Partida Rol por web

Estaba pensando en que responder a Christian cuando la mujer gritó y habló enfadada, me sentí un poco mal, pero me callé, si había lgo que tenía claro era que había que rescatar a Sarah, resoplé – Tenemos que trabajar en equipo… - dije en voz baja

Para demostrarlo le tendí la mano a Christian, incliné la cabeza en dirección a Juliette - ¿Nos llevamos bien? – tampoco es que nos llevásemos mal, al menos desde mi punto de vista, pero era un gesto

Chrisitan le dio la mano no de muy buena gana. No era porque fuera Jareth, sino porque no le gustaba el contacto físico, fuera quien fuera la otra persona.

- Creo que la señorita tiene razón- comentó.- Lo mejor es que vayamos a por la siguente canica. Hay cinco: una la carroza, otra el conejo y el resto no sabemos. ¿Vamos a la carroza? Yo creo que más vale malo conocido que bueno por conocer... Aunque tenemos que pasar por todas de todos modos...

Me dio la mano pero noté que la apartó rápido, que tipo más raro, me encogí de hombros.

- Si, si a Juliette le parece bien vamos a ver a carroza, aunque creo recordar que no le hacía mucha gracia… - Ahora no me atrevía a contradecir a la mujer que tenía un buen genio, ¿Será por el sitio ese donde trabaja? Recordé a su jefe, trabajando para alguien así lo raro es que no se hubiese vuelto loca.

 -Tiene razón, no me gustó lo que había en la carroza pero si no hay más opción... Vamos.

No se sentía bien, era como ser parte de algo pero sólo por casualidad, no por necesidad; en resumen se sentía un tanto invisible y no tardó mucho en darse cuenta de que sentía una especie de celos. Se lo negó rotundamente y se prometió que trabajaría tanto como pudiera para terminar con aquella maldita pesadilla de una buena vez.

Los tres se acercan a la carroza que sigue en el mismo puesto. El cochero ahora está silbando una canción pero su cara es como si estuviera sufriendo más que disfrutando de la tonada. Cuando se van acercando Juliette siente nuevamente esa aura de peligro, cosa que no sintió junto al conejo.

El cochero repara en la presencia del singular trío y dijo:

-¿Estáis perdidos? JA todo el mundo se pierde en este ridículo parque enorme. Odio este trabajo...

- Tranquila, nosotros te protegeremos ¿Verdad Christian? – dije intentando tranquilizar a la chica, quería dejar atrás todos esos nervios y palabras discordantes

Me acerqué al cochero ajeno a esa sensación de peligro y con una sonrisa le dije – Precioso caballo, no, estamos paseando… perdone que le haga una pregunta ¿No tendrá una canica por casualidad? – según mi opinión, lo más efectivo era una pregunta directa, luego veríamos

Jay mira un poco más detenidamente la carroza. Adentro no parece haber nadie. Simplemente está el cochero, afuera, en la parte delantera sosteniendo las riendas de los caballos.

No se vé nada fuera de lugar en la carroza pero se siente algo.

Chris no puede saber qué es con exactitud.

 Se giró a mirar a Jareth, era increíble que fuera así de directo. Se quedó mirando dentro del carruaje, no quería ser sorprendida y esperaba que no tuvieran que hacer nada raro para que aquel cochero les entregara la canica o peor aún, esperaba que la canica no la tuviera fuera lo que fuera que hubiera dentro, así que en silencio esperó la respuesta del cochero.

De pronto el cochero ríe ante el comentario de Jareth, su cara se vuelve difusa. Pierde su forma, se reagrupa y adquiere otra, otro rostro mucho peor que el de un tío que conduce un carruaje.

-¿Os pensaís que simplemente dejaré que tomen las canicas?

El rey de la Obscuridad sonríe maliciosamente. Sigue sosteniendo las riendas de los caballos que ahora tienen los ojos de un rojo fuego.

-Hijo, eres tan, tan inútil. Entiende que simplemente debo sacarte del trono.

Luego mira a Juliette.

-Y tú eras una gran hechicera, pero has olvidado todo y eres endeble, endeble como estos patéticos humanos... Y ahora debo unir los dos mundos, el "real" y el nuestro para gobernar sobre ambos. Y voy a empezar matando a todo el que se me oponga.

El cochero pierde su cara amable y se transforme en… el maldito rey de la oscuridad - ¡Oye tú, mequetrefe! No te atrevas a meterte con mis amigos, es más deja libre a Sarah o sufrirás la ira del rey de los goblins ¡Me oyes!

- ¡Tu lo que vas a gobernar es el pantano del hedor eterno! – le inquiero señalándolo con el dedo - ¡Devuelva a Sarah a su mundo YA! – saco una de mis bolas de cristal como amenaza

Sólo con volver a ver a su padre, Cristian perdió la noción del tiempo y del espacio. Debería estar encarrado en lo más profundo de las mazmorras del castillo, junto con todos sus miedos y temores.

No podía moverse ni pensar en nada más que no fuera un "no, no, no, no,..."

Jareth siente una energía muy negativa desde el carruaje. Pero no procede del rey Obscuro, sino de la rueda trasera de la carroza. Es como si el engranaje del medio de esa rueda fuera una pelota de energía maligna...

EL rey oscuro se quedó mudo, seguramente le había intimidado, noté un extraño poder o energía que veía de una de las ruedas traseras, parecía de los engranajes, me acerqué a mirar de cerca la rueda, quería comprobar si alguno de los engranajes se parecía de forma sospechosa a la canica que ya tenía y de ser así si había alguna forma de sacarla.

 Aquello era demasiado, se quedó mirando a ese hombre con profundo odio, gestando dentro de ella algo que ni siquiera podía imaginar.

-¿Endeble? Tú realmente no me conoces, seas quien seas y yo, no te tengo miedo... Me recuerdas a mi jefe, así que devuelve a Sarah de una buena vez...

Buscaba dentro de su memoria a ver si conseguía lanzarle un hechizo o hacer mover el carruaje o algo, cuando Jareth se acercó a la rueda, lo miró por un instante sin comprender lo que estaba haciendo pero luego volvió a concentrarse en el padre de Christian y en lo que ella llevaba por dentro.

- ¿Pero qué está haciendo éste ahora?- pensó cuando consiguió librarse del influjo de su padre.- Quizá haya encontrado algo. Será mejor hacer algo para distraer a mi "querido y bien amado" padre.

Se le ocurrió una verdadera estupidez, pero seguro que servía para distraer a su padre aunque fuera un momento. Se concentró y esperó a que su plan saliese bien.

Ya era demasiado tarde cuando se dio cuenta de que estaba ayudando a Jareth.