Partida Rol por web

Brooklin, Nueva York. 12 de Julio de 1930.

La ciudad se cuece a fuego lento bajo el sol inmisericorde, un azote más que sumar a la terrible crisis que asola el país tras la caída de la Bolsa. Muchos se rieron cuando las noticias de quiebra de grandes empresas comenzaron a inundar los titulares. Se rieron hasta que los bancos llegaron para embargar sus granjas, y tuvieron que comenzar la peregrinación hacia la costa este o California en busca de cualquier trabajo con el que alimentar a sus familias. Las calles de Brooklin están llenas de tiendas y comercios cerrados, y las aceras se pueblan de gentes ociosas sin oficio ni beneficio, refugiándose del calor en cualquier sombra, deseando que la brisa del Atlántico traiga algo de frescor. Para evitarlo, el Cuerpo de Policía Metropolitana de Nueva York se dedica a recorrer las calles de la Gran Manzana, atentos a cualquier persona sospechosa. Algunos dicen que quizás hay más policías en la Avenida Lexington, en Madison o en la 5ª. Quizás tienen razón, pero el mundo ya era así antes de la crisis, y lo será después de ella.

La comisaría del Distrito 11 de Brooklin no es demasiado grande. No es cómoda, ni tiene aire acondicionado. Apenas tiene suficientes mesas y despachos para los Detectives al cargo, pero es lo que hay. Las ventanas abiertas y las camisas remangadas son una visión común, así como el permanente olor a sudor y tabaco que cuelga del aire inmóvil.

El despacho más recóndito de la tercera planta tiene 3 cosas que lo hacen considerablemente especial dentro de la comisaría: La primera, sus ventanas dan al Puente de Brooklin, y aunque algunos disfrutan con las vistas, en realidad lo relevante es que recibe de vez en cuando un soplo de aire húmedo pero algo más fresco proveniente de la bahía. Lo segundo, es la única Unidad de Detectives formada por 3 personas, en vez de dos. y lo tercero, que esa tercera persona es la única mujer del edificio que no sólo no se dedica a escribir a máquina y coger el teléfono, si no que además lleva un arma y sabe usarla.

Unos golpes en la puerta avisan de la llegada del Oficial O'Connor 

- Disculpen, Detectives. Hay una señorita que quiere hablar con alguien acerca de una desaparición... 

Calor, demasiado calor, me siento en la unica silla libre que he encontrado cerca de una ventana para poder recibir un poco de aire. No tengo la suerte de mis compañeros masculinos asi que tendré que hacer algo para poder refrescarme. Miro la mesa, mucho trabajo, demasiado y aguantar al niño mimado y enchufado. A mi me costo entrar y ...la puerta. Me incorporo un poco en cuantor entra y arqueo una ceja antes de mirar a mis compañeros y de decir un - Que pase y se siente la señorita...- dejo que me diga el nombre mientras me levanto con la espalda de mi blusa blanca pegada a mi piel.

asiente ante las palabras de Annie. 

Espero en escritorio a que pase la mujer, quitándome el poco sudor de la frente par estar un poco más presentable mientras me abrocho uno de los botones de mi camisa, siempre hay que ser correcto, como dios manda. - Annie, ya que estas de pié ¿Porque no sirves un poco de agua para la invitada, maja? - se guarda el pañuelo y espera que entre la mujer. 

Jerry se ha pasado todo el día meditabundo, esperando que algo sucediera para sacarle de aquel compacto edificio a un lugar menos caliente... o por lo menos en el que algo le distrajera del agobio. 

 Miro al niño mimado y niego

-Siendo todo un caballero deberias ofrecersela tu a menos que se te rompa la manicura.

Un dia le partire la cara y me quedare mas agusto.

 Jerry está apoyado sobre una de las paredes de ladrillo, que al parecer se conserva más frío.

El Oficial dejó paso y una esbelta mujer de rasgos exóticos entró en el despacho. Cabello oscuro, ojos almendrados, decididamente hermosa. Se sentó alisándose al falda ligera y sosteniendo el bolso en el regazo, esperando a que los Detectives terminasen de... hablar.

Jerry intenta calmar a sus copañeros para que no armen una escenita. -Iré yo. 

Observo a la dama en cuestion, posiblemente sea hija de inmigrantes, orientales tal vez por sus rasgos. La invito a sentarse en mi silla mientras me apoyo en la mesa y la miro cruzando los brazos sobre mi pecho.

-El agente nos ha dicho que quiere hablar de una desaparicion, somos todo oidos. Señorita... 

va a traer un vaso de agua, con las manos levantadas en son de paz. Cuando vuelve guiña un ojo a la mujer, y le ofrece el vaso.

- Gracias.... - La mujer sonríe a Thomson y da un sorbo al agua. - Estoy buscando a mi hermano. Se llama Alaquin Hirt, y ha desaparecido. 

sin más, bolígrafo en mano me dispongo a anotar lo que entienda con relevancia de lo que la mujer le cuente a Annie, mientras la miro con neutralidad y recostado en mi silla 

Tomo mi libreta y un boligrafo para tomar nota de lo que me dice aunque casi nunca me ha echo falta.

-Señorita Hirt, ¿cuando fue la ultima vez que vio a su hermano? tambien necesitaremos su direccion y una lista de sus amistades.

No me separo del lado de la mujer, para que se sienta un poco más tranquila. Estas cosas nunca son fáciles. 

- Pues, hace seis días. Una noche, no volvió a casa. Desde entonces he estado buscándole... 

Oriento mi silla hacia ellas y me cruzo de piernas, dejando ver mis zapatos a la moda de buenísima calidad.

-Le aseguro que haremos todo lo posible por encontrarle, pero dígame, ¿cuantos años tiene su hermano?¿sabe si tenía enemigos o alguna cuenta pendiente?¿se comportaba de forma extraña o ausente días antes de su desaparición?? Me dice que no volvió a casa¿de donde tendría que haber vuelto?¿del trabajo, clase,estaría con sus amistades?¿o puede que con su novia?¿conoce bien los hábitos de su hermano? 

Hirt... Alaquin Hirt. Si, te suena, un escritor aficionado y redactor freelance. Le conociste hace unos meses en una fiesta de Asociated Press.