Partida Rol por web

- No, no me suena, Detectives. Me pondré a ello inmediatamente... 

sin más reanuda su marcha 

Se marcha murmurando por lo bajo cosas como "recadero" y "sacarse el palo del", antes de desaparecer en las oficinas. 

- pues habrá que revisar los periódicos más tarde, solo son catorce… 

-¡Ponga a un lado el del miércoles!

El Oficial hace un gesto con la mano, a medio camino entre un "de acuerdo" y un "vete a la mierda", y se mete en Archivos. 

- bueno hombre, como te pasas, eso bien lo podemos hacer nosotros jajaja 

-Tal vez no nos encontremos con Annie en el camino, -parece esperanazado- y ella debe intuir por dónde buscar. - Explica a Orson. 

- ¿y está donde se habrá metido? - dice refiriéndose a Anne. Lanza la vista de un lado a otro mientras se dirige rumbo a la salida de la comisaría. 

Al salir de la Comisaría, os topáis con Annie en mitad de la acera, mirando un taxi que se aleja por la calle. 

se acerca a Annie mientras le habla - ¿alguna novedad? -. Mira a Jerry - ¿Nos recoges aquí? 

Le miro de reojo mientras me giro con las manos en lso bolsillos, - Pues la verdad es que si, deberiamos ver si hay algun pasaje pare europa con el nombre de nuestro desaparecido. Solo es una corazonada

- Nosotros no mucho. Recordé que vi a Alaquin en el Times del miércoles, pero eso es todo. Ya hemos encargado los ejemplares al oficial de turno.

Jerry busca un coche cercano.

Orson vuelve a poner la vista en Annie - Muy bien, pues vayamos. Más tarde podemos pasar por la dirección que aparece en la tarjeta de visita que te dio la mujer, luego volveré aquí a revisar unos periódicos que nos esperan en el despacho - la mira de arriba a abajo - me gustan esos pantalones, se están poniendo de moda...

Le miro arqueando una ceja - ¿Que te gusta lo que ves o es que tengo una mota de polvo?  

-> Continúa en 02 - Apartamento de Alaquin Hirt, Manhattan

Brooklyn, Nueva York. 12 de Julio de 1930.

La ciudad se cuece a fuego lento bajo el sol inmisericorde, un azote más que sumar a la terrible crisis que asola el país tras la caída de la Bolsa. Muchos se rieron cuando las noticias de quiebra de grandes empresas comenzaron a inundar los titulares. Se rieron hasta que los bancos llegaron para embargar sus granjas, y tuvieron que comenzar la peregrinación hacia la costa este o California en busca de cualquier trabajo con el que alimentar a sus familias. Las calles de Brooklyn están llenas de tiendas y comercios cerrados, y las aceras se pueblan de gentes ociosas sin oficio ni beneficio, refugiándose del calor en cualquier sombra, deseando que la brisa del Atlántico traiga algo de frescor. Para evitarlo, el Cuerpo de Policía Metropolitana de Nueva York se dedica a recorrer las calles de la Gran Manzana, atentos a cualquier persona sospechosa. Algunos dicen que quizás hay más policías en la Avenida Lexington, en Madison o en la 5ª. Quizás tienen razón, pero el mundo ya era así antes de la Crisis, y lo será después de ella.

La comisaría del Distrito 11 de Brooklin no es demasiado grande. No es cómoda, ni tiene aire acondicionado. Apenas tiene suficientes mesas y despachos para los Detectives al cargo, pero es lo que hay. Las ventanas abiertas y las camisas remangadas son una visión común, así como el permanente olor a sudor y tabaco que cuelga del aire inmóvil.

Unos golpes en la puerta avisan de la llegada del Oficial O'Connor.

- Señora, hay un encargo para usted.

El hombre, sudando y malhumorado, deja un fajo de periódicos sobre la mesa, sin importarle demasiado lo que hubiera debajo.

- El Teniente Cleveland quiere saber qué dicen los periódicos de una tal Alaquin Hirt. Dice que mire el del miércoles especialmente. Oh, y hay que ir a recoger unas muestras de sangre a esta dirección...

Deja al lado del teléfono un trozo de papel con una dirección en Manhattan, barrio de Tribeca. Se despide sin esperar respuesta, cerrando de un portazo.

Estaba tomandome uno de esos cafés de puchero que sabían bien poco a café y bien mucho a agua sucia. Sobre la mesa había un par de informes del último caso. Estaba más que claro, un suicidio. Uno de los muchos de la ciudad.

La interrupción del oficial Connor me hizo sobresaltarme y derramar algo de líquido sobre la cuartilla de copia.

- Mierda - mascullé en susurros - Podría ser más educado - reitero cuando ha cerrado la puerta.

Ya había otro trabajo y como siempre tan impetuoso este oficial. Gruñí molesta y con desgana abrí el periódico del miércoles. ¿Qué demonios es lo que querría que buscase?

"Alaquin"... es un nombre inusual. En los periódicos hay un par de pequeñas columnas de sociedad firmadas por "A. Hirt", de hace un par de semanas: una inauguración de un bote, un baile benéfico, tonterías de esas. El miércoles aparece una pequeña nota sobre un asunto de finanzas que menciona a Hirt.

Y eso enciende tu memoria: Palatine Hirt y su mujer, personas de sociedad, que murieron en 1918 de Gripe Española. Lo recuerdas por tu padre, de haber comentado el caso de la herencia Hirt, que al parecer acabó en los tribunales.

El caso es que el nombre te resulta familiar por algo...