Partida Rol por web

Nyiiicky Raskaaa corrió con todas sus fuerzas para atrapar al insensato, chiflado pestilens. Irse hacia el campo de minas era una locura y una insensatez, pero claro, ese ya estaba loco y se creía bendecido por la Gran Rata Cornuda. Su situación sólo podía mejorar.

La traición de Skzyzzykt le dolió más. Quizá porque hasta ahora había sido de los pocos que le había sido fiel en todo momento. ¡¡Nunca te fies-fies de los fieles-fieles!! le había dicho en más de una ocasión su Maestro. Y le tuvo que dar la razón el día que lo vendió por unas piezas de piedra bruja...

Estaba claro que su poder estaba en franca decadencia y ya nadie le respetaba. Por eso todos le traicionaban. ¡¡Muy-mucho malditos sean-sean los traidores-alimañas!!!

De repente se oyó un ¡bum! Un estruendo que ya le resultaba familiar. Muy espero que sea-sea ese maldito-traidor monje... o la alimaña-traidora mensajera o ¡¡mejor muy-más aún!! ¡¡los dos-dos!!

Y empezó a regocijarse de su fortuna y en su regocijo apretó más el ritmo y corrió más rápido.

Súbitamente paró en seco. Había pisado algo. Algo lo suficientemente blando como para poder chafarse, pero lo suficientemente duro como para notarse. Y el almízcle del terror se segregó por primera vez en años.

Estaba claro que la Gran Rata Cornuda no estaba con él y, en estos momentos, Nyiiicky Raskaaa tenía dudas de si había estado nunca con él.

Aunque había conseguido un grupo más o menos decente de exploradores de cloacas, los mejores siempre se le escapaban.

Cuando le asignaron esta misión, le quitaron el lideraje que merecía por derecho propio, para dárselo a un incompetente. Cuando él ya se había adaptado al papel de segundo, el incompetente se murió y él ascendió, pero ¡¡ya le habían quitado su merecida gloria!!

Cuando parecía que ya tenía controlada la nueva situación, empezaron a aparecer traidores por todas partes. Y ahora la mina.

La Gran Rata Cornuda no podia estar con él.

Como líder sin gloria, no podia esperar de tener la suerte que el extraño hechizo que hizo el Gran Vidente Gris le permitiera llegar a su destino sólo con una de las partes. Necesitar los dos objetos, el colgante y la caja, fué uno de los incitantes a la traición. ¡¡¡Muy-muy malditos sean los Verms-verms!!! ¡¡Que un gran-voraz garrapato hambriento come-traidores se los coma muy-mucho!!

Y ahí estava Nyiiicky Raskaaa. Delante suyo se le abrían 3 futuros, tal y como él lo veía: en caso de escapar de la mina, podia regresar con la misión fracasada. Volver con el hocico caído y la cola entre las piernas en el mejor de los casos significaba una ignominiosa vida, sin hembras ni prestigio. Lo más probable seria acabar como desayuno de rata-ogro.

Llegar hasta el destino y presentarse sin alguna de las partes, seguro que seria un método estupendo para que le mostrasen sus propias entrañas. En el actualmente improbable caso que pudiera llegar a buen puerto, es decir, recuperar el colgante y la caja y llegar hasta su destino, lo más probable sería que se limitaran a seguir la antigua y eficaz tradición de matar al mensajero, que era él.

Demasiadas opciones de muerte para una sola rata y todas ellas limitadas por una pata encima de una mina skryre. Muy-mucho pequeñas son las patas-patas y que poco-poco las valoramos...

¡¡Pero un-un momento!! ¡¡Soy-Soy Skaul-Skaul!! ¡¡Y Skaven-negro!! ¡¡Líder-líder de una manada de alimañas!! ¡¡Un Ser-ser superior entre la Raza Elegida-elegida!! ¡¡No-no puedo acabar así-así!! Algunas-algunas de estas minas-bum-bum fallan, porque esos incompetentes-alimañas-locos de los Skryre no-no hacen bien-bien su simple-trabajo.

Saltaré muy lejos, hacia el camino-camino otra vez. Es muy-demasiado peligroso, pero no-no hay nadie aquí que me-me deba ayudar. ¡¡Malditos traidores!! Tendré que arriesgarme. Pero soy-soy un Skaven-negro-del-clan-Skaul-líder-de-una-manada-de-alimañas. Lo haré porque Soy-soy un ser superior y la Gran-gran Rata Cornuda está conmigo-conmigo.

¡¡¡¡SOY-SOY SU-SU ELEGIDO!!!! -se oyó chillar con júbilo y arrogancia a cierta distancia del campo de minas.

Bien-bien... me-me concentro... me-me agacho un-poquito-no-demasiado para-para coger más-muy-mucho impulso y... ¡¡salto!!

