía. No te preocupes, en unos momentos lo comprobarás. Pero vayamos al grano... Digamos que sé que ésta noche Marx pretende matarte para quedarse con la mercancía y, lo que es más importante, ocupar tu puesto. Pero la verdad es que tu me caes mejor, así que he venido a ayudarte...

Dimitri no sabía si matar a aquél tío allí mismo o... Como sabía tanto?!

P...pero como sabes tanto de mi? Quién coño eres?!

Abraham paró un momento y le miró.

Mira, haremos una cosa. Yo te acompaño, como guardaespaldas digamos. Y cuando acabe la transacción, sea cual sea su final, te lo explico todo.

Tal y como esperaba Abraham su respuesta fué sacar el arma y apuntarle. Pero era demasiado lento para él. En un momento le había quitado la pistola ante la mirada atónita de Dimitri y se apuntó al brazo.

Disparó.

El brazo de Abraham sufrió una herida superficial, no necesitaba más para demostrarle lo que quería. Ante los ojos increíblemente abiertos de Dimitri la herida se cerró automáticamente sin dejar rastro.

P...Pero qué...?

Pretendías dispararme, Dimitri? Como ves no habría servido de mucho... Ahora podría matarte por el atrevimiento, por cierto...- dijo apuntándole con el arma, pero al poco la volvió a bajar y se la dió - pero como te he dicho, no me interesa. Se paciente dentro de nada tus preguntas serán respondidas.

Dimitri no pudo más que seguirle, al menos de momento... Qué podía hacer? Aquello no era humano...

Los agudizados sentidos de Abraham le alertaron del peligro con suficiente antelación de las intenciones de Marx y sus colegas, y pudo poner a cubierto a Dimitri de un empujón.

A pesar de las Uzis que llevaban no suponieron un gran problema para él y unos segundos después yacían todos en el suelo, muertos. Abraham sació brevemente su sed con Marx y entonces se acercó al aterrado Dimitri que había observado, sin pestañear, la escena. Un hilillo de sangre regalimaba de sus labios...

Vamos, te lo explicaré mejor en casa.

A las 11 de la noche llegas puntualmente a la cita, pues al fin y al cabo la acordaste tú mismo.
Dimitri ya se encuentra por ahí, algo mejor vestido que la noche anterior mientras espera sentado en un banco con aparente tranquilidad.

-Buenas noches...- mira alrededor algo extrañado y de nuevo a ti -¿No ha visto a nadie de camino aquí? Me han dado esto para usted- te tiende un pequeño sobre que tenía en las manos de color arena y tacto aterciopelado, tras lo cuál se pone en pie.

Abraham llegó al lugar acordado a las 11 en punto, caminando, como siempre. Bajo un manto azul marino se distinguía una camisa blanca de lino que contrastaba con la negrura de la noche y su oscura tez. Se alegró de ver a Dimitri, esperándole: el hecho de haber asistido era al menos una buena señal y además era puntual...

Buenas noches...

Para mi? - preguntó frunciendo el ceño - Quién te lo ha dado?

Mientrastanto fué abriendo el sobre intrigado...

-Me dijo estrictamente que se lo diera al sr.Abraham Al-Jaquid... No sé, un tipo muy bien vestido con un traje gris- se encoge de hombros y se cruza de brazos, arqueando la ceja con cierta curiosidad mientras abres el sobre.

El contenido es una simple nota, mucho más pequeña que el propio sobre y del mismo papel. El mensaje es tan escueto cómo cabría esperar.

Cita:

No hay remite ni señas que puedan indicarte demasiado bien de quién puede provenir, puesto que está escrito a máquina cómo era de esperar.
Aún así el tipo de papel puede darte alguna pista al respecto... o no.

Abraham levantó una ceja sorprendido por la nota... pero qué era aquello? Una broma? La verdad es que no había demasiada gente en la ciudad que pudiera haberse enterado de algo sobre su relación con Dimitri así que rápidamente redujo las posibilidades a un número bastante pequeño. Y teniendo en cuenta las características del sobre...

Mientras guardaba el sobre empezó a hablar a Dimitri echando un vistazo a su alrededor por si veía lo que buscaba...

No habrás visto, por causualidad, un coche negro, deportivo y bastante caro...?

Aquella nota requería cautela tanto si decía la verdad como si era una burda táctica de alguien para conseguir algo, así que inspeccionó el aura que rodeaba a Dimitri buscando algún signo de nerviosismo o mentira...

Dimitri te observa y finalmente carraspea.
-No, me temo que no he visto ningún coche desde hace rato. Espero que no fuera algo muy grave...¿hablamos de lo nuestro...?- pregunta con cierto tono de impaciencia mientras vislumbras con claridad el tono verde claro de su aura... Sin embargo parece ser un "simple" humano al fin y al cabo.

-Comentó que acabaríamos de acordar el trato en cuestión...- empieza a decir mientras empieza a andar despacio cómo si esperase que lo siguieras.
Quizá un simple paseo, o quizá...

A Abraham no le gustaba nada aquella situación; por otra parte vió que no podría sacar nada en claro así que empezó a caminar con Dimitri, aunque poco a poco aceleró hacia un paso levemente ligero.

Te veo algo... impaciente, Dimitri. A qué se debe? - empezó a decir mientras sacaba una botellita de algún bolsillo interior. Algo le decía que no se andase con tonterías, y aquella nota había ayudado, probablemente, a crear aquella sensación. Así pues, decidió poner en práctica su nuevo poder i ahorrarse posibles discusiones...

Bebe - le ordenó entregándole la botellita.

Tranquilo - continuó - es lo de anoche.

Los pasos de Abraham los guiaban hacia una zona poco transitada y bastante apartada, para que pudiesen hablar tranquilos.

-Lo siento, comprenda que esta situación no es demasiado habitual a pesar de tratar con negocios de éste tipo...- seguís andando y en cuanto le tiendes la botella bebe sin dudarlo un instante, componiendo cierta cara de desagrado pero sin decir nada al respecto.

Seguís tus pasos...¿o son los de él? Hacia unas callejuelas apenas transitadas, por no decir desiertas.
Llegado éste punto Dimitri se detiene metiéndose las manos en los bolsillos y emite un silbido agudo y "melódico".
-Bueno, mi querido señor... Ahora mismo está siendo apuntado por varios de mis colegas y aunque sé que se mueve cómo un rayo, dudo que sea capaz de alcanzarles antes de caer abatido por ráfagas múltiples... ¿nos entendemos?

Abraham paró y miró a Dimitri por un momento. Entonces soltó una profunda carcajada con su grave voz.

Vaya! Parece que te sentó realmente mal que te salvara anoche. Jajajaja!

La verdad es que algo así se esperaba, pero no de esa... magnitud. En parte era éso lo que buscaba, así que ya le iba bien comprobar que el chico tenía recursos. Realmente sería útil, aunque eso si sobrevivía a aquella noche...

Cuando se le hubo pasado la risa momentánea continuó hablando.

En fin, Dimitri, supongo que querrás hablar de algo aprovechando tu actual y... "ventajosa" posición o si no ya habrías disparado. Así que tu dirás...

-Y se ríe... sin duda es raro de verdad, por eso no puedo fiarme de usted. Nada personal, entienda que tengo demasiados enemigos- compone una sonrisa sarcástica y desenfunda una pistola bastante grande de su chaqueta, una Colt Anaconda.
Te apunta con ella aunque enseguida chasquea la lengua bajándola.

-Mire... si me explica de verdad cómo consigue moverse de ésa manera quizá le digo a mis colegas que se larguen... Aunque no prometo nada- se encoge d hombros y te mira expectante. Realmente parece muy confiado.

Eres realmente impaciente Dimitri. Y desconfiado...

Como ya te dije, hoy iba a enseñarte como hacer alguna de estas cosas que me has visto hacer y mantengo mi palabra, a pesar de... - Abraham miró hacia donde se suponía que estaban sus "colegas" y, de paso, intentó descubrir el número y su posición - ésto. Estoy dispuesto, incluso, a explicarte de donde salen éstas... habilidades, aunque no me creas.

Pero como también te dije ayer, es algo que debe quedar entre tu y yo, y, por tanto, no pienso explicártelo delante de tus... "colegas" - añadió Abraham con un atisbo de sonrisa pícara.

Como ves, mantengo absolutamente todo lo que te he dicho hasta ahora.

Es ése motivo de desconfianza, Dimitri? Lo es el hecho de que te salvara de una muerte segura? - el semblante de Abraham se ensombreció ligeramente, le empezaba a cansar aquella broma... - O tal vez lo es el poder haberte hecho lo mismo que a Marx en cualquier momento y en cambio estar aquí, no solo aguantando tu falta de confianza, sino encima con varias armas apuntándome en la nuca?

Puedes apreciar con relativa claridad a 4 hombres apostados en los tejados de los edificios que os rodean. Dos en cada lado. Sin embargo, más allá, distingues otra "sombra", es decir, hay alguien más demasiado alejado para poder dispararte a ti y para poder distinguirlo, pero bien posicionado para atacar a tus francotiradores de ser necesario.

Dimitri chasquea la lengua, realmente dubitativo mientras se pasa el brazo por la frente algo sudorosa.
-Creo que es precisamente por lo de Marx... Me arrepentiré de esto- hace un gesto extraño con la mano y aprecias como los tipos empiezan a apartarse de las cornisas, del más alejado ya no hay rastro.

-Le escucho con atención...- se mete las manos en los bolsillos y vuelve a andar.