Partida Rol por web

Al cabo de un rato, aún atormentada por los recuerdos, decido que permanecer en el cuarto aburrida no me está haciendo nada bien. Tengo que salir.

Tranquilamente, busco algo de ropa limpia, me visto, coloco mis armas en su sitio y abro la puerta del cuarto dispuesta a salir.

Liz se terminó de vestir y salio afuera. Alli los guardias, sin cambiar de posicion ni de expresion, inclinaron la cabeza la unisono como si hubieran estado ensayando. Uno solo de ellos dijo.

-Si esta pensando en salir podemos acompañarla en todo momento- era parte del protocolo, a veces Nallop no deseaba que varios gorilas estuvieran pegados a él, asi que siempre preguntaban sobre los deseos de su jefe o jefa.

Arqueo una ceja observando a los dos guardias, tras meditar unos segundos añado,

-Uno se viene conmigo, el otro se queda aquí, vigilando mi cuarto. NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE ESTÁ AUTORIZADO A ENTRAR y ese nadie incluye a Nora, ¿Entendido?-.

Tras decir esto, salgo completamente, cierro la puerta y comienzo a caminar por el pasillo(*?)

-Entendido- dijo uno separandose de donde estaba y mirando a su compañero-. Ya oiste, estas autorizado a usar la fuerza mortal... A menos que usted no lo desee- dijo mirando a Liz. El tipo recordaba ligeramente a Birdman, solo que mucho mas frio y sin esa mirada sadica del otro tipo... ¿Tendria las mismas costumbres? Esperaba que no.

Me detengo un momento, volteo la vista y añado.

-Lo que sea necesario-.

Vuelvo a girarme y ahora sí comienzo a caminar tranquilamente husmeando todo a mi alrededor.

Liz empezo a caminar, con un armario con patas detras de ella. A los pocos metros vio una sala muy grande, toda vidriada en donde se encontraban gran cantidad de equipo de pesas, caminadoras, en fin, un gran numero de aparatos para ejercitarse. Estaba todo limpio y arreglado, pero era evidente que nadie lo habia usado en mucho tiempo.

Observo con indiferencia el gimnasio, no es algo que me atraiga mucho. Gracias a mis genes tengo un cuerpo de infarto y una cara bonita, ¿Qué más quiero?.

Continúo caminando en busca de algo más interesante para mi.

Liz continuó su camino imperturbable, no le interesaba el gimnasio para nada. Habia un par de habitaciones del otro lado, una de ellas decia "Sauna", la otra "Jardin" y una tercera "Sala de juntas". No habia mucho orden en su funcionabilidad o tal vez si, quien sabe. Pero mas alla habia otra puerta, de aspeto mas recio, seguramente que daba al exterior o a la planta de abajo.

Ya tendré tiempo de utilizar la sauna.

Ante ese pensamiento, no puedo evitar pensar en James y sonreír. La verdad es que he conseguido rápido un bonito juguete. Mi mirada se centra en la puerta sin placa informativa. Sin vacilar me dirijo a ella para ver que hay al otro lado.

Liz se acerco a la puerta y con facilidad la abrio. Esta daba a un pasillo y este a un enorme espacio blanco, mas alla, un precipicio de muchos metros. La vista era maravillosa y el frio atroz. Una pasarela evitaba que las personas pasaran al otro lado y permitia una caminata segura.

Observo con aburrimiento la pasarela. Hace demasiado frío para salir ahí. Doy media vuelta y regreso al pasillo en dirección a mi habitación.

Menuda mierda, esto es enorme... estoy enjaulada en esta mierda de mansión... Si ya soy la dueña de esto... ¿Cuántas propiedades tengo?, es algo que no se me ha ocurrido preguntar.

Liz sintio algo calido sobre sus hombros, giro levemente su cabeza y se dio cuenta que el guardia acababa de entregarle su abrigo, como si fuera un caballero. Ahora estaba con una camisa negra y un chaleco antibalas. Era muy musculoso.

-Nuestro deber es protegerla, de lo que sea, puede contar con nosotros para lo que precise- su radio chasqueo y alguien le dijo algo en ruso-. Ok- contesto-. El helicoptero viene en camino.

Observo extrañada al guardia y asiento con la cabeza.

Bien, noticias sobre los otros...Ya era hora

-Perfecto, No quiero que Nora se meta en esto, vamos a recibirlos y que me informen personalmente. Manda a llamar a tus compañeros, me acompañaréis todos los guardaespaldas-.

Le devuelvo el abrigo y entro tranquilamente a mi cuarto a por el mío de piel que encontré anteriormente.

Al volver a su cuarto, vio al guardia de pie, vigilando tal como lo habia dejado. En cuanto ella se acercó, el se aseguró que nada malo estuviera cerca para dañarla luego con voz inexpresiva anuncio:

-Nadie se acercó a su cuarto, todo esta en orden. Ya me informaron de sus ordenes y dos compañeros mas vienen en camino, llegaran en unos minutos- la miro con ojos frios-. ¿Desea algo mas?

Antes de entrar a por mi abrigo,me detengo un momento para observar al guardia que había permanecido vigilando mi habitación y mientras escucho con satisfacción, que nadie ha entrado, asiento con la cabeza.

-Perfecto... ¿Sólo sois cuatro, los encargados de mi seguridad?¿Dónde están los otros?-

-Cinco fueron en los helicopteros para buscar a... los otros...- no sabia como decirles a los demas sobrevivientes-. Son los mejores cazadores y rastreadores, por eso tardaron tan poco en encontrarlos.

Observo con desagrado al guardia, -¿Cinco?... pedí que mandaran veinte...¿De qué rayos estás hablando?-

¿Por qué mierda no se siguieron mis órdenes?... Maldita Nora, hija de la gran puta... acabaré contigo...

-Se enviaron dos helicopteros con cinco personas en cada uno, siete si cuenta a los pilotos- dijo sin inmutarse en lo mas minimo-. Cinco de "nuestro" grupo y cinco de los mejores guardias que vigilan este lugar- obviamente consideraba a "su grupo" como superior, aunque no lo haya dicho directamente.

Se escucho el sonido de sendos helicopteros acercandose, ya habia llegado la hora. El guardia dijo algo por su radio y le respondio una voz entrecortada, ahogada por el sonido de enormes rotores.

-Ya estan aqui..

Asiento secamente con la cabeza.

-Dadme un minuto-

Entro apresurada a la habitación, con la charla había olvidado coger mi abrigo. Me lo pongo y compruebo que todas mis armas están en un sitio. Tras un minuto escaso, salgo.

Si está mi escolta preparada, me encamino junto a ellos hacia el helipuerto*. 

Liz entró y se coloco todo su equipo otra vez, se aseguro que sus armas estuvieran cargadas y les quito el seguro. Se sentia neviosa, algo no marchaba como ella queria y no sabia porque. ¿Sus guardias eran de confianza? ¿Hasta que punto el brazo de Nora Williams podia estirarse? ¿Era una trampa? ¿En verdad habrian acabado con los demas? Habia tantas preguntas y cada una parecia cerrarle un nudo en su garganta, como si tuviera una soga apretando poco a poco.

Una vez fuera de su habitacion ya tenia a cuatro inmensos guardias a su disposicion, listos para cumplir sus ordenes.