¡¡Si-si!! ¡¡Estoy-estoy volando!! Ahí está-está el camino. Ahora-ahora debo-debo empezar a bajar muy-mucho despacio-a-poco-a-poco.

¿¿Qué-qué ha sido-sido ese Bum-bum?? ¿y ese calor-muy-demadiaso-caliente? ¿Y esa-esa energía-como-una-pala que me golpea la espalda? ¿¿Porqué el camino-camino pasa muy-mucho-demasiado rápido por debajo de mi??

Ah, si... por un-un momento lo había-había olvidado. La Gran-Gran Rata Cornuda no estaba conmigo-conmigo.

A cierta distancia del campo de minas se oyó un bum. Unos segundos después, otro. Un poco después, otro.

A lo poco que quedava de Nyiiicky Raskaaa, no le importó demasiado chocar con el fango y la mina que había debajo. Encontró fascinante el hecho de poder verse a si mismo saltar un par de veces más sobre otras minas.

Sólo-solo me queda una cosa-cosa por hacer-hacer: ¡¡Os-os maldigo a todos-todos!!

Scabies habia muerto.

Cuando oyó el estruendo lo supo, la había palmado. El más allá ratuno era extraño, no se oia nada más que un "phiiiiiiiiiiiiiiiiiiii" muy suave, como apagado. Estabas cubierto por polvo y trocitos de cosas sangrantes. Era un extraño más allà, pero a Scabies le parecía correcto, pues un pestilents no debía de quejarse de los designios de la Gran-Rata-Cornuda.

Así que sin moverse demasiado (nadie le había dicho si podía hacerlo o no) sacó su piedra bruja y la preparó, como quien prepara un pitillo.

El más allá ratuno era muy parecido a un campo de minas, pero bueno, para gustos los colores. Y todos sabemos que la Gran-Rata-Cornuda sabe decorar perfectamente. Seguramente el look "campo de minas" era perfecto, total Scabies no esperaba que hubiera más allá, por lo que cualquier cosa le iba bien.

- Pobre líder-líder espero que con llevarme-me el medallón conmigo-mi al otro más-allá-allá, esté a salvo-salvo de las perniciosas cosas malvadas-malas que emana.-

Y allí quedó, esperando entre el polvo levantado por las explosiones, y esperando a que llegase alguien que le llevase ante la Gran-Rata-Cornuda. Mientras se (fumaba) esnifaba su (pitillo) piedra bruja.

Y curiosamente, pasaba por allí un grupo de seres bajitos y barbudos de lo más variopinto. Parecería que se hubiesen perdido, si no fuera por que iban con picos y palas y con bolsas llenas de objetos saqueados. Iban riendo y hablando entre ellos, con un lenguaje parecido a cuando friegas una roca con otra.

Uno de ellos, el que más acorazado iba... y más brillaba a la luz de las antorchas... Paró un momento su animada conversación y se fijó en la pequeña y retraída figura peluda que parecía chasquear los dientes y de la cual salía una olor a orina muy fuerte.

Se dirigió hacia ella, esquivando aquellas extrañas piedras de metal barato enterradas.

Quién habrá sido el "desgraciado" que se ha dedicado a enterrar esas "cosas" por el suelo. Pensaba el bajito barbudo mientras se acercaba a la figura que gimoteaba. Veía algo brillante entre sus zarpas, y eso le atraía más y más a ese maldito ser.

Con decisión, y sin ningún tipo de reparo. Al llegar a la altura de "esa" criatura, levantó el martillo y se lo hundió fuertemente en la cabeza, hasta que de ella sólo quedaba un extraño bulto sangrante.

Cogió el objeto que había en el suelo. Lo sopeso con la mano y le dió un mordisco para comprobar si era oro de verdad.

O vaya... Dijo mientras se lo miraba de nuevo. Y se lo guardó en un bolsillo de la mochila que llevaba.

Miró al grupo de criaturas barbudas y bajitas. Le esperaban sonrientes.

¿Que has encontrado Snorry?... ¿Un skaven con un mal día?...

Y dos escurridizos bultos salieron de una cueva húmeda e infestada de garrapatos saltarines. Corrían dejando detrás de si un rastro de olor a almizcle y orina.

Les seguían de cerca más de un centenar de bolas de carne con dientes. Algunas saltaban, otras corrían, alguna que otra se paraba y devoraba lo que parecía el cadáver de un skaven muerto.

No tardaron en dar alcance a los dos que huían... el hecho de que se fueran pasando una caja entre ellos cada poco, a parte de que de tanto en tanto uno de ellos le daba collejas al otro y le reñía, no hacía que fueran demasiado rápido...

Los alcanzaron, los rodearon, y los masticaron...

Y allí, en el suelo, una caja se fue oxidando poco a poco. Y años de polvo y suciedad, acabaron enterrámdola.

¿¿¿¿Y que había dentro de la caja????

Jamás lo sabremos.